Para ganar, primero debes aprender
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Creo que nunca, ni siquiera en Chennai, había visto a Magnus Carlsen tan sonriente, relajado y amable, a pesar del cansancio y de estar un poco resfriado. Me acerco para felicitarlo; él preside su mesa, con su hermana Ellen a la derecha y su representante, Espen Agdestein, a la izquierda; también está su padre, su principal entrenador (Peter Heine Nielsen), su médico, su cocinero, su exguardaespaldas (y ahora amigo), el presidente de la Federación Noruega y algunos allegados más. En otra mesa, muy cerca, una parte de los periodistas noruegos que han satisfecho la tremenda sed de información sobre Carlsen de sus compatriotas. Hay otro grupo de informadores que sigue trabajando a destajo en la habitación de al lado porque sus jefes no dejan de pedirles más y más. El triunfo de Carlsen es la gran noticia del día en Noruega, e incluso se ha convertido en uno de los temas del día internacionales en Twitter (eso que todo el mundo dice en inglés, no sé por qué: trending topic).
Magnus Carlsen con uns sonrisa XXL
La hermana de Magnus y su padre observando todo desde la última fila (Foto: Barsky, sitio web oficial)
Le recuerdo a Magnus nuestro primer encuentro, en la Olimpiada de Calviá 2004, donde las azafatas no le dejaban entrar en la sala de juego porque pensaban que aquel niño era un espectador, y no el primer tablero de Noruega. Se ríe abiertamente, pero mi siguiente comentario le cambia el semblante: “Hoy te veía muy cerca de perder si Vishy encuentra Ae7 en lugar de Tb8”. Respira muy hondo, como si volviera a sentir la tensión enorme de ese momento: “Sí, no me extraña que me vieras así, porque había motivos para ello. Entre otras razones, porque tras Ae7 y Axf6, hay variantes donde la misma maniobra Tb8-Tb4 era mucho más fuerte que en la partida. La tensión hubiera sido tremenda, y podía haber sido una catástrofe para mí, es verdad”.
“Pero unos minutos después” –añado-, “tu sensación era justo la opuesta: posición ganadora, juego muy preciso y excitación enorme”. La sonrisa vuelve a ser total: “Exactamente. Estaba tan nervioso, pero esta vez de alegría, que he tenido que irme un momento del escenario al camerino para calmarme un poco y volver a concentrarme en la mesa. Estoy muy satisfecho de lo bien que he aprovechado los errores de Vishy, pero la partida ha sido durísima, y antes he sufrido mucho porque él ha jugado muy bien hasta la ruptura en b5”.
Lo dejo tranquilo, disfrutando de la sobremesa, muy relajado por primera vez en mucho tiempo. Más tarde veré un tuit suyo tan sintético como significativo: “Dos conseguidos, faltan cinco”, que supongo se refiere a los siete duelos exitosos de Kaspárov (en realidad, seis, porque él iba perdiendo el primero ante Kárpov por 5-3 cuando se suspendió sin vencedor, aunque también es cierto que había ganado las dos últimas partidas). Eso quiere decir que Magnus ve ante sí una carrera deportiva muy larga, lo que puede ser excelente para el ajedrez, con independencia de que logre o no (a mí me parece casi imposible) el más gigantesco de los récords de Kaspárov: ser el número uno durante veinte años consecutivos.
En la otra mesa hay periodistas y escritores noruegos de gran prestigio, gente que puede contribuir mucho a que el ajedrez siga siendo muy popular en Noruega, uno de los países más ricos del mundo. En la fiesta que sigue a la cena hablo con ellos y los veo muy mentalizados de luchar por la causa; el ajedrez era un mundo desconocido para casi todos, pero los ha atrapado desde que sus jefes les ordenaron seguir a Carlsen. Están fascinados, y deseando cubrir más ajedrez a pesar de que la mayoría de ellos son primeras figuras de periódicos y televisiones, muy solicitados para ocuparse de otros asuntos.
