Poco antes de las cuatro de la tarde del jueves, un silencio inusual y tenso reina en el patio de un edificio municipal de doce pisos en Viena. Dos chicos, conocidos por todos los vecinos por ser ruidosos jugadores de fútbol, están ahora sentados uno frente al otro en silencio y concentrados, con la mirada fija en el tablero de ajedrez que se sitúa entre ellos. En el tablero vecino, un anciano con los brazos cruzados se inclina sobre su partida y asiente con aprobación cuando su joven oponente musulmana mueve su caballo para atacar simultáneamente al rey y a la dama. Al fondo, una mujer ordena galletas mientras el monitor instala otro tablero para explicar las reglas del juego a dos niños.

Entrenamiento de ajedrez en Donaustadt, un distrito de Viena. En caso de lluvia, los jugadores intentan trasladarse al interior. | Foto: Christian Dusek
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Bienvenidos a uno de los muchos animados eventos de ajedrez organizados por «Wohnpartner Wien» como parte del proyecto «Ajedrez vecinal». Aquí, los movimientos van mucho más allá del tablero...
Wohnpartner Wien: tendiendo puentes en el tejido social
Wohnpartner es una iniciativa de la Ciudad de Viena con 150 empleados que promueve las buenas relaciones vecinales en complejos de viviendas municipales que comprenden alrededor de 220.000 unidades residenciales y albergan a casi medio millón de personas. El proyecto va más allá del trabajo social tradicional, centrándose en el diálogo, la participación y la comunidad en zonas donde las personas a menudo apenas conviven o, en el peor de los casos, se encuentran inmersas en conflictos permanentes. Dichos conflictos pueden deberse al ruido en los apartamentos o en las zonas comunes, como pasillos o patios, o pueden tener motivaciones culturales o religiosas. Estas desavenencias suelen prolongarse simplemente porque las personas no se comunican entre sí, o no pueden hacerlo por razones lingüísticas.
Los empleados de Wohnpartner trabajan en los 23 distritos de Viena. Ofrecen asesoramiento e iniciativas vecinales, así como una amplia gama de proyectos de integración social. Su objetivo es capacitar a los residentes para que convivan de forma respetuosa y solidaria en su vida cotidiana. El origen, la edad, la educación y el estilo de vida no juegan aquí un papel determinante; de hecho, se utilizan deliberadamente para fomentar la comunicación. Se presta especial atención a actividades creativas que refuercen la comunicación y el entendimiento mutuo. Y es precisamente ahí donde el ajedrez entra en juego.
Un tablero para todos: el ajedrez como puente entre generaciones
Lo que puede sonar inusual al principio es ya una realidad desde hace tiempo: utilizar el ajedrez como herramienta de trabajo social. Desde 2010, Wohnpartner Región Norte (Donaustadt) dirige un notable proyecto, concebido e iniciado por Christian Srienz, empleado de Wohnpartner y ajedrecista. El principal reto inicial del Maestro FIDE fue convencer a sus colegas, en su mayoría no ajedrecistas, para participar en el proyecto. Su experiencia previa con un proyecto ajedrecístico en un centro juvenil fue todo un éxito.
Primera salida ajedrecística a un complejo de viviendas municipales en 2010 con tres empleados de Wohnpartner | Foto: Wohnpartner Team 22
Lo que comenzó como una pequeña oferta, tras algunas gestiones exitosas, se ha convertido rápidamente en un elemento consolidado del conjunto de servicios provistos por Wohnpartner. Una figura clave en el desarrollo de este concepto fue Calija Snjezana, originaria de Croacia, antigua Yugoslavia. Ella deseaba crear algo similar a lo que había visto en Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina, donde siempre se juega al ajedrez en espacios públicos, con el fin de mejorar la comunicación en Viena.
Pero, ¿qué hace tan atractivo al proyecto de ajedrez vecinal? «El ajedrez es intergeneracional y une culturas; es a la vez exigente y tranquilizador; requiere concentración, fomenta la equidad y el respeto, y anima a las personas a dialogar», afirma Srienz, quien considera importante que los jugadores se den la mano antes y después de la partida.

