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Una de las joyas más valiosas de la literatura católica son los “Evangelios de Lindau”. Su nombre proviene de la ciudad alemana de Lindau, lugar donde se encontraban en posesión de las canónigas del Monasterio de Nuestra Señora Bajo los Tilos, en el lago Constanza.
Algunos especialistas coinciden en que “Los Evangelios” fueron escritos y diseñados en el monasterio de San Gall a mediados del S. IX. Su interés proviene de sus fondos purpúreos y sus iniciales decoradas de acentuada influencia irlandesa. Pero lo más interesante son sus cubiertas (frontal y trasera), auténticas delicias de la orfebrería para encuadernación de la Alta Edad Media.
Sin embargo, ocurrió que a principios del siglo XIX el monasterio fue secularizado y el manuscrito pasó por varias manos de anticuarios y coleccionistas, hasta que John Pierpont Morgan (1837-1913) lo adquirió en 1901 para luego ocupar un lugar de privilegio en su ya famosa Biblioteca de Nueva York debido a que es la obra manuscrita más antigua de dicha institución.
Además, puede observarse que ambas cubiertas están adosadas a planchas de madera forradas. En la delantera, el forro es de una seda de origen bizantino, de fondo púrpura con unas aves; en la trasera se trata de seda islámica decorada a base de patrones simétricos de grifos y motivos vegetales.
Pero este no es la única “joya” de la biblioteca, porque diez años antes, en 1890, su creador había incorporado una colección de manuscritos iluminados, literarios e históricos, primeros libros impresos, dibujos y grabados antiguos.
A hablar de “manuscritos iluminados”, generalmente los creados en la Edad Media, nos referimos a que “Los manuscritos iluminados” son textos complementados con letras capitulares, bordes y miniaturas. Aún cuando era empleado para describir todo aquel códice ornamentado, refiere en un sentido estricto a aquellos volúmenes cuyas decoraciones fueron ejecutadas con polvo u hoja de oro y/o plata.
Por lo que describe la Organización Mundial PFCONA, “la Biblioteca Morgan & Museo fue fundada como la biblioteca privada del financiero Pierpont Morgan (1837-1913), uno de los preeminentes coleccionistas y benefactores culturales de los Estados Unidos”.
La biblioteca del Sr. Morgan, como se la conocía en vida, se construyó entre 1902 y 1906 junto a su residencia de Nueva York en la avenida Madison y la calle 36. Diseñada por Charles McKim, del estudio de arquitectura McKim, Mead & White, la biblioteca pretendía ser algo más que un depósito de materiales raros. De aspecto majestuoso, pero de escala íntima, la estructura debía reflejar la naturaleza y la talla de sus fondos. El resultado fue un palacio de estilo renacentista italiano con tres magníficas salas que personifican la Edad de la Elegancia de Estados Unidos. Terminado tres años antes de la muerte de McKim, es considerado por muchos como su obra maestra.
Posteriormente en 1924, su hijo J. P. Morgan, Jr. (1867-1943), cumplió el sueño de su padre de poner la biblioteca y sus tesoros a disposición de los estudiosos y del público por igual, transformándola en una institución pública; tal y como la conocemos hoy en día.
Este ambiente cultural se ha nutrido durante décadas de valiosas compras y donaciones de entes públicos y privados. Se ha mantenido adquiriendo materiales raros, así como colecciones de documentos históricos, libros infantiles antiguos americanos, manuscritos y partituras y manuscritos musicales de Mozart o Chopin.
Así mismo, podemos disfrutar de una colección de dibujos de Alberto Durero, como su famoso Adán y Eva, o de Giovanni Battista Tiepolo, como Psique transportada al Olimpo.
Es considerado excepcional, el dibujo que la institución conserva de Juan Gris, “Hombre con sombrero de ópera”, así como el de Giorgio Vasari, Alegoría de la fe.
Entre otros cuadros destacan pinturas de Hans Memling, como el retrato de un hombre con una rosa, y de Domenico Tintoretto, como “Retrato de un hombre”. Igualmente, es menester mencionar el cuadro de la “Sagrada Familia”, atribuido al taller de Rafael.
También cuenta con piezas tan interesantes como el ciborio altomedieval decorado con imágenes del Antiguo y Nuevo Testamento, objeto que posiblemente procede de la abadía de Malmesbury. Igualmente, hemos de destacar la cista de broce procedente de Palestina y fechada entre los siglos IV y I a. C.
Es de destacar que la colección de partituras es excepcional. La Morgan cuenta con partituras de Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Frédéric Chopin, Johannes Brahms o Franz Schubert.
Igualmente, la colección de manuscritos es muy original. Allí destacan la obra Señora Susan, de Jane Austen, el de Tamerlán, de Edgar Allan Poe, la carta firmada por George Washington, o el texto de Albert Einstein llamado Ideas y métodos de la teoría de la relatividad. Y qué decir del Comentario al Apocalipsis, del Beato de Liébana, o del Libro de horas de Guillaume Lambert.
Y la colección de libros tampoco se queda atrás, como pone de manifiesto la edición de 1623 de la obra de William Shakespeare: comedias, dramas históricos y tragedias. O la edición de 1780 de El ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, de Miguel de Cervantes.
Finalmente, el museo cuenta con una de las mayores colecciones de tablillas y sellos próximo-orientales, que lo han convertido en un referente internacional para el estudio de estos materiales.
La Biblioteca y Museo Morgan abre todos los días, excepto los lunes. También está cerrada en Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo. De martes a jueves el horario es de 10:30 a 17:00; los viernes cierra a las 21:00. Los sábados abre a las 10:00 y los domingos a las 11:00, permaneciendo abierto ambos días hasta las 18:00.
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