Para ganar, primero debes aprender
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Boris Gelfand
Nota: Esta es una transcripción de la entrevista que Boris Gelfand concedió al canal de televisión www.etvnet.com el pasado mes de diciembre, realizada por Tanya Kisilevsky.
El final del año 2014 resultó muy atareado para Boris Gelfand. Tenía la agenda repleta de torneos, incluyendo tres supertorneos y otro de ajedrez relámpago, el Memorial Tal, sin paréntesis alguno entre ellos. Boris Gelfand (46 años) compartió la victoria con Fabiano Caruana en el torneo del Grand Prix en Bakú, ocupó el tercer puesto en el Memorial Petrosian y consiguió la misma hazaña en el torneo de ajedrez relámpago. Este año, hasta ahora Boris únicamente ha participado en el Memorial Petrov, en Jurmala (un torneo de ajedrez rápido) quedando subcampeón, junto con Karjakin y Rapport, por detrás de Ivanchuk.
Este extraordinario gran maestro no va a abandonar su destacada posición en el ajedrez de elite de ningún modo. Los aficionados al ajedrez de su país y de todo el mundo muestran mucho interés por él y por su juego.
Queremos agradecer a los directores de eTVnet que hayan dado permiso para la publicación de la entrevista en nuestra página web.
Tanya Kisilevsky: ¡Boris, buenas tardes!
Boris Gelfand: ¡Buenas tardes, Tanya!
Estamos grabando esta entrevista especialmente para la compañía eTVnet. Es un canal de televisión ruso en inglés para la audiencia en los Estados Unidos y en Canadá.
Encantado. Gracias por la invitación.
Sé que acabas de regresar de un largo viaje, jugando torneos en Bakú, Taskent y Sochi. ¿Has tenido tiempo para descansar?
Bueno, muy poco. En todo caso, si te fijas en que no he jugado ningún torneo durante el último mes y medio, parece que todavía no me he recuperado del todo.
¿Nos puedes comentar de qué manera te sueles despejar la cabeza para recuperarte?
En primer lugar suelo dormir mucho. Además hago deporte. Voy a un club de ping-pong tres veces a la semana. Me gusta caminar mucho y dar largos paseos y tenemos suficiente espacio para ello. Visito la playa y la costa y también paso mucho tiempo con mis hijos y la familia.
¿Realmente te da tiempo para todo eso? Quiero decir, para atender a la familia y a tus hijos.
No, nunca tengo tiempo suficiente. ¡Pero hay que hacer lo que hay que hacer! En todo caso tengo que encontrar el equilibrio apropiado.
Según lo que he leído sobre tí, realmente me parece que eres un ejemplo de "hijo predilecto".
Somos una familia típica de intelectuales. Mis padres decidieron darme buena educación y apoyar mi desarrollo. Mi padre siempre solía estar de viaje de negocios. Me compró un libro de ajedrez para darme una ocupación.
¿Qué libro era?
“Adventure to the chess kingdom” ["Aventuras en el reino del ajedrez"]
¿Solo tenías 4 añitos entonces?
La verdad es que tenía 5 años. Resulta que ése ha sido el primer libro de ajedrez para muchos jugadores, que luego han formado parte de la elite mundial. Efectivamente es un manual muy bueno. En aquellos tiempos no había muchos libros y tuve suerte de que me regalasen uno bueno. A pesar de que el libro tenía una tirada de casi 100.000 ejemplares, era difícil conseguir uno.
Los libros de ajedrez de Yugoslavia tenían una tirada de 30.000 copias y eso también es increíble. Para conseguir un buen libro, teníamos que suscribirnos a un catálogo y enviar postales. A mi papá le parecía que había pocas copias y por eso me acercaba a la librería cada poco, cuando sabía que el libro iba a llegar aquella semana. Cuando volvía a casa después del colegio (entonces ya tenía 12 o 13 años) solía frecuentar la librería muchas veces para darle la lata al dependiente para preguntarle: "¿Ya ha llegado el libro?". Así es como luchábamos para obtener los libros.
Un día, mi padre se marchó al trabajo y me comentó: "Vamos a estudiar ajedrez". "No, no, no quiero", le respondí. Él pensaba que ya no me interesaba el ajedrez, pero luego, cuando volvió a casa después del trabajo resultó que me había leído todo el libro desde el comienzo hasta el final.
¿A los cinco años de edad?
