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Una pregunta que me planteó un alumno del curso “Capacitación de monitores en ajedrez terapéutico para el envejecimiento activo”, con muy buen criterio, es cómo convenceríamos a los responsables de un centro de mayores de que jugar al ajedrez sería mejor para sus usuarios, los mayores, que jugar al dominó o a las cartas, que al fin y al cabo, como venía a decir este alumno, son juegos todos; aunque puestos a elegir, las cartas o el dominó "evidentemente" parecen ser más divertidos, finalizaba, poniéndose de alguna forma en el papel de abogado del diablo.
Más o menos así fue la consulta de este compañero, y lo que venía a reflejar era algo que puede verse en muchos centros (quizá no en tantos como parece), y es que las cafeterías (que suelen ser de grandes dimensiones) suelen estar ocupadas en horarios especialmente de mediodía y de tarde por muchos mayores (diría que en un porcentaje de un 95% de hombres, para no ser muy categórico), jugando a las cartas y sobre todo al dominó.
A los hombres mayores les gusta acudir a las caferterías para jugar a las cartas y sobre todo el dominó
Para las mujeres (cuidado, no es exclusivo, es que el porcentaje aquí también se impone) suele haber muy habitualmente una sesión semanal de bingo.
Lo primero que se me ocurre ante esto, es que debemos no dejarnos llevar por ciertas ideas preconcebidas: el hecho de que en un centro de mayores, la cafetería o la sala de ocio esté repleta de personas jugando a las cartas o al dominó, en mesas ocupadas normalmente por cuatro, cinco o seis personas (los cuatro que juegan más los "mirones"), no quiere decir que eso sea el ideal para el director o la directora del centro. Más bien muchas veces no es más que lo que la gente quiere y solicita, y no es tan fácil cambiar hábitos.
Los responsables de centros de mayores ya son absolutamente conscientes (hablo de la mayoría) de lo que significa auténticamente el envejecimiento activo, el ocio saludable, la ocupación activa del tiempo libre, el beneficio del entrenamiento cerebral, de que el cerebro, si no se trabaja específicamente a partir de cierta edad, "se oxida".
Todos estos son conceptos “modernos”, vigentes y que manejan en el día a día los profesionales que trabajan con los mayores. Si nosotros queremos enseñar ajedrez a mayores, porque estamos convencidos de que puede ser muy bueno para ellos, debemos conocer siquiera un poco esta nomenclatura, y tener algunos conocimientos de lo que se conoce como envejecimiento activo y unas ideas actualizadas de lo que es y significa ya el envejecimiento: porque ya es manifiesto que envejecer es un proceso que depende en gran medida de nosotros mismos: a medida que pasan los años la genética interviene menos y lo que más determina el cuánto y el cómo envejecemos es el estilo de vida: si mantenemos a lo largo de la vida una dieta equilibrada, si practicamos ejercicio físico regular, si no consumimos sustancias tóxicas ni abusamos de los fármacos, si realizamos una buena prevención de nuestra salud, si realizamos actividades enriquecedoras intelectualmente, si somos participativos socialmente y mantenemos una buena red social… tenemos muchísimos puntos a nuestro favor para vivir muchos años y además con una buena calidad de vida.
Una actividad enriquecedora intelectualmente (o cognitivamente, que estaría mejor dicho todavía) es el ajedrez, pero estaría muy bien que especificáramos bien, si de verdad queremos convencer a los responsables del centro (y después tocará hacerlo con los usuarios). Porque está muy bien decir las cosas habituales sobre el ajedrez (que es bueno para la memoria, para el razonamiento, para la atención), pero muchas veces se dice y no se sabe muy bien el porqué, y esto se nota. Hay que ir al grano y dar las respuestas antes que nos expongan los impedimentos de rigor, y lo que piensa mucha gente, y entre ellos incluyo a los responsables de los centros, es lo siguiente: Que es difícil, que aprender de mayor es todavía más difícil, que es aburrido, que se precisa estar motivado para aprender ajedrez, un poco que es como un juego para hombres, que es como para una minoría muy selecta… Que, en definitiva, se apuntarán cuatro. Y si les digo la verdad, si enfocamos la cosa desde el punto de vista más ortodoxo, más tradicional (“lo que queremos es dar clases de ajedrez”), el director o la directora del centro, no andarán muy descaminados.
