El siguiente reportaje fue publicado hoy, sábado, 27 de enero de 2007, en
la edición impresa del más importante diario de Alemania, "Süddeutsche Zeitung".
Anteriormente, ayer ya había sido publicado en la
página web del periódico. El autor es Martin Breutigam, Maestro
Internacional de Ajedrez que hace muchos años escribe para el "Süddeutsche
Zeitung", "Tagesspiegel Berlin" y otros importantes periódicos. Hemos traducido
el artículo y lo publicamos con el permiso del autor.
Cuando el dedo pulgar se mueve en la boca
¿Se juega falso en el ajedrez? Observaciones acerca del número uno de la
lista mundial Veselin Topalov.
Por Martin Breutigam
Hace más de un año que se mantienen los rumores que el búlgaro Veselin
Topalov a lo mejor se coronó Campeón del Mundo con medidas no permitidas en el
Campeonato del Mundo 2005 en San Luis . Su representante Silvio Danailov le
podría haber comunicado jugadas examinadas por un ordenador, a través de señales
clandestinas, de acuerdo a la sospecha, planteada, entre otros, por algunos de
los demás participantes que no quisieron ser citados.
¿Se trababa sólo de una teoría de la conspiración de unos malos perdedores?
¿O realmente es verdad y el ahora destronado campeón mundial de 31 años recibe
pistas durante algunas de sus partidas de manera desapercibida? Y en caso
afirmativo, ¿cómo?
En el torneo de Wijk aan Zee que concluirá el domingo de este fin de semana,
Topalov y Danailov han alimentado nuevas especulaciones con su comportamiento:
quien haya observado a los dos durante las rondas dos y tres, desde luego pudo
llegar a tener la impresión que tuvo lugar una comunicación sin palabras, solo
percibida por aquellos que les miraron con detenimiento en la sala de juegos "De
Moriaan", que estaba repleta de varios cientos de personas en la que jugaban a
la vez los jugadores de primera fila mundial y aficionados en diferentes
torneos, todos bajo el mismo techo.
El agente sale para hacer llamadas por teléfono
En la segunda ronda, Topalov conducía las piezas blancas contra el seis veces
Campeón de Holanda Loek van Wely. Hizo un enroque largo, Van Wely uno corto.
Hasta la fase de medio juego la partida transcurrió sin peculiaridades. Esto
cambió cuando el representante Danailov entró en la sala.
Durante la hora siguiente se repetía un curioso ritual: en cuanto Van Wely
realizaba un movimiento, Danailov salía corriendo de la sala y sacaba su
teléfono móvil de su chaqueta. ¿Quizá solo quería felicitar el cumpleaños a
alguien? ¿Enterarse de las cotizaciones bursátiles? Pero también podría
conversar por teléfono con alguien en cualquier sitio del mundo que estaba
siguiendo la partida en directo a través de Internet.
Sea como sea, Danailov, después de muy poco tiempo volvía a entrar en la
sala, acercándose siempre al mismo rincón del área de espectadores y se ponía
unas gafas, aunque hasta ahora nunca se solía presentar con gafas. Topalov
estaba sentado a la izquierda, desde el punto de vista de los espectadores,
Danailov estuvo a la derecha, por detrás de una barrera en la anonimidad del
público, a unos 15 metros de distancia de Topalov.
En verdad, desde allí no podía ver nada de la partida, ni tampoco la pantalla
que mostraba la posición de las piezas; sin embargo, desde el rincón se podía
establecer un directo contacto mirándose a los ojos sin que Topalov tuviera que
torcer la cabeza. De hecho éste levantó la mirada cuando le tocó a él y en
cuanto reconoció a Danailov en el rincón, solía colocar los codos sobre la mesa,
cruzando las manos en la frente.
En esa postura pensativa parecía que tenía la mirada dirigida al tablero pero
podría haber parpadeado por los dedos hacia Danailov quien de vez en cuando
realizaba extraños movimientos.
En el movimiento 26, por ejemplo, se mordió el dedo pulgar y lo bamboleaba en
la comisura de los labios derecha de un lado al otro. A continuación, Topalov
capturó un caballo con su alfil en la casilla c5. La mayoría de las veces,
Danailov se volvió a quitar las gafas inmediatamente y se esfumó del rincón.
