Koltanowski era conocido por su asombrosa habilidad para jugar a la ciega, es decir, sin ver el tablero. Cuando a Bogart le propusieron jugar contra Koltanowski, aceptó de inmediato. Hay una fotografía en blanco y negro en la que vemos a Koltanowski sentado sobre una mesa, con los ojos cerrados y el entrecejo fruncido, como si le doliera el estómago. Koltanowski está de espaldas a Humphrey Bogart, quien escruta la posición de la partida. Delante de Bogart, un señor calvo con gafas y tirantes se encarga de mover las piezas blancas. Su único cometido es realizar cada una de las jugadas que Koltanowski le vaya cantando: «¡Alfil efe cuatro!». También debe anunciarlas jugadas del bando negro: «¡Enroque corto!». De esa forma, Koltanowski puede visualizar lo que está ocurriendo en el tablero. La batalla duró 45 minutos y Bogart, tras un hermoso golpe táctico, mordió el polvo de la derrota. «No había jugado en serio desde hace dos años», se disculpó Humphrey. Por su lado, Koltanowski definió el juego de su rival como «una verdadera amenaza». Y añadió: «Este tipo es peligroso, y no estoy bromeando». Así que Bogart, a pesar de la derrota, se sintió muy halagado: «Hasta otra, campeón. Y ven a verme al cine». Si buscan y revisan en internet el desarrollo de este encuentro, disfrutarán de la magia de un genio incomparable, George Koltanowski, el juglar del ajedrez errante.