Para ganar, primero debes aprender
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El Candela, en el madrileño barrio de Lavapiés, ha sido y es un templo del flamenco. Por allí desfilaron el maestro Sabicas, Paco de Lucía, Pepe Habichuela, Ketama y una tropa innumerable de artistas e intelectuales entre los que brilló con luz propia Enrique Morente, el ronco del Albaicín, tan asiduo al lugar que celebró su cumpleaños tres días seguidos dentro de aquella cueva de magia y contracultura. El activista flamenco Juan Verdú produjo en 2012 'Morente, la pasión', un hermoso documental en el que podemos poner el ojo en la mirilla de la guarida. «Enrique era amigo, y hermano, de Miguel Candela [el dueño de la sala]», confiesa Verdú. «Se adoraban, jugaban ahí su partidita de ajedrez todas las noches». Entonces la cámara gira y nos muestra el rincón exacto, el tablero de mesa y unas piezas distintas a las clásicas, más altas y elegantes. «La de noches que he jugado a esto en el Candela», exclamó Enrique en una de sus muchas entrevistas. En 2008, poco tiempo después de la trágica muerte de su querido Miguel, le preguntaron a Morente quién jugaba mejor de los dos. «Miguel Candela. Es una putada, nos ha hecho un jaque y ahora es difícil enrocarnos», contestó.