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Por Carlos A. Ilardo
El pasado 20 de octubre se llevó a cabo en la sala Miguel Najdorf en el Club Argentino de Ajedrez, un entrañable homenaje a los ajedrecistas Francisco Benkö, de 99 años, y al Dr. Aaron Schwartzman, de 100. La reunión, un tributo a la trayectoria de ambos jugadores fue organizada por la Comisión Directiva del Club que preside el Lic. Luis Palacios, el profesor Jorge Berguier del área ajedrez del Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología de la Nación, el maestro Oscar Cuasnicú, Director del Plan Ágil Mente y el Sr. Federico Susbielles, gerente de Promoción Social y Comunitaria del PAMI.
Francisco Benko, nació el 24 de junio de 1910 en Berlín, llegó a Argentina en 1936
Lo más destacado de su trayectoria en el ajedrez: 19 participaciones en series finales de campeonatos argentinos; dos empates ante el ex campeón mundial Alexander Alekhine, una victoria frente a Bobby Fischer y otra ante Jacques Mieses, participante del torneo Hastings 1895.
Aaron Schwartzman, nació el 2 de diciembre de 1908 en Gral. Pico La Pampa. Fue médico cirujano en el Hospital Fiorito y Fernández
Lo más destacado: Entre 1931 y 1948 fue campeón del Club Argentino; compartió junto a R. Grau el primer puesto en el torneo Ciudad de Mar del Plata en 1934, y 2° en un abierto blitz, en el Club Argentino en 1931 detrás del polaco Savielly Tartakower. Finalizó 3° en los campeonatos argentinos en 1933, 1935 y 1936, y fue 4°, en 1937.
Ambos jugadores fueron homenajeados con dos placas de reconocimientos por la Comisión de Ajedrez Escolar de la FIDE, –avaladas por su presidente, el venezolano Uvencio Blanco y el titular de FIDE, el calmuco Kirsan Ilyumzhinov. Asimismo el Club Argentino recibió el mismo tributo por parte de la FIDE por su centenaria vida y reconocimiento a la celebración del match Benkö vs. Schwartzman.
Schwartzman escribiendo una dedicatoria en el libro de oro del club
... y Benko haciendo lo mismo
Más dedicatorias...
Más tarde los homenajeados ajedrecistas estamparon de puño y letra sus firmas en el Libro de Oro del Club Argentino de Ajedrez, cita obligada de los visitantes más importantes que recorrieron sus salas de juego.
Sentados frente a un tablero de ajedrez hay dos hombres que todavía no se rinden; dos figuras casi eternas que suman años hasta el infinito. Acaso, se trate sólo de dos personas inmunizadas contra el olvido.
Irradian lucidez y pasión, y están concentrados y dispuestos para escribir una nueva hazaña. Saben muy bien que transita juntos el final de una partida, por eso juegan sin mirar el reloj; ya nada los perturba, ni siquiera el paso del tiempo. Podrían darse por satisfechos y aguardar plenos y felices el desenlace, sin embargo prefieren seguir jugando. Y no se rinden.
Ambos, todavía sienten y disciernen que tienen licencia para decir y hacer lo que les dé las ganas, aunque eluden las estridencias y cultivan el bajo perfil. Son dos batalladores de la vida a los que les sobran historias: conocieron los horrores y espantos de dos guerras mundiales, padecieron dictaduras y persecuciones, planificaron una y mil veces cada amanecer del último siglo. Porque acumulan méritos para rendirles homenajes, les pidieron que jugaran para la memoria.
El martes último, en el Club Argentino de Ajedrez, el médico y cirujano Aaron Schwartzman, de 100 años, campeón de esa entidad entre 1931 y 1948, y el maestro Francisco Benkö, de 99, un ciudadano alemán que eligió a la Argentina como destino cuando se escapó de las garras del nazismo, jugaron una partida de exhibición, bautizada como “Encuentro del Bicentenario” a modo de festejo anticipado al cumpleaños N° 200 de la patria el próximo año. La excusa de la celebración los puso frente a frente.