En la fiesta que sigue a la cena, con el vodka corriendo por doquier, planteo en varios corrillos algo que me parece esencial: convencer a los ciudadanos noruegos de que el ajedrez no sólo es importante porque Magnus se ha convertido en un ídolo nacional, sino por su enorme utilidad pedagógica, social y terapéutica. El pasado abril, cuando estuve en Oslo, el parlamentario (y ex ministro de Educación) Bard Vegar Solhiell me pidió documentación, se la envié y me respondió que todo era interesantísimo y que iba a trabajar para promoverlo. ¿Qué ha pasado desde entonces?
Henrik, el padre de Magnus charlando y el representante Espen Agdestein, con una tableta en la mano y la cara sonriente (Foto: Anastasiya Karlovich)
Varios de mis interlocutores me dan buenas noticias, confirmadas por el presidente de la Federación Noruega, Joran Aulin-Jansson: “En el Parlamento están muy interesados, y trabajando en firme. Y no hace falta que te diga que para la federación es un asunto prioritario, porque nos consolidaría más allá de los éxitos de Magnus, y también porque seríamos un buen ejemplo para el resto del mundo”. El vodka (de la marca Beluga; buenísismo; probablemente el mejor de Rusia) cada vez me entra mejor.
Y hablando de Rusia, hablemos del ajedrez en Rusia, dado que estamos en Rusia. ¿Queda algo de aquella pasión nacional masiva en la Unión Soviética, que pude vivir desde muy cerca durante meses en varios viajes? Vladímir Barsky, uno de los técnicos y periodistas más veteranos y fiables del país, se muestra moderadamente optimista: “Todo depende de qué referencia usemos para comparar. Antes, en la URSS, había un tablero en cada casa, y prácticamente todo el mundo sabía jugar. Ahora el ajedrez sólo es muy popular entre la gente mayor, pero no entre los jóvenes porque debe competir con los videojuegos, la televisión por satélite… Por tanto, si nos limitamos a comparar la situación actual con la anterior, ahora es mucho peor”.
Vladímir Barsky
Pero no es menos cierto que casi todos los países del mundo estarían encantados de que la popularidad del ajedrez en ellos fuera como la actual en Rusia: “Tanto en la Rusia profunda como en Moscú y San Petersburgo hay muchos centros, llamados ahora Palacios de Jóvenes entre otros nombres, que han mantenido la línea cultural de lo que antes se llamaban Palacios de Pioneros. Y en un gran porcentaje de esos centros sigue habiendo clubes de ajedrez con centenares de miembros”.
Lo que ha desaparecido en la Rusia ultracapitalista es aquella gran ubre del estado comunista que amamantaba a muchos millones de ajedrecistas. Pero el ajedrez sigue ahí: “Aunque no tenemos estadísticas concretas porque el país es enorme, nos consta que hay muchos colegios que lo tienen como asignatura, al mismo nivel que las matemáticas o la geografía. Y también hay clases optativas o particulares, por las que los padres deben pagar un suplemento. Y eso supone una infinidad de puestos de trabajo bien pagados para ajedrecistas”.
Vladímir Putin (Fuente: Canal 1 de la televión rusa)
No menos importante es el gran apoyo del Gobierno: “En las más altas esferas, incluido el presidente Vladímir Putin, han captado que la imagen del ajedrez está ligada a la inteligencia. Por eso hay tantos padres dispuestos a pagar clases particulares u optativas, porque consideran que los niños ajedrecistas desarrollan más su inteligencia. Lógicamente, si el Gobierno apoya el ajedrez estará proyectando una imagen de inteligencia a sus ciudadanos”. No es, por tanto, ninguna causalidad, que Putin quiera estar en la ceremonia de clausura del Mundial; o que si no viene él vendrá el primer ministro, Dimitri Medvédev (se pronuncia “Miedviédiev”); o que el primer ministro adjunto, Arkady Dvórkovich, haya pasado varios días en Sochi durante el Mundial y fuera el presidente de la Federación Rusa hasta que fue sustituido por Andréi Filátov este año. O que el presidente del Comité Olímpico Ruso, Alexander Zhúkov (se pronuncia algo parecido a “Yúkov”) haya ocupado cargos en la misma federación o presidido actos importantes de ajedrez.
