Nuestro
colaborador habitual, el MF Steve Giddins de Inglaterra es conocido por los
lectores de ChessBase en su faceta de reportero en torneos, escritor y traductor
del ruso. También tiene una faceta secreta: es un gran aficionado a los
problemas de ajedrez.
Tras haber pasado la mayor parte de su vida ajedrecística ignorando casi
completamente los problemas, se hizo adepto al mundo de los problemas hace pocos
años, en gran medida gracias a un encuentro fortuito con algunos entusiastas de
la problemística que lo visitaron cuando Steve estaba viviendo en Moscú. Ahora
considera que es su misión convertir a otros ajedrecistas de competición a los
placeres de los problemas de ajedrez.
En una nueva serie de artículos quincenales, Steve les llevará en un viaje
por este mundo fascinante, presentándoles las hermosas ideas y composiciones que
allí encontrarán, a la par que desnuda los misterios de la terminología de los
problemistas.
En el primero e sus artículos, examina algunos de los mates directos clásicos.
De vuelta al jaque mate
Por Steve Giddins
Pregunten incluso a quienes no juegan al ajedrez cuál es el objeto del mismo
y se lo dirán: dar jaque mate. No obstante, sean sinceros ahora: ¿con cuánta
frecuencia vemos en partidas de ajedrez que se de jaque mate al rey? Incluso en
partidas de aficionados, no muy a menudo y en las de grandes maestros, a duras
penas. Y cuando sucede suele ser un rudimentario mate del tubo o un Dxg7, que da
mate al rey en g8, mientras que el resto de las piezas blancas permanecen sin
ninguna función en otro lugar del tablero. No resulta muy estético, ¿verdad? Con
todo, hay una rama del ajedrez en el que el mate siempre sucede, en casi
cualquier posición.
Y no solo eso, sino que los mates son excepcionalmente bellos y sorprendentes,
en los que todas las piezas sobre el tablero participan y no hay fuerzas
superfluas que permanezcan inactivas. Estoy hablando, por supuesto, de los
problemas de ajedrez.
Es una de las grandes tragedias de nuestro juego que tantos ajedrecistas de
competición presten escasa o nula atención a los problemas de ajedrez. Es una
tragedia porque los problemas son extraordinariamente bellos y, como
ajedrecistas, están en una posición privilegiada para apreciarlos. Se pueden
amar otras formas de arte, como la música o la pintura, pero a menos que se
tenga alguna especialización musical o entrenamiento artístico, siempre se va a
perder algo de la belleza y de la pericia de lo que oiga o vea. Pero si juegan
al ajedrez y comprenden lo que las piezas pueden hacer, tienen todo el
entrenamiento que se necesita para apreciar completamente un problema de ajedrez
refinado.
Tomen el siguiente ejemplo:
Godfrey Heathcote, 1er premio,
Hampstead and Highgate Express, 1905
Mate en dos
Lo primero que hay que decir es: no hay que preocuparse si la posición no
parece que haya surgido en una partida. No es el caso, así que ¿por qué debería
parecerlo? Es como poner pegas a un cuadro abstracto basándose en que no parece
lo que dice que es. Tal y como Nimzowitsch respondió al Dr. Tarrasch, "la
belleza de una jugada de ajedrez reside en el pensamiento que hay tras ella".
Eso es especialmente cierto en los problemas de ajedrez.
Lo que ven aquí es en realidad uno de los problemas de ajedrez más famosos de
todos los tiempos. Es uno de los primeros ejemplo de lo que se conoce como
problema de tarea. Como sabe cualquier ajedrecistas decente, un caballo en
el centro tiene un máximo de ocho jugadas posibles. En el caso que nos ocupa eso
es cierto en lo que respecta al caballo negro en d4. Este problema muestra las
ocho jugadas del caballo negro (la rueda del caballo) como parte de la
solución.
