El zapatero que se enamoró del ajedrez

por Manuel Azuaga Herrera
03/04/2024 – El argentino Eleazar Pereiro, malagueño de adopción, fue una figura clave en la historia del noble juego español. Estuvo muy cerca de lograr que el duelo entre Fischer y Kárpov se celebrase en Marbella. Un extracto del artículo por Manuel Azuaga y el enlace a la versión completa, publicada en el Diario Sur. | Imagen: Sr. García (Diario Sur)

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Recitar la lista de los campeones del mundo de ajedrez, y de las campeonas, tiene su interés cultural, cómo no, pero deja en sus márgenes todo un hervidero de personajes abstractos, a veces sin nombre, que van cayendo por la gran diagonal del olvido. Steinitz, Lasker, Capablanca... ¿Dónde colocamos a Zukertort? ¿Y a Chigorin? Lo mismo en la sección femenina: Menchik, Rudenko, Bykova… De hecho, aquí la cosa empeora porque (lo diré suave) nadie se sabe la nómina de campeonas mundiales. Imaginen ahora, según ampliamos la base de la pirámide, dónde quedan todos aquellos campeones y campeonas nacionales, provinciales, no digo ya locales. ¿Cuántos hombres y mujeres entregaron su vida al juego del ajedrez y, sin embargo, han sido devorados por la desmemoria colectiva? Esta es la historia de uno de esos grandes olvidados, la de Eleazar Pereiro, un hombre bueno enamorado del ajedrez.

La historia arranca con espíritu azaroso y banda sonora de tango. Eleazar Pereiro, padre de nuestro protagonista (se llamaban igual) era un gallego de Porriño que emigró y buscó un mejor destino en Argentina. Porriño es un municipio del que, a principios del siglo XX, salió toda una generación de jóvenes. Incluso hay un documental llamado 'Porriño en Buenos Aires'. Leo uno de los intertítulos: «A medida que se prolongan los años de nostálgica ausencia, más se agiganta el recuerdo venturoso de Porriño en el corazón de sus hijos emigrados». Dolores Durán, la madre de Eleazar, era de Vélez-Málaga. En 1909, la finca agrícola que su familia explotaba en Málaga sufrió una inundación devastadora. Así que los Durán decidieron salir del país rumbo a Argentina. Eleazar y Dolores se conocieron en Buenos Aires. Se casaron. Eleazar abrió una zapatería. Fueron felices.

En aquellos años, debido al fuerte caudal migratorio, la ciudad porteña era un polo de atracción intercultural. La comunidad judía, y aquella que procedía de los países del centro y el este de Europa, favoreció que el ajedrez estuviese presente en muchos ámbitos de la vida cotidiana. En ese marco ajedrezado nació Eleazar Pereiro, hijo, el primogénito de la familia, un chico vivaz y enamoradizo. En 1928, Eleazar padre y Dolores, empujados por la morriña, se animaron a volver a España. Sin embargo, no eligieron Porriño como casilla de promoción, sino Málaga, una tierra de esperanza en la que empezar de nuevo.

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Para leer el artículo completo en el Diario Sur...


Manuel Azuaga Herrera, licenciado en Ciencias de la Información. Socio fundador de la Asociación Ajedrez Social de Andalucía. Monitor de la Federación Andaluza de Ajedrez (Nivel I-FADA)
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