Los residentes mayores aprovechan la oportunidad para volver a jugar | Foto: Christian Dusek
No es de extrañar que los participantes de estos eventos, que suelen durar entre hora y media y dos horas, se entusiasmen rápidamente y terminen no solo jugando juntos, sino también entablando conversaciones que van más allá de la propia partida. «En el ajedrez, todos somos iguales, no importa la edad ni el lugar de origen, solo importa cómo piensas», comenta un residente jubilado que participa regularmente en las partidas de la tarde.
Las partidas no solo sirven para hablar de dónde y cuándo aprendiste a jugar o cuándo fue la última vez que jugaste; a menudo dan lugar a conversaciones muy personales e interacciones con vecinos que aún son desconocidos, aunque quizás hayan vivido al lado durante años sin conocerse realmente.
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Un juego, muchas historias
El proyecto de ajedrez se realiza ahora de forma regular en varios puntos de Viena. El público objetivo es diverso e incluye a niños, jóvenes, personas mayores, personas de origen migrante, madres y padres solteros, y vecinos curiosos. Algunos acuden para aprender a jugar al ajedrez. Otros ya son jugadores experimentados que se alegran de encontrar nuevos oponentes. Otros miran por la ventana con sorpresa cuando los niños que jugaban al fútbol y gritaban entre sí de pronto se quedan en silencio, sentados uno frente al otro, absortos en el tablero de ajedrez.

En las zonas verdes de los complejos residenciales no solo se juega al fútbol, también se juega al ajedrez | Foto: Wohnpartner Team 22
Atmósfera mágica
El equipo está especialmente orgulloso de los numerosos participantes jóvenes que, gracias al ajedrez, experimentan por primera vez el pensamiento estructurado, la disciplina y la planificación estratégica. Sarah Maienschein, empleada de Wohnpartner, asumió la gestión del proyecto en 2014. Tras haber conocido previamente a Srienz en el club de ajedrez Tschaturanga en Viena, ha quedado impresionada desde entonces:
Los niños que aprenden a concentrarse y a pensar con antelación mientras juegan al ajedrez trasladan estas habilidades a otros ámbitos de la vida. Se puede ver literalmente cómo crece su confianza en sí mismos. Me parece fascinante vivir esta atmósfera casi mágica.

Entrenamiento de ajedrez, exclusivamente para niñas y mujeres jóvenes en el centro vecinal (Grätzl) de Kaisermühlen | Foto: Christian Dusek
Más que una simple partida: el ajedrez como escuela de vida
El proyecto hace mucho más que ofrecer la posibilidad de jugar unas cuantas partidas. Se organizan torneos con regularidad, lo que genera entusiasmo y orgullo en la comunidad. En estos eventos, principiantes se sientan junto a jugadores experimentados, abuelos junto a jóvenes, una mezcla social que cualquiera desearía.
Además, se realizan sesiones introductorias, talleres y colaboraciones con escuelas, así como entrenamientos especiales de ajedrez para jugadores más experimentados. Algunas tardes de juego se combinan con pequeñas celebraciones con música y comida, y están abiertas a todos. Entre los momentos destacados se encuentran exhibiciones simultáneas de las jugadoras ucranianas de talla mundial Anna y Mariya Muzychuk, y de la jugadora nacional austriaca Eva Moser, quien lamentablemente falleció en 2019.
Cabe señalar que estos eventos también contribuyen a desmontar el prejuicio de que el ajedrez es solo para hombres. Sarah Maienschein, campeona estatal de Viena en 2011, relata su experiencia:
Cuando juego con los niños como organizadora, muchos me miran con extrañeza porque esperan que el entrenador sea un hombre. Pero cuando les digo que fui campeona estatal, los chicos quieren ganarme y las chicas desean lograr el mismo éxito.
¿Se siente perdido cuando termina la apertura? ¿Desorientado? ¿Se equivoca de planes? ¿Le cuesta juzgar quien está mejor? Aprenda a moverse por las procelosas aguas del mediojuego de la mano de Tania Sachdev.

