Héctor Decio Rossetto: caballero del tablero

por ChessBase
04/02/2005 – Nuestro colaborador argentino Carlos A. Ilardo (LA NACIÓN, Buenos Aires) describe a Rossetto como el "caballero del tablero" y un " luchador de la vida". En su artículo sobre el gran maestro argentino hace un resumen de la excitante vida de Rossetto que aprendió a mover las piezas a los 4 años, fue campeón de Bahía Blanca a los 12 y representó a la Argentina en seis olimpíadas de ajedrez. Durante su vida conoció a muchas personas célebres y famosas. Compartió charlas y partidas junto a Humphrey Bogart, Bing Crosby, Charles Boyer, Carmen Miranda, Marlene Dietrich y Margarita Xirgu. En 1950 conoció a Eva Perón cuando estaba jugando con el equipo argentino en Yugoslavia y en el Magistral Capablanca jugado en Cuba en 1964 al mismo Ché Guevara. "Jugué varias partidas con el Ché. El ponía mucho empeño por aprender, no le gustaba que lo dejaran ganar; tampoco los empates sin lucha” comenta Rossetto. Reportaje por Carlos Ilardo...

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Héctor Decio Rossetto: caballero del tablero

por Carlos A. Ilardo

Hablar con el gran maestro más longevo del país (82 años), seis veces campeón argentino y medalla dorada en las olimpíadas de ajedrez de 1952, es ingresar en un mundo de recuerdos.

Existen miradas que no pasan inadvertidas. Sentado frente al tablero, detrás de un tenue rey y un sesgo alfil, se esconde un hombre, un luchador de la vida. Con infancia desangelada, juventud turbulenta y una vejez que le pone obstáculos.

A los 82 años, el gran maestro Héctor Decio Rossetto camina aferrado a un bastón para eludir ciertos achaques. Además, hace algunas semanas que la pérdida de la visión de uno de los ojos lo puso en jaque; se le nublaron los sueños, juega poco y lee casi nada. Sin embargo, el seis veces campeón argentino y medalla dorada en individuales en las olimpíadas de Helsinki, en 1952, no se rinde y da pelea. Uno de los últimos bronces del ajedrez vernáculo se sujeta al pasado, vive de los recuerdos y los reflota. Comienza la historia...

Club Argentino de Ajedrez, en 2004: la pasión intacta

La vida le dio guerra a edad temprana. Huérfano de madre, la infancia la pasó sin golpes y sin besos en su Bahía Blanca natal. Apenas un cumpleaños compartió junto a mamá Agueda.

Papá Arnaldo, maestro, traductor de cinco idiomas y corrector de diarios, fue su educador. No conoció el colegio; durmió en los bares mientras su progenitor corregía exámenes. Y un biberón oculto en el bolsillo del saco fané era el utensilio de contención del eventual llanto nocturno.

"Dominaba la mayoría de los juegos de salón, pero me atrapó el ajedrez. A los 4 años me enseñaron a mover las piezas, a los 8, descubrí algunos secretos y a los 12, fui campeón de Bahía Blanca", dice Rossetto, con rebosada felicidad, en la charla con LA NACION en el hogar que comparte junto a su esposa, Oneida, compañera desde hace sesenta años, la madre de Cecilia (la famosa actriz) y Pablo, formadores de cuatro nietos y tres bisnietos que completan la prosapia italiana.

Rossetto con su hija Cecilia

En 1936, a los 14, huyó como el verde en otoño. Se emancipó y fue en busca de nuevos horizontes. Lo sedujeron las luces de la gran ciudad. Buenos Aires era como un palo enjabonado. Experto en billar, bridge, dados y cartas, probó suerte con el ajedrez y la pegó; se hizo "profesional", jugaba por plata. Subordinó salud, familia y fortuna. A los 20 años, en 1942, conquistó el Campeonato Argentino Superior, la máxima competencia local. Repitió la hazaña en 1944, 1945, 1947, 1961 y 1972.