Sí, mi abuela me enseñó a leer las letras y sabía como hacerlo. El idioma del ajedrez es muy simple. Puedes mirar un diagrama y la solución sale al lado. También lo puedes reproducir en el tablero de ajedrez. Si sabes leer, lo puedes aprender todo por tu cuenta.
Resulta que todo salió por casualidad. Tu padre quería encontrar algo para su hijo como pasatiempo y tú resultaste ser un gran talento.
Sí, pero déjame que termine de contarte toda la historia. Acababa de tener una fiesta por mi sexto cumpleaños. Fuimos a Crimea con mi padre, a una ciudad que se llama Gurzuf. Los adultos solían jugar al ajedrez en la playa todo el tiempo. Yo me apunté y jugaba sin parar. Esa fue mi única pasión durante las vacaciones. Uno de los amigos de mi padre, que también vivía en Minsk, se acercó también y él era muy buen jugador. Jugué al ajedrez con él durante 2 semanas y de todas las partidas que jugamos (quizá unas 40 o 50) yo gané dos. No me explico cómo lo conseguí.
¿No te dejó ganar a propósito, verdad?
No. Es más, le comentó a mi padre: "Lleva el niño a un entrenador. Yo conozco a uno bueno que es amigo mío". O sea que, a principios de octubre, cuando yo todavía tenía 6 años, fuimos a ver al entrenador. En realidad únicamente los niños que tenían 7 años podían ir a las clases, pero el entrenador me puso a prueba y comentó: "Este niño es inteligente, vamos a quedar para el fin de semana". Únicamente le visitaba durante los fines de semana mientras seguía yendo al jardín de infancia durante la semana, pero ya tenía clases de ajedrez tres veces por semana cuando hube comenzado a ir al colegio.
Boris con su madre en 1975
Tus padres tuvieron mucha suerte, desde luego. Reconocieron un gran talento en su hijo y no tuvieron que preocuparse qué iba a ser de él. Ahora tú mismo ya eres padre...
Sí, es cierto que tuvieron suerte. Por otro lado, siempre tenían dudas. Pensaban que un niño "normal" debería tener una profesión como ingeniero o médico, si tiene suerte suficiente. Era difícil tener una buena carrera en la Unión Soviética. Tus opciones en la vida no eran precisamente grandes si tenías una familia con ideas humanistas. El ajedrez también era una cosa bastante poco estable. Por eso siempre han estado preocupados por mí.
He oído que alguien, cuando tú tenías 9 años, escribió un artículo sobre ti que llevaba el título: "¡Vaya con el pequeño Octubrito!" Y cuando tenías 11 años otro artículo apareció titulado "¡Vaya pionero!" informando de tus éxitos en el ajedrez.
Sí. Parece que los autores de los artículos no se conocían entre si. Una de las cosas buenas del ajedrez es que puedes jugar con adultos aunque solo tengas 8 o 9 años. Igual hasta comienzan más temprano todavía, los niños de hoy en día. Primero participé en el campeonato de la ciudad. Y luego, viajamos a Brest. Creo que fue más o menos cuando se publicó aquel artículo del "Pequeño Octubrito". Entonces yo tenía 9 o 10 años y pasaba mucho tiempo con adultos. Comentábamos cosas y teníamos temas comunes de los cuales podíamos hablar. Éramos iguales, realmente.
Pero también te interesabas por otras cosas aparte del ajedrez, ¿no?
Sí, por supuesto.
Seguías yendo a clase en el colegio. Tus padres querían que llegaras a ser un alumno excelente, ¿verdad?
No, perdieron la ilusión en cuanto a la "excelencia". Bueno, yo era un buen alumno, pero solía tener notas "B" casi siempre.
Te coronaste campeón de Bielorrusia cuando tenías 15 años y campeón soviético cuando tenías 17 años, ¿correcto?
Sí. Pero entre jugadores juveniles sub-18.
En 1985 alcanzaste el título de maestro.
Sí, eso ocurrió a la vez.
En realidad habías alcanzado el título antes, pero hubo algunos problemillas.
Sí, digamos "obstáculos burocráticos".
Sé que los israelíes, cuando hablan de las cosas especiales que tienen en su país, suelen mencionar los tomatitos pequeños, que inventaron los lápices USB y los aviones sin tripulación y que también tienen un gran maestro de ajedrez, que eres tú.
Me encanta oír eso.
