Alina en el Kurdistán iraquí (II)

Estoy un poco preocupada porque las cosas puedan cambiar en el futuro. Kurdistán está experimentando un sorprendente crecimiento económico y cultural, en gran medida debido al petróleo. Para que se hagan una idea, el litro de gasolina cuesta... ¡35 céntimos de euro! De todas formas, surgen nuevos edificios (hoteles, tiendas, centros comerciales, universidades) como setas tras la lluvia. Es probable que el sitio se convierta en un paraíso económico y eso probablemente despertará el interés de visitantes... digamos que con intenciones menos honradas.

Aun así, tengo plenas esperanzas de que ese tipo de aventuras serán rápidamente asimiladas por la amabilidad y generosidad que palpitan en las calles. Casi seguro que el dicho rumano según el cual una manzana podrida arruina el cesto no se aplicará aquí; por el contrario, el lenguaje universal del buen hacer debería prevalecer.

Esto nos lleva a otro tema interesante: el carácter de la gente. La calidez de los lugareños me hizo sentir como si estuviese en uno de los más hermosos cuentos de las mil y una noches. Como fotógrafa con "relativa" experiencia, he notado que en muchos lugares la gente muestra cierta renuencia a ser "inmortalizados" por mi cámara. Para gran alivio, este no fue el caso en Kurdistán. Hubo muchas formas en las que la gente me mostró que estaba contenta de que la fotografiase o de fotografiarse conmigo. Recompensaban la insaciable curiosidad de mi cámara con sonrisas, saludos con la mano o ¡hasta una taza de te!

Y cuando capturaba una imagen de alguien, la gente de alrededor no era tímida a la hora de expresar su pesar por no haber salido en el encuadre. Casi con toda probabilidad, esos sentimientos no eran pura apariencia, como si fuese algún tipo de broma local, pero como no podía estar segura y no me costaba dinero tampoco, con gusto los fotografiaba también, solo para ser saludada con la más amplia de las sonrisas... En realidad, eran sonrisas por todas partes... Es un aspecto común de todas mis fotos para este artículo. Y, como se puede advertir, la sonrisa es contagiosa: ¡solo tienen que echar un vistazo al puñado de participantes en el festival de ajedrez!

Y había buenas razones para que sonrieran los jugadores. Aunque la mayor parte de los organizadores tenían sus trabajos normales, no escatimaban tiempo ni esfuerzos para para hacernos vivir como en un sueño. El hotel, la comida, las condiciones de juego, la ceremonia de clausura fueron todas de nivel cinco estrellas. Pero eso fue solo parte de la historia. Más de una vez sentí que éramos una prueba del "Gen una sumus", no solo por parte de las autoridades locales, sino de los lugareños. ¡Mis más efusivo agradecimiento a los organizadores (Unión Central de Ajedrez de Kurdistán, club de ajedrez Khanzad e Instituto Capablanca) por esta memorable experiencia!

La sala de juego estaba en el muy moderno centro de congresos de Erbil

Comienzo oficial del torneo. Muchos altos funcionarios estuvieron pendientes de la prueba, peor más destacable que la mera visita única, que podía considerarse forzosa, se reunieron con nosotros varias veces (durante el torneo, en sus oficinas o incluso en ambientes más informales, para comer o cenar.

No hay gran prueba de ajedrez que esté completa sin unas simultáneas

Sobre todo lo que nos dijeron: "Erbil es su hogar, disfrútenlo; por favor, pídannos cualquier cosa que necesiten, son uno de nosotros". Esto me produjo un claro sentimiento de que el ajedrez nos había hecho a todos nosotros, anfitriones y visitantes, una gran familia feliz. Nunca, en ningún torneo, había tenido tantas fotos de grupo.

Una declaración tan ambiciosa, sin duda requiere de ejemplos concretos, pero permítanme asegurarles que estoy escasa de ellos.

Uno de los jugadores perdió el autobús oficial y se encontró con tener que buscar por si mismo la forma de ir a jugar la partida. Un completo extraño que pasaba por allí notó que tenía algún problema y literalmente lo llevó de la mano hasta la sala de juego.

La ganadora de la clasificación femenina Anastasia Savina realizó un buen torneo y puso en apuros a todos los GMs con los que jugó.

Uno de mis retratos favoritos. ¡Tenía una buena modelo! Sevan Jmshed

Una joven jugadora con ropas tradicionales kurdas

Tuve una experiencia similar con Johan Zwanepol, el participante más veterano y reputado organizador de Groningen, mientras buscábamos la forma de llegar al bazar. Decidimos integrarnos en el lugar y usar el transporte público. Sucedió que dimos con mi oponente de la primera ronda, que al instante se convirtió en nuestro guía personal. No antes de sonreír y bromear mucho... ¡e invitándonos a una taza de te, por supuesto!

Y si hablamos de rivales locales, uno de ellos se sintió obligado a disculparse inmediatamente tras meter la pata, lamentando haber fastidiado la partida. Lo tomé como una poco usual mezcla de amor por el ajedrez, caballerosidad y amabilidad

Pero la guinda llegó durante la última ronda. Antes de la clausura de pronto lamenté no disponer de ropa tradicional kurda... ¿Cómo podía haber sido tan descuidada? Habría sido una forma bonita de mostrar mi agradecimiento a los organizadores y a todo el país...

El GM ucranio Konstantin Tarlev siempre está de buen humor. Creo que es imposible que haya nadie triste o enfadado entorno a él. Y una vez más, todos mis respetos por el amor a la aventura que mostró camino a Bagdad...¡Yo no me atrevería ni en un futuro próximo!

Enkhtuul Altanulzii (Mongolia)

Adriana Nikolova (Bulgaria)

Sarunas Sulskis en un post mortem con un tablero poco habitual

Me salvó un milagro. Una mujer completamente desconocida, que no hablaba ni una palabra de inglés, entendió la situación con mis gestos. Me prometió traerme algo de ropa tras la ronda... ¡Y aquí estoy!

Alina fue casi una celebridad en Iraq

Como reflexión final, creo que todos los participantes salieron como auténticos ganadores. Y no me refiero a volver vivos de Iraq; no sería consecuente tras haber explicado lo seguro que era el lugar. Lo que quiero decir es que todos tuvimos una fantástica experiencia, posible por romper la barrera de las opiniones preconcebidas y por atreverse a soñar que la atmósfera de las mil y una noches pudiera hacerse realidad.

¿Se atrevería a aceptar el reto y participar en el III festival de ajedrez de Kurdistán el próximo año? ¡Yo ya estoy apuntada!

Visita a los cuarteles del comité olímpico kurdo

Y al Ayuntamiento

El ganador del torneo: Sergey Tiviakov

Las tres A: Anastasia, Alina, Adriana; todas con 6 puntos, aunque Anastasia mereció más por su excelente juego.

Enlaces

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