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El edificio del hotel Majestic estaba ocupado por la oficina de impuestos desde hace muchísimos años, y se encontraba en un estado de conservación lamentable. Gran parte de sus habitaciones estaba llena de escombros, sus vidrios rotos, saqueadas sus piezas más valiosas -incluso algunas de arte.
La novedad de que este histórico hotel comenzara a ser restaurado es una buena noticia para los ajedrecistas. Allí se alojó Alekhine, junto a su esposa, durante el famoso match de 1927 en el que le arrebató el título mundial a Capablanca. Alekhine solicitó la habitación 2626, su número de la suerte, y su solicitud fue aceptada. La 34ª y última partida del maratónico encuentro se definió a su favor el 26 de setiembre. He aquí una pequeña síntesis de las oportunidades en que fue utilizado para alojar ajedrecistas en acontecimientos importantes:
Artículo en Clarín: "Restauran a nuevo el que fue el hotel más lujoso de Buenos Aires"
El Club Argentino vs Círculo de Montevideo
El equipo uruguayo, integrado por Alfredo Anaya, Mario Blixen y José Berasain, llegó a Buenos Aires en el vapor Venus, y fue alojado en el Hotel Majestic, de Avenida de Mayo y Talcahuano. Ayer a las 2 de la tarde se inició en los salones del Club Argentino la primera ronda del campeonato sudamericano de ajedrez, despertando gran entusiasmo entre la numerosa concurrencia que presenció el match, el cual fue una consagración de la popularidad que ha adquirido este juego entre nosotros en particular, y en América en general.
La segunda ronda se jugó el sábado, 11 de julio 2015, a la misma hora y en el mismo local. Las parejas se formaron de la siguiente manera: José Félix Berasain – Rolando Illa; Benito Villegas – Alfredo Anaya; Julio Lynch – Mario Blixen. Tenían ayer las blancas los señores Illa, Blixen y Villegas, quienes en las partidas de hoy jugarán con las negras. La lucha se prolongó por largo tiempo, entre los diuversos comentarios de la concurrencia, que formaba una numerosa barra alrededor de cada una de las mesas de juego. Despertó particular interés la partida Illa – Berasain, que fue la primera que se decidió, adjudicándose el triunfo el señor Illa. En la partida Lynch – Blixen se adjudicó el triunfo el primero. Otra buena partida resultó la del señor Alfredo Anaya con don Benito Villegas, que fue declarada tablas. En definitiva, en el primer día los campeones argentinos han quedado con ventaja de 2½:½. [La Nación, 21 de marzo de 1913]
Esta mañana a primera hora llegó al desembarcadero de la dársena norte, a bordo del vapor Massilia, el extraordinario ajedrecista eslavo Alejandro Alekhine, que viene a disputar el campeonato mundial del noble juego a nuestro colaborador José Raúl Capablanca. Le encontramos a bordo, deseoso de tocar tierra, esta tierra porteña hospitalaria que visita por segunda vez. Nos saludó con su afabilidad habitual. Nos presentó a su señora distinguida, dama rusa nacida en Odessa, a orillas del Mar Negro, con quien conversamos breves instantes mientras Alekhine, asistido por el presidente del Club Argentino doctor Molina Carranza y varios socios de la institución, despachaba las valijas y otros bártulos que traía desde Burdeos. Madame Alekhine, sin abandonar la exquisita delicadeza de expresión que le caracteriza, se mostró algo reacia a nuestras preguntas. Nos dijo que debía cuidarse mucho en sus manifestaciones, porque bastaba que dijera algo ligeramente comprometedor para que enseguida ella apareciera en los periódicos. Le facilitamos entonces la ocasión para que hablase mal de nuestro gremio, pero la cultura de madame Alekhine evidencióse una vez más, calificándonos a todos los periodistas de agradables y simpáticos. Tuvo palabras de elogio para Capablanca, a quien había conocido en Nueva York (en realidad, Alekhine y Capablanca se conocieron en 1913, en San Petersburgo), conceptuándole como un amable y perfecto caballero.
Alekhine, como Capa el primer día de su estadía en Buenos Aires se aloja en el hotel Majestic. La vecindad de Crítica parece que atrajera a los grandes ases del tablero. [Amílcar Celaya, Crítica, 7 de setiembre de 1927] (Crítica estaba en Avenida de Mayo 1333, y el Hotel Majestic en Avenida de Mayo 1301.)
En 1928 se jugó el I Torneo Internacional de Mar del Plata (Sudamericano). En su paso hacia la ciudad balnearia, todos los ajedrecistas brasileños, uruguayos y chilenos fueron alojados durante un día en el Majestic, donde además se celebró un gran banquete previo al certamen. Al día siguiente, todos partieron hacia el Hotel Mar del Plata en un lujoso tren, que partió desde la Estación Constitución.
Aunque sin carácter oficial, las autoridades de la FADA ofrecieron anoche una comida en el Hotel Majestic, a los componentes de las delegaciones. Rodeaban la mesa presidida por el ingeniero Pujadas y la señora de Souza Mendes, los consejeros José M. Taboas, Guillermo Lovegrove y Valentín Fernández Coria, y Carlos Portela, los delegados uruguayos José Gabarain, Julio C. Balparda Muró, José Montalbán y Juan B. Hernández; brasileños, Joao de Souza Mendes, Luiz Vianna, Cauby Pulcherio, Walter Cruz, Vicente Romano; chilenos, Mariano Castillo, Santiago Ureta, Carlos Anfruns y Alejandro Gerea (Sic); el campeón argentino Roberto Grau, Damián Reca, Amílcar Celaya y Oswaldo Cruz. Dentro de un ambiente de franca camaradería se bordaron comentarios relacionados con las actividades ajedrecísticas en los respectivos países y los probables resultados del gran torneo que va a iniciarse, haciéndose votos de confraternidad. [Carlos Portela, La Razón, martes 6 de marzo de 1928]
En ocasión del Torneo de las Naciones de 1939, el Majestic fue uno de los numerosos hoteles donde se alojaron delegaciones extranjeras, como la canadiense.
En el vapor Argentina llegó ayer por la mañana a la Dársena Norte la delegación del Canadá, integrada por los señores A. Helman, H. Opsahl, J. S. Morrison, A. Yanofsky y W. Holowach. Junto con ellos arribó también la representante de los Estados Unidos, señorita May Karff. En el desembarcadero fueron recibidos por una comisión de la FADA integrada por el doctor Joaquín Gómez Masía, los señores Carlos María Acevedo, Paulino Alles Monasterio y doña Brunilda de Munch. También acudieron varios miembros destacados de la colectividad canadiense y numerosas personas, por lo que la recepción tuvo un grato ambiente de cordialidad. En su alojamiento en el hotel de Avenida de Mayo y Santiago del Estero (El Hotel Majestic), los huéspedes manifestaron su asombro por el aspecto de la ciudad y de su actividad, que estaban lejos de imaginar, según expresaron. Agregaron que las referencias que han recibido sobre su extensión y población les han permitido advertir que se hallan en una de las grandes capitales que hay en el mundo, muy superior, fuera de duda, a todo lo que habían pensado encontrar. [La Nación, 17 de agosto de 1939]
Foto y texto: Juan Sebastián Morgado