También me ha gustado que los israelíes hayan hecho una película con el título "The 61st Album” que ha ganado premios en varios festivales de cine internacionales. Trata de como tu padre coleccionaba de álbumes con recuerdos y fotos tuyas.
Sí, ha conseguido preparar 60 álbumes.
Si él colecciónó 60 álbumes y los israelíes titulan la película "El 61° álbum". Parece muy simbólico. Tu padre ha fallecido. Quizá nos puedes contar algo más sobre los álbumes. Son maravillosos. Hasta ha incluido unos billetes de tranvía.
Sí, está todo ahí, hasta el menor detalle.
El amor por su hijo es extraordinario.
Sí. Mi padre era un perfeccionista. Más que eso, en realidad. A veces tardó varios días en preparar una página de uno de los álbumes. Ideaba diferentes diseños. Realmente mi padre hizo algo grandioso por mi. El argumento de la película es interesante, claro.
Antes de enfrentarme con Vishy Anand, varios directores de cine israelíes se acercaron a mí con la idea de hacer un documental sobre el desafío. Finalmente, Halil Efratz y su operador se acercaron a Moscú y estuvieron allí todo el tiempo, grabando la película. Claro, los contactos con mi equipo fueron muy limitados debido a la tensión durante el duelo.
Pero realmente lo grabaron todo. Posteriormente, charlé con él y me enteré de que había hablado con otras personas, todos los entrenadores que habían colaborado conmigo previamente (tuvieron el detalle de acercarse al duelo). El director produjo una película que ganó el premio a la mejor dirección artística en Jerusalén y fue la "Mejor Película" en el festival de cine de Sao Paulo.
Boris Gelfand y Vishy Anand en una rueda de prensa durante su duelo por la corona mundial en la Galería Trechyakov en Moscú
¿Qué piensas tú de ese documental?
Es un documental muy bueno. Muy emocionante. Me sorprendió que ganase premios porque no es el tipo de películas que suele interesar al gran público. Normalmente solemos ver películas sobre algún tipo de sufrimiento o problemas de otro tipo.
Mostró dos aspectos en el documental. El primero estaba relacionado con el duelo por el Campeonato del Mundo y los esfuerzos que estaba haciendo yo junto con mi equipo. La película muestra el duelo entero en la Galería Tretyakov. El segundo aspecto está relacionado con la educación del niño. Hay algunas fotos mías con mi padre jugando con algún constructor. El director consiguió juntarlo todo y ganó el primer premio por su trabajo. Hizo un tremendo esfuerzo. Fue su única tarea durante todo un año. Para mi esa película es muy conmovedora.
¿De qué suelen hablar los grandes maestros entre ellos cuando tienen un poco de tiempo liebre?
Depende de los intereses que tengan. Los más jóvenes hablan de juegos informáticos y de sus actividades en Twitter. Yo tiendo a limitar mi comunicación y normalmente suelo charlar con mi entrenador. Lo hago para no someterme a las malas influencias y a las emociones negativas. Procuro charlar con gente buena. Los grandes maestros hablan de cualquier cosa. Sueles hablar de las cosas que son importantes para tí. A veces no te sale ni una palabra porque te sientes muy agotado. Tras haber jugado una partida que ha durado siete horas, por ejemplo, lo único que puedes hacer es volver a tu habitación y tumbarte en la cama. Comes algo, das un paseo y luego te vas para la cama.
Me parece que son un tipo especial de personas. Obviamente no forman parte del grupo de los extrovertidos sino de los introvertidos. Guardan todas las emociones dentro de si mismos.
Sí, la mayoría de los grandes maestros suele ser de este tipo.
Hoy en día tenemos un mundo de redes sociales. ¿Cómo te las arreglas con ellas?
Tengo mi propio mundo para vivir, pero muchos ajedrecistas son activos usuarios de las redes sociales. No lo puedo comprender. ¿De dónde sacan el tiempo?
¿De qué manera sueles trabajar para jugar al ajedrez como lo haces?
Prácticamente trabajo todos los días en ello y me suelo reunir con mi entrenador tres o cuatro veces por semana. Mi caso es único: mi entrenador y yo llevamos trabajando juntos desde hace 25 años. Habitualmente los ajedrecistas no suelen trabajar con el mismo entrenador durante más de medio año. Si llegan a ser dos o tres años ya es "mucho" tiempo. Alexander Khuzman es un entrenador magnífico.