La primera jugada de las blancas (la clave) es 1.Tcc7. Se
amenaza 2.Cc3
mate. Las negras pueden defenderse de ella moviendo su caballo, para dejar la
casilla d4 libre para su rey. Sin embargo, como podemos ver, cada uno de
los ocho movimientos posibles del caballo tiene un inconveniente fatal:
1...Cc2 (bloquea al Ad1) 2.b4#
1...Cxb3 (autoclava al caballo) 2.Dd3#;
1...Cb5 (bloquea a la Ta5) 2.Tc5#;
1...Cc6 (autobloquea la casilla c6) 2.Tcd7#;
1...Ce6 (autobloquea la casilla e6) 2.Ted7#;
1...Cf5 (bloquea a la Th5) 2.Te5#;
1...Cf3 (bloquea a la Dh1) 2.De4#;
1...Ce2 (bloquea al Ad1) 2.Dxh5#
¿No es maravilloso? Si continúan conmigo durante los próximos meses, quiero
presentarles muchos más ejemplos de semejante belleza ajedrecística e
introducirlos en este maravilloso mundo de la composición de problemas de
ajedrez.
En un problema de mate directo, como espero que todo el mundo sepa,
las blancas tienen que jugar y deben dar mate de manera forzada a las negras en
no más del número de jugadas establecidas y de una forma única, exclusiva. Naturalmente,
de cuantas más casillas de escape disponga el rey negro en la posición inicial,
normalmente más difícil será darle mate. Vean el siguiente ejemplo:
William A Shinkman - Checkmate Diciembre 1901
Mate en tres
En este momento el rey negro tiene las casillas de escape f7, f6 y h6.
Un jugador de partidas, buscando dar mate a las negras tan pronto como sea
posible y marcharse al bar, probablemente buscaría una jugada clave que cerrase
alguna de las salidas del rey. Pero los compositores de problemas son chavales
generosos y Shinkman en esta ocasión evidentemente conocía el dicho "más
vale dar que recibir". Aportó una clave que no solo no cerraba ninguna
salida al rey negro sino que en realidad le daba nada menos que ¡cinco! más,
para totalizar el máximo de ocho elementos de esa clase:
1.Tc2. Por desgracia para las negras, eso no les hace ningún bien.
Tras 1...g1D 2.Dxg1+
y mate a la siguiente, mientras que si en vez de eso mueve el rey a
cualquier lado, entonces
2.Txg2 y mate a la siguiente.
En lo que se refiere a escapes, los compositores siempre intentan evitar una
clave que los limite. Una clave que cierre un escape pero abra otro (clave
que abre y cierra)
es aceptable, pero las que más se valoran son las que abren escapes.
Lo mismo que permitir escapes, otra cosa que no se esperaría de una jugada
clave de un problema es exponer al rey blanco a jaques, especialmente en una
problema de mate en dos. Después de todo, si solo tenemos dos jugadas para dar
jaque mate al rey negro y nuestra primera jugada le permite darnos jaque, va a
ser bastante difícil darle mate en la siguiente, ¿no? Bueno, si y no…
Norman A Macleod - 5º premio Yug. Chess Fed Ty 1950
Mate en dos
La clave destacable en este problema es 1.Rc4. Amenaza 2.Dc5 mate y si 1…Rf5
está 2.Ta5 mate, sacando provecho de dos clavadas, sobre Te6 y Af4. Sin embargo,
como observarán, la primera jugada de las blancas las expone a recibir jaque de
tres formas diferentes: en las diagonales g8-a2 y f1-a6 y en la cuarta fila.
Pero no se asusten, amigos míos: cada uno de los posibles jaques
descubiertos permite a un guardián blanco cubrir f5, lo que a su vez da a las
blancas la posibilidad de defenderse del jaque con otro (un jaque cruzado)
que es mate:
1...Te6-mueve + 2.Cd5# ;
1...Af4-mueve+ 2.Cce4#;
1...d2+ 2.Ce2#
No es lo menos destacable de este problema que se compuso en unos ¡15 minutos!, durante
un viaje en tren que el compositor estaba haciendo con el MI y muchas veces
campeón de Escocia W. A. Fairhurst.
