ChessBase 17 - Mega package - Edition 2024
It is the program of choice for anyone who loves the game and wants to know more about it. Start your personal success story with ChessBase and enjoy the game even more.
por Manuel López Michelone
Introducción
¿Qué es el talento
ajedrecístico? ¿Se puede medir? ¿Se puede desarrollar? Es claro que para
todos los padres de ajedrecistas jóvenes, por ejemplo, sus hijos deben ser
talentosos. Pero como dicho talento es algo tan subjetivo, me he propuesto
analizarlo desde la base en la cual fui entrenado por años: la ciencia,
particularmente, algunos elementos fundamentales de la estadística y el álgebra.
Nada del otro mundo como se verá más adelante. La intención de fondo es
hallar algún parámetro más objetivo y así medir cuáles son las
potencialidades de los individuos que juegan al ajedrez y cuál es su posible éxito
en el futuro. Desde luego, y lo aclaro de una buena vez, no estoy a favor o en
contra de nadie. No estoy sesgando mi postura por afanes y cariños personales.
Busco en todo caso que mis hipótesis de trabajo no se contaminen por gustos o
preferencias de mi parte.
Un
poco de historia
Para entender mejor el
talento del ajedrecista, empecemos por revisar algunos de los fenómenos
ajedrecistas más conocidos por todos nosotros. Tenemos el caso de Fischer. Gran
Maestro Internacional a la edad de 15 años, cuyo rating calculado (en el libro
de Arpad Elo, de manera retroactiva, puesto que los ratings empezaron a
calcularse en los setentas), era de 2580 puntos. Kaspárov, en Banja Luka, en su
primer torneo internacional, el cual arrasara con 2.5 puntos por encima de sus
rivales, incluyendo al excampeón del mundo Petrosian, logró un desempeño
calculado en 2595 puntos. Es decir, Kaspárov, a la edad de 14 años ya estaba
prácticamente en la lista de los jugadores con 2600 puntos Elo. A los 11 años
Peter Leko tenía alrededor de 2200 puntos de rating. Karjakin, el GM más joven
de la historia tiene un elo arriba de los 2500 puntos en la última lista FIDE
(julio 2003). Radjávob, 2245 a la edad de diez años. Bacrot, a los 14 años
tenía 2565 puntos Elo.
Desde luego que estos
casos son extraordinarios, pero a partir de ellos podemos empezar a formar
algunos criterios numéricos elementales. Consideremos la razón rating
/ edad, a la cual llamaremos TP
(talento potencial).
Es solamente un letrero para expresarnos con precisión y desde luego está a
discusión si dicha fórmula elemental puede reflejar algo tan complejo como el
talento ajedrecístico.
De acuerdo a esto,
encontramos que el TP de jugadores con un talento demostrado (todos llegaron a
GM al menos e incluso tenemos a dos campeones del mundo), es de mínimo 170 y máximo
208.
Fischer |
15 |
2580 |
172 |
Kasparov |
14 |
2595 |
185.3571 |
Radjabov |
10 |
2245 |
224.5 |
Leko |
11 |
2200 |
200 |
Karjakin |
12 |
2500 |
208.3333 |
Polgar, Judit |
15 |
2550 |
170 |
Bacrot |
14 |
2565 |
183.2143 |
Talento
Potencial en acción
Ahora bien, grafiquemos
esto para que nos demos una idea de esta expresión de manera gráfica:
Es claro que el TP de
estos jugadores caen en la franja que puede definirse de entre 150 a 250 puntos
de TP.
Evidentemente, dirán
algunos, esto dice poco, puesto que la muestra tiene pocos elementos.
Afortunadamente tenemos los datos del campeonato mundial juvenil del 2002, el
cual ganara el GM Aronian. He aquí su tabla de TP (quitando a los jugadores no
clasificados):
Con una muestra de
alrededor de 80 jugadores, podemos ver que todos los jugadores, todos, oscilan
en un TP que está por encima de los 100 puntos y algunos, no muchos, se
encuentran en el borde de los 150 puntos. Si consideramos que los talentos aquí
son más “terrenales” que los monstruos como Fischer, Kaspárov o Judit
Polgar, es claro que podemos tomar una franja menor para establecer el TP
característico de un jugador de ajedrez. En este caso, podríamos decir la cota
mínima son 130 puntos. La máxima estará no más allá de los 250 puntos,
desde luego (aunque la cota o límite superior en este caso no importa).
Un problema con la
información encontrada es que estamos hablando de jugadores muy jóvenes, pero
todos dedicados en gran medida al ajedrez. La cuestión es entonces bajar en
edad y ver qué encontramos. Por suerte, tenemos los resultados del festival
infantil y juvenil celebrado en Grecia en el 2002. He aquí la tabla de los
jugadores (con rating, menores de 10 años):
B10 1491
Sandeep Y. IND 2019 |
B10
967 Szabo Leon HUN 2025
|
B10
1461 Negi Parimarjan IND 2027
|
B10
277 Luo Xin CHN 2032 |
B10
1457 Caruana Fabiano USA FM 2102 |
B10
120 Safarli Eltaj AZE 2210
|
Pero para que se comprenda
mejor esta simple fórmula, supongamos que calculamos el TP de diversos
jugadores, por ejemplo, el jugador de 2110 puntos elo pero con una edad de 35 años.