¿Por qué?
Es difícil encontrar un buen entrenador, una persona que sea capaz de trabajar y de motivarte para que trabajes duro durante muchos años. A decir verdad, todo el mundo piensa de si mismo que es lo suficientemente listo y que únicamente necesita al entrenador para que le comente algunos secretos, pero que el resto de las cosas ya las puedes aprender fácilmente por tu cuenta. "Es una estrella; aprenderá todo por su cuenta". Esa es la razón por la que suelen cambiar de entrenador tan a menudo.
¿Es algo que te gusta de ti mismo?
No, no pienso de esa manera de mi mismo.
¿Qué te parece ser un gran maestro de la elite mundial?
Yo me lo planteo como profesión, como trabajo. Hay que mejorar los conocimientos continuamente en cualquier profesión.
Muchos jugadores no son capaces de ganar porque fracasan en lo emocional.
Sí, eso es algo que les pasa a muchas personas. Para alcanzar cierto nivel es necesario una combinación de muchos factores y también algunas calidades particulares como persona.
¿Qué por ejemplo? ¿Cómo está la cosa en tu caso?
Bueno, antes de nada yo tenía una familia para apoyarme. Me siento muy afortunado. He vivido en una buena familia, con buena gente cerca siempre; mis entrenadores han sido personas maravillosas y también mis colegas. La mayoría del tiempo las cosas han sido positivas alrededor de mi. El ajedrez da lugar a emociones positivas. Quizá esa sea una de las principales razones de mi carrera duradera como ajedrecista y me ha hecho posible jugar a ese nivel.
Maya, Avner, Avital y Boris
En todo caso, a veces personas con familias complicadas también pueden tener éxito. Entonces es algo como una protesta contra el resto del mundo en plan "¡Aquí estoy; me han insultado, mis padres no me prestan la atención suficiente, nadie me habla y ahora voy a probar al resto del mundo que yo soy el mejor". Hay cantidad de casos así. Bobby Fischer, por ejemplo. Es evidente que su familia tenía grandes problemas y eso le dio un alto nivel de motivación. Cada uno tiene muchísimas motivaciones distintas. Puede haber cientos.
Yo también soy perfeccionista. Siempre hay que mejorar y hacer las cosas hasta que estén terminadas. Siempre.
Hay personas que están dispuestas a hacer cualquier cosa por ser famosas. Están dispuestas a hacer cualquier cosa para hacer realidad sus sueños.
¿Tú quieres ser famoso?
No, no quiero ser famoso. Me planteo las cosas tal y como están y no hago esfuerzo alguno especial al respecto.
Nos hablaste de tus padres, de tu abuela y tu abuelo. Me gustaría preguntarte por tu familia ahora. Conociste a tu esposa Maya ya viviendo aquí en Israel y ahora tenéis dos hijos.
Los niños están muy bien, gracias a Dios. Soy muy afortunado por tener una familia tan maravillosa. Así me puedo concentrar en el ajedrez. Todo el mundo me ayuda cuando estoy en casa. Cuando estoy trabajando en el ajedrez, la casa está en silencio. Maya no permite a los niños jugar a cosas ruidosas mientras estoy trabajando y los niños lo comprenden.
Mi hija mayor, Avital tiene 9 años y mi hijo Avner tiene tres años. Comprenden que su papá está trabajando duro y que eso es algo importante. Me suelen mandar cartas cuando estoy jugando en los torneos y me mandan regalos. Recuerdo que me mandaron un paquete con una cosa que Avital me había preparado y una carta. Me apoyan muchísimo.
¿Eso te ayuda?
Por supuesto. Me da ánimos, confianza, estabilidad. Les estoy muy agradecido.
La gente piensa que eres un "trabajólico". Hasta lo puedo deducir por lo que me estás comentando. No todo el mundo trabaja tan duro en el mundo del ajedrez.
Quizá me vean como "trabajólico" porque mucha gente termina su carrera tras los primeros problemas y dificultades. Mucha gente deja de jugar cuando tiene 30 años. Leí una entrevista con un gran maestro y él comentó: "He alcanzado todas mis metas y por eso tengo que dejarlo ahora". Miré en Wikipedia para ver cuáles habían sido sus logros y únicamente había ganado dos torneos en su vida y tampoco es que hubiesen sido torneos de elite.
