Para ganar, primero debes aprender
La nueva versión 18 de ChessBase ofrece posibilidades completamente nuevas para el entrenamiento y el análisis de partidas: análisis del estilo de juego, búsqueda de temas estratégicos, acceso a 6.000 millones de partidas de Lichess, preparación del oponente tras una exploración de sus partidas en Lichess, descarga de partidas de Chess.com con API incorporada, motor de análisis en la nube y mucho más.
En el reportaje de la CNN
los tres rehenes liberados muestran el tablero de ajedrez y las piezas
¿Cómo hizo usted las piezas? " pregunta Robin Meade del Morning Express. "Fui capaz de tallarlos con un pedazo roto de un machete," contesta Marc Gonsalves. "¿Sus captores le permitieron hacerlo, o usted lo hizo a escondidas?" pregunta Robin. " No, ellos me permitieron hacerlo. Algunos de los secuestradores de menor graduación estaban expectantes en ver si era capaz de lograrlo. Más tarde quisieron que también tallara un juego para ellos.
"Este tablero de ajedrez debe haber sido utilizado cientos de horas entre todos los rehenes," dice Marc Gonsalves. "Era un vía de escape para dejar de pensar en la cruel situación en la que nos encontrábamos."
Por Óscar Domínguez G.
(Publicado en El Tiempo, 13 de julio de 2008)
La operación Jaque que les dio la libertad por cárcel a Ingrid y a sus muchachos, parece diseñada por un híbrido de García Márquez, Sherlock Holmes, Hitchcock y Bobby Fischer. Esa aséptica operación, ejecutada con guantes, tiene mucho de mamagallismo, detectivismo, suspenso, táctica y estrategia. Incurrieron en tal ingenuidad –afortunadamente- las FARC que es hora de pedir renuncias: Cano, Jojoy y cacofónicos sujetos de la guerra, tiren la toalla. Les quedó grande la chanfa del horror.
Según el reglamento, les toca jugar a las FARC. Se encuentran en zugzwang, impronunciable palabreja alemana que significa que el rival pierde, juegue lo que juegue. Con gusto les soplo la respuesta: declinen el rey, entreguen o empeñen sus trebejos. O donen las armas para que sean convertidas en “escopetarras”. Es hora de que cojan juicio. A barajar y a dar de nuevo. Aprovechen que la vida les da una segunda oportunidad sobre el tablero.
Esta pilatuna del establecimiento al grupo alebrestado en armas –nada de decirles terroristas porque se nos enoja Madame Ingrid-, nos recuerda a los chambones del ajedrez partidas como “La inmortal” (Londres, 1851) y “La siempre viva” (París, 1858) en las que Andersson y el gringo Morphy volvieron hilachas a sus rivales en desafíos llenos de belleza, alegría, precisión, misterio.
Dicen que la historia se repite porque carece de imaginación. Falso en este caso, por cuanto a la inteligencia militar se le fue la mano en gallina y con lo hecho convirtieron a Colombia en una sola lágrima de felicidad. (Si Groucho Marx viviera, archivaría aquello de que son incompatibles los términos inteligencia y militar).
El ajedrez que vino de la India a lomo de cobra, sigue ganando batallas insólitas. Uno de los gringos liberados con Ingrid y compañeros confesó que cuando jugaban ajedrez con unas piezas labradas por él, se sentían libres. Mejor homenaje no se le puede hacer a un juego que es deporte, ciencia, entretenimiento, tic, pasión, estupor, belleza. El gringo Marc Gonsalves precisó que al jugar engañaban a los guerrilleros que los creían presos. No había tal: un tanto surrealistamente, los jugadores se sentían lejos, libres. En su libro “Bitácora desde el cautiverio”, el ex ministro Gilberto Echeverri cuenta que con sus compañeros mártires pulía ajedreces con destino a su nieta. El ajedrez de macana, encontrado en el frustrado rescate militar, nada que llega a la tierra prometida de su dueña, la sardina Camila Botero.
El ajedrez tiene virtudes terapéuticas: cura los males de la soledad. Lo cuenta García Márquez en “Noticia de un secuestro”. Los carceleros le enseñaron a jugar a Pacho Santos cuando estaba por cuenta del monótono menú impuesto por Pablo Escobar. "El ajedrez le dio una nueva medida del tiempo", contó Gabo.
Nos estamos demorando en incorporar al ajedrez el pensum escolar. Bueno, algunas universidades como la Central, de Bogotá, ya lo hicieron. Tienen profesor de tiempo completo, el maestro Sergio González.
En otras partes, Alemania incluida, en vez de matemáticas, los alumnos pueden optar por el juego que tiene una divisa de mosqueteros: Somos una sola familia. Las FARC a pasar al clóset y el resto a jugar ajedrez, el juego más bello del mundo.