Aquí la nueva China, ¡a lo grande!

por ChessBase
10/12/2008 – Sería formidable que el ajedrez se convirtiese en un deporte masivo para los 1.300 millones de chinos. Y se están dando los primeros pasos. Mañana (jueves) empieza en Nankín un nuevo torneo de élite, el mejor jugado nunca en China. Primera ronda: Aronian-Topalov, Ivanchuk-Svidler y Movsesian-Bu. Leontxo García está allí, impresionado por la radical transformación del país y por la gran importancia que se da a este acontecimiento deportivo. Esto es lo que escribió tras la magnífica ceremonia de inauguración. Bonito reportaje ilustrado por Leontxo García...

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2008 Nanjing China International Chess Grandmaster Invitational Tournament

Supertorneo de Nankín 2008

Aquí la nueva China, ¡a lo grande!

LEONTXO GARCÍA. Nankín, el 10 de diciembre de 2008

Es mi segunda visita a China. Probablemente, el lector se reirá si le cuento lo más curioso de la primera, hace casi diez años, cuando una empresa española me encargó que fuese a Tiankín (10 millones de habitantes, a 120 kilómetros de Pekín) a probar relojes de ajedrez. Mi jornada laboral consistía en ir a una fábrica a las ocho de la mañana, elegir en el almacén una caja de cualquier columna de las apiladas, extraer los relojes, llevarlos a una mesa donde me reunía con ocho o diez obreros (varios de ellos con las tradicionales camisas “estilo Mao”) y coordinar el aporreo incesante de los botones hasta las cinco de la tarde (excepto en la pausa de la comida) para medir su resistencia.

La transformación de China ya había comenzado entonces pero, comparada con lo que acabo de ver, la diferencia es tan grande como la que hay entre la España de los setenta y la actual. En 1999 aún había más bicicletas que coches; hoy, los atascos en las horas punta son tremebundos; ciertamente, todavía hay más bicicletas que en España, pero no muchas más que en Holanda. Por cierto, los semáforos tienen aquí contadores de segundos, y así sabes si te da tiempo a hacer una llamada, limpiarte las uñas, pintarte los labios o darle un mordisco al bocadillo antes de que se pongan en verde. Es un símbolo de cómo en el nuevo capitalismo chino, salvaje en apariencia pero controlado férreamente por un gobierno de origen comunista, se aprovecha cada fracción de tiempo para seguir creciendo a una velocidad brutal, aunque la crisis también acecha por estos lares. A pesar de ello, me extraña que el precio de la gasolina esté bajando, porque sólo con la que gastan aquí ya hay una demanda tremenda.

Y las diferencias en Nankín (unos 7,5 millones de habitantes, en el sureste, a 350 kilómetros de Shanghái) no están sólo en el tráfico. La proliferación de autopistas, rascacielos, luces de neón, grandes almacenes de lujo, teléfonos móviles, vestimenta occidental, anuncios de multinacionales (107 están radicadas en Nankín), restaurantes McDonalds, hipermercados de muebles Ikea, etcétera, es tal que, si quitas los rótulos en chino y cambias a las personas por las de otro país, podrías estar en cualquier gran ciudad de Europa o América.

Esa es la sensación que tienes si miras desde fuera, tras atravesar alguno de los kilométricos puentes (de diez años de construcción) que salvan el majestuoso río Yangtsé, uno de los más grandes del mundo. Pero la verdadera China sigue casi intacta, adentro: en su riquísima historia, en el refinamiento de su arte, en la exquisitez de su comida y los diferentes tipos de té; y, sobre todo, en la extraordinaria sensibilidad y delicadeza de sus gentes.

Y así llegamos al ajedrez, que es lo que seguramente deseaba el lector, aunque espero que la introducción le haya gustado. Las culturas china, japonesa, coreana y vietnamita tienen muchas cosas en común desde tiempos inmemoriales, aunque eso no ha evitado guerras y matanzas espantosas, como “la masacre de Nankín”, que costó 300.000 vidas, a manos de los japoneses en 1937. Antes, a mediados del siglo XIX, las tropas imperiales (Nankín fue la capital de China durante diez dinastías) destruyeron la Torre de Porcelana, una de las maravillas del mundo de la época. Y entre esos valores compartidos está la norma de que una persona muy cultivada debe tener amplios conocimientos de -por este orden- música, deportes mentales, poesía y pintura.

Los deportes mentales masivos (pero muy masivos) en esos países han sido siempre el go y variantes del ajedrez (chino, coreano y japonés o shogui), que mueven mucho dinero; tanto, que no hay un especial interés en exportarlos a occidente porque tienen mercado de sobra entre ellos. Pero la importación del ajedrez tradicional sí está funcionando, y cada vez más rápido. Me explicaba hoy durante la comida el singapureño Ignatius Leong, Secretario General de la FIDE, que acaba de estar en Corea y Vietnam, donde se han creado infraestructuras serias y potentes de profesores de ajedrez repartidos por todas las regiones. Si el lector cuenta los vietnamitas que subieron al podio en los recientes Mundiales sub 18, 16, 14, 12, 10 y 8, comprobará los resultados de esa planificación. Y lo mismo puede afirmarse sobre India, donde, al calor de los éxitos de Anand, llueven las medallas cada año. El futuro del ajedrez está donde nació, en Asia, más que en ninguna otra parte, aunque Japón sea todavía un territorio casi virgen, porque el shogui arrasa.

