¿Por qué enseño ajedrez? (I)

por Uvencio Blanco Hernández
27/09/2022 – La educación y la formación de las jóvenes generaciones, que tendrán que afrontar con éxito los retos del mundo en constante cambio, pueden encontrar en el ajedrez una valiosa herramienta de enseñanza porque es, por su propia naturaleza, un modelo de resolución de tareas complejas en circunstancias cambiantes y de incertidumbre. Artículo por Dr. Uvencio Blanco | Foto: Georg-Cantor-Gymnasium en Halle (Alemania) | Foto: DSJ - Deutsche Schachjugend (Juventud Alemana de Ajedrez)

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Fines de la educación en la sociedad del S. XXI

Estamos en ruta hacia el tercer año de la tercera década del S. XXI; uno de los periodos de la civilización humana más complejos y peligrosos de cuantos tengamos memoria.

Al hacer una rápida revisión de los fines de la educación de la mayoría de las constituciones de sociedades democráticas de la actualidad, nos conseguimos con varios aspectos comunes; por ejemplo:

  • El pleno desarrollo de la personalidad del alumno.
  • La formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales.
  • El ejercicio de la tolerancia y de la libertad.
  • La adquisición de hábitos intelectuales y técnicas de trabajo.
  • La adquisición de conocimientos científicos, técnicos, humanísticos, históricos y estéticos.
  • La preparación para participar activamente en la vida social y cultural.
  • La formación para la paz, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos.

En correspondencia con los tres últimos de ellos, consideramos que los mismos apuntan hacia el reconocimiento, estudio y resolución de los distintos problemas que afectan el desarrollo de la sociedad moderna; en particular, con aquellos fenómenos relacionados con el ambiente, las guerras, las migraciones y el crecimiento poblacional.

En este sentido, a lo largo de nuestro ejercicio profesional de los últimos 40 años, hemos considerado que propuestas de innovación pedagógicas como la incorporación del ajedrez en las escuelas, pueden contribuir significativamente con los fines antes descritos.

El ajedrez no es, en sí, un instrumento de educación formal; sin embargo, si se toman las características más resaltantes de este juego y se proyectan, una a una, al campo educativo, se constata que ahí se convierten en otras tantas funciones educativas.

Es de tomar en cuenta que investigadores cognitivistas consideran que jugar ajedrez implica la manifestación de una serie de problemas interesantes que, además, podían tener aplicaciones prácticas en el campo educativo. Y es por ello que las primeras investigaciones realizadas en este campo, fueron orientadas hacia los procesos involucrados en la resolución de problemas de ajedrez. Como resultado de las mismas, sus autores estimaron que la búsqueda de soluciones a múltiples problemas, presentados sobre el tablero, sugerían la realización de una actividad cognitiva compleja. De allí, la posibilidad de establecer transferencias, desde el tablero propiamente dicho, hacia problemas propios del ámbito académico, personal y social.

Según esto, el juego del ajedrez puede considerarse un modelo de resolución de tareas o problemas complejas en circunstancias cambiantes; de incertidumbre. Así, este antiguo juego, que está presente en escuelas y colegios muchos países afiliados a la FIDE, ha sido adoptado a los estándares educativos. Evidentemente, este ha sido el resultado de estudios realizados, que no sólo señalan la utilidad de jugar al ajedrez, sino que también subrayan la creciente flexibilidad de los sistemas educativos que, en la búsqueda de métodos más modernos de enseñanza, sitúan a los alumnos en el centro de ese proceso y hacen hincapié en la necesidad de desarrollar todo su potencial creativo.

