El poeta venezolano de ajedrez

por Marcos V Hernández C
21/09/2019 – Marcos Hernández, ajedrecista y escritor venezolano, desde hace algun tiempo escribe poesia y cuentos en la tematica del ajedrez. Ha participado en diversas actividades poeticas a nivel nacional, y se ha estado dando a conocer como "el poeta del ajedrez" en Venezuela. Envió un micro-relato a una editorial española (Diversidad Literaria) el cual fue seleccionado para estar incluido en la antologia Microfantasias V. Marcos Hernández, el poeta que escribe sus poemas con un alfil, nos envió una muestra de sus escritos. ¡Deseamos que les gusten! | Gráfico: blogspot Jaque Doble, por Marcos Hernández

El pequeño Fritz El pequeño Fritz

¿Se acuerda de cómo aprendió a jugar al ajedrez? ¿Tal vez fue de la manera típica, clásica: con el abuelo como profe que nunca perdía la paciencia? ¿O en el club de ajedrez, en uno de esos cursillos dados por un tío algo raro pero a la vez simpático? ¿Quizá fue un autodidacto, que aprendió con la ayuda de un libro de bolsillo? Ahora ChessBase y la renombrada editorial alemana Terzio, especializada en software para niños, acaban de publicar un programa interactivo de enseñanza para aprender y entrenar ajedrez.

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Los libros del poeta

Candelario vendía libros en la Plaza del Mariscal Sucre, la plaza de pisos ajedrezados y mesas con mosaicos de mármol blanco y negro incrustado en su centro.

Una mañana de domingo llego un niño, observaba los libros usados expuestos en la larga mesa, sin hallar alguno que llamase su atención.

"¿Qué buscas?", preguntó el poeta vendedor de libros.

"Busco un libro que revele los secretos del ajedrez", respondió el niño que dejaba correr una lágrima en su cara, lagrima mezcla de tristeza y rabia.

"No sé si tenga tal libro, es más no sé si exista tal libro, pero si conversamos lo que te pasa tal vez pueda ayudarte". El poeta mostró interés en lo que ocurría a aquel niño con cara triste.

El niño respondió, mientras secaba su cara:

"Fui desterrado de casa por mi propio padre por perder una partida de ajedrez y dejar pasar una combinación que me llevaba a la victoria… No podré volver a casa si no soy el mejor". 

"¡Tu padre debe estar loco!"

"No está loco, tiene razón, así es como se forman los ganadores", argumentó el niño.

"¿Cómo? ¿Abandonándolos a su destino por perder una partida de ajedrez?", pregunto el señor librero.

"La enseñanza, no está en el abandono, la enseñanza está en no conocer la derrota", replicó el joven.

"Hay muchas otras formas para enseñar a un ganador", señaló el poeta. 

"¿Entonces tienes el libro que busco?", lo interrumpió el niño mostrando desinterés en el consejo que le daba el poeta. 

"No, no tengo tal libro, la verdad no creo que exista, pero si tengo un libro de ajedrez que puede ayudarte a no cometer errores". 

El poeta busco entre los libros guardados en una caja que no estaba a la vista, al encontrarlo sacudió un poco el polvo de la tapa y entrego en las manos al joven ajedrecista aquel libro con tapa de cuero negro con letras doradas que revelaba el título del texto:

“La peregrina de las 64 casillas”

"¿No sé, si deba darte a conocer este libro?"

"¿Por qué?", pregunto el niño que ya se había apoderado del libro. 

El anciano que lo trajo en sus últimos minutos de cordura me contó, que todo aquel que lee el libro y realiza la peregrinación, en algún momento conoce una hermosa Dama y ella será quien secuestre sus pensamientos el día de su cumpleaños 64; después de decir esto, el anciano se marchó y dijo:

"Mi Dama me espera..."

"Me llevo el libro", dijo el niño sin dar importancia a lo que acababa de contarle el poeta librero, mientras hojeaba el texto y se dejaba atrapar por el mapa de peregrinación de la primera página.

"Iniciaré el recorrido de este peregrinaje, seré el desterrado de casa por mi padre, desterrado por mí mismo de mi propio país, he quedado huérfano de tierra, pero he encontrado refugio en las 64 casillas de la Reyna Peregrina; viajaré conociendo cada continente como lo indica el mapa y al final del recorrido seré el perfecto Rey asesino. Seré recordado entre grandes maestros ajedrecistas como "Rey Peregrino". 

