Ajedrez en el cine mudo (2)

por Sergio Ernesto Negri
14/05/2021 – Muchas celebridades de la pantalla tuvieron al ajedrez en su radar. En una recorrida que necesariamente será subjetiva e incompleta, comencemos por mencionar a la popular actriz del cine mudo Theda Bara (1885-1955) quien, en su rol de vampiresa, tiene un tablero muy próximo en A Fool There Was, película estrenada en los EE. UU. en 1915 dirigida por Frank Powell (1886-1957). La segunda parte de tres de la serie sobre el ajedrez en el cine mudo, por Sergio Ernesto Negri (Ajedrez Latitud Sur).

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Ese es asimismo el caso del alemán Ernst Lubitsch (1892-1947), un realizador que en 1922 rumbeará hacia el nuevo continente, donde hará una gran contribución, como por ejemplo en 1939 cuando ofrezca Ninotchka con el protagonismo de la inolvidable Greta Garbo (1905-1990).

De su período europeo previo, tenemos Als ich tot war (Cuando estuve muerto), un cortometraje de 35 minutos de 1916, con intertítulos en alemán, en donde el propio Lubitsch, como muchos de los directores de la época, oficia complementariamente de actor.

El ajedrez hace aquí acto de presencia en una de las primeras escenas, que resulta del todo clave para lo que sucederá en todo el relato ulterior. Un hombre es invitado para un desafío entre maestros, que se disputaría esa misma noche, por lo que le pide a su esposa interrumpir la cena familiar. Ella, apoyada por su madre, se muestra contrariada por la situación, pese a lo cual el caballero opta por ir al club.

A partir de ese momento, la situación se dará en la sala de ajedrez, donde se presencia un clima epocal típico: gente que fumaba habano, con barbas profusas y bigotes gigantes, con ninguna mujer en las inmediaciones. Todo muy masculino, todo muy noctámbulo, todo muy centrado en el ajedrez. 

Los jugadores comienzan su partida, en la que se advierte alguna incorrección reglamentaria, como la del incumplimiento de una máxima fundamental, esa que indica “pieza tocada, pieza movida”.

Por otra parte, en ausencia de reloj, el conductor de las blancas, marido de aquella mujer que se sintió abandonada, comienza a impacientarse, ante las excesivas demoras en responder de su rival.

La noche transcurre, el jaque mate por fin llega pero, cuando el protagonista vuelva a su casa, será víctima de la intrigante de su suegra, quien había trabado la entrada.

La ausencia de esa noche significará el quiebre del matrimonio y, a partir de ese momento, el desarrollo de otras vicisitudes penosas, fundamentalmente una situación especial en la que el caballero simulará su muerte (allí se comprende el título del relato).

Decide el caballero adoptar otro aspecto fisonómico, regresando al hogar, ahora como empleado, para procurar recuperar el amor de su esposa, ese que se había interrumpido por la inopinada decisión de concurrir a un torneo de ajedrez…

Als ich tot war, en versión restaurada de 2012.

En Rusia, la URSS como entidad política estaba a poco de alumbrar, se estrena el 5 de noviembre de 1916 El juego de ajedrez de la vida (en ruso Шахматы жизни), un trabajo de Alexander Uralsky (1883-1942) en el que se aprecia el protagónico de la notoria actriz local Vera Kholodnaya (1893-1919).

La película, que tuvo una gran repercusión en público y de crítica en su momento, se basa en el libro Check and Mat, de la rusa Anna Mar (Anna Yakovlevna Lenshina: 1887-1917). Si bien la cinta se halla perdida, dados los títulos del film y de la obra en la que se inspiró, las connotaciones ajedrecísticas resultan más que obvias.

Está claro que la idea de vincular al ajedrez con una situación agonal extrema, otra metáfora posible, es obvia a partir de la figura del jaque mate que se plantea en esta producción rusa. En igual dirección, regresando a América, el 21 de mayo de 1917 se estrena en los EEUU The Checkmate, bajo la dirección de  Sherwood MacDonald (1880-1968), un drama que, desde el nombre del film, anticipa la situación de debilidad extrema.

Un hombre, y su hijo adoptivo, son fanáticos del ajedrez. El joven es seducido por una inescrupulosa mujer, que ansiaba la fortuna de su familia, pero es obligada a alejarse tras ser desenmascarada por su turbio pasado. Ese será el jaque mate para ella. El uso del juego, entonces, reside en el relato en sus significativas cualidades en tanto parábola de vida. 

Volviendo a la cuestión de los nombres famosos que quedarán inmortalizados en la pantalla y, a la vez, por su vínculo con alguna imagen ajedrecística, nada mejor que recurrir a la figura del mítico Rodolfo Valentino (Guglielmi era su apellido real: 1895-1926), el considerado primer sex-symbol del cine mundial. Este tuvo al juego presente en The conquering power, un trabajo de 1921 dirigido por Rex Ingram (1892-1950), uno de los mejores directores de su tiempo, quien volverá a incluir al ajedrez en julio de 1922 en The Prisoner of Zenda.

Otro actor prestigioso que tuvo al ajedrez en su radar, y por partida triple, es Douglas Fairbanks (1883-1939), cofundador de United Artists (compañía creada en el afán de los artistas de controlar sus propios productos comerciales), lo que sucede: en 1916 en The Mystery of the Leaping Fish, dirigida por el estadounidense John Emerson (1874-1956); en 1921 en The Three Musketeers, del también norteamericano Fred Niblo (1874-1948), donde se aprecia una partida protagonizada por el rey francés Luis XIII (1601-1643) y el Cardenal Richelieu (1585-1642), y en 1922 en Robin Hood, del canadiense Allan Dwan (1885-1981). En estos casos se da una multiplicidad de tipologías en cuanto a los vínculos del ajedrez: con figuras descollantes; con obras literarias; con personalidades históricas.

Si hablamos de grandes estrellas del cine mudo, no hay otra más trascendente, que supo brillar aún más en la época sonora, que la de Charles Chaplin (1889-1977), a quien se lo puede ver jugando al ajedrez, aunque no en una película, enfrentando a un aún niño Samuel Reshevsky (1911-1992), uno de los mejores jugadores del mundo de tiempos venideros (nacido en Polonia, aunque emigró luego con su familia a los EE. UU.). Esa situación corresponde a una partida ganada por el pequeño prodigio en una sesión de simultáneas que se desarrolló en el Los Angeles Atlhetic Club en el mes de junio de 1921 aunque existe una imagen que los reúne que pareciera ser parte de un montaje escénico especial. Ambas personalidades se habían conocido poco antes, en el contexto de la filmación de The Kid, la clásica película de de Chaplin que fue estrenada en aquel país el 21 de enero de 1921.

Un dato complementario: Jackie Coogan (1914-1984), el niño de The Kid, en marzo de 1923 aparecerá jugando al ajedrez en Daddy (¡de niño a padre!), trabajo cinematográfico que dirigirá  E. Mason Hopper (1885-1967).

Chaplin, Fairbanks y Reshevsky posarán en derredor de un tablero de ajedrez, en un hecho que sucedió el 27 de junio de 1921, en el contexto de la filmación del ya citado The Three Musketeers.

Muchos directores prestigiosos, además del pionero D. W. Griffith, pondrán al ajedrez en escena en estos tiempos del cine mudo. Son los casos, entre otros, del alemán Fritz Lang (1890-1976) quien, en su calidad de guionista (como director ya se encargará de ofrecer en 1927 la inolvidable Metropolis), lo contempla en 1919 en Die Pest in Florenze; del norteamericano Cecill B. DeMille (1881-1959), que lo hace en The affairs of Anatol, un largo de casi dos horas estrenado en 1921 en el que el protagónico le cupo nada menos que a Gloria Swanson (1899-1983), una de las máximas actrices de su tiempo; del inglés Alfred Hitchcock (1899-1980), quien lo incluyó en 1927 en The Lodger: A Story of the London Fog, su tercera película dentro del cine mudo, y del también estadounidense John Ford (1894-1973) el cual, con el curso del tiempo ganará siete Premios Óscar al mejor director, quien incluye al juego en Four Sons, film estrenado en los EE. UU. en 1928.

Die Pest in Florenz, con Fritz Lang de guionista, 1919
The affairs of Anatol, de DeMille, 1921
The Lodger: A Story of the London Fog, de Hitchcock, 1927
Four Sons, de Ford, 1928

El ajedrez hará acto de presencia en una joya de la cinematografía mundial, ya que el soviético (letón) Serguéi Eisenstein (1898-1948) lo presenta en su extraordinaria Октябрь (Octubre), film estrenado el 20 de enero de 1928, en el que se disfruta adicionalmente la excepcional música de Dmitri Shostakóvich (1906-1975).

El tablero de 64 escaques es mostrado en una sugerente escena, que transcurre en un tiempo en el que la Revolución parecía haber entrado en un cono de sombras, estando Lenin (1870-1924), un reconocido aficionado al ajedrez, en el el exilio.

En un bello palacio imperial se aprecia en cierto momento una mano, que corresponde a la del Presidente del Gobierno Provisional, Aleksándr Kérenski (1881-1970), un revolucionario que había perdido el rumbo quien, bajo los influjos de la residencia en la que estaba, al sentirse tan poderoso como el emperador francés Napoleón (habían estatuas en el sitio que remitían al corso), otro apasionado por el pasatiempo, imagina una suerte de acto de entronización en el que, seguramente, él mismo será la persona que habría de recibir el cetro. imaginario que se le presenta al dibujar despreocupadamente, a partir de diversos elementos, sobre la superficie cuadriculada del tablero, una escena que evoca a la aludida coronación.

Octubre de Eisenstein, 1928 (la escena ajedrecística aparece desde el minuto 29 del film)

Un dato complementario. Eisenstein volverá al juego, en 1943, ya en el marco del cine sonoro, en otra de sus realizaciones que se convertirá en todo un clásico: Iván el Terrible.

En ella se habrá de advertir que se menciona a la figura de la reina como pieza ajedrecística a la que, aún hoy en esa cultura, se la denomina ферзь o pherz, es decir, adaptando el nombre que recibía el trebejo del visir en el mundo persa previamente (farzin). Por ende, tratándose de un relato que ocurre en el siglo XVI, podría creerse que su inclusión en el film puede tener alguna imprecisión, si partimos de la premisa de que ese trebejo se introdujo en el país sólo en vigencia del mandato de la zarina Catalina II la Grande (1729-1796). Sin embargo cabría la posibilidad de que la figura de la reina del ajedrez se consolidara en este último periodo, aunque su aparición pudiera haber sido anterior.

En ese caso el feroz zar Iván IV (1530-1584) hubiera podido contar a la pieza de la reina en su respectivo juego, como se registra en una escena en la que, al imaginar acuerdos y plantear planes de victoria contra los países enemigos, alza ese trebejo imaginando que encarna la figura de la reina Isabel I de Inglaterra (1533-1603), con quien imaginaba iba a tener una alianza militar a partir de un casamiento que infructuosamente le propuso.

El ajedrez, una vez más, vinculado en el relato al campo de batalla en calidad de metáfora y, en este tratamiento fílmico, a personalidades de peso de la historia.

Ivan el Terrible en YouTube 

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Sergio Ernesto Negri nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Es Maestro FIDE. Desarrolló estudios sobre la relación del ajedrez con la cultura y la historia.