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La importancia del pensamiento crítico en la educación (II)

El pensador critico en un entorno de grandes olas de cambio

De tal manera que la educación y la formación de las jóvenes generaciones, que tendrán que afrontar con éxito los retos del mundo en constante cambio, pueden encontrar en el ajedrez una valiosa herramienta para su formación porque es, por su propia naturaleza, un modelo de resolución de tareas complejas en circunstancias cambiantes y de incertidumbre. Esto implica la urgente necesidad enseñar a nuestros estudiantes -con base en habilidades propias del pensamiento creativo y del pensamiento crítico- a cómo enfrentar los retos y desafíos de los continuos y rápidos cambios que ocurren en el mundo.

Por ejemplo, el ejercicio del pensamiento crítico, es un ejercicio de duda e interrogante permanentes. Dudas sobre informaciones, afirmaciones, juicios, dogmas y axiomas absolutos presentes en nuestro entorno. Con ello, se busca tener una idea justificada de la realidad y no aceptar ciegamente lo que otros nos digan.

En relación con el ámbito “pensamiento crítico” de estudiantes de educación media, se espera que utilice el razonamiento lógico, el pensamiento matemático y el método científico para analizar críticamente fenómenos, generar hipótesis, desarrollar argumentos, resolver problemas, justificar sus conclusiones y desarrollar innovaciones; responde con adaptabilidad y flexibilidad a entornos cambiantes. Mientras que en el ámbito “medio ambiente” la expectativa es la de comprender las implicaciones del daño ambiental, el estudiante asume una actitud proactiva para encontrar soluciones sostenibles; piensa globalmente aunque actúa localmente.

En “Sistema Instruccional de Ajedrez” (Blanco, U, 1995) nos preguntábamos ¿por qué enseñar ajedrez en las escuelas? Allí en la última de las diez justificaciones afirmamos que “Debido a sus múltiples virtudes, el ajedrez contribuye con la formación de mejores ciudadanos” (pp. 2).

Así mismo, en ¿Por qué el ajedrez en las escuelas? indicamos que

La importancia del papel educativo del ajedrez radica en que forma a los alumnos en un marco de reglas y significados, disciplinando el pensamiento, contribuyendo al desarrollo del carácter y la acción virtuosa.

Para más adelante insistir en que la enseñanza del ajedrez en las escuelas tiene, entre sus propósitos, el de facilitar la formación de jóvenes republicanos que contribuyan a la resolución de problemas de su entorno, de la comunidad y del país.

En la misma obra, al hablar de la Fundamentación Pedagógica del Ajedrez, consideramos que una sociedad en rápido crecimiento como la nuestra, la cual tiene entre otras características los continuos cambios en las necesidades sociales e individuales y la multiplicidad de problemas que tales cambios involucran, requiere de individuos capaces de realizar rápidos análisis de la situación, de buscar y hallar diferencias alternativas y sopesarlas para determinar su valor, de razonar críticamente para seleccionar la alternativa más acertada y de participar activamente en el análisis de las soluciones aportadas. En otras palabras, la sociedad contemporánea requiere individuos solucionadores de problemas.

Langen (1992) afirmó que: 

“... el beneficio más notable del ajedrez en escolares es el asociado con la creatividad y la resolución de problemas”. Durante la partida, el ajedrecista debe tomar decisiones luego de un proceso de análisis de la situación planteada sobre el tablero; este razonamiento tiene, en principio, un carácter eminentemente lógico; mientras que en situaciones de incertidumbre su pensamiento crítico tiende a buscar nuevas alternativas, construir nuevas ideas; en una palabra, ser creativo". 

Los solucionadores de problemas

A efectos de la presente nota, nos referiremos al individuo que actúa como solucionador sistemático de problemas; sin duda el más confiable y consistente de los posibles “solucionadores”. Estos profesionales tienden a abordan un problema con método y mucha paciencia; tomando al mismo tiempo, medidas para prepararse o prevenir que ocurran problemas similares.

Sin embargo, la brecha entre estas tareas puede ser grande si el solucionador de problemas sistemático es demasiado cauteloso o no tiene las herramientas para analizar un problema al nivel requerido.