En 1944 llegó a Hollywood. La ráfaga de felicidad se hizo brisa amable, compartió charlas y partidas junto a Humphrey Bogart, Bing Crosby, Charles Boyer, Carmen Miranda, Marlene Dietrich y Margarita Xirgu. Dan testimonio del recuerdo las fotos sepia encuadradas en el living del hogar. En la mente de Rossetto esas imágenes permanecen vivas y giran en colores.

Representó a la Argentina en seis olimpíadas de ajedrez e integró los tres planteles que consiguieron los subcampeonatos mundiales. Justamente, en Yugoslavia en 1950, conoció a Eva Perón.

"Estábamos en Yugoslavia y se presentó ante el equipo argentino exhibiendo unas ostentosas joyas. Aún tengo en la memoria el par de aros con forma de lira que tenía puesto esa noche. Nos prometió un gira por Europa si cumplíamos una buena actuación", cuenta, con candor, el gran maestro más longevo del país. Y completa: "La segunda vez que la vi fue en su despacho. Ya estaba enferma y me ofreció un departamento. Acepté la propuesta, lo pagué en cómodas cuotas, pero hasta el último centavo".

En la charla con Rossetto siguen los recuerdos. Ahora, el Magistral Capablanca jugado en Cuba en 1964, el día que conoció al Che Guevara. "Estaba jugando con Silvino García cuando lo vi llegar al salón; me levanté y fui al encuentro, estiré la mano y le dije: Un gusto conocerlo Comandante. El hombre me miró y, sonriente, respondió: Usted es quien no me conoce. Yo conozco muy bien al maestro Rossetto. Era hincha suyo cuando jugaba partidas rápidas en la confitería Rex de la avenida Corrientes."

Magistral Capablanca 1964 en Cuba: el Ché Guevara sugue la partida Rossetto - García

Tras el certamen nació una amistad entre ambos. Se respetaban, se escuchaban. "Jugué varias partidas con el Che. El ponía mucho empeño por aprender, no le gustaba que lo dejaran ganar; tampoco los empates sin lucha", dice; y tras la pausa, agrega: "Muy distinto era el Mariscal Tito, otro político con el que jugué ajedrez".

La prodigiosa memoria del maestro Rossetto asombra. Habla del cariño especial que tiene por el maestro Alberto Foguelman y el escritor Ernesto Sábato. Dice que es simpatizante de Boca y que su ídolo era Roberto Cherro; la charla toca la hazaña cuando, sin mirar el tablero, hace un análisis de las partidas frente a sus mejores rivales. Empate con Fischer, victorias ante Alekhine, Korchnoi, Euwe, Pachman, Ivkov y muchos más.

Hace una semana, el Club Argentino lo homenajeó con un certamen. Acompañado por su hija Cecilia, llegó el día de la inauguración y jugó partidas rápidas. Amenazó con jugar la prueba; hubo que rogarle para que no lo hiciera. "Era una forma de probarme como luchador y retribuirle con ese gesto el aprecio que me tiene tanta gente".

Rossetto junto a Cecilia en la presentación

Héctor Decio Rossetto, caballero del tablero. Luchador de la vida.

Por Carlos A. Ilardo para LA NACION

Fotos: LA NACIÓN

Ficha personal

Fecha y lugar de nacimiento: 8 de septiembre de 1922, en Bahía Blanca

Estado civil: Casado, con Oneida; dos hijos: Pablo y Cecilia

Principales títulos: Seis veces campeón argentino superior (1941-1944-1945-1947-1961-1972).

Tres veces subcampeón por equipos en las olimpíadas de Yugoslavia (1950), Finlandia (1952) y Holanda (1954).

Principales logros: Participó en los Interzonales Portoroz (1958), Amsterdam (1964); conquistó el Abierto Ciudad de Mar del Plata (1949 y 1952). Tiene un empate ante Bobby Fischer y victorias frente a A. Alekhine, V. Korchnoi, M. Euwe, B. Ivkov, W. Uhlman, L. Pachman, O. Panno y otro más.


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