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Por Carlos A. Ilardo
Libro de Grau
Libro de Copié
El pasado 5 de mayo, en la sala ABC de la XXXIII Feria Internacional del Libro Buenos Aires, se llevó a cabo la presentación oficial de la obra, “Roberto Grau, el maestro” cuyos autores son la Dra. Gloria Grau (hija), el Dr. y dirigente deportivo, Jorge Delfino y el Gran Maestro Postal (subcampeón mundial) Juan Sebastián Morgado.
Gloria Grau, hija del recordado maestro
Frente a un numeroso público que colmó la sala, junto a la presencia de más de 30 alumnos de la Escuela Roberto Grau, de la localidad de San Andrés de Giles, en la Provincia de Buenos Aires, se realizó la emotiva ceremonia. Durante uno de los pasajes del evento, el maestro Morgado brindó un pormenorizado relato sobre algunos rasgos de la personalidad y distintas anécdotas del entrañable ajedrecista considerado por algunos como el "Padre del Ajedrez Argentino".
Los autores y el maestro Panno junto a los alumnos de la escuela de ajedrez, Roberto Grau, de San Andrés de Giles.
En su discurso, Morgado comento que Roberto Grau, nacido el 18 de marzo de 1900, creció en el seno de una familia que gustaba del ajedrez por lo que pasó a ser su principal entretenimiento ya desde los tiempos de la escuela primaria. Por aquellos años unos pocos privilegiados tenían acceso a la bibliografía que llegaba desde Europa. No había grandes tratados sobre estrategia, y en todo caso, estaban escritos en alemán o en inglés. Por ello podría decirse que Grau fue un autodidacta desde sus comienzos.
Grau se hizo habitué del histórico Bar, "Los 36 Billares", comenzó a competir con ajedrecistas avezados a los que superaba con destreza utilizando un estilo posicional activo.
Sin rivales que pudieran vencerlo, a los 16 años Roberto Grau decidió ser socio de los dos principales clubes de esos días, “El Club Argentino de Ajedrez”, fundado en 1905 y el “Círculo de Ajedrez”, en 1916. Al poco tiempo el joven Grau alcanzó el grado de jugador de 1era. categoría. A partir de entonces resulta dificultosa la tarea de detallar con precisión la dilatada carrera como periodista, dirigente y ajedrecista del maestro Roberto Grau. Sin embargo podemos resumir algunos de sus principales logros.
El gran maestro postal J. Morgado durante el discurso
En 1921 ganó el torneo Internacional de Carrasco (Uruguay) y un año después finalizó tercero en el Torneo Nacional, una especie de campeonato argentino, organizado por el Club Argentino de Ajedrez porque por entonces no existía la Federación Argentina de Ajedrez (FADA).
En 1922 comenzó su tarea periodística en el diario La Nación y creó su histórica columna “Frente al tablero”.
Ganó el Cmpeonato Argentino en seis oportunidades: 1926, 1927, 1928, 1934, 1935 y 1938.
Participó en el Torneo de las Naciones de París 1924 (no llegó a la final, pero venció al holandés Max Euwe), Londres 1927, La Haya 1928, Varsovia 1935 (logró un empate ante Alexander Alekhine), Estocolmo 1937 y Buenos Aires 1939 (acordó tablas con José Raúl Capablanca); casi siempre como primer tablero.
Grau fue el organizador de la Olimpíada (en ese entonces Torneo de las Naciones) de Buenos Aires 1939 y de varios torneos disputados en Argentina. Como maestro, periodista y escritor, le dio un gran impulso al ajedrez en Sudamérica. Entre sus escritos se destacan, Historia del ajedrez, Código del ajedrez, Ajedrez americano, Ajedrez argentino y Estrategia del ajedrez.
Uno de los tomos de la obra de Grau
Sin embargo, por unanimidad los maestros y aficionados consideran al "Tratado General de Ajedrez" dividida en 4 tomos como su máxima obra, una de las mejores del habla hispana, escrita hace 70 años y editada en diferentes idiomas.
La obra completa del "Tratado General de Ajedrez"
En agosto de 1923 se casó con María Gloria Lagomarsino y siete años después nació Gloria, su única hija. Catorce años más tarde, el 12 de abril de 1944, en el Hospital Español, fallecía el maestro Roberto Grau. Algunas crónicas señalaron a una delicada intervención como la causal de su muerte, aunque algunos pares nunca descartaron que algún exceso fuera la causa del fatal desenlace.