La encantadora Mariya Muzychuk con Chesswoman y Chessman, fotografiada en el primer Festival de Ajedrez Alfreda Hausner en 2022. | Foto: Christian Dusek
Por supuesto, estos eventos no son campamentos de entrenamiento que lleven a tales logros. Sin embargo, podrían ser el primer paso hacia mejores relaciones vecinales y la afiliación a un club. «Lamentablemente, aún no hemos logrado atraer a muchos participantes a los clubes», comenta Srienz, reconociendo este pequeño inconveniente, que queda eclipsado por el éxito general del proyecto.
De vez en cuando, sin embargo, hay excepciones. «Nunca pensé que jugaría torneos», dice una niña de doce años con ojos brillantes. «Ahora incluso practico con mi papá».
Para fomentar que esto ocurra con más frecuencia en contextos de club, se fundó el Betriebsschachklub Lokomotive Wohnservice – Dynamo Wohnpartner. Inspirado en los clubes deportivos obreros de las décadas de 1920 y 1930, su misión es fomentar el sentido de comunidad y convivencia, trascendiendo clases sociales y orígenes. Sus 20 miembros apoyan regularmente el proyecto «Ajedrez vecinal», lo cual resulta lógico. Según Srienz, invierten mucho «para mantener y promover el interés por el ajedrez».
La cultura ajedrecística como parte de la cultura urbana
El proyecto ya se ha hecho conocido más allá de los límites de la ciudad del Danubio. Está reconocido en círculos profesionales como un ejemplo innovador de trabajo educativo accesible e integración social en entornos urbanos. Utiliza el ajedrez como un lenguaje común para superar las barreras lingüísticas existentes.

Si no hay suficientes mesas, también se juega en los bancos de Donaustadtstraße 30 | Foto: Wohnpartner Team 22
Para Srienz, sin embargo, el mejor momento sigue siendo cuando dos desconocidos se encuentran de pronto reflexionando juntos sobre una posición de ajedrez
A veces surgen verdaderas amistades a partir de compartir el juego. Y eso vale más que ganar cualquier partida.
A pesar de los recursos cada vez más escasos, se espera que los fondos invertidos por la ciudad sigan disponibles en el futuro, ya que están bien justificados. Según las dos personas que lideran el proyecto, sin estos recursos no sería posible. Después de todo, siempre hay al menos dos empleados presentes, acompañados por uno o más entrenadores profesionales y, como destaca Srienz, «justamente remunerados».
El equipo estándar incluye una maleta con ruedas que contiene una mesa alta, cinco juegos completos de ajedrez y material informativo del Wiener Landesverband, que apoya el proyecto. Si se requiere, también se puede disponer de un tablero mural o equipo de ajedrez para exteriores. Para eventos más grandes, pueden añadirse personal adicional y ayudantes, carpas, actividades infantiles, etc.
También ha resultado eficaz combinar el proyecto con otras iniciativas de Wohnpartner. Esto permite que los niños jueguen al ajedrez mientras sus padres reciben orientación de SIBU (Información Social, Asesoramiento y Apoyo) sobre cómo gestionar trámites oficiales y rellenar formularios complicados.
Un proyecto como este solo puede materializarse si está pensado a largo plazo, por supuesto. Solo así se pudieron sobrellevar los fuertes reveses causados por la prohibición de reuniones durante la pandemia. Ahora están bien encaminados para alcanzar el número de eventos que se realizaban antes de la pandemia, algunos de los cuales llegaban a contarse por centenares. Los varios miles de participantes entusiastas y las consultas recibidas desde Graz y otros lugares, incluso desde el extranjero, demuestran el importante impacto que Wohnpartner ha logrado con este magnífico proyecto. Aunque no sorprende, resulta lamentable que estas consultas aún no se hayan traducido en proyectos permanentes debido a la falta de recursos financieros estables.
In this course, we will learn how to identify passively placed pieces in any given situation and how to improve their health by bringing them into active squares.

Ajedrez en el patio, Chessman con un set adquirido para un proyecto de ajedrez femenino. | Foto: Christian Dusek
Movimiento final: el poder del juego
Lo que queda son imágenes conmovedoras: una simple mesa de madera, dos sillas, un tablero de ajedrez. Y el encuentro entre dos personas. En el proyecto Wohnpartner, el ajedrez no es solo un juego. Es una herramienta para el entendimiento, un espacio para la dignidad, un lugar para pequeños y grandes logros. Demuestra que la comunidad surge allí donde las personas se escuchan, incluso en silencio.
O, como lo expresa un participante de larga data: «En el tablero de ajedrez, no soy viejo, ni pobre, ni un extranjero. Simplemente soy un jugador. Y eso se siente bien.»
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