El
gran dios zumbador

¡Toma
jaque, ordenador!
"Der große summende Gott" (= El gran
dios zumbador) es el título de una exposición de la Biblioteca Nacional de Baja
Sajonia en Hannover, dirigida por el director Dr. Georg Ruppelt y que trata
el tema de la historia de las máquinas inteligentes, los ordenadores y la
inteligencia artificial. Se mostrarán las conexiones que hay entre
la literatura de ciencia ficción y la historia real de la tecnología.
La idea de la inteligencia artificial ya se podía observar en la Leyenda
de Golém en los tiempos talmúdicos (200 - 500 después de Jesucristo).
Con la ayuda de algún tipo de magia una criatura hecha de barro se transformó
en un ser vivo. Más tarde volvieron a aparecer unas criaturas parecidas, como,
p. e., en la obra de Mary Shelley Frankenstein y el Homunculus
en Fausto, de Goethe. Aunque luego la magia sería reemplazada
por la bioquímica. Con la ayuda de la biología molecular hoy en día las historias
de ciencia ficción casi se han convertido en realidad.
A principios de la industrialización los mecanismos
automáticos tomaron el relevo de las criaturas ficticias mágico-biológicas
de antes. Un ejemplo muy famoso de esta categoría es El Turco de Kempelen.
Aunque en este caso se trataba más de un truco genial que de verdadera "inteligencia
artificial". Este desarrollo se refleja también en la literatura, pensando,
por ejemplo, en el cuento de E. T. A. Hoffmann Der Sandmann
(1917), traducido como El hombre de arena:
El estudiante Nathanael se enamora de Olimpia hasta que al final se de cuenta
de que se trata de un autómata y no de una chica de carne y hueso.
El ajedrez siempre ha jugado un papel importante
a la hora de desarrollar máquinas inteligentes porque el éxito en el ajedrez
no puede ser automatizado y planteado en un conjunto de reglas sencillas, como,
por ejemplo, los cálculos aritméticos. Sin embargo siempre existió
un escepticismo y un miedo muy grande a la creación de máquinas inteligentes,
como se puede notar, p. e, en Moxon's Master de Ambrose Bierce
(1880) donde aparece un autómata superior al hombre. Cuando una vez Moxon
vence a la máquina, ésta se venga de manera muy cruel.

Es indigno perder el tiempo
de la gente sobresaliente
con cálculos serviles
porque al usar
una máquina calculadora
hasta el más tonto
podrá escribir los resultados
correctos fácilmente
G. W. Leibniz
La máquina calculadora
de Leibnitz
Uno
de los tesoros de la exposición es la última máquina calculadora que se conserva
de Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716). La desarrolló
en los años noventa del siglo XVII. Fue la primera máquina que manejaba las
cuatro reglas aritméticas. La construcción de la máquina fue laboriosa y cara.
Leibniz había dibujado varios planos para su contrucción y con su ayuda unos
relojeros intentaron construir las máquinas. Los planos, sin embargo, al principio
eran bastante malos y sólo cuando se terminaron las primeras máquinas
fue posible hacer copias de manera más rápida y eficaz. La construcción de la
máquina le costó a Leibniz aproximadamente el sueldo de un año entero, es decir
un ojo de la cara. Los relojeros que se encargaron de la construcción no trabajaban
concienzudamente porque en comparación con el proyecto de Leibniz podían ganar
más dinero con la fabricación de relojes. La máquina que se puede ver en la
Biblioteca Nacional de Baja Sajonia probablemente es perfectamente funcional,
pero no la usan por miedo a que se estropee algo.

La
influencia de la técnica moderna en el ajedrez es extraordinariamente grande
y se notan sus efectos en muchos campos. Un jugador profesional, para triunfar
en un torneo, hoy en día debe mostrar mucho más rendimiento que hace diez o
veinte años. Esto es así porque cada vez hay más partidas que sirven de antecedente
para cada variante de apertura. Se pueden almacenar las partidas fácilmente
con la ayuda de un ordenador y generalmente las partidas más flamantes están
disponible en Internet casi al nada más gestarse. O incluso se retransmiten
en directo. Además, el ordenador se ha convertido en una ayuda de para
el análisis incluso para los jugadores más fuertes y para los Grandes
Maestros porque su potencia de juego ha aumentado y sigue aumentando mucho.
El desarrollo más reciente al respecto es Internet
donde ya es posible echar partidas contra aficionados en todo el mundo, p. e.
en www.playchess.com
El próximo sábado, día 26 de abril de 2003 la Biblioteca
Nacional de Baja Sajonia les invita a pasar un día dedicado al ajedrez en su
casa en la calle Waterloo, 8 de Hannover, Alemania. El acontecimiento será organizado
en cooperación con el club de ajedrez "Hannoverscher Schachklub" y
con ChessBase.
La
exposición en imágenes:

Cartel de Metrópolis

Máquina sumadora
y restadora


Dibujo de construcción
de Leibniz

Dibujo de construcción
para la máquina calculadora de Leibniz.

La máquina calculadora
de Leibniz en versión original.

Frederic Friedel
fascinado por la técnica.

El
"corazón" de la máquina. Normalmente suele haber una cubierta por
encima de la máquina y solo se ve las ruedas con las cifras y los pentágonos
que se ven en la parte superior. Los pentágonos los ideó Leibniz para
comprobar los resultados. Si los cilindros se quedaban en medio de un resultado,
por ejemplo por problemas mecánicos, sumando 999.999 + 1 = 1.000.000, todos
los cilindros tendrían que moverse un dígito para cambiar de 9 a cero
y a veces fallaba la mecánica a la hora de mover tantos cilindros. Por eso si
veía sobresalir las puntas de uno o varios pentágonos, Leibniz los accionaba
con la mano, de izquierda a derecha, para redondear el resultado.


La
mecánica de la máquina de Leibniz

Replica
de la máquina calculadora de Leibniz

Máquina
calculadora dual

ENIAC:
Ordenador de válvulas americano

Máquina
de versos. Pulsando el el botón negro inventa poemas.