El maestro Roberto Grau
Uno de sus legados:
«Jugar al ajedrez no es mover las piezas, de la misma manera que pintar no es tomar los pinceles y manchar una tela. Jugar al ajedrez es poner en marcha el cerebro en una actividad que recrea, pero que obliga a un proceso mental armónico y lógico. Por eso más que un juego, el ajedrez es un monumento de lógica y de raciocinio».
El maestro José Antonio Copié
José Antonio Copié es el creador de la obra, “Historia del Ajedrez Argentino”, que abarca desde el génesis del juego en estas tierras hasta el centenario de la entidad decana del juego, Club Argentino de Ajedrez, fundado el 17.4.1905.
El pasado 18 de mayo, en el salón Leopoldo Marechal en el Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología de la Argentina, José Antonio Copié cumplió uno de sus mayores sueños, la presentación oficial de su libro. El autor estuvo acompañado por sus pares, ajedrecistas, familiares y amigos. El gran maestro Oscar Panno lo acompañó durante la exposición y felicitó a su colega por el trabajo realizado.
El público
El acto de la presentación del libro: en el medio está GM Oscar Panno y a la derecha José Antonio Copié
Acaso, el título de la obra del escritor colombiano, Gabriel García Márquez, nos permita jugar con la historia de vida de nuestro personaje.
A José Antonio Copié la sal del tiempo le oxidó la cara. Sus hombros cargan con ciertos estigmas del pasado; son fantasmas con los que aún convive. A los 65 años no se da por vencido y aún da batalla frente al tablero de la vida.
El maestro Copié
Copié, gran maestro postal, fue empleado estatal, militante gremial y hace 30 años sufrió la persecución de la última dictadura militar en la Argentina. En la soledad del exilio, a más de 1.500 Km. de las luces de Buenos Aires, aprendió a arar la tierra para alimentar a su esposa y a sus cinco hijos. Le sostuvieron sus afectos. Ahora, emérito, nos habla de su vida que vale la pena ser contada.
“Provengo de una familia muy humilde pero instruida. Mis inicios en el ajedrez fueron sobre un tablero de tierra. No teníamos plata para comprar uno por lo que mi papá que era un obrero de la construcción, me enseño a mover las piezas dibujando el tablero y las piezas sobre el piso de tierra del patio de la casa”.
El primer club de ajedrez que visitó fue el de Villa Martelli, allí comenzó a jugar y alcanzó el grado de jugador de 1era. categoría; sin embargo su dedicación al juego se fue diluyendo a medida que avanzaba su militancia en la política.
“A los 16 años empecé con la militancia sindical y colaboré con la resistencia peronista en 1956”.
En ese año, el gobierno del general Juan Domingo Perón sufrió el derrocamiento por parte de otros pares, la llamada Revolución Libertadora, continuando un proceso de interrupción de procesos democráticos que se extendieron hasta 1976.
“En 1972, a los 31, integraba la comisión directiva del gremio de FOETRA, colaboraba en la secretaría de cultura. En 1976 organizamos el XXII Campeonato Nacional Juvenil Argentino. Ffue un certamen bárbaro que se adjudicó, el ahora gran maestro Daniel Cámpora. Pero el 24 de marzo de ese año se produjo el golpe militar que derrocó a Isabel Perón y cuatro días más tarde me secuestraron en mi domicilio”.
La familia de Copié en el acto de presentación
¿Qué recuerda de ese día?
Era ya tarde, de noche, cuando comenzaron a golpear la puerta de madera de mi casa. Me asusté mucho, estaba con mi mujer y mis dos hijos. No me podía resistir. Ingresó un comando por la fuerza, dieron vuelta todas las cosas de la casa buscando, vaya uno a saber qué cosa, y después me pusieron una capucha y me sacaron a los empujones.
Durante algo más de un mes Copié fue alejado de sus queridos, vivió en la soledad de un cuarto junto a otros prisioneros políticos hasta que un día decidieron soltarlo sin explicaciones, tampoco se las habían dado cuando lo detuvieron.