Aquel ritual se repitió en cuanto Van Wely jugaba:
Danailov salió corriendo, habló por teléfono, volvió a entrar después pasados
de uno a tres minutos, se acercó a dicho rincón, se puso las gafas. Y mientras
que Topalov tomaba la postura pensativa, su representante se rascó entre tres y
seis veces por detrás de la oreja, se tocó las gafas con el dedo índice o
realizó otro tipo de movimientos que parecían curiosos.
En el movimiento 31, volvió a meter el pulgar en la boca y Topalov comió un
peón en d3. Tras 35 movimientos, Van Wely se rindió en una posición desesperada.
Más adelante se mostró que todas las jugadas que había realizado Topalov durante
la fase decisiva, coincidieron con las jugadas preferidas por los usuales
programas de ajedrez. "Durante la partida de ninguna manera tenía la sensación
de que algo raro estaba ocurriendo, pero sí que también me dijeron que Danailov
se estaba comportando de manera muy sospechosa", comentó Van Wely.
El árbitro principal tampoco había notado nada sospechoso, pero anunció que
se iba a fijar en la próxima partida de Topalov en posibles comportamientos
llamativos. Al día siguiente, en la partida contra el ruso Sergey Karjakin,
Topalov estaba sentado más hacia la derecha en la zona de los jugadores. A
partir del movimiento 20 volvió a pasar: Danailov entró. Solo que esta vez se
acercó al rincón opuesto, a la izquierda. Desde aquí, de nuevo, no podía seguir
la partida, pero sí establecer contacto visual con Topalov. La posición de este
último en este momento ya era preocupante, Karjakin tenía ventaja.
Con jugadas exactas hacia el empate
En el movimiento 23, cuando Danailov estaba allí con sus gafas, de repente,
el árbitro se puso en medio de la vista y miró a Danailov de manera
interrogadora. El ritual también fue interrumpido por un momento cuando alguien
llamó a Danailov espontáneamente a una entrevista para la televisión. Ambos
salieron de la sala.
Cuando Danailov volvió, Topalov ya había realizado dos movimientos. A
continuación siguió el juego ya conocido: Danailov salió de la sala, volvió, se
acercó al rincón, se puso las gafas, se quitó las gafas, etc. En casi todas las
jugadas, en total más de veinte veces. Finalmente, después de una serie de
exactas jugadas, Topalov aún alcanzó unas tablas. Poco tiempos antes del control
de tiempo (cada jugador tiene dos horas para reflexionar hasta el movimiento 40)
la situación se había puesto agitada.
"No me lo podía creer, Danailov entró corriendo, se acercó al sitio desde
donde podía ver a Topalov y casi quito a la gente que estaba allí a empujones.
Era también cuestión de tiempo", comentó un espectador que había observado el
movimiento durante dos horas.
Durante la última semana, ni Danailov, ni Topalov estuvieron disponibles para
explicar su postura, a pesar de las repetidas solicitudes. ¿Sólo fue una
casualidad que el dedo pulgar se movía en la boca o era parte de una clandestina
comunicación?
Esa habría sido más difícil en la próxima ronda debido a la distribución de
los asientos, porque Topalov estaba sentado cerca de la pared de la sala mirando
hacia la misma: y ganó contra el GM Alexei Shirov. Danailov, aquel día, apenas
se mostró en la sala de juego. Igualmente, durante los días siguientes no se
repitió el ritual de las rondas dos y tres.
Los organizadores consideran establecer detenidos controles el año que viene,
entre otras cosas con ayuda de detectores de metal. El fondo: recientemente hubo
graves casos de estafa en India y Estados Unidos de jugadores menos fuertes que
habían sido pillados al hacer trampas con señales de radio. Los receptores
estaban escondidos en su cuerpo o por debajo de un gorro de los jugadores. Esta
vez, así dicen, en Wijk aan Zee no hubo tiempo suficiente para adquirir fiables
detectores.
(SZ de 27 de enero de 2007)
Traducción: Nadja Woisin