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En Madrás (India), viernes, 22 de noviembre de 2013. 10ª partida.
Una de mis primeras actividades de hoy, tras el obligado baño de multitudes indias para llegar desde mi hotel hasta la sala de prensa, ha sido una entrevista con La 2, pero no la cadena de TVE, sino una noruega que se llama igual. Siempre procuro que mis frases sean claras y contundentes cuando hablo para una televisión, donde cada segundo es oro, pero hoy he balbuceado un poco cuando me han preguntado si Carlsen aceptaría un empate rápido o querría ganar también la décima partida. ¿Con qué idea se sentará hoy este puñetero?, me preguntaba para mis adentros mientras intentaba decir algo coherente a la entrevistadora noruega.
Y el puñetero nos ha aclarado pronto que no da tablas ni a su madre (deducción lógica: si no ofrece tablas a Anand cuando ese medio punto le otorga automáticamente la corona de campeón del mundo y un millón de euros, ¿por qué iba a ofrecérselas a su madre?). En ese mismo instante me he reafirmado en que Carlsen inaugura una nueva época del ajedrez: las tablas rápidas están mal vistas, porque el campeón las aborrece; las partidas con 25 jugadas teóricas son una pesadez, porque el campeón huye de ellas; los conceptos etéreos como "...y las blancas tienen suficiente compensación por el peón" son literatura, porque el campeón se come el peón, se defiende como los monstruos de silicio y te gana. Se acabaron las pamplinas: si eres jugador profesional de ajedrez debes acabar cada partida como si hubieras descargado un camión tú solo.
Mientras tanto, en los pasillos la euforia de los noruegos era tan contagiosa que hasta los indios sonreían, a pesar de que su rey estaba ya más muerto que vivo. Alguien especialmente feliz era el gran maestro Simon Agdestein (quien también fue titular en la selección noruega de fútbol), entrenador de Carlsen en su niñez y temprana adolescencia: "Cuando Magnus tenía 10 años yo veía en él un talento tan grande que le vislumbraba como el campeón que iba a superar lo que hizo Kaspárov. Ahora, con su gran mejoría en la confianza en sí mismo y en la capacidad de cálculo, ese día ha llegado, y de manera muy convincente".
Leontxo García
Pero la felicidad del menor de los Agdestein (el mayor, Espen, es el representante de Carlsen) no terminaba ahí: "Lo que más me emociona es lo que este duelo está significando en Noruega. El ajedrez es, de pronto, una pasión nacional, y las audiencias rompen todas las marcas de los deportes de invierno y del fútbol. Los niños piden ajedrez en los colegios, los directores de los bancos bloquean las páginas de ajedrez en Internet porque si no baja la productividad de sus empleados, unos dos tercios de la población noruega ha seguido el duelo intensamente... en fin, esto sí que no lo esperaba ni en mis mejores sueños". A unos metros me he encontrado con algunos organizadores de la Olimpiada de Ajedrez de Tromso (agosto de 2014), donde intentarán consolidar esta nueva pasión nacional por el deporte mental.
Pero volvamos al centauro, híbrido de cocodrilo y chip de última generación (os sugiero humildemente que leáis el amplio perfil que publico mañana, sábado, en El País; creo que me ha quedado bastante bien), que seguía torturando al todavía campeón mientras la euforia noruega se desparramaba por los lujosos vestíbulos del Hyatt Regency. Carlsen ha mostrado su lado humano al no ver un certero remate que le hubiera dado la victoria final por cuatro puntos de ventaja (aún con tres, e invicto en el duelo, es una de las mayores palizas de la historia de las finales del Mundial), pero luego ha mantenido el suplicio hasta que casi se cumplían las cinco horas de combate. La posición final del empate, sólo con los reyes en el tablero, es muy significativa de cómo se las gasta el nuevo campeón.
Pero esa obcecación en la pelea, que algunos interpretarán erróneamente como sadismo, ha tenido después su contrapartida en un lenguaje florentino que nunca vimos, por ejemplo, entre Kárpov y Kaspárov. Anand y Carlsen se han elogiado mutuamente, los miembros más importantes de la delegación del indio han felicitado con efusión al vencedor, los ayudantes del noruego han evitado todo gesto que pudiera parecer prepotente o arrogante... en fin, una balsa de aceite y una demostración de buenas maneras tras la enorme violencia exhibida en el tablero. Así debería ser siempre el ajedrez, aunque las crónicas de los periodistas sean mucho más jugosas cuando no es así.
En las tres piezas que he enviado hoy a El País, escritas a toda velocidad, he recogido lo mejor que he sido capaz las claves del duelo (crónica), las posiciones y variantes más importantes de la partida de hoy (columna diaria) y la personalidad del nuevo campeón (perfil). Y he reservado para ChessBase una reflexión que me preocupa mucho: ¿Entenderá Carlsen que un campeón del mundo adquiere una responsabilidad en cuanto a la promoción de su deporte por el mero hecho de serlo, que su obligación no es sólo jugar bien, que tiene que dar la mejor imagen posible, que debe difundir la enorme utilidad social del ajedrez?
Yo creo que sí. Me baso en lo que he hablado con él desde que aún era un adolescente, en las opiniones que conozco y la forma de ser de su padre y de Espen Agdestein, y en que éste, si quiere ganar mucho dinero como representante, estará muy interesado en todo ello. Como ya he dicho alguna vez, Anand merece todos los aplausos como jugador, pero no tantos como difusor del ajedrez. Por otro lado, es probable que la belleza del siglo XXI esté más en las variantes de lo que pudo haber ocurrido que en las jugadas reales. Pero aún así, tengo la sensación de que se acercan buenos tiempos para esta pasión universal, que he tenido el gran placer de compartir con vosotros, mis fieles lectores, durante el Campeonato del Mundo. Confío en seguir narrando y analizando las maravillas de gladiadores y artistas del tablero, bajo el reinado del centauro Carlsen. Hasta pronto. Un abrazo desde Chennai en un día inolvidable.
Magnus y Vishy en la décima partida del duelo por el título mundial
Espen Adgestein (dcha.) el representante de Magnus
Susan Polgar con un sari indio
Vídeos de Magnus en la gloria en el canala VG de la televisión noruega
Leontxo García emitirá sus resúmenes de la partida del día en directo, a partir de las 19:30 horas en la sala de retransmisiones de Playchess.com
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Leontxo emitirá sus programas en directo y procurará contestar también a las preguntas de los escuchantes. Cuando haya terminado la retransmisión, el programa se almacenará en el archivo de retransmisiones del servidor, para poder escucharlo también en diferido.
El duelo consistirá en 12 partidas como máximo y el ganador será aquel que primero logre 6,5 puntos o más. Si el ganador alcanzase la victoria en menos de 12 partidas, la ceremonia de clausura se celebraría al día siguiente de la última partida o dos días después.
07 noviembre 2013 – Inauguración |
19 noviembre 2013 – Partida 8 |
El sorteo de colores se realizará durante la ceremonia de inauguración. Los colores se invertirán tras la partida seis, es decir, el que jugó con blancas la partida uno, jugará con negras la siete. El control de tiempo será de 120 minutos para las primeras 40 jugadas, 60 minutos para las siguientes 20 jugadas y luego 15 minutos para finalizar la partida, con un incremento de 30 segundos por jugada, a partir de la 61.