Domingo, 9 de diciembre de 2012
Alina L´Ami en el Abierto de Panamá
Reportaje ilustrado por Alina L'Ami
Dicen que el mejor enfoque filosófico para afrontar la vida es vivir el ahora, el momento actual, carpe diem… pero conozco un caso particular en el cual recomendaría vivir o en el pasado o en el futuro: los vuelos muy largos. Si te mantuvieses en el presente sentado en una butaca con una anchura de 40 centímetros, llegarías pronto a ser consciente de cada centímetro cuadrado de tu propio cuerpo. Una sensación nada agradable… En vez de esto, podrías recordar agradables experiencias anteriores o soñar
con las que estuvieran a punto de pasar.
Desde luego, uno no puede saber con certeza lo que le espera al final del viaje, por lo que parece más juicioso evitar colgar las esperanzas de una estrella.
¿Pero creen de verdad que pude hacerlo cuando el destino final del viaje era la Ciudad de Panamá?
"¡Qué lugar maravilloso en el cual partir el invierno europeo en dos!", pensaba. Para decir la verdad, estaba riéndome para mis adentros al escapar nuevamente
de las temperaturas bajo cero y me permití dejarme llevar por las fantasías. Se trata antes que nada de la anticipación, del viaje, de la llegada… y si tus añoranzas
se van a ver cumplidas también dependerá de adonde vayas. Porque no vamos a fantasear con la vida de cada día; solemos fantasear con lo excepcional. Y Panamá prometía ofrecerlo todo y todavía más.
Si uno piensa que Panamá es solo un país de plátanos o tal vez solo el Canal, se equivoca
completamente. Suelo apreciar la diversidad y este lugar lo tiene todo en este aspecto. Pero la sensación más fuerte que te va a golpear será la percepción instantánea de estar… vivo. Uno lo puede percibir a través de los colores vividos de las plantas o de los autobuses (¡sí, autobuses!), del aire húmedo o las lluvias abundantes, a través de las fragancias exóticas o las maravillas de ingeniería…
Una mezcla de todo el mundo. ¡Quedé literalmente perpleja! Dicho brevemente: intensidad es la palabra para describirlo todo.
El Canal de Panamá
Mi Pueblito con réplicas de los pueblos rurales encontrados en la
península de Azuero, en Bocas del Toro y el Darién
El puente entre las dos Américas
Panama-rámica
Sin embargo, lo que realmente me despertó a la vida fue el maratón ajedrecístico emparedado en tan solo 6 días: el segundo
Abierto de Panamá. No resultó nada fácil hacer frente al desfase
horiario y al régimen de dos rondas diarias, pero palabra de honor que ésta fue una de mis mejores experiencias. No suelo encontrar a menudo un tratamiento tan exquisito como en Panamá, con excelente comida, un hotel estupendo y
¡gente todavía mejor que todo eso! Especialmente la gente: ¿que les hará tan cálidos, abiertos, entusiastas y amables? Tal vez sea el clima tropical. El resultado de jugar en condiciones tan maravillosas pueden
ejemplificarse con el marcador “loco” del ganador canadiense: ¡8.5 de 9! ¿Cuándo
fue la última vez que vieron un resultado así? Yo no lo recuerdo.
La sala de juego
El principal favorito, el cubano Yuniesky Quesada Pérez
Mihail Marin
Ana Daniela Madrigal, WFM de Nicaragua
La anfitriona del torneo
La vista desde la mesa de desayuno
Ahí desayunamos y cenamos: ¡en el casino!
Walter Arencibia Rodríguez, de Cuba
El tercer favorito, el GM peruano Emilio Córdova
El MI invencible canadiense, Eric Hansen
A la izquierda, el organizador del torneo, José Carillo Pujol, seguido por el
presidente de la Federación Panameña de Ajedrez Alhan Carrera
Ortega, un reconocido arquitecto
Lisandra Teresa Ordaz Valdés, de Cuba
El presidente de la federación cubana con Eric Hansen, que sumó 8,5/9 puntos y ganó el torneo
Los campeones
En lo que a los jugadores menos afortunados se refiere, de los cuales yo misma
formo parte: hay siempre algo que aprender y llegará siempre una futura oportunidad para la revancha. El tercer
abierto de Panamá tendrá lugar en circunstancias muy especiales: en 2013 se cumplirán 500 anos desde
que Vasco Núñez de Balboa (explorador y conquistador español) descubrió lo que el bautizó modestamente
como Mar del Sur y que ulteriormente fue “promocionado” al título de Océano Pacifico, una proeza que cambio la geografía conocida y el curso de la historia de la humanidad.
¡No dejaría escapar un torneo así!
Abrumada por la intensa semana que tuve en Panamá, me estaba preguntando: ¿cómo podría compartir de la mejor forma mis emociones? Y entonces me golpeó el hecho de que la quintaesencia de mi reciente exploración en Panamá no podría ser explicada mejor que a través de las pinturas de Paul Gauguin. El destacado postimpresionista francés es bien conocido por sus obras maestras luminosas y llenas de colores,
con escenas bañadas por la intensa luz tropical. Sus salvajes verdes, azules, amarillos y todas los demás colores vividos y atrevidos que utilizó estaban simplemente flotando allí mismo,
delante de mis ojos, en Ciudad de Panamá. Porque la capital no consiste solo en los rascacielos o en el paraíso fiscal, sino
que es un gran ejemplo de cómo un país puede avanzar con los tiempos sin perder su autenticidad.
Yuca
Uno de los "Diablos Rojos" del transporte público en Ciudad de Panamá
¡Que demonios! Si hay diablos de todos los colores...
El barco de Al Capone
La lucha contra la SIDA en Panamá
Vasco Núñez de Balboa, una de las figuras más importantes de la historia de Panamá
Panamá Viejo (patrimonio cultural de la humanidad)
El casco viejo de Panamá
Pelícanos
Mil palabras no podrían transfigurar la esencia de Panamá mejor que un metro cuadrado de las pinturas de Gauguin. Por lo tanto, pueden imaginar mi sorpresa cuando supe que Gauguin había trabajado como peón en el Canal de Panamá.
¡Eso es lo que llamaría una inesperada coincidencia!
Regresando a nuestra lucha de vivir en el presente: una vez que hayas pisado la tierra de Panamá, olvidarás vivir en el pasado (¡Ay!
¡Me olvidé de comprobar esa línea de la Najdorf" o "¿Cómo he dejado escapar la victoria?) o en el futuro. (¡Tendré que llegar a los 2500 antes del fin de este ano!). Tus sentidos se
llenarán con todas esas vibraciones exóticas así que no te quedará tiempo para inquietarte. Por lo menos eso fue lo que sentí en mi primera visita
a este país tropical. Pensamientos como “tengo que", "debo" o "debería”
se desvanecieron y me di cuenta de que nada ocurre realmente con excepción del ahora mismo.
¡Yo estaba allí, estaba presente, con mi cuerpo, mente y alma!
Fotos y texto: Alina L´Ami
Enlaces: