El ajedrez ayuda a rehenes en la selva colombiana

por ChessBase
14/07/2008 – Es una historia horrible pero a la vez en cierto modo edificante, gracias al ajedrez... Tres Americanos habían pasado más de cinco años como rehenes del grupo de rebeldes FARC en las selvas de Colombia. La semana pasada fueron rescatados en una misión arriesgada. Llevaron siempre consigo una cerradura metálica, una bala y - un tablero de ajedrez hecho de cartulina. Uno de los cautivos había tallado las piezas con un machete roto. El juego les ayudó a sobrevivir y "sentirse libres" a pesar de su cautividad. Reportaje de CNN y artículo de Óscar Domínguez...

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Los americanos, Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell, estaban entre los 15 rehenes, incluyendo a la ex candidata a la Presidencia de Colombia, Ingrid Betancourt, que fueron rescatados el 2 de julio en una operación militar del ejército colombiano. Los tres colaboradores gubernamentales habían sido capturados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en febrero de 2003, después de que su avión se estrellase en una región remota del país.
 
Los hombres pintaron un cuadro espantoso de su cautiverio, describiendo meses en los cuales les ordenaron no hablar entre sí, y un campamento inicial donde vivieron con una rata por encima de ellos. Durmieron sobre los pisos de laboratorios de drogas y fueron obligados a marchar encadenados durantes horas.
 
Pero uno de los cautivos, Marc Gonsalves, logró tallar piezas de ajedrez que él y los demás solían utilizar para jugar partidas sobre un tablero de cartulina. Esto les ayudó a sobrevivir en esa terrible situación.


En el reportaje de la CNN los tres rehenes liberados muestran el tablero de ajedrez y las piezas

¿Cómo hizo usted las piezas? " pregunta Robin Meade del Morning Express. "Fui capaz de tallarlos con un pedazo roto de un machete," contesta Marc Gonsalves. "¿Sus captores le permitieron hacerlo, o usted lo hizo a escondidas?" pregunta  Robin. " No, ellos me permitieron hacerlo. Algunos de los secuestradores de menor graduación estaban expectantes en ver si era capaz de lograrlo. Más tarde quisieron que también tallara un juego para ellos.

"Este tablero de ajedrez debe haber sido utilizado cientos de horas entre todos los rehenes," dice Marc Gonsalves. "Era un vía de escape para dejar de pensar en la cruel situación en la que nos encontrábamos."

 

Marc pasó tres meses tallando las piezas. "Aunque realmente nos sentábamos encadenados, gracias a este chico, estábamos sentados sobre un pedazo de plástico, simplemente jugando al ajedrez," relata Keith Stansell. "Cuando haces esto, eres libre. Tu mente está preocupado con otra cosa y durante un rato te olvidas de que eres preso. Esto es el beneficio, esto es la victoria. Y ellos (los secuestradores) ni lo sabían". 

Juegan las FARC

Por Óscar Domínguez G.

(Publicado en El Tiempo, 13 de julio de 2008)

La operación Jaque que les dio la libertad por cárcel a Ingrid y a sus muchachos, parece diseñada por un híbrido de García Márquez, Sherlock Holmes, Hitchcock y Bobby Fischer. Esa aséptica operación, ejecutada con guantes, tiene mucho de mamagallismo, detectivismo, suspenso, táctica y estrategia. Incurrieron en tal ingenuidad –afortunadamente- las FARC que es hora de pedir renuncias: Cano, Jojoy y cacofónicos sujetos de la guerra, tiren la toalla. Les quedó grande la chanfa del horror.

Según el reglamento, les toca jugar a las FARC. Se encuentran en zugzwang, impronunciable palabreja alemana que significa que el rival pierde, juegue lo que juegue. Con gusto les soplo la respuesta: declinen el rey, entreguen o empeñen sus trebejos. O donen las armas para que sean convertidas en “escopetarras”. Es hora de que cojan juicio. A barajar y a dar de nuevo. Aprovechen que la vida les da una segunda oportunidad sobre el tablero.

Esta pilatuna del establecimiento al grupo alebrestado en armas –nada de decirles terroristas porque se nos enoja Madame Ingrid-, nos recuerda a los chambones del ajedrez partidas como “La inmortal” (Londres, 1851) y “La siempre viva” (París, 1858) en las que Andersson y el gringo Morphy volvieron hilachas a sus rivales en desafíos llenos de belleza, alegría, precisión, misterio.

Dicen que la historia se repite porque carece de imaginación. Falso en este caso, por cuanto a la inteligencia militar se le fue la mano en gallina y con lo hecho convirtieron a Colombia en una sola lágrima de felicidad. (Si Groucho Marx viviera, archivaría aquello de que son incompatibles los términos inteligencia y militar).

El ajedrez que vino de la India a lomo de cobra, sigue ganando batallas insólitas. Uno de los gringos liberados con Ingrid y compañeros confesó que cuando jugaban ajedrez con unas piezas labradas por él, se sentían libres. Mejor homenaje no se le puede hacer a un juego que es deporte, ciencia, entretenimiento, tic, pasión, estupor, belleza. El gringo Marc Gonsalves precisó que al jugar engañaban a los guerrilleros que los creían presos. No había tal: un tanto surrealistamente, los jugadores se sentían lejos, libres. En su libro “Bitácora desde el cautiverio”, el ex ministro Gilberto Echeverri cuenta que con sus compañeros mártires pulía ajedreces con destino a su nieta. El ajedrez de macana, encontrado en el frustrado rescate militar, nada que llega a la tierra prometida de su dueña, la sardina Camila Botero.

El ajedrez tiene virtudes terapéuticas: cura los males de la soledad. Lo cuenta García Márquez en “Noticia de un secuestro”. Los carceleros le enseñaron a jugar a Pacho Santos cuando estaba por cuenta del monótono menú impuesto por Pablo Escobar. "El ajedrez le dio una nueva medida del tiempo", contó Gabo.

Nos estamos demorando en incorporar al ajedrez el pensum escolar. Bueno, algunas universidades como la Central, de Bogotá, ya lo hicieron. Tienen profesor de tiempo completo, el maestro Sergio González.

En otras partes, Alemania incluida, en vez de matemáticas, los alumnos pueden optar por el juego que tiene una divisa de mosqueteros: Somos una sola familia. Las FARC a pasar al clóset y el resto a jugar ajedrez, el juego más bello del mundo.


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