Y sacó del bolsillo el grueso anillo de oro con forma de serpiente que arropa la piedra de ónix negro, anillo que aún no cabía en su dedo y que perteneció al abuelo que no conoció, luego a su padre y ahora a él, no quería conservar nada con relación a su padre y se lo entregó como paga por el libro al poeta. 

"No puedo aceptar este anillo, es de mucho más valor que el libro que te estoy entregando. Para que el cambio sea justo, debo regresarte dinero, así de ese modo podrás iniciar tu viaje y tendrás lo suficiente para comer unos días". 

El niño acepto el dinero, se despidió del poeta y emprendió su camino hacia la maestría, adentrándose en las páginas de aquel libro que ahora sería su maestro, su compañero de viaje, su almohada por las noches y su amuleto; su objeto de mayor valor. Desde ese día solo viviría por y para el ajedrez, recorrería los lugares señalados en el libro, cruzaría mares, tierras, conocería continentes, países con costumbres y culturas  distintas para perfeccionar su ataque, su defensa, jugar sin cometer errores hasta encontrar a “La Peregrina de las 64 casillas”…


El tiempo detenido

Ella no sabe que aprendí a jugar al ajedrez por ella, la observaba desde lo alto de mi ventanal jugar con el abuelo. Observaba como su mano trasladaba al caballo de una casilla clara a una casilla oscura formando una "L". 

Yo leía versos sin dejar de observarla. 

El tiempo se detiene en la página de un libro y la mano que dibuja la movida.

Yo la observaba y aprendía el ajedrez.

Ella no sabe que aprendí el ajedrez en el tiempo detenido, las campanas de la iglesia volverán a dar las seis.

El abuelo sonríe con orgullo, al ver el inminente ataque de la joven ajedrecista...

Ella, tan llena de lunares y yo lunático. 

Ella es de ojos grandes y grandes pestañas, la piel tostadita al sol, de gruesos labios; un lunar justo al lado del ojo derecho otro más abajito y otro en la parte superior del labio de lado izquierdo.

Y una hilera de puntitos uno tras otro que van bajando hasta sus senos el último justo en medio de ellos.

Q lunático soy, ya me la aprendí de memoria.

Ella es de trigo, podría dibujarla.

Si la describo parece un poema, y si la dibujo, ¿qué hago? ¿Una obra de arte o un poema?

Ella no sabe que aprendí a jugar al ajedrez con el tiempo detenido por ella, ella no sabe que escribí estos versos en el tiempo detenido por ella. Ella me enseñó sin saberlo y yo escribo versos de ajedrez que ella no leerá.

Febrero de 2018


Mi última casilla...

En el día de mi viaje, allí junto a mi quiero que coloquen un tablero de ajedrez y partiré feliz, y a los amigos que vayan a despedirme, coloquen las damas de sus tableros abrazándome... aAsí dirán, el poeta no se fue solo, se fue rodeado de mujeres.

25 de mayo de 2019


Ajedrez

Como no tenía con quién jugar al ajedrez, colocó la mesa frente a un espejo para jugar contra sí mismo. De modo que supo aprovechar sus derrotas para también convertirlas en victorias... Así aprendió a mover las piezas con ambos colores y a luchar contra sus temores; descubrió entonces que para jugar era necesario pensar dos veces y saber leer las estrategias de su rival sobre el tablero, sin importar, si este las  si las oculta bajo un sombrero.

 12 de mayo de 2019. (Texto seleccionado para publicación por editorial española Diversidad Literaria en antología MicrofantasiasV)

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Marcos V Hernández C (Yaracuy,1981) poeta, ajedrecista, Profesor en Educación Integral, especialista en Historia de Venezuela, columnista en periódicos regionales yaracuyanos (Yaracuy al Día y el Diario de Yaracuy 2011-2012 y 2015- 2018) creador de los blogs Jaquedoble.blospost.com y planet@almatico.blogspo.com ha sido publicado en revistas con sus notas de arte como Artefacto, Arteglobal, en junio de 2016 son publicados 6 de sus poemas Escritos con un Alfil en Hojas Sueltas con la editorial Giraluna, en julio 2019 es seleccionado uno de sus micro-relatos por la editorial española Diversidad Literaria para publicar en la antología Microfantasías IV, este autor se ha dado a conocer como el Poeta del Ajedrez en Venezuela con sus versos escritos con tinta de alfil y ese Cosmos ajedrecístico que enamora a todo aquel que por sus letras se pasea.

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