¿El objetivo de que el campeón del mundo sea ruso es una cuestión de Estado?, pregunto a Barsky. “No tanto. Es importante, por supuesto, pero no imprescindible para que el ajedrez siga siendo apoyado desde muy arriba”. Se invirtió bastante dinero en que Serguéi Kariakin cambiara de nacionalidad (de ucranio a ruso), de residencia y de entrenador, para trabajar con Yuri Dojoián (el ex de Kaspárov), pero de momento los resultados no son los que se esperaban: “Aún es muy joven, y hay que seguir esperando lo mejor de él”.
Sergey Karjakin
Pero quien más en forma está ahora es Alexánder Grischuk, 3º del mundo: “Sobre todo desde que el Gobierno ha prohibido los casinos y el póquer. Grischuk dedica más tiempo al ajedrez, y eso se nota en los resultados porque su talento es enorme. Falta más de un año para el próximo Torneo de Candidatos. Veremos qué pasa entonces”.
Alexander Grischuk
Vuelvo a los corrillos de noruegos, que coinciden en palabras de gran respeto y admiración por Anand, quien, por cierto, no ha querido darles entrevistas, y de hecho ha anunciado que no dará ninguna a nadie. Pero sí ha tuiteado cosas muy interesantes, y muy bellas en mi opinión: “En diciembre del año pasado me dije ‘tú no eres un miedoso que huye de los retos’. Y ahora estoy orgulloso de haber jugado en Sochi, donde Magnus ha sido el mejor del duelo. Ahora es su momento, y le felicito. Yo quería jugar un buen ajedrez, y creo que lo he hecho razonablemente bien, aunque haya decaído en algunos momentos, pero no estoy afectado por ello”. Luego pasa a los agradecimientos: “A los tres miembros de mi equipo, que han creído en mí y han hecho un trabajo magnífico. A Aruna, por un mes de estrés y paciencia.
Dos de los tweets de Vishy Anand de ayer
A Akhil, por ser un niño encantador y saltarín cada vez que papá aparece en la pantalla. A todos los que me han apoyado, seguido, escrito, o han rezado por mí. Seguiré jugando mientras siga disfrutando. Perder siempre es triste pero…” Y remata con la última partida: “En este duelo lo intenté y perdí. Hoy podía haber jugado conservador, dejándolo todo para la última, pero vi una oportunidad y me arriesgué. Salió mal. A veces, jugadas como ésa te hacen campeón. Otras veces tienes que encogerte de hombros y pensar que, al menos, no has sido un miedoso”.
Aruna con Akhil en brazos cuando era aún más pequeñito (en 2012)
Confío en que la historia vea a Anand como uno de los grandes, porque su mérito es inmenso. Carlsen lleva camino de serlo, pero, como él mismo admite, su carrera no ha hecho más que empezar. De momento se ha ido a completar la que probablemente será su noche más feliz con muchas horas de sueño reparador, hasta más allá del mediodía.
Son las dos de la madrugada, y mañana debo levantarme temprano. Menos mal que el vodka –sobre todo si es muy bueno- es la bebida que menos resaca produce… Y todo indica que los periodistas noruegos están convencidos de eso porque ahí siguen, dale que te pego. Se lo merecen: ellos han logrado, con la imprescindible ayuda de Carlsen, que el ajedrez sea, de pronto, muy importante en uno de los países más avanzados del mundo.
¿Sabremos aprovecharlo?
Texto: Leontxo García
Fotos: del archivo de ChessBase, del sitio web oficial (Anastasiya Karlovich y Vladimir Barsky)