Por razones de seguridad parecidas al miedo, reunió la poca ropa que había en los cajones, vendió su colección de 18 Informadores (su fuente de inspiración con el ajedrez), su único capital y se aferró esos magros billetes. Luego salió en busca de un tren que lo alejó de la gran ciudad. Viajó casi tres noches hasta que llegó a un pequeño pueblo, Londres, en la provincia de Catamarca. Allí trabajó la tierra para alimentar a la familia, levantó y plantó comino, verduras y cosechó nueces. Cuando la Junta Militar comenzó a padecer el desgaste de su gestión emprendió el camino de regreso.
¿Cómo fue el regreso?
También se hizo difícil. No era sencillo conseguir trabajo. Empecé en una fábrica de caucho hasta que en 1983 con el retorno de la democracia me reincorporaron a la empresa telefónica (ENTEL), gracias a un petitorio de mis compañeros. Al poco tiempo volvieron a elegirme delegado pero yo ya no quería ver más sufrir a mi familia.
¿Y el ajedrez?
Volví a estudiar. Me volqué un poco más al juego postal y en 1999 logré el título de gran maestro.
(Casi sin advertirlo José deja escapar su única sonrisa durante la charla. Todavía sigue tenso con el relato.)
Acaso la bronca de Copié hacia los militares no se trata de una fobia. En su familia, hubo militares como su abuelo Luis Burela que luchó contra la invasión realista a comienzos del siglo XIX. Claro, aquellos militares vendieron hasta su propia casa para donar sus fondos a la causa del ejército. Aquella conducta fue muy diferente a la de la última dictadura del país que dejó una Nación endeudada en más de 40 mil millones de dólares, 30 mil desparecidos, las fábricas desmanteladas, casi 1000 soldados muertos en la guerra de Malvinas y miles de científicos exiliados por el mundo, entre otros horrores más.
¿Y cómo nació la Historia del Ajedrez Argentino?
Lo hice como un agradecimiento a todos los que me ayudaron como Paulino Monasterio, Goyo Lastra, José María Suárez o el doctor Materassi. Aatendía a mi familia sin cobrarme durante los años de persecución. Ellos fueron buenos conmigo y son parte importante del ajedrez y nosotros los argentinos necesitábamos tener un libro de historia porque todo lo que nos han contado hasta hoy no ha sido tan veraz. Por eso busqué con esta obra dejar un referencia para que otros en el futuro puedan continuar con la tarea. En mi libro están citadas las fuentes de cada investigación.
Copié homenajeó a los invitados con el regalo de un libro
“Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir, que hay otra historia, la verdadera historia”.
Copié junto al Presidente del Club Argentino de Ajedrez, Jorgue Güelman
Hoy, José Antonio Copié sueña en voz alta, añora que su libro llegue hasta a Europa, que se agoten los 500 ejemplares para salvar así los gastos de la edición. Su obra consta de 4 tomos “La Historia del Ajedrez Argentino” salió a la calle con el primero de ellos, en tanto, la vida de Copié sigue sumando capítulos. Todavía vive para seguir contándola...
"Los ajedrecistas argentinos de comienzos del siglo XX se caracterizaban por tener un estilo lento, pasivo. Muchas partidas comenzaban, por ejemplo, con 1.d4 d5 2.e3. En los diarios salía muy poca información sobre ajedrez, y solamente unos pocos privilegiados tenían acceso a la bibliografía que llegaba desde Europa. No había grandes tratados sobre estrategia, y en todo caso, estaban escritos en alemán o en inglés.
Dentro de ese contexto se desarrolló la niñez de Roberto Grau, que creció en el seno de una familia a la que gustaba del ajedrez, que pasó a ser su principal entretenimiento ya desde la escuela primaria. Fue un autodidacta desde sus comienzos. Al competir con gente mayor, con los habitués, en el 36 Billares, comenzó a desarrollar un estilo que podríamos llamar posicional activo, que incorporaba elementos nuevos al juego mecanizado de sus adversarios. Esa percepción fina de conceptos ajedrecísticos más avanzados le permitió superar a sus rivales con más y más facilidad. Por eso, no teniendo ya oponentes de fuste en los 36 Billares, a los 16 años decidió asociarse a los clubes de ajedrez que había en ese momento: el Club Argentino, fundado en 1905, y al año siguiente al Círculo de Ajedrez, la entidad joven, nacida en 1916. No necesitó mucho para ser incluido en la primera categoría de ambos. Más tarde participó en el Gran Torneo Nacional, considerado como el primer campeonato argentino, como jugador libre. [Es decir que al pertenecer a las dos instituciones, optó por declararse neutral, no representando a ninguna]. Finalmente, optó por el Círculo de Ajedrez, donde desarrolló toda su carrera como jugador y como dirigente. Ya en diciembre/enero de 1921/22, Grau gana el I Sudamericano en Montevideo, superando claramente a sus rivales en el juego estratégico, no exento de recursos tácticos.
