Entrevista con Karpov (II)

por Nadja Wittmann
21/02/2015 – Les ofrecemos otro capítulo de la entrevista que publicó la revista rusa Sport-Express con el ajedrecista ruso. Habla del papel de los parapsicólogos, la traición y las partidas arregladas. Dice por ejemplo que en 1990 le ofrecieron dinero por perder contra Jan Timman. Eso y los entresijos de más escándalos nos los cuenta en la segunda entrega traducida al castellano...

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De traición y parapsicología

En alguna entrevista, Ud. ha dejado caer el comentario de que Korchnoi habría perdido intencionadamente contra Petrosian en 1962: "Es que sus esposas eran amigas y la mujer de Petrosian persuadió a la de Korchnoi, Bella, para influir en su marido para que se rindiese. Ya le daba todo igual y por eso estaba de acuerdo". ¿Alguna vez le han sugerido a Ud. que se rinda voluntariamente en una partida?

Anatoly Karpov

Sí, eso ha ocurrido en una ocasión. En la final del Torneo de Candidatos contra Jan Timman en 1990. El vencedor se iba a enfrentar con Kasparov. Uno de los patrocinadores del gran maestro holandés me preguntó tal cual: "En el caso de que Ud. estuviese harto de enfrentarse con Kasparov, yo estaría dispuesto de pagar su derrota contra Jan Timman. ¿Cuánto dinero quiere?"

¿Cuál fue su respuesta?

¡Nada! Si hubiese aceptado, habría perdido toda mi autoestima. Creo que el propio Jan ni sabe de aquel episodio.

¿Cuál ha sido la traición más dolorosa en su vida?

Beliavski. Éramos amigos y colaborábamos en 1986. Un año más tarde se marchó para trabajar con Kasparov.

¿Cómo se lo dijo?

No me dijo nada en absoluto. No me dio ninguna explicación. Simplemente en un momento dado me enteré de que estaba con Kasparov y punto.

Kasparov y Karpov

¿Habían discutido? ¿O era una questión de dinero?

Desconozco cuales fueron las circunstancias que le hicieron tomar esa decisión. No hubo ningún conflicto. Y aunque hubiésemos discutido, moralmente eso no le da automáticamente el derecho de cambiar de bando y trabajar con el adversario. Al fin y al cabo también hay secretos de ajedrez, matices en la preparación. Pero a Beliavsky eso le pareció normal. En general ha habido unos cuantos que han cambiado de bando en todos los tiempos. Cuando el Campeón del Mundo perdía su título, de repente muchos de su equipo procuraban apuntarse al equipo del ganador. A mi también me ha pasado eso. Cuando perdí el título de campeón del mundo, se alejaron de mí. Pero el niño ya se había caído al pozo.

¿Beliavsky fue uno de ellos?

No, él sabía que mi actitud hacia él era muy negativa, no como jugador de ajedrez sino como persona.

Ud. tenía un parapsicólogo en su equipo, Vladimir Suchar, y también se apuntó al equipo de Kasparov en un momento dado. ¿No es también traición?

Aquí la situación era otra. A Suchar le gustaba presentarse ante los periodistas para comentarles lo genial que era como psicólogo. La loca de Petra Korchnoi siempe ha echado leña al fuego, en lugar de decirle a Korchnoi: "Víctor, no pierdas tiempo con cosas absurdas".

Originalmente, había invitado a Suchar al duelo contra Korchnoi en Moscú en 1974. En el equipo de Korchnoi había aparecido un parapsicólogo y eso me preocupaba. Conocía el carácter de Viktor Lvovich: si él tiene algo que su oponente no tiene, saca mucha confianza en si mismo simplemente por el hecho de tenerlo. Sus habilidades como actor mejoraban. Localicé a esa persona en la segunda partida. Entonces todavía no sabía quién era. Le describí el aspecto físico de aquel hombre a mi entrenador, Furman, y me comentó: "No quería hablar de eso... Korchnoi ha contratado a un parapscicólogo". Mi médico Mikhail Gershanovich me sugirió: "Puedo llamar a Suchar. He estudiado con él en la academia militar de medicina. Ahora está en Moscú y se dedica a la parapsicología. ¡Que venga y que trabajen uno contra el otro!"

Al parecer Suchar había trabajado en el Centro de Medicina para el Espacio Exterior...

Exactamente. Es especialista en cuestiones del sueño y de aprender idiomas durante el sueño. Pero en Baguío demostró que es totalmente incompetente. Tras la partida número 22 sufría de insomnio. Se sentó ahí la primera noche, la segunda... Sin éxito. A las seis de la mañana le dije: "Oiga, Vladimir Petrovich. No me torture de esa manera. Puedo oírle susurrar. Voy a intentar quedarme dormido yo solo". El respondió: "Es que usted tiene un sistema nervioso tan fuerte que no consigo penetrarlo". Es que no lo consiguió incluso queriendo yo que pudiera hacerlo. ¿Qué habría pasado si encima me hubiese resistido? En fin, no me preocupó demasiado cuando vi que luego formaba parte del equipo de Kasparov.

¿Y Tofik Dadashev? ¿Le comentó, años más tarde, qué tarea le había asignado Kasparov?

Dadashev lo hizo a su manera. Eso se puede leer todo en sus artículos. A mi me ha mareado con lo mismo. Dudo que haya sido franco... Me fijé en él en la última partida del duelo en 1985. Yo había acudido a la sala un poco antes y aún no había muchos espectadores. Me llamó la atención un señor en la sexta fila. Durante la partida se cruzaron nuestras miradas en muchas ocasiones. Dadashev afirmaba que procuraba mobilizar las fuerzas de Kasparov. ¡De eso nada! Lo que hacía era trabajar en mi contra. Tengo una antena para este tipo de cosas. No me creo que los parapsicólogos puedan influir permanentemente. En todo caso solo por un rato muy breve. Sospecho que ese fue el caso. Dadashev aprovechó un instante cuando mi sistema nervioso se relajó un poquito y fue entonces cuando consiguió penetrar. Me destrozó la concentración. No existe otra explicación para lo que ocurrió a continuación. Lo recuerdo como si hubiese pasado ayer. A Kasparov le quedaban 8 minutos para 16 movimientos. Eso son unos tremendos apuros de tiempo, especialmente al tener una mala posición. A mi me quedaban 46 minutos. Y tenía una posición totalmente ganadora. Y luego ocurrió lo impensable. ¡Dejé escapar la victoria! Claro, podría haber alcanzado las tablas si hubiese querido, aunque no sirviese de nada. Pero me quedé tan perturbado que al final perdí la partida.

Cuando más adelante viajamos a un torneo, Kasparov no me daba tregua ni en el avión. Procuraba demostrar con el ordenador que no había estado perdido en aquella posición. Estaba con sus análisis pero yo le dije: "Déjalo. ¡Que ya está!" Pero Dadashev sí que se ha permitido algo con todo eso, no solo en mi contra sino también en cuanto a la historia del ajedrez. Si hubiese ganado dicha partida y a continuación el duelo, Kasparov probablemente no se habría alzado con el título de campeón del mundo. Creo que no lo habría aguantado.

¿Qué clase de hipnotizador fue aquel de Odessa que formaba parte de su equipo que sugirió pincharle las mejillas con unas agujas?

Grisha Rozhkovsky. No formaba parte del equipo precisamente, pero teníamos una buena relación. Era una persona extraordinaria. Dejemos aparte las agujas. Grisha nos llevó a la desesperación en otra ocasión. Se puso de muy mal humor cuando perdí contra Kasparov en la última partida en 1985. El duelo se acabó y nos sentamos a cenar juntos, bajos de ánimo por la derrota. Grisha tomó un vaso de cristal afilado y comenzó a comérselo.

¡Sí, sí! No ha oído mal. Hacia ruidos crujientes cuando mordía el canto del vaso y después lo masticaba. Se COMIÓ el vaso entero delante de los ojos de todo el equipo. Quizá lo hacia para levantarnos el ánimo. Pero al susto por la derrota siguió el susto tremendo de lo que presenciamos en el comedor. ¡Era chocante! Grisha, por su parte, seguía comiendo, como si no hubiese pasado nada.

Acerca de Kasparov y el duelo interrumpido

Parecen que con respecto a lo de su enfrentamiento con Kasparov ya se han comentado todas las historias. ¿Últimamente ha habido algo que le ha sorprendido? ¿Alguna cosa que solo ahora haya salido a la luz?

Sigue existiendo un enimga. El único que podría contar la verdad sería el entonces presidente de la comisión estatal de deportes, Marat Gromov. Solamente él sabe qué es lo que le dijo al presidente de la FIDE Campomanes en el coche y cuyas órdenes cumplió a continuación. Un ciudandano bastante desagradable.

¿Qué es lo que podría haber dicho?