TP calculado: 60.285. Muy lejos de el TP de una promesa. Consideremos alguien
con 2300 puntos de rating y 40 años de edad. Su TP será de 57.5. Es decir,
brevemente, que si consideramos que para tener alguna posibilidad de éxito en
el competido mundo del ajedrez, es necesario que la relación rating/edad se
encuentre entre los 130 puntos en adelante. Jugadores con menos que ése valor
de TP difícilmente pueden ser considerados talentos potenciales.
Las siguientes tres tablas
muestran el TP de un jugador de 15, 20 y 25 años, respectivamente, con ratings
que van de 2000 puntos a 2500.
Es decir, puede concluirse
que en la medida que se tienen más años, más difícil es estar en el rango de
los 130 a los 200 puntos de TP.
Conclusiones
preliminares
Evidentemente esta
información debe tomarse con cautela. Nadie puede establecer de manera
contundente el talento de un ajedrecista y menos a partir de una fórmula tan
sencilla. No obstante, es claro que la fórmula pesa en relación a la edad, lo
cual describe perfectamente las posibilidades de un jugador (en términos
potenciales). Dicho de otra manera, mientras más pequeño es el jugador y más
alto rating posee, en esa medida es más talentoso en términos potenciales.
¿Por qué potenciales?
Porque se necesita el desarrollo del ajedrecista en lo que se refiere a estudio
y trabajo constante dentro del juego. Fuera de los extraordinarios talentos,
como Karjakin, que aclara que “el ajedrez siempre me ha sido fácil”.
Esto quiere decir que el mejor de los talentos, mal encauzado, es una pérdida
irremediable para el ulterior desarrollo del jugador. Así, en la detección de
estas potencialidades hace falta ver cómo hacer para que puedan ser
desarrolladas para sacar el mayor provecho a las mismas.
Igualmente, el mejor de
los talentos potenciales debe adquirir el gusto por el juego. Si no le tiene
amor al tablero, es difícil que progrese, a pesar del gran talento que pueda
poseer. Una disciplina sobre cómo estudiar, cómo comportarse en el tablero, cómo
atacar los problemas en la partida, son fundamentales para el progreso del joven
ajedrecista. Vi ahora en el torneo Carlos Torre a dos o tres chamaquitos con
gran potencial. Uno de ellos de Costa Rica, Alejandro Ramírez, el cual con
menos de 14 años toma el ajedrez en serio. Lo tienen que ver concentrado,
pensando, desarrollando sus ideas en el tablero. Es, en mi opinión, un talento
potencial (a estas alturas es maestro internacional con una norma de gran
maestro).
Y aunque siempre es
conveniente pensar en que el niño/joven talento ajedrecista tendrá las mejores
posibilidades para desarrollar sus habilidades, es evidente que muchas veces no
se puede. No hay entrenadores disponibles, cobran demasiado o bien, simplemente
no hay acceso a ellos. ¿Qué hacer? Bueno, el ajedrez es en muchos casos un
trabajo autodidacta. Los jugadores estudian solos muchas veces. Hasta donde yo sé,
el GM Gilberto Hernández, de México, nunca tuvo un entrenador. Fischer se hizo
solo, Radjábov y Karjakin, al contrario, son producto de una escuela de trabajo
profundo y cuidadoso. Así, tenemos ambas experiencias y resultados notables de
ajedrecistas magistrales. Un entrenador es una buena idea, y lo que han hecho en
Yucatán con el MI Huerta Soris y el MI José González, demuestran que el
trabajo intenso puede crear una buena cantidad de jóvenes entusiastas y
talentosos.
Pero
independientemente de todo esto, lo que para mí está claro es que hay que ver
el ajedrez como un medio y no como un fin. Yo sé que a todos nos gustaría
tener un “campeón nacional en casa”. Sin embargo, más importante es tener
hijos felices, creo yo. El ajedrez debe ser un conducto para eso. No se trata de
que los niños sean todos grandes maestros del tablero, sino que el ajedrez les
dé esa felicidad que sólo se puede alcanzar cuando se conoce con cierta
profundidad el juego.
Cito las palabras de Jonathan Rowson (GM inglés) sobre si el ajedrez lo ha hecho feliz. Ésta es su respuesta: “El juego me ha dado la maravillosa oportunidad para la autoexpresión, el desarrollo personal y la experiencia de la competencia. El ajedrez me ha tocado con su profundidad y belleza y con ese único goce que sólo proviene de un esfuerzo intenso. Sin embargo, mi madre solía decir que la felicidad no es tener lo que se quiere sino querer lo que se tiene y yo pienso que el ajedrez se basa en gran medida en ese deseo, lo cual provee una fuente segura de felicidad”.