Si les gustan los mates económicos y las jugadas clave espectaculares,
entonces es que ya han visto algo y hay muchas delicias en camino para los
próximos meses,
especialmente en los problemas de la llamada Escuela Bohemia, que fue popular
durante el siglo XIX y comienzos del XX. No obstante, la estrategia es otra
característica de muchos problemas. Aquí tienen un deliciosamente simple ejemplo
de una idea paradójica:
Matti Myllyniemi, 1er premio Suomen Shakki 1952
Mate en tres
Lo primero que le viene a uno a la cabeza sobre esta posición es cuán pocos
movimientos tienen las negras a su disposición; solo dos, de hecho. En tales
problemas, siempre merece la pena comenzar examinando si se facilitan los mates
contra ellos (lo que se llama jugadas fijas).
En este caso, pronto vemos que así es: 1...fxe5 2.Te2 fuerza 2…exf4
3.exf4 mate, mientras que 1...f5 2.Tf3 fuerza 2…gxf3 3 gxf3 mate. Así que todo
lo que las blancas necesitan es una jugada de espera, que no estropee nada. Por
desgracia no disponen de ninguna, por lo que deben buscar otra idea.
La clave es 1.Ah6. Deja a las negras con esas mismas dos jugadas
legales, pero vean que pasa ahora cuando las examinamos. Tras 1...fxe5,
encontramos que
2.Te2 ya no es posible por el ahogado, mientras que 2.Tf3 ahora da mate
tras 2…gxf3 3.gxf3 mate. Del mismo modo, tras 1…f5, el
movimiento
2.Tf3, que antes servía, ahora falla debido a 2…f4, pero en vez de eso 2 Te2 fuerza
2…f4 3.exf4 mate!
Merece la pena volver a mirar lo que ha pasado aquí. En la fase de jugadas
fijas,
a 1…fxe5 se respondía con 2.Te2 y a 1…f5 con 2.Tf3, pero en la fase tras la
jugada clave,
las respuestas de las blancas se invierten. Este efecto hermoso y paradójico
se conoce como cambio recíproco.
La estrategia salta al primer plano especialmente en problemas más largos, muchos
de los cuales presentan lo que se conoce como maniobra pendular. Aquí
tenemos una especie de monstruo, un mate en nada menos que 17 movimientos:
Yakov Vladimirov 1er premio, Macleod Memorial 1993-4
Mate en 17
La idea de mate de las blancas es bastante básica: Tf8 y Tc8 mate. El
problema es que si juega inmediatamente 1.Tf8 es ahogado. Si su alfil estuviera
en g1 y el peón e en e5, entonces podría usar el jaque descubierto para llevar
su torre a f8 a tiempo, jugando 1.Tf2 Rc5 2.Tf8+ etc. Así que se embarca en una
larga maniobra para conseguir precisamente eso.
1.Ac1 Rc5 2.Ae3+. Advierta que las blancas deben dar jaque cada vez
que el rey negro va a c5, ya que de otra forma las negras rompen sus ataduras
con Cc6+. 2...Rc6 3.Af4 Rc5
4.Tf5+ Rc6 5.Ae5 Rc5 6.Ah2+ Rc6 7.Tf6 Rc5 8.Ag1+ Rc6 9.e3 Rc5 10.e4+ Rc6 11.Ah2
Rc5 12.Tf5+ Rc6 13.e5 Rc5 14.Ag1+ Rc6. ¡Misión cumplida! 15.Tf2 Rc5
16.Tf8+ Rc6 17.Tc8#.
Bueno, este es el final de nuestra primera entrega. En nuestra siguiente
columna, dentro de un par de semanas, veremos algunos de los tipos de problemas
de ajedrez alternativos, como los mates con ayuda y los automates.