El duelo despertó la atención de los jóvenes maestros, Diego Flores, Alan Pichot, Florencia Fernández y Stephanie Amed, espectadores privilegiados que siguieron la partida muy próximos a la mesa de juego, acompañados por el Lic. Luis Palacios, Presidente del Club Argentino, Jorge Berguier, coordinador del Área ajedrez en el Ministerio de Educación, Federico Susbielles, Gerente de Promoción Social y Comunitaria del PAMI y el maestro Oscar Cuasnicú, Director del Plan Ágil Mente que promociona el órgano estatal.
En silencio contemplaron cada uno de los movimientos de una partida que se extendió casi un cuarto de hora hasta que el menor de los rivales, que condujo las piezas blancas, propuso con gentileza el empate cuando su posición era claramente superior. Su adversario meditó largamente, extendió su mano y tomó la propuesta. Recién entonces se soltaron los primeros aplausos y con ello las emociones. Hubo tiempo para los elogios mutuos e incluso para un ligero análisis de la partida.
La notación de la partida:
F. Benko vs. A. Shcwartzman
Club Argentino de Ajedrez de Buenos Aires, el 20 de octubre de 2009
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 d6 4.Cc3 Ae7 5.d4 exd 6.Cxd4 Cf6 7.0-0 0-0 8.Te1 Ad7 9.Cf5 Ce5 10.Cxe7+ Dxe7 11.Ab3 c6 12.f4 Cg6 13.f5 d5 14.fxg hxg 15.e5 Dc5+ 16.Ae3 y tablas.
Después de los análisis compartidos, ambos maestros se estrecharon la mano
“Cuando llegué a la Argentina en 1936 busqué un club donde pudiera jugar al ajedrez. No fue fácil que me abrieran las puertas porque yo me había escapado de Europa y muchos pensaban que era comunista”, dijo con voz aguardentosa y el acento centro europeo que aún arrastra Francisco Benkö. Y agregó, “después de algunas vueltas unos amigos me trajeron hasta el Club Argentino y mi primer rival, en una partida informal fue el Dr. Schwartzman. El ya era un fuerte jugador y campeón imbatible de este club. Así que ahora no me pidan que me acuerde cómo salió aquella partida”, remató con una sonrisa contagiosa y un guiño cómplice el hombre que eligió este país como su nuevo hogar, emérito de la Comisión Nacional de Energía Atómica y que luce orgulloso un carné del Club Argentino que dice “socio vitalicio”.
El ocasional rival de ese recuerdo de hace 73 años, ahora está alejado de los tableros. A un paso de cumplir 101 años, el próximo 2 de diciembre, aún trabaja y vive de su profesión; atiende en su consultorio médico en el barrio de Congreso.
“Me dediqué enteramente al ajedrez hasta que me di cuenta que era incompatible con la medicina; me recibí de médico en la década del treinta, pasé por el Hospital Fiorito y más tarde por el Fernández. Me dolió alejarme porque tenía buenos antecedentes y valiosas victorias, pero elegí la medicina como aliada y a Teresa, mi mujer, como compañera la que me acompaña desde hace ya 67 años”.
El Doctor Gonzalvez invitando a los participantes a firmar el libro de oro del club
El Profesor Berguier exponiendo sobre el apoyo del Ministerio de Educación al ajedrez
Mariela Pichot, la mamá de Alan con su otro hijo, Ian
Esther Schwartzman, la esposa del Dr. Schwartzman
No uses las manos, primero usa la cabeza, le aconsejó el maestro Benkö al niño
Pichot, campeón argentino sub-10, y 5° en el Mundial en Vietnam.
Cuando el avance de la noche sentenció la velada esos dos hombres optaron por marcharse juntos. Caminaron por una misma vereda, acaso compartiendo el mismo sueño y la misma alegría. En una esquina de la historia se abrazaron para el recuerdo, y un último susurro rompió el silencio: “yo no me rindo”. Y siguieron.
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