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Las cafeterías de Viena tienen una larga tradición y el ajedrez está también vinculado con esa historia, llena de anécdotas. El verdadero auge de esa era ya ha pasado. En los libros de Michael Ehn se pueden leer las mejores historias. En el "Café Museum" (Cafetería Museo), inaugurado en 1899, los primeros clientes habituales fueron, por ejemplo, Egon Schiele, Gustav Klimt y Oscar Kokoschka. Pero el ajedrez llegó al Café Museo más tarde, en 1970. En estos tiempos, la escena del ajedrez aún solía frecuentar más el "Café Laudon". Pero cuando el Laudon fue convertido en un restaurante asiático en 1985, llegó el momento del Café Museum, en la Plaza de Carlos, Karlsplatz y se convirtió en un refugio para los adictos al ajedrez.
En aquel entonces, el Café Museum solía ser el "despacho" del de fotógrafo Erich Reismann, tal y como él mismo lo describía. En su propia casa no tenía ni teléfono. Además, la cafetería quedaba más cerca a la sede de la redacción del periódico para el cual trabajaba. Sabía jugar al ajedrez porque lo había aprendido en el colegio. Allí había un club de ajedrez. Durante unos años, Reismann incluso jugaba en la Liga de Viena. Cuando comenzó el boom del ajedrez, Reismann sabía lo que tocaba y solía "re-ganar" el dinero en una partida de ajedrez que se había gastado por el café que se tomaba. En una partida se podían ganar cinco o diez chelines austríacos. Cuando aparecieron los turistas, que opinaban que sabían jugar al ajedrez, los jugdores locales sabían como podían hacer para subir las puestas en la partidas.
Los reyes del salón de ajedrez se llamaban Khaled Mahdy (apodo: Kaletto) y Reini Lendwai. A algunos huéspedes únicamente se les conocía por sus "nombres de cafetería". Había gente como, por ejemplo, "el Gerold que pesa una tonelada" (cuando en realidad era un hombre flaco). O bien "el ingeniero" que en una ocasión se olvidó de llevarse a su perra collie tras una derrota porque estaba tan destrozado anímicamente. Nadie conocía el nombre real del pobre hombre y por lo tanto el camerero de la cafetería se encargó del animal durante un rato.
Si en alguna ocasión una mujer entró en la cafetería por casualidad, cosa que únicamente solía ocurrir cada cuantas semanas, alguno de los clientes habituales comentaría cosasun dispectivas en dialecto austíaco-vienés como, por ejemplo: "I brauch ka Puppn, i brauch Kartoffelsuppn" ("No necesito muñeca, prefiero un buen caldo de patas"). La verdad es que la gente consumía relativamente poco. Los camareros lo toleraban y traían vasos con agua del grifo (que era gratuito) frecuentemente al salón de los ajedrecistas. A veces incluso hacían la vista gorda al cobrarles a los clientes.
El Museo de Ajedrez en Viena | Foto: Erich Reismann
Aquel "biotopo" de raros se merecía la atención de la prensa, opinaba Reismann. Cuando tocó el Campeonato del Mundo de Ajedrez en 1987, le pareció un buen momento. La revista "WIENER" (El Vienés), dirigido a lectores masculinos, le encargó junto con Manfred Sax a preparar un reportaje al respecto. El fotógrafo y el autor solían trabajar juntos con frecuencia. Las investigaciones implicaron que se encontraran con "punkies", vagabundos y adictos a la droga. Cuando prepararon un reportaje sobre la escena de neo-Nazis de Austria durante la presidencia de Kurt Waldheim, eso se hizo eco también en la prensa internacional. Más adelante, Sax se mudó a Inglaterra, pero solía visitar la redacción de la revista "WIENER" con regularidad y sacaba muchos retratos para la revista.
Cuando comenzó la pandemia del coronavirus y había poco que hacer, se dedicó a ordenar su archivo de fotografías en blanco y negro y encontró alrededor de 500 fotografías relacionadas con el ajedrez. Se acordó que antes solía haber exposiciones de fotografías en el Café Museum, trabajos de los estudiantes de la Academia de Arte. ¿Por qué no debería él también colgar sus fotografías ahí?
Preparó 26 copias en tamaño grande de la serie de fotografías que había sacado Erich Reismann en el año 1987. Ahora ya se pueden ver en la cafetería vienesa "Café Museum".
Foto: Erich Reismann
Foto: Erich Reismann
Foto: Erich Reismann
Foto: Erich Reismann
La holandesa Kineke Mulder que es muy activa en la escena de ajedrez de viena, le sacó una foto a Michaela Drescher en el "Café Museum". La serie de retratos de Kineke Mulder se llama "Personajes (la palabra "Schachfigur en su sentido literario significa "pieza de ajedrez) simpáticos de ajedrez".
Michaela Drescher | Foto: Kineke Mulder
Mientras tanto, los dueños de la cafetería han cambiado varias veces. A mediados de los años 1990, se reclamaba el salón de los ajedrecistas como "sala para no fumadores" y el ajedrez se "exilio" al baño. Los ajedrecistas formularon una carta abierta de protesta, pero no hizo efecto. En 2003 hubo trabajos de remodelación de la cafetería y se acabó con lo del ajedrez. Ya no acudían tampoco los estudiantes. Desde la remodelación, el nivel de los precios "apunta" más a los turistas. En 2010 la familia Querfeld se hizo cargo de la cafetería.
A Irmgard Querfeld le encantó la propuesta de Reismann de decorar las paredes con las fotografías de ajedrez. A juego con eso, la revista "WIENER" volvió a colgar en internet el reportaje histórico. Corrió la voz rápidamente que el ajedrez y los ajedrecistas vuelven a estar bienvenidos en el Café Museum. Ahora también es el punto de encuentros para el club de ajedrez "Frau Schach" (Sra. Schach) y del grupo de ajedrecistas de los miembros de la Orquesta Filarmónica de Viena.
Traducción al castellano: Nadja Wittmann (ChessBase)
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