El secreto de los grandes maestros
por
Manuel López Michelone
Recientemente me llegó un correo electrónico que decía lo siguiente:
Sgeún un eiudsto de una uinsrvdiead iglensa, no iomtpra el odern en el
que las lerats eátsn ectasirs, la ucina csoa inrmptoate es que la prirmea y
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cdaa ltrea por sí mmsia. snio la pbarlaa cmoo un tdoo. Peonmrestalne me pacere
ilnírebce
Aunque probablemente la mayoría de los lectores puedan entender el párrafo
en cuestión, he aquí la "traducción" al español perfectamente
correcto:
Según un estudio de una universidad inglesa, no importa el orden en el
que las letras están escritas, la única cosa importante es que la primera y
última letra estén escritas en la posición correcta. El resto pueden estar
totalmente mal y aún podrás leerlo sin problemas. Esto es porque no leemos
cada letra por sí misma. sino la palabra como un todo. Personalmente me parece
increíble
Aparentemente esto ocurre no sólo en español sino en la mayoría de los
lenguajes. Por cierto, he desarrollado un programita para generar este tipo de
textos, sólo por diversión. Quien lo quiera, mándeme un mensaje
de correo electrónico y a vuelta de correo le llegará el programa, escrito
en Delphi 7, incluyendo el código fuente.
Así, si creíamos que leemos letra por letra un texto, pues nos hemos
equivocado. Aparentemente nuestros cerebros han asimilado una serie de patrones,
los cuales no son otras cosas que las palabras, las cuales se codifican y se
guardan de manera misteriosa, pero sin duda, de forma muy eficiente, de manera
que al ver una palabra, en lugar de leerla y armarla, letra por letra, lo que
estamos haciendo es simplemente es buscar en nuestro acervo de palabras para ver
si está y la reconocemos. De ser cierta esta idea, lo cual parece serlo,
encontraríamos una explicación a ese misterioso fenómeno de los errores en un
texto que escribimos, y que solamente encontramos después de haberlo impreso.
Es decir, no importa las veces que lo revisemos en la pantalla de la
computadora. Es regla general que cuando se imprima el documento encontremos
errores que nunca vimos.
Lo simpático del asunto es que tiene la clave para jugar mejor al ajedrez y
que en cierta medida revela lo que los grandes maestros hacen al jugar. De la
curiosa frase recibida en mi buzón es evidente que da un dato fundamental: el
cerebro es una máquina de procesamiento de patrones. Así entonces, en muchos
sentidos, los jugadores fuertes saben qué jugada hacer prácticamente desde el
momento que ven una posición. Cuando se les pregunta cómo es que encontraron
prácticamente a vuelo de pájaro la mejor jugada, responden con un mohín
moviendo la nariz en señal de "es una especie de olfato", pero bajo
el esquema de lo que estamos considerando, es mucho más probable que este
"olfato" no sea más que una colección de patrones ajedrecísticos,
de posiciones típicas, y no sólo de estructuras de mate, sino de otros
géneros de posiciones, incluso en las aperturas.
Por eso, me parece, es importantísimo estudiar ajedrez. De esta manera el
cerebro va adquiriendo estos patrones arquetípicos que muestran cómo se deben
manejar cierto tipo de posiciones. Quienes no estudian y creen que pueden
resolver todo en la partida viva, pues se equivocan, si no totalmente al menos
en parte. Es cierto que sí, un jugador talentoso encontrará quizás las
jugadas correctas analizando meticulosamente la posición. Sin embargo, podría
ahorrarse un valiosísimo tiempo de reflexión si conociera de antemano ciertos
patrones, producto probable de estudiar sistemáticamente nuestro juego.
Desde luego que no todo son patrones. Sin duda el jugador fuerte, el gran
maestro, tiene una certeza sobre la manera de evaluar correctamente una
posición. Eso se adquiere a través de varias actividades:
(i) ver muchas posiciones parecidas, analizando lo que otros han jugado en
esa posición (por eso las bases de partidas son fundamentales para todo aquel
que quiera mejorar su juego);
(ii) conocer los elementos básicos, como por ejemplo, los finales más
comunes, desde los de peones hasta los de torres;
(iii) conocimiento de las partidas modelo más importantes de la historia del
ajedrez. Aquí hay cientos de encuentros memorables, que todo jugador debe
entender para tener una visión histórica y práctica de cómo se atacan cierto
tipo particular de posiciones y desde luego,
(iv) un trabajo constante en el desarrollo de la habilidad táctica, la cual
se traduce en precisamente en analizar patrones de combinaciones típicas, que
nos darán una ventaja enorme sobre aquel que no haya hecho este trabajo.
Y si usted hace eso (lo cual requiere tiempo, dedicación, disciplina y
trabajo constante), entonces no habrá quien lo detenga en el camino a la
maestría ajedrecística.