Ese estilo posicional activo lo fue forjando con mucho trabajo de análisis propio. A este respecto, podemos mencionar su encuentro con el escritor Ezequiel Martínez Estrada. En 1924 Martínez Estrada es designado Bibliotecario de la FADA. Estuvo un año en el cargo, y le dejó el lugar precisamente a Grau. En su conocida obra “La cabeza de Goliat” (1940), Martínez Estrada dijo que en su juventud Grau se distinguía por sus dotes innatas para la combinación en el medio juego, y por la claridad mental con que planteaba las aperturas y remataba los finales. Poco caso hacía de los libros.
Las características más importantes de ese "plus ajedrecístico" pueden observarse en las partidas seleccionadas para este libro. La importancia del centro, las casillas fuertes y débiles, el valor relativo de las piezas, los principios del desarrollo armónico, y tantos otros. Grau tuvo la gran virtud de aprender, de progresar, y de escribir al mismo tiempo. Fue así como nos legó el famoso Tratado General en cuatro tomos que ya lleva casi 70 años de ediciones en varios países.
Tuvo una visión muy clara de la situación política mundial en ese entonces, y así escribió en un editorial de su revista El Ajedrez Americano:
Protestamos
Alemania no actuará en el torneo de Folkestone. No podrá hacerlo porque Hitler ha puesto en el index a los judíos, y el ajedrez alemán ha sido algo casualmente merced a la acción de los maestros de este origen. Protestamos en nombre del ajedrez por esta bárbara actitud. Los que hemos aprendido a jugar merced al estudio de las obras de arte que Steinitz, Lasker, Spielmann, Nimzovich, Reti y tantos otros han brindado al ajedrez, no podemos abandonarlos en esta hora difícil que para muchos de ellos y el ajedrez alemán ha provocado el nuevo canciller del Reich.
Como primer derivado de esta actitud, Alemania no podrá estar presente en el próximo torneo internacional. No habrá ganado nada, ni ella ni el ajedrez. Lo único que se habrá demostrado es todo lo que significan y han significado los maestros judíos en el ajedrez de aquel país, así como en muchas otras cosas. El arte y la ciencia no han tenido nunca patria ni religión, y es en vano que se pretenda creárselas. Los hombres libres del mundo y los hechos no lo admitirán.
[Editorial redactado por Grau en El Ajedrez Americano, 1ª época, Nº 68, mayo de 1933, pág. 99.]
El maestro Panno durante su discurso
Palabras del Gran Maestro Oscar Panno
Expresó que, si bien no llegó a conocerlo personalmente, en los comienzos de su carrera leyó su obra y muchos de sus artículos publicados en la revista Leoplán, donde escribía una columna titulada "Entre las torres". Allí le llamó la atención una nota en la que Grau explicaba su derrota frente a "un jovencito esmirriado" en el Torneo de las Naciones de Varsovia, 1935. Como los ajedrecistas no suelen comentar las partidas que pierden, se asombró de su autocrítica y de su modestia. Explicó que la Editorial Colihue le solicitó corregir el tratado y convertirlo al sistema algebraico de notación, tarea que le resultó muy agradable, y a la vez ardua.
Palabras finales de la Dra. Gloria Grau
Expresó que, pese al largo tiempo transcurrido desde el fallecimiento de su padre, lo siente muy presente, y ahora salda una deuda que tenía con él al brindarle el homenaje a través de este libro. Agradeció muy sinceramente a los co-autores Juan S. Morgado [autor de la idea de escribir el libro] y Jorge Delfino [recopilador de la documentación], al GM Panno por su dedicación y trabajo de corrección del Tratado, y a todos los presentes por su reconocimiento a la obra de su padre.
(Resúmenes de los discursos: GM Juan S. Morgado)Enlaces: