Anderssen vs. Steinitz: ¿tablas, para qué?

Pese a que aprendió a mover reyes y peones a los nueve años, no fue sino hasta transcurridas dos décadas, en que Anderssen adquiere la categoría como jugador de primera fila, tardando mucho más de lo usual en alcanzar el proceso de fortalecimiento y acondicionamiento de su talento, ya que la escasa actividad ajedrecística se circunscribía a las grandes ciudades. Anderssen, jamás se consideró como un profesional del ajedrez, pues nunca entregó ‘su alma’ por entero al noble juego, pues cumplía con obsesión casi mística, sus obligaciones como titular de Matemática en la Universidad de Breslau. El desarrollo ajedrecístico de Anderssen se produjo en pleno apogeo de la Escuela Romántica, corriente que dominó el pensamiento trebejístico de toda una época, siendo uno de sus principales exponentes, gracias a su profundo conocimiento de los principios posicionales y un agudo sentido de orientación acertada en todo tipo de posiciones, sin dudas, una ventaja cuyo real valor y dimensión escapaba al análisis de sus contemporáneos. Él fue capaz de producir un ajedrez rico en contrastes, donde sobresalía su profunda concepción, gobernado internamente por una vasta idea estratégica, aunque el tema final implicara, invariablemente la combinación y en esta lo primario era la creación, buscar la secuencia de movimientos que propiciaran la victoria de una manera artística, haciendo valer un soberano desprecio sobre las figuras, sin considerar la jerarquía que representan sobre el tablero.

Anderssen

Poseedor de una fértil y prolija imaginación, esta adquiría dignidad al ejecutar sus ideas, ya que sus trebejos se movían con la infalible certeza emanada por la aplicación de la lógica, aspecto éste que acompañaba a sus más famosas combinaciones. En Anderssen se amalgaman los aspectos más relevantes de sus antecesores y los hace suyo, enriqueciéndolos y ajustándolos a sus peculiaridades: la impetuosidad combinativa de los italianos; la esencia de las ideas de Phillidor; el estilo imaginativo de Labourdonnais y las consideraciones teóricas del Handbuch de Bilguer. Estos son, a grandes rasgos, los elementos que contribuyeron a la formación de la personalidad ajedrecística de quien, con su sello personal, nos ha legado las famosas Inmortal y Siempreviva, respectivamente. 

Anderssen se destacó por ser uno de los mejores jugadores de torneos de todos los tiempos, ya que de los 16 donde intervino, venció en 9 de ellos!  (+ 114 =19 - 34; 73,9%). Además, tuvo la inmensa suerte de poderse enfrentar a todos los rivales más fuertes de su época, ya que hubo de medir armas frente a Staunton, Morphy y Steinitz. Vale acotar que su lado débil siempre lo constituyó no brillar con el mismo esplendor en los matches que en los torneos, ya que ganó 10, empató 3 y perdió 7 (+ 119 = 28 – 32: 63,1%). Mucho se especuló acerca de su revés ante Morphy (París 1857), mas éste se produjo, no a causa de declive en su fuerza de juego, sino que fue derrotado por ideas y conceptos cuya inusual pujanza, recién iniciaba su dominio hegemónico en el firmamento ajedrecístico, posterior a la segunda mitad del siglo XIX.

Cuando la fama de Anderssen daba sus primeros pasos en 1848, luego de entablar un match con Daniel Harrwitz (¡5 x 5, sin tablas!), comenzaba a interesarse por el ajedrez y el conocimiento elemental que lo rige, Wilhein Steinitz (27 de mayo de 1838, Praga, 12 de agosto de 1900, New York), mas, aún hubo de pasar una década más, a fin de que asumiera la extraordinaria e inusitada decisión, para su época, de abrazar profesionalmente el oficio de ajedrecista.

Endgames of the World Champions Vol. 2 - from Steinitz to Spassky

¡Disfrute de la refinada técnica e Capablanca, la magia de Tal, el espíritu de lucha de Laker, de las mañas defensivas de Petrosian, de la mano izquierda que tenía Smyslov a la hora de crear armonía y de las ganas de atacar de Alekhine y de Spassky!

Más...

Los aportes hechos por Steinitz al ajedrez fueron inmensos, baste acotar, que fue el primero en materializar y patentizar un invento, anhelado y ambicionado por muchos, pero alcanzado solamente por unos pocos: el título de Campeón Mundial. Mucho se ha especulado en torno a su personalidad ajedrecística, sin embargo, hay coincidencia absoluta al señalar como sus principales características, la fe ilimitada en sus concepciones y una tenacidad casi sobrenatural, aspectos que coadyuvaron de manera fenomenal a los extraordinarios logros que alcanzó en matches desde 1862 hasta 1896, donde venciera en 28 ocasiones, siendo superado únicamente por Cecil de Vere (1865) y el inmenso Enmanuel Lasker (1894 y 1896), pero contrariamente a Anderssen, no fue un jugador que brillara significativamente en torneos.

Steinitz

El ajedrecista bohemio, de relevante itinerario dentro de la creación artística del período posterior a las últimas décadas del siglo XIX, logró darle una dimensión racional al quehacer trebejista, convirtiéndolo en testimonio triunfal de la lógica y un recurso estético capaz de dar sentido vital a la materia inerte que se subordinan al gobierno, donde pululan a sus anchas las vigorosas ideas y la ilimitada imaginación creacional Steinitziana. La teoría de Steinitz comienza con el principio de que un plan debe tener una razón. El mismo no debe limitarse al genio del jugador, ni a la fantasía creativa del maestro, sino en otra razón, concebida no como una combinación cuya solución depende de las consecuencias necesarias de las jugadas, sino como algo completamente diferente, una valoración específica. Steinitz estaba absolutamente convencido de ello, justamente esta convicción lo llevó a formular su teoría. 

Actualmente se reconoce que Steinitz fue el primero en combatir la creencia mayoritaria en su tiempo, que la victoria dependía de las dotes inventiva y de la suerte. Todo el bello tinglado elaborado por las mentes de sus antecesores, él se encargó de hacerlas tambalear, creándoles a sus rivales la nunca grata sensación de que bajo sus pies se abría un profundo y abismal vacío. Para ello se apoyó en el uso de criterios generalizadores y de racionalización, en los que sobresalía por su extraordinaria habilidad para acopiar pequeñas ventajas, y éstas de manera aditiva, proporcionarían la victoria. Con esta revolución en las concepciones generales que se tenían del juego, logró aperturar la Escuela Posicional o Moderna, con lo cual se dio un enfoque científico al ajedrez. Sin asomo de dudas, Steinitz fue un genial arquitecto, capaz de edificar su teoría sobre una base lo suficientemente firme y sólida, para que resistiese eficazmente los embates de las más variadas tendencias, ideas y modas del pensamiento ajedrecístico por más de un siglo.

También hubo que esperar la aparición del pequeño gigante para enriquecer y hacer fértil el terreno del análisis, ya que, a través de una escrupulosa disección, el mismo adquirió una dimensión científica. La objetividad analítica de Steinitz siempre se sobrepuso a toda animosidad contra sus rivales. Otro mérito que se le reconoce a quien iniciara la dinastía de los monarcas del orbe, fue la de ser el primer maestro en insistir en la superioridad del alfil sobre el caballo.

Steinitz, fanático de la eficiencia en la defensa, incursionaba y especulaba, con peculiar éxito, en la escabrosa vía de los sacrificios. No hay dudas, que el enfoque científico brindado al ajedrez por él, es con justeza, el aporte de mayor significación en el quehacer de los trebejos del siglo XIX y de imperecedero puede catalogarse el algoritmo generalizador que su mente fue capaz de gestar, al postular las leyes que rigen los designios de su teoría.

Los resultados en los enfrentamientos Anderssen – Steinitz, evidenciaron con sobrada nitidez, no solamente el contraste y antagonismo existentes entre las Escuelas por ellos representadas, sino los respectivos lados fuertes de ambos, así como sus debilidades. De este modo, mientras Anderssen mayoreó las acciones en las partidas de torneos, cedió ante el firme carácter de Steinitz en el match.

Tal vez los trebejos que se mueven hoy por el mundo de las 64 casillas, bajo las hábiles y expertas manos de los grandes maestros, estén en su mayoría permeados por el exceso de pacifismo con que edulcoran sus actuaciones y miren con infinita nostalgia y un tanto de envidia, la lucha sin compromisos que  invariablemente se desarrollaban en ese estrecho campo de batalla y que concluía con la muerte del rey enemigo, y un elocuente y magistral ejemplo lo constituyeron los duelos de esta fenomenal pareja, típica del siglo XIX, cuando desconocieron la tan socorrida palabra de remis, muy de moda en nuestros días, en cualquier clase de evento de los tantos que se realizan.

En suma, tanto a Anderssen como a Steinitz, innegables leyendas vivientes de la época inocente del ajedrez, podemos considerarlos como conservadores de la vida trebejista en la dimensión del tiempo.

MOVIMIENTO ELO                           1860            1865           1870          1875       ELO MAXIMO

ADOLF ANDERSSEN                        2585            2570           2555          2540             2600

WILHEIN STEINITZ                          2430            2550           2615          2640             2650

LONDRES 1862

Blancas: W.STEINITZ 0 Negras: A.ANDERSSEN 1

Gambito del Rey [C37]

(Sí 42.- ¢e1 ¦xc2!, ganando).

VIENA 1873

Blancas:W.STEINITZ 1 Negras:A.ANDERSSEN 0

Gambito de Dama [D55]