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María Teresa Mora Iturralde nació en La Habana, Cuba, el 15 de octubre de 1902.
Destacada atleta del tablero, multi campeona femenina y miembro del equipo olímpico cubano, que ha servido de inspiración a generaciones de ajedrecistas tan necesitadas de modelos a seguir.
Había aprendido a jugar ajedrez bajo la tutela de su padre quien vio en ella una inteligencia superior para la literatura, la música y el ajedrez y, además, disposición y condiciones para la competencia.
Una inteligencia que, a lo largo de su vida se orientó hacia la búsqueda de la libertad, autonomía y la exigencia de un trato justo. Siempre intentando superar – a toda costa- los obstáculos a su autodesarrollo. Aún en las situaciones más difíciles, tarde o temprano su deseo de libertad encontraba una vía de expresión.
Efectivamente, María Teresa era una apasionada de la música, en particular, de la ejecución de la mandolina y el violín. Con este último instrumento ofreció recitales en sitios culturales de la ciudad capital.
También era fanática por la resolución de problemas de ajedrez; algunos de los cuales habían recibido reconocimiento en algunas revistas especializadas de los Estados Unidos; hecho que le hizo merecedora de un interesante artículo en el American Chess Bulletin en el cual se puede leer:
En La Habana hay otro prodigio” y en donde se afirmaba que “no contenta con haber dado a José Raúl Capablanca al mundo, La Habana llama su atención a otro prodigio del ajedrez en la persona de la niña María Teresa Mora.
Ya en 1913, y con apenas 11 años, María Teresa participa y gana su primer torneo celebrado en el Club de Ajedrez de La Habana. Dos años después, en 1915 María Teresa Mora Iturralde gana el Campeonato Intercolegial de La Habana.
Ese año se clasificó cuarta en el Torneo del Centro de la Capital Gallega y en 1919 triunfó en la Copa Bohemia del Club de Ajedrez de La Habana; torneo en el que participó la mayoría de los mejores ajedrecistas masculinos del momento.
En 1920, Capablanca publica “Mi carrera de ajedrecista” donde hace referencia al descubrimiento y relación con la joven María Teresa, cuando esta daba sus primeros pasos en el mundo del ajedrez competitivo.
En el referido libro, el entonces retador al máximo título señala que:
Había en La Habana una joven de doce a catorce años que me interesaba mucho. No sólo era inteligente y modesta en todos los aspectos, sino que además jugaba muy bien al ajedrez (creo que hoy en día es probablemente la jugadora más fuerte del mundo, aunque sólo tiene quince o diecisiete años). Me ofrecí a darle unas cuantas lecciones antes de zarpar. Mi oferta fue aceptada y decidí enseñarle algo sobre las aperturas y el juego medio según principios generales y de acuerdo con ciertas teorías que tenía en mente desde hacía tiempo, pero que nunca había expuesto a nadie. Para explicar y enseñar mis teorías tenía que estudiar, así que, por primera vez en mi vida, me dediqué a trabajar en las aperturas. Tuve la gran satisfacción de comprobar que mis ideas eran, por lo que pude ver, bastante correctas. De este modo, aprendí más que mi alumna, aunque espero que mi joven amiga se haya beneficiado de la docena de lecciones que le di. De este modo, fortalecí la parte más débil de mi juego, las aperturas, y también pude demostrar para mi propia satisfacción el gran valor de ciertas teorías que había desarrollado en mi propia mente.
Se habían conocido en una de las simultáneas que Capablanca daba en los distintos clubes de la ciudad; allí María Teresa logró forzar tablas ante el maestro.
En cuanto a esta declaración de Capablanca, parece ser que María Teresa ciertamente fue la única alumna atendida por el genial maestro cubano. Inclusive, la misma María Teresa afirma haberle ganado en simultáneas con score de 2,5: 0,5.
Resultados más destacables
En 1922, María Teresa ganó la Copa Dewar, el torneo más fuerte de Cuba y el Campeonato Nacional de Cuba, donde también es la única mujer; en virtud de lo cual, el torneo fue calificado como "un hito en la historia del ajedrez cubano".
Ese mismo año, María Teresa solicitó su inscripción en el Torneo de Londres; evento al que finalmente no pudo asistir por problemas de tipo económico para cubrir sus gastos.
Hacia 1923 se gradúa en Filosofía y Letras; para más adelante y con vocación por la pedagogía, prestar sus servicios en el Ministerio de Educación, ambiente en el cual jugaba en el primer tablero de su equipo de ajedrez en torneos locales.
En 1938 conquistó el primer título femenino de su carrera ajedrecística: el Campeonato Nacional Femenino de Cuba; título que defendió hasta 1960 cuando se su retiró invicta, de la competición, 22 años después. Un récord imbatido a la fecha.
En 1939 participó en el Campeonato Mundial Femenino celebrado en la ciudad de Buenos Aires de 1939; en fecha paralela a la Olimpiada de Ajedrez. Allí asistieron 20 jugadoras mediante la modalidad round robin y en la que Vera Menchik se alzó con el título mundial al acumular un fabuloso 18/19 pts. Por su parte, María Teresa obtuvo 11/19 pts. que le colocaron en el séptimo lugar de la clasificación final.
Más adelante, en 1950, María Teresa fue invitada por el presidente de la FIDE para que asistiera al Campeonato Mundial de Ajedrez Femenino a celebrarse en Moscú. El torneo fue ganado por la maestra soviética Ludmilla Rudenko, con 11,5/15 pts.
María Teresa acumuló 6/15 para ubicarse en la décima posición de la tabla final; resultado que le sirvió de Norma para el título de Maestra Internacional.
Ese año fue reconocida por el Congreso de la Federación Internacional de Ajedrez, como Maestra Internacional, la primera iberoamericana en recibir tal distinción.
En 1962, María Teresa ganó una última partida antes de su retiro definitivo. Tuvo un encuentro internacional por radio contra la colombiana Anita Sánchez, de Colombia.
Perfil
A María Teresa se le computan 34 partidas oficiales registradas en los campeonatos mundiales de ajedrez femenino celebrados bajo bandera FIDE en 1939 y 1950, respectivamente. En las mismas, María Teresa obtuvo el siguiente desempeño: +14 = 6 -14 para un 50% de efectividad.
Seguidamente presentamos una partida ganada por María Teresa a Gisela Gresser, multicampeona nacional y primera estadounidense en alcanzar el título de Maestra Internacional Femenina FIDE.
Reconocimientos
Finalmente, y en lo relacionado con su vida privada, María Teresa fue una mujer muy hermosa; sin embargo, aunque tuvo varios romances, nunca se casó ni tuvo hijos. Mantuvo su independencia como mujer y como ajedrecista hasta el día de su fallecimiento ocurrido en La Habana, el 3 de octubre de 1980, dejando valiosas lecciones para las futuras generaciones de ajedrecistas cubanas.
Por sus destacados logros deportivos, el nombre de María Teresa Mora Iturralde ha recibido innumerables reconocimientos; por ejemplo, anualmente en La Habana se celebra un torneo que lleva su nombre, cuyo objetivo es “promover la práctica del juego ciencia en la nación, especialmente en la juventud.” Así mismo, su nombre ha sido Elevado al “Salón de la Fama del Ajedrez de América” en la edición 2021.
En esta oportunidad hemos querido rendirle un sencillo homenaje en los 121 aniversario de su nacimiento.
