Una verdadera leyenda del ajedrez
El excampeón mundial de ajedrez Boris Spassky falleció el pasado jueves en Moscú a los 88 años. La Federación Internacional de Ajedrez anunció su muerte sin especificar la causa, aunque Spassky había sufrido un grave accidente cerebrovascular en 2010 que lo dejó en silla de ruedas. Considerado uno de los mejores jugadores de la era soviética, su legado quedó inevitablemente ligado a su histórica derrota ante Bobby Fischer en el «Match del Siglo» de 1972, un enfrentamiento que trascendió el mundo del ajedrez y se convirtió en un símbolo de la Guerra Fría.
Spassky se formó en la prestigiosa escuela de ajedrez soviética, destacándose desde joven por su talento. En 1955 ganó el Campeonato Mundial Juvenil y, a los 18 años, se convirtió en gran maestro, la distinción más alta del ajedrez. Su estilo de juego versátil le permitió derrotar a los más grandes de su tiempo, alcanzando el título de campeón mundial en 1969 tras vencer a Tigran Petrosian. Sin embargo, su reinado duró poco, ya que tres años después se enfrentó a Fischer en un duelo que captó la atención mundial.
El encuentro entre Spassky y Fischer en Reikiavik, Islandia, en 1972, estuvo marcado por la tensión política y la personalidad desafiante del estadounidense. Fischer, un genio del tablero y un personaje impredecible, puso en jaque la organización con sus constantes exigencias, llegando a ausentarse de la segunda partida en protesta por la presencia de cámaras de televisión. A pesar de estos incidentes, Spassky mantuvo una actitud deportiva y siguió adelante con el torneo.
Aunque Spassky comenzó con ventaja, Fischer logró remontar y se impuso con un marcador de 12½ a 8½. La derrota significó el fin de la hegemonía soviética en el ajedrez, lo que provocó una fría recepción para Spassky en su regreso a la Unión Soviética. Aunque continuó compitiendo y ganó el campeonato nacional en 1973, las autoridades restringieron sus viajes al extranjero y redujeron su apoyo económico, limitando su carrera profesional.
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En 1975, Spassky encontró una vía de escape al casarse con Marina Stcherbatcheff, una secretaria de la embajada francesa en Moscú. Tres años después, se trasladó a Francia y obtuvo la ciudadanía, lo que le permitió continuar su carrera en un entorno más libre. Durante los años siguientes, siguió participando en torneos de alto nivel, aunque sin recuperar la forma que lo había llevado a la cima del ajedrez mundial.
En 1992, Spassky y Fischer protagonizaron una esperada revancha en Serbia, país que en ese momento estaba bajo sanciones internacionales. Aunque el encuentro no tenía el mismo nivel competitivo que en 1972, atrajo la atención mundial. Fischer volvió a imponerse, pero la rivalidad se había convertido en amistad.
El aprecio de Spassky por Fischer quedó demostrado en 2004, cuando el estadounidense fue detenido en Japón por problemas con su pasaporte y enfrentaba la posibilidad de ser extraditado a Estados Unidos. En una carta dirigida al entonces presidente George W. Bush, Spassky pidió clemencia para su antiguo rival, sugiriendo que, si Fischer debía ser castigado por sus acciones, él también debería ser arrestado y encerrado junto a él con un tablero de ajedrez.
Boris Spassky dejó un legado imborrable en la historia del ajedrez. Su estilo flexible, capaz de adaptarse a cualquier situación, lo convirtió en un jugador excepcional. Su papel en uno de los enfrentamientos más icónicos del siglo XX aseguró su lugar en la memoria del deporte. Con su fallecimiento, el mundo del ajedrez pierde a una de sus figuras más elegantes y carismáticas.
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Master Class Vol.17 - Boris Spassky
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