Por eso llovía sobre mojado cuando, hace unos años, el Premio Nobel de Economía Robert Mundell, canadiense conocido como “el padre del euro”, visitó Nankín y dijo que la mejor manera de que las ciudades chinas muestren su apertura al mundo es organizando torneos de ajedrez, por sus valores de inteligencia, armonía, universalidad, historia y adaptación a Internet. Y aquí estamos: con un nuevo torneo que nace para vivir al menos cinco años, con la probabilidad de que entre en el Grand Slam y con 250.000 euros de premios para seis jugadores. Lo único que no me encaja bien, porque dificulta mucho la presencia de espectadores, es que el torneo se va a disputar en un hotel –excelente, eso sí- que está a unos 60 kilómetros de autopista del centro de la ciudad. Intentaré enterarme del por qué.

Inauguración espléndida

Tenía mucha curiosidad por saber cómo sería un torneo en China durante las once horas de vuelo que compartí desde Francfort a Nankín con media docena de ajedrecistas: Levon Aronián y Arianne Caoili (su esposa); Véselin Topálov, Silvio Danáilov (su representante y entrenador) y Paco Vallejo (su analista); y Boris Kutin, presidente de la Unión Europea de Ajedrez. Pero no podía imaginar lo que luego ha ocurrido: una delegación de diez personas nos esperaba en el aeropuerto, antes del control de pasaportes, para que todos los trámites fueran más fáciles; una comitiva de automóviles escoltada por la policía con sirenas y luces nos llevó durante casi una hora hasta el hotel por el carril izquierdo de las autopistas; varias autoridades, muchos voluntarios y una gran parte del personal del hotel estaban marcialmente formados en el vestíbulo cuando entramos, para recibirnos con todos los honores. Lo demás, incluyendo la calidad de Internet, la comida y las habitaciones, funciona al nivel de esa hospitalidad. Aún no he visto la sala de juego pero doy por seguro que será muy buena.

Lo más inolvidable hasta ahora ha sido la ceremonia de inauguración, la mejor que he visto en mis 25 años, recién cumplidos, de periodismo (y Kutin, que ha visto muchos más torneos que yo, dice lo mismo); me refiero, claro está, al ajedrez, porque si hablamos de todos los deportes será difícil que alguien supere en los próximos cien años lo que otros chinos, los de Pekín, hicieron el pasado 8 de agosto en la gala de apertura de los Juegos Olímpicos. El Centro de Cultura y Arte, un inmenso teatro abarrotado con 1.000 espectadores (de ellos, muchos estudiantes), ha sido el escenario de una decena de actuaciones de músicos y bailarines de nivel altísimo, con un maravilloso colorido en sus trajes y una coreografía rayana en la perfección. Antes, los seis jugadores (mejor dicho, cinco, porque el despistado Ivanchuk no llegará hasta tres horas antes de la primera ronda; Kutin ha ocupado su lugar) vestidos con trajes negros chinos a medida, y tomando de la mano a una niña cada uno, han subido al escenario para dar un pequeño discurso y elegir el número del sorteo. Todo ello, tras escuchar con toda solemnidad el himno nacional chino en un ambiente de gran gala y con autoridades importantes, como la vicepresidenta del Comité Olímpico Chino.


Veselin con un traje chino


Levon Aronian, Boris Kutin, Veselin Topalov y tres encantadoras niñas chinas


Peter Svidler dando las gracias por la invitación

De vuelta al hotel, la excampeona del mundo Xie Jun ha tenido la amabilidad de sentarse a mi lado. Su gran simpatía no ha cambiado desde que la entrevisté por primera vez (Olimpiada de Manila, 1992), pero sí su profesión: ahora, con una hija superdotada de seis años a la que adora, dirige un organismo oficial de captación y cuidado de talentos de ajedrez internacional, ajedrez chino y go en la región de Pekín. Reconoce que, cuando viajaba constantemente, pensó en instalarse en Europa, pero al final se dio cuenta de que los europeos somos demasiado independientes; ella echaba de menos el calor humano y la interdependencia de sus compatriotas. También me ha contado que el ajedrez internacional progresa muy rápido en China –aunque todavía es “minoritario” si se compara con los 300 millones de jugadores de go: sólo 3 millones de practicantes y 300.000 federados-, y que pronto ocupará el lugar del ajedrez chino, “porque los conceptos estratégicos básicos de ambos son parecidos, y el internacional es más divertido”. Esa frase me viene bien para cerrar esta crónica e irme a dormir mientras escucho música china moderna: Nankín es todavía conocida como “la ciudad de piedra”, por un famoso muro, hoy destruido, que la protegió durante siglos; y quizá este torneo rompa el muro para que el ajedrez inunde el país más poblado y pujante del planeta. A juzgar por lo que acabo de contar, y por las 300 personas que trabajan en la organización, el empujón va a ser muy fuerte.

Texto ¡y fotos!: Leontxo García


Los participantes:

  • Veselin Topalov, Bulgaría, Elo 2791
  • Vassily Ivanchuk, Ucrania, Elo 2786
  • Levon Aronian, Armenia, Elo 2757
  • Karen Movsesian, Eslovaquia, Elo 2732
  • Peter Svidler, Rusia, Elo 2727
  • Bu Xiangzhi, China, Elo 2714.

Programa

Fecha Actividad
10 de diciembre de 2008 Inauguración
11 de diciembre de 2008 Ronda 1
12 de diciembre de 2008 Ronda 2
13 de diciembre de 2008 Ronda 3
14 de diciembre de 2008 Ronda 4
15 de diciembre de 2008 Ronda 5
16 de diciembre de 2008 Día de descanso
17 de diciembre de 2008 Ronda 6
18 de diciembre de 2008 Ronda 7
19 de diciembre de 2008 Ronda 8
20 de diciembre de 2008 Ronda 9
21 de diciembre de 2008 Ronda 10
21 de diciembre de 2008 Clausura
22 de diciembre de 2008 Salida

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