A mi me parece que siempre debes mejorar tus habilidades y en el campo profesional en el que te muevas. Para mí la profesión de ajedrecista es de gran valor. Cualquiera debería conseguir lo máximo en su carrera. Al menos eso es lo que me parece a mí. Procuro hacerlo yo también. Lo vivo.
En 1988 uno de los participantes en el torneo de candidatos comentó acerca de su estilo de juego: "Parece que ni está mirando el tablero; mira alrededor o comienza a pasear por la sala pero cuando se sienta ante el tablero juega el movimiento más fuerte. ¿Lo hacías para distraer a tu oponente o simplemente es lo que te pide el cuerpo?
Es lo que me pide el cuerpo. No puedes estar sentado quieto debido a la tensión y es por eso que suelo caminar por la sala. Simplemente te levantas y comienzas a pasear. Pero aún así sigues pensando de manera intensa durante todo el tiempo. Tu cabeza continúa trabajando igual de intensamente que si estuvieses sentado ante el tablero.
¿Tienes algún secreto especial o algún tipo de juego particular? ¿Nos lo puedes describir o explicar de alguna manera?
Mi enfoque es muy simple. Cada posición requiere el movimiento más fuerte posible y debes intentar encontrarlo. Eso por supuesto es una ilusión porque muchas veces hay varios movimientos que son buenos o igual de útiles. Quizá sea más práctico no consumir demasiado tiempo y realizar un movimiento de tres posibles para ahorrar tiempo y fuerzas.
Claro, si consigues encontrar el movimiento más fuerte de la partida eso es maravilloso y te sientes orgulloso por haber hecho una obra de arte. No ganaste una simple partida, sino una que va a entrar en la historia del ajedrez, diría yo.
Todo el mundo tiene su propia motivación. Uno quiere ganar, eso está claro, pero yo encima aspiro a jugar una partida que entrará en los anales de la historia del ajedrez. Eso es otro tipo de actitud.
¿Has contado en cuántos torneos has participado a lo largo de tu carrera hasta ahora?
En muchísimos, efectivamente, incluso en los torneos de elite. He estado participando en torneos de elite desde el año 1990. Suele haber unos ocho torneos al año por término medio (como mínimo) con lo cual tienes que multiplicar 24 por 8. Yo he jugado quizá más de 200. En algunos años he participado en más de 8 torneos.
Creo que Tigran Petrosyan tuvo un impacto especial en ti y en tu ajedrez, ¿verdad?
Petrosyan ha tenido un impacto en mi ajedrez, pero durante mucho tiempo no me comuniqué mucho con él. Hablé con él dos veces en dos semanas y quizá otra vez más durante los días siguientes. Pero cuando un niño se encuentra con un gran jugador de ajedrez eso en sí es mucho. Yo creo que quizá sea comparable a cuando un joven músico se encuentra con un gran maestro de la música y eso puede tener mucho impacto en él. Quizá ese sea el principal propósito de los talleres y sesiones de entrenamiento.
Yo suelo aprovechar cualquier oportunidad que se me ofrezca para estar con jóvenes ajedrecistas.
No les puedes enseñar gran cosa en tan poco tiempo, pero sí puedes hacerte una idea de como piensa una persona, qué cosas son importantes y cuales no para ella. Si lo puedes comprender, eso puede ser de gran valor. Alguna advertencia o algún comentario pueden servir de mucho.
Pongamos por ejemplo la advertencia de Petrosyan de reflexionar cada movimiento. Incluso cuando estés jugando una partida de ajedrez relámpago, todavía debe ser un movimiento razonable. Eso para mi ha sido muy importante. Tiene algunas ventajas, pero también algunas desventajas. Aunque en general creo que es favorable. Incluso he observado a jugadores de elite y no todos tienen el mismo enfoque. A veces realizan algún movimiento solo por hacerlo.
A quién más le verías como maestro aunque no te hayas comunicado con él directamente. ¿Quién era tu ídolo cuando eras niño? ¿Qué estilo de juego elegiste para ti mismo?
Un entrenador con el que trabajé durante muchos años fue Albert Kapengut. Siempre me ha comentado que debes intentar ser un jugador universal y tener conocimientos de todoPor eso me aprendí las partidas de todos los jugadores. Primero comenzamos a leer libros. Había una serie de libros en la Unión Soviética llamada "Ajedrecistas destacados del mundo". En total eran 32 libros.
