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Viernes, 11 de noviembre de 2011
Por Eduardo Scala
El 10 de noviembre de 1991, en pocas horas pues se cumplirán exactamente veinte años, el músico norteamericano John Cage y el poeta español Eduardo Scala se reunieron para jugar una partida de ajedrez en Madrid. La excusa para tal encuentro la proporcionó la estancia de Cage en Madrid para asistir al VIII Festival de Otoño, donde se le rendía homenaje.
Antes de comenzar la partida, Scala dispuso los trebejos en la forma que se muestra en el diagrama siguiente:
"Ajedrez preparado para John Cage" tituló Scala este poema en clara alusión a la aportación más popular del compositor norteamericano a la música contemporánea: el piano preparado, para el que compuso numerosas piezas.
Sin embargo, la partida se jugó con la disposición habitual de los trebejos. Jugaron en la habitación del hotel donde se alojaba Cage, sentado este en la cama, en un pequeño tablero de viaje. El artista californiano Paul Hoffman ofició como intérprete del rito.
La partida fue comentada por el propio Scala para diversos medios, en esta entrada reproducimos parte del texto de una conferencia celebrada en 1994 en la "Fundación Pilar y Joan Miró" de Palma de Mallorca y que fue dictada a la par que se reproducía la partida con un proyector.
Eduardo Scala y John Cage en 1991
A09 APERTURA RETI
1.g3
Cage abre el juego al estilo hipermoderno, escuela creada en los años veinte por Reti, Breyer y Tartakower, maestro polaco nacionalizado francés, compañero de Marcel Duchamp en las Olimpiadas. El sutil concepto de este sistema consiste en renunciar a la posesión del centro, a cambio de su dominio a distancia. 1…d5Acepto la invitación y ocupo el centro. Opto por situar al peón en el vértice de la pirámide. 2.Cf3
La salida del caballo impide que las negras, tras e5, dominen el centro inmediatamente. 2...c5
Adelanto al peón c hasta el pequeño centro. 3.Ag2
El mercurial Alfil — “Obispo”, en inglés; “Loco”, en francés; “Caminante”, en Alemán, pieza hermafrodita, cuya mitra contiene los dos sexos— ocupa su lugar en fianchetto, así denominado por la gran Escuela Italiana del siglo XVII. 3…Cc6
Desarrollo en primer término el caballo de la dama, con intención de mover el peón a e5 y tomar posesión total del centro. 4.d3
Las blancas construyen la estructura y estrategia establecida. Cage me invita a apropiarme de la cima sagrada del tablero.
4…Cf6
Rechazo momentáneamente la propuesta. Sigo el desarrollo natural. Mis caballos trazan un invisible 8 en el centro. 5.c4
Primer golpe de dados; Cage se precipita. Con este iluso movimiento, manifiesta su inocencia, modifica el esquema y fija su amada noción de azar en la apertura elegida. 5...d4
Viendo el nivel ajedrecístico del venerable maestro, decido extender el momento gozoso de la apertura y no castigar su movimiento. Después del cambio —5…dxc/ 6. Da4 cxd/ 7. Ce5 Ad7—, ganaba un peón en todas las variantes, acelerando un final favorable. 6.0-0
Cage regresa a la lógica y, naturalmente, se enroca. 6…e5
Ahora sí, decido que e concluya la construcción del Partenón. Es muy interesante observar las dos ordenaciones: una, sesgada, angular; central, otra. 7.Cbd2
Movimiento mecánico que, paradójicamente, deja a sus piezas casi inmóviles. El desarrollo del caballo, vía a3-c2, es el natural en este esquema, preparando la oportuna ruptura.
7…Ae7 el alfil real, preparando la entrada del rey a su roca-palacio. 8.Ce4
Cage justifica la desfavorable salida del caballo y lo expone a cambio de doblar un peón, creando el tema que va a configurar el juego. 8…Cxe4
Acepto el canje a Cage. El AjedreZ es el Juego de la vida, juego del intercambio-cambio-bio. Estamos en el octavo movimiento, el significativo 8. Como puede observar el curioso lector, me limito a jugar sin jugar, siguiendo únicamente el influjo-flujo-lujo del tiempo frente al generador de Fluxus.
9.dxe4
Tras el cambio, las piezas blancas también ocupan el centro contra dos peones doblados en la columna real. 9...0-0
El rey entra en su castillo y se mira en el espejo de su contrario: el rey blanco habita en la casa negra —g1—, y el negro —g8— en la blanca. Tao. 10.e3
Las impacientes piezas blancas, que intentan desdoblar el peón, siguen precipitándose. Con este ataque a la punta de lanza negra, se crean espinosos problemas. 10…Ag4
Para completar el armónico desarrollo, ahora le toca jugar al alfil de la dama, que abre el tema de la clavada. El complejísimo AjedreZ es algo simple, sólo hay que dejar a las piezas y peones moverse necesariamente —mente necesaria.
11.exd4
Cage cumple su objetivo: deshacerse del peón duplicado. 11…Cxd4
Quizá hubiera sido más preciso capturar con e, convirtiéndole en peón-princesa. De cualquier forma, la iniciativa es de las piezas negras, que ejercen una fuerte presión con amenazas directas. 12.Ae3
Las piezas blancas, desazonadas con la molesta clavada, intentan eliminar el poderoso caballo. 12…f5
Dejo de ser formal y desencadeno al tigre que marca —molto vivace— el ritmo de la ritual partita.