Vale señalar que la competencia de resolución de problemas se encuadra dentro de la categoría de competencias genéricas, las cuales “identifican los elementos compartidos que pueden ser comunes a cualquier titulación” (González y Wagenaar, 2003: 34) y se clasifican en instrumentales, interpersonales y sistémicas. La resolución de problemas se incluye dentro de las instrumentales, ya que es la que recopila las habilidades cognoscitivas, las capacidades metodológicas para manejar el entorno y las destrezas tecnológicas y lingüísticas (González y Wagenaar, 2003).

Ahora bien, según Rodríguez (2001), desde principios del siglo XX la comunidad científica se ha esforzado en hallar un método general que sirva para analizar la resolución de problemas (Barak y Mesika, 2007). Dos de los principales precursores en esta búsqueda fueron Dewey (1910) y Wallas (1926), cuyas aportaciones dieron lugar a que la resolución de problemas se convirtiera en una materia de investigación de gran interés para “la educación, la ciencia, la economía y la salud mental” (Heppner et al., 2004: 348).

A partir de los modelos seminales formulados por estos autores, han proliferado diversas propuestas de modelos secuenciales de resolución de problemas. No todos los modelos propuestos se han acompañado de instrumentos de medida y, entre los que lo hacen, el más destacado es el presentado por D’Zurilla y Goldfried (1971) (Heppner et al., 2004), que ofrece un instrumento con acreditada robustez científica (Calvete y Cardeñoso, 2001)

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El pequeño Fritz

¿Se acuerda de cómo aprendió a jugar al ajedrez? ¿Tal vez fue de la manera típica, clásica: con el abuelo como profe que nunca perdía la paciencia? ¿O en el club de ajedrez, en uno de esos cursillos dados por un tío algo raro pero a la vez simpático? ¿Quizá fue un autodidacto, que aprendió con la ayuda de un libro de bolsillo? Ahora ChessBase y la renombrada editorial alemana Terzio, especializada en software para niños, acaban de publicar un programa interactivo de enseñanza para aprender y entrenar ajedrez.

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Fuentes y enlaces

  • Todos los artículos por Uvencio Blanco
  • Barak Moshe, Pnina Mesika. Teaching Methods for Inventive Problem-Solving in Junior High Scho2ol Thinking Skills and Creativity, 2 (2007), pp. 19-29
  • Blanco, U. (1995). Sistema Instruccional de Ajedrez. Publicaciones Congreso de la República de Venezuela. Caracas.
  • Blanco, U. (1998). ¿Por qué el ajedrez en las escuelas? Imprenta Municipal, 1ra- Edic. Caracas.
  • ChessBase. “La importancia del pensamiento crítico en la educación“ Uvencio Blanco. 07/06/2022.
  • González, J. y Wagenaar, R. (2003). Tuning Educational Structures in Europe. Informe Final Fase Uno, Bilbao, Universidad de Deusto´P,
  • Heppner, P, Witty, E., Thomas, A. y Wayne, D. “Problem-Solving Appraisal and Human Adjustment: A review of 20 years of research using the problem solving inventory” The Counseling Psychologist, XXXII (3) (2004), pp. 344-428
  • Rivero, E. J. R., Martín, A. E. R., & Gil, D. N. (2015). Evidencia empírica de la adquisición de la competencia de resolución de problemas. Perfiles educativos, 37(147), 50-66.
  • Rodrigues, A. M. L. B. (2001). O desenvolvimento do pensamento crítico como estratégia promotora de melhores solucionadores de problemas em ciências (Doctoral dissertation).
  • Wallas Graham. “The Art of Thought” Brace and Company, Nueva York, Harcourt (1926).

Uvencio Blanco Hernández, Venezuela. Comisión Ajedrez y Educación FIDE. Escritor, Investigador, Conferencista, Árbitro Internacional, Organizador Internacional, Entrenador, Profesor de Ajedrez ECU y Lead School Instructor FIDE.