También lo llamaban "la serie negra" porque el libro tenía la cubierta de color negro. Me lo aprendí casi todo. Te voy a contar como era todo. Cuando volvía del colegio me solía sentar en el sofá con un libro sin tablero de ajedrez ni diagramas y procuraba memorizarlo todo. Cuando terminaba el libro, lo volvía a repetir desde el comienzo. No era yo el único que hacía eso; mucha gente hacía la misma cosa. Es un método muy eficiente porque te permite desarrollar la capacidad de tener todo el tablero bajo control dentro de tu cabeza. Creo que los músicos hacen la misma cosa para recordar todas las notas.
Ya quería comparar tu profesión con la de los músicos y actores porque, claro, todo eso es arte de una manera u otra.
Creo que tenemos muchas cosas en común con los músicos clásicos. Le he dado muchas vueltas a la cabeza pero no he podido encontrar ninguna comparación mejor que con los músicos.
Por un lado el ajedrez se parece a un deporte, aunque no necesites muchos músculos, pero por el otro lado también es como un proceso creativo.
Sí. Yo soy de la misma opinión. Algunas personas consideran el ajedrez un deporte (ganes o pierdas), pero yo creo que más bien es un proceso creativo. Yo conozco a varios músicos muy buenos y cuando hablo con ellos veo que tienen los mismos problemas y la misma manera de enfocarlos.
Jugabas el duelo por el campeonato del mundo en la Galería Tretyakov. O sea que, el ajedrez y el arte también han sido combinados ahí.
Creo que esas dos cosas son similares. Todo comenzó con mi duelo y ahora cada vez más gente lo ve así. Los torneos se disputan en diversos museos. Tras el duelo en Moscú luego jugamos en el Louvre en París, en el Museo Ruso, el Campeonato de Rusia se llevó a cabo en el Museo de Nizhny Novgorod y se jugó al ajedrez en Kazán. Una de las rondas de un torneo disputado en Holanda se llevó a cabo en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Esa idea de combinar el ajedrez con el arte me parece buena. Primero son cosas que se parecen y además atraen la atención de un nuevo público. Y aquellos que se acercan para ver las partidas a la vez aprenderán algo sobre las obras de arte. Cuesta imaginarse a alguien que viva en Moscú y que vaya a la Galería Tretyakov, pero sin duda irá a ver el duelo de ajedrez. Y al revés, si alguien aficionado a las Bellas Artes se da cuenta de que se está disputando el duelo en la galería, también se acercará a echar un vistazo.
Tenemos la misma base, nuestro público. Habitualmente esa gente suele ser muy educada. Me parece buena y prometedora idea combinar el ajedrez con el arte.
¿Cómo explicarías tú que el interés por el ajedrez en los últimos 20 años haya disminuido? La gente solía conocerse todos los grandes maestros más importantes, pero hoy en día ni la gente educada se sabe los nombres si no se interesan por el ajedrez. El ajedrez ya no es popular. ¿Cómo te lo explicas?
Alguien comentó: "¿Por qué la gente juega al ajedrez tan bien en la Unión Soviética? Es porque no tienen otra cosa por hacer excepto eso". Había pocas posibilidades y el ajedrez era una manera para ver competiciones de alto nivel.
Hoy en día hay mucha competencia. Es difícil entusiasmar a un niño por el ajedrez. Ahora tienen muchas opciones más. Yo tenía 3 horas de clase de ajedrez a la semana cuando tenía 7 y tenía cuatro o cinco horas de clase cuando tenía 9 o 10 años. Eso ahora es imposible porque entonces tienes que decir que no a todas las demás cosas. Yo no recuerdo que nosotros hayamos tenido tantas posibilidades para hacer cosas diferentes. Algunos iban a clases de música y los demás se dedicaban al ajedrez. Hoy por hoy la gente cree que necesitas un poco de todo: una vez a la semana estudias al ajedrez, otra te dedicas a la música. Los tiempos han cambiado.
Pero aún así sigo pensando que no es cierto que el ajedrez haya perdido popularidad. Por ejemplo, cuando se está disputando un duelo por el título mundial, hay millones de personas siguiendo las partidas y si se disputa un torneo normal, siguen siendo varios cientos o incluso miles. O sea que seguimos teniendo a mucha gente que se interesa por el ajedrez. Se está incluyendo cada vez más en los programas educativos. Por ejemplo, en nuestra ciudad, Rishon LeZion, casi el 30 % de los colegios y jardines infantiles dan clases de ajedrez. Igual me equivoco pero me parece que era algo como el 30 %.