Pero hay un enfoque distinto, que además funciona cuando se lleva a la práctica y que si lo relacionamos con el dominó o las cartas de los que hablamos al principio de este artículo, conlleva muchas ventajas. De todo esto tratamos en el tema inicial del curso de mayores de nuestro club, esbozaré por encima algunas de las muchas razones que podemos aducir:
Estos argumentos (hay muchos más) creo que pueden convencer de sobra a cualquier administrador de la conveniencia de introducir la enseñanza del ajedrez en el centro, algo que además, y estoy convencido de ello además porque lo he visto muchas veces, tienen ello mucho más claro de lo que nosotros mismos creemos.
Señoras mayores jugando al ajedrez
Nos complace volver a presentar un nuevo número a nuestros lectores, y es ya el 22, de nuestra Revista. Y en segundo lugar disculparnos porque este número sale a los tres meses de haber salido el último: como nos han recordado muchos lectores (agradecemos su fi delidad), la periodicidad era bimensual, pero hemos tenido que tomar la decisión de realizar este ajuste y editar la revista trimestralmente: la razón, un exceso de trabajo en nuestra entidad: fortunadamente el volumen no cesa, como podrán comprobar nuestros lectores en estas páginas, y debemos reconducir nuestros esfuerzos, aunque les garantizamos que no saldrá mermada en ningún caso la calidad de la revista.
Nos referiremos ya a la actualidad. Se celebró en Torrelavega en abril su I Festival Internacional de Ajedrez, donde se combinó ajedrez de competición y ajedrez social, terapéutico y educativo: excelente. Y como sabrán casi todos los afi cionados al ajedrez, entre mayo y junio se llevó a cabo por España la anunciada gira de la Fundación Kasparov para Iberoamérica, con la participación de conferenciantes de talla mundial. Con las difi cultades inherentes a una empresa de tamaña envergadura, quien les habla, que participó como conferenciante, puede decirles que la calidad de las ponencias brilló a una altura extraordinaria. Y por último, fi nalizó la octava convocatoria de cursos de ajedrez social y terapéutico del Magic Extremadura, con éxito: para octubre, se anunciará una nueva edición.
Desgranamos ya los contenidos de este número: portada y entrevista es para María Rodrigo Yanguas. Psicóloga deportiva, Maestra FIDE femenina, entrenadora... Todo un lujo poder leer las opiniones de una experta tan polivalente que entra de lleno en todas cuestiones que le planteamos en la entrevista.
Desde Chile, el psicólogo Alberto Paredes Ortiz nos trae la buena nueva de la constitución de la Asociación Chilena de Ajedrez Social y Terapéutico: felicitamos a Alberto por su iniciativa y su gran trabajo: muy interesante. Y siguiendo con los psicólogos, Juan Antonio Montero, director de esta revista, entra de lleno y sin medias tintas en un aspecto muy práctico: cómo convencer al responsable de un centro de mayores, que incorporar el ajedrez a su oferta de talleres, es una muy buena decisión.
Nuestro ya habitual Juan Francisco López Fernández, excelente monitor que está realizando un trabajo envidiable en una pequeña localidad pacense, nos habla de una jornada específi ca sobre ajedrez social. Y para fi nalizar, María del Carmen León, trabajadora del Club de Ajedrez Magic Deportivo-Social, nos relata con buen estilo y también con mucha profundidad, lo que ella pudo ver en una sesión terapéutica-ajedrecística en un centro de adictos.
Juan Antonio Montero
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