Me despedí de Campomanes en el despacho de Gramov. Este último se subió al coche para acudir a la rueda de prensa. Iba a anunciar que el duelo contra Kasparov iba a continuar. Sé con certeza que le llamaron por teléfono luego y que eso le hizo cambiar de opinión. Anunció la cancelación de duelo.

¿Usted tiene alguna idea por qué?

La persona que lo llamó lo hizo por orden de Gramov. Probablemente fuese una orden de Gaydar Aliyev. ¿Pero qué le habrá dicho? ¿Cómo puede ser que Campomanes cambiase de opinión de un segundo a otro?

Tienen que haber sido argumentos convincentes.

¡Sí, señor!

¿Usted ha hablado de este tema con Campomanes?

¿Cómo lo iba a admitir? ¿Qué clase de presidente de federación deportiva sería aquel al que se le pueden dar ordenes y que las cumpla, incluso a pesar de chocar con la ley?

Su duelo no se pudo disputar en el Salón de Columnas por una serie de fallecimientos entre los miembros del Comité Central. El primero que murió fue Ustinov, y a continuación Tschernjenko poco después.

Tschernjenko estuvo clínicamente muerto en algún momento durante el duelo de más de 40 partidas. Verá, se sobreentendía que la sala iba a ser despejada para los actos relacionados con su entierro.

Más adelante, Ud. visitó a Kasparov en la cárcel después de que le hubiesen arrestado por haber tomado parte en la "marcha de los descontentos"; lo dejaron encarcelado durante 5 días.

Le arrestaron sin razón. Me acerqué a la cárcel, pero no me dejaron pasar a ver a Kasparov. De repente habían desaparecido todos los generales. Se acercó un coronel diciendo: "Es que yo no puedo tomar decisiones en este asunto..."

¿Eso fue en la [cárcel] "Matrosskaja Tischina" ("el silencio de los marinos")?

No, en la Petrovka. Ahí tienen toda una casa con celdas para arrestados.

¿Qué le dijo Kasparov más adelante? ¿Algo como "¡Gracias, Tolya!"?

No, pero le conmovió. Cuando luego estuvimos en la emisora de radio "Echo Moskvy“ le disgustó uno de los comentarios. Comenzó a hablar de que había cuatro camas en una celda y que eso causaría condiciones difíciles. Yo le dije: "Garry, si las cuatro camas aquí no importan. Si tú estabas en la celda solo". Y entonces frunció el ceño.

¿Hubo alguna cosa que le sorprendió en la Petrovka?

No, nada. La conozco bien.

¡Vaya! ¿Y eso?

Fue hace mucho tiempo. Tienen un fantástico museo del servicio. Había hecho buenas migas con el jefe de la policía en un sanatorio. En la película "La banda pintoja de Moscú" él sería el prototipo de un policía. Me invitó diciendo: "Ven a echarle un vistazo, es increíblemente interesante".

¿Qué obra de la exposición fue la que más le llamó la atención?

Entonces todos estaban hablando de una historia sobre el robo de un banco en Ereván, donde se habían robado un montón de dinero. Los atracadores habían triunfado a la hora de saltarse tanto el sistema de alarma como el servicio de vigilancia. Lo habían examinado todo escrupulosamente y abrieron un agujero en el techo. Luego entraron desde el piso de arriba. Lo hicieron con mucha maña y robaron 2 millones de rublos. ¿Se puede imaginar cuánto dinero era eso en 1977? En el museo me han mostrado algunas piezas determinadas de las pruebas. Pregunta: ¿Cuánto dinero se puede robar si se trata de monedas de uno y tres copecs?

Alrededor de los 10 kilos.

¡Diez no es nada! ¡Calcule bien!

Nos mete en apuros con este tipo de cosas, Anatoli Jewgenyevich.

Se lo comentaré. Toda una brigada de montadores estaba trabajando en el mantenimiento técnico de la feria del rendimiento agrícola (era una feria importante para sacar a relucir las hazañas soviéticas). Robaban dinero suelto de los automátios para comprar refrescos. Cuando el importe superaba los 300.000 recurrieron a la ayuda de los mejores policías. Hoy en día ya no es tan difícil capturar a una banda de ese tipo, pero entonces era casi imposible descubrirlos. Hasta que inventaran un polvo especial que metieron en los dispensadores automáticos de refrescos. Los robos continuaban. Luego comenzaron a controlar a los montadores y pronto encontraron a aquella brigada que era la de los ladrones.

Continuará...

El texto original en ruso...

Traducción desde el alemán: Nadja Wittmann (ChessBase)


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