Avital, la hija mayor de Maya y Boris Gelfand
Hasta diría que mi hija tuvo que pasarse tres años jugando al ajedrez, uno en la guardería infantil y luego un año en la escuela primaria. Y este porcentaje está aumentando cada año en nuestra ciudad. Hay otras muchas ciudades más en Israel en las que pasa lo mismo. Y también en Nueva York y en muchos otros lugares del mundo. Especialmente en los colegios. Hay varias razones por ello:
а) Dicen que los niños lo van a tener más fácil para aprender en el colegio y que el ajedrez les sirve para adquirir unas capacidades muy útiles y buenas.
b) Desde el punto de vista de los ajedrecistas, eso significa que se está criando a sus futuros espectadores.
La próxima generación sabrá más. Cuando ellos vean alguna cosa sobre ajedrez en la televisión no van a cambiar de canal sino que lo verán hasta el final.
Los ajedrecistas tienen una mentalidad especial, una manera especial de pensar. ¿Puedes aplicar eso a tu vida cotidiana también?
En general sí, pero hay ventajas y desventajas. Hay algunas cosas que no comprendes. Tiendes a pensar de manera muy lógica, pero muchas veces te das cuenta de que también hay cosas que van en contra de la lógica. El ajedrez te enseña muchas cosas. Tu manera de pensar únicamente es una parte, pero también tienes oponente y necesitas comprender cómo piensa él. Eso ayuda en la vida porque cuando te estás comunicando con alguien o si no comprendes a alguien, necesitas esforzarte por comprender por qué esa persona actúa de una determinada manera.
¿Qué es más importante para ti durante la partida, jugar tú mismo o comprender a tu oponente para luego saber qué te podrás esperar de él?
Está todo relacionado. Si puedes predecir el movimiento que va a realizar tu oponente, eso te ahorra tiempo y fuerzas, pero a veces tu oponente tiene dos, tres o cinco diferentes posibilidades. Podrás considerar algunas, pero entonces existe el riesgo de que pases por alto otras. Hace falta que comprendas tú mismo lo que estás haciendo para poder predecir las acciones de tu oponente.
Si no lo puedes predecir, no hay nada malo en eso, sigues teniendo tiempo, pero está limitado. El ajedrez nos enseña a tomar decisiones en un tiempo determinado y necesitas distribuirlo bien. Nunca sabes de antemano si lo utilizarás al final o si luego desesperadamente necesitarás más tiempo al final. Si lo has consumido ya al comienzo, al final no vas a tener suficiente. La balanza del tiempo es una de las cosas más complejas que hay. Muchas veces tenemos el mismo problema en la vida. No tenemos tiempo suficiente para todo y por eso tenemos que organizarnos bien. Si gastamos todo el tiempo en una cosa, no nos quedará para el resto de las cosas. Así lo veo yo.
¿Hace falta tener intuición?
Desde luego. No es posible arreglarte sin tenerla. Sin tener intuición, un jugador de ajedrez podrá alcanzar cierto nivel y calculándolo todo. Pero luego hay cosas que nunca podrás calcular por completo. En la vida normal tenemos el mismo tipo de intuición. Procuramos calcular todo, calcular bien, pero muchas veces la vida nos pone problemas que son difíciles o imposibles de calcular o de predecir. Por eso tenemos que confiar en nuestra voz interior y confiar en nosotros mismos.
¿Tú sabes confiar?
Sí, sé confiar.
¿Alguna vez se te ha venido a la mente que es algo bonito le que hayas sabido tan bien lo que querías ser en tu vida cuando todavía eras joven? Eso fue excitante para ti porque nunca lo habrías hecho si no lo hubieras querido. Si no hubiese sido el ajedrez, ¿qué otra cosa te gustaba?
No lo sé. Tienes razón, tengo mucha suerte. No sé por qué. Hay varias cosas que me parecen interesantes y ya me las estoy planteando, pero desde luego comprendo que aún no existían cuando yo era un niño. Algunas profesiones no existían en aquel entonces ni tampoco algunos de los institutos que hay hoy. Era muy difícil frecuentar alguna facultad de humanidades y también era difícil ir a una universidad buena. Creo que tengo mucha suerte.