13.Axd4
Cage elimina la gran presión de la clavada y continúa cambiando en el punto d4. 13…exd4
Ahora aparece en escena el peón-Alicia, princesita-reina. 14.Dd3
Las blancas, al fin, se desclavan. 14…Dc7
La dama ocupa su lugar. Tejerá, a distancia, la red sobre el enroque blanco. En esta posición, viendo que el maestro llevaba un buen rato sentado sobre la cama, sin respaldo, inclinado sobre el pequeño tablero, me atreví a romper el silencio: “Maestro, ¿está cansado? ¿Cambiamos de asiento?” “No, gracias —me respondió—. Intentaré jugar lo mejor posible, para no cansarle a usted”.
15. h3
Las blancas interrogan al molesto alfil. 15…Axf3
Después del cambio, las piezas negras dinamizan el ataque sobre el enroque. 16.Axf3
Evidente, mejor capturar con el alfil que con la dama.16…f4
Ahora f cumple dos objetivos: presión sobre g y abrir la columna f, vía para un fuerte ataque sobre el enroque.
17.Ag4
Una jugada sorprendente, que confirma la escasa técnica ajedrecística de Cage. Le fou hace una lectura de locura. El alfil, que tendría que haber regresado al revellín de la fortaleza, se fuga, actuando como un cuerpo extraño en la posición.
17…Ad6
En contraposición, las piezas negras siguen desplegando el continuum iniciado en el primer movimiento.
18.Tae1
Lapsus. Cage olvida g3, atacado triplemente. “Maestro —le digo—, con el movimiento de su torre, pierde un valioso peón. ¿Quiere usted rectificar?” “No se preocupe —responde dulcemente—, yo acepto mis errores. Sé convivir con ellos”. (!!). Con esta mínima y monumental respuesta, Cage me vence. Ahora soy yo el que, anímicamente, estoy en una difícil situación y he de buscar el equilibrio.
18…fxg3
Cage, cae. Debo confesar que este movimiento es el más triste que he realizado jamás sobre el tablero. 19.f3
Las blancas, conmocionadas, reconocen la catástrofe y organizan la resistencia en su fortaleza-gruyère.
19…Af4
El alfil negro se convierte en el señor de las casas negras. Por el contrario, el alfil blanco, degradado, es un peón gordo.
20.Rg2
El rey ocupa el vacío del alfil, evitando el jaque en e3. Si miramos el cielo del tablero, vemos que de los once trebejos blancos en juego, sólo el peón (b) y la torre (e1) están en casillas negras, mientras nueve forman la constelación alba). 20…De5
La señora llega a la cima. La amenaza h5, unida a la ventaja posicional y material, decide el juego. En esta posición, vi, horrorizado, cómo el bienaventurado maestro, imperturbable, aceptaba los acontecimientos, disponiéndose a vivir santamente la derrota, ganándome, definitivamente, el juego. Entonces, mercurialmente, recurrí a las salvadoras Tablas. “¿Tablas…? Es usted muy generoso”. “Maestro, suya es la generosidad por prestarse a jugar conmigo”. “De acuerdo —sonríe—. Tablas”. Como ordena la ceremonia, nos estrechamos cordialmente la mano y firmamos en uno de los círculos de blanco papel —planilla de la partida—, registro de las tablas esmeralda. Abierto, el cuaderno negro, circular, es un ocho. “Los dos hemos no perdido —sonríe—; hemos vencido los dos”. “Así es, maestro, como apuntaba la imposible posición del principio, hemos jugado a conjugar la PAZ. (AZ-AjedreZ)”.
El encuentro fue propiciado por el interés que ambos artistas han demostrado a lo largo de su carrera por el ajedrez. Para Cage fue la vía que le permitió acceder a una mayor intimidad con Marcel Duchamp, en quien reconocía su mayor influencia. De hecho, el propio artista admitió que le interesaba más Duchamp que el ajedrez. En 1968, Cage y Duchamp participarían en Reunion, un concierto en el que la música era producida por un tablero especialmente acondicionado para ello según las jugadas que iban ejecutando los jugadores/intérpretes.
Scala fue un destacado jugador en su juventud pero abandonó la práctica competitiva para dedicar al ajedrez una atención distinta a lo largo de toda su obra poética. En ARTEDREZ hemos ido dando cuenta de su actividad: "La semilla de Sissa. AjedreZ", "64. Ars combinatoria" y "Repetición de ajedreces y arte de amor" son solo una pequeña muestra de sus trabajos recientes. Paralelamente, el ajedrez fue un medio para acercarse y rendir homenaje al músico norteamericano.
La prensa especializada dio noticia del evento, la "Revista Internacional de Ajedrez" le dedicó la portada de su número 54 (marzo de 1992) con una composición en bucle a partir de dos fotografías de César Ochaíta, autor también de las fotografías que publicamos hoy, e incluía en su interior un artículo de cuatro páginas firmado por Eduardo Scala.
Fuente: ARTEDREZ