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Por Yuriy Vasiliev,
Observador ajedrecístico, "Sport-Express Daily" (Moscú)
El artículo sobre el destacado libro de Vasiliev aparentemente ha sido sacado del sitio web de "Chess Fidelity". O al menos tiene relación con él. Buscando un poco en Google, se ve que aún está allí, aunque abreviado.
El libro (en realidad un folleto de 16 páginas), titulado Kirsan el Increíble, parece ser un poco embarazoso para el presidente sobre el que escribe de forma tan elogiosa. Le dijimos a Kirsan que emplearíamos el título como titular. Hizo un ligera mueca y dijo: "Por supuesto, tu eres el periodista y tu sabes como presentar una historia. Nunca interfiero en el trabajo de los periodistas". Y pareció decirlo de corazón.
Aquí les ofrecemos algunos extractos del cuadernillo:
“Kirsan y yo volábamos en el avión privado del Presidente Ilyumzhinov. Una azafata nos ofreció un vaso de vino. Ilyumzhinov no bebió vino hasta muy tarde, antes de que los las largas horas que pasaba a elevadas altitudes durante los vuelos en avión conllevaban un aumento de la exposición a la radiación. Un vaso de un vino tinto de buena calidad ayuda a eliminar los nucleolos radioactivos”.
Sobre la bravura de Kirsan durante el asedio a la Casa Blanca rusa en octubre de 1993:
“El recién elegido presidente de Kalmykia no se quedó en Elista para esperar a salvo que terminase la crisis. Fue a Moscú y realizó varios hechos valientes. Intentando evitar la masacre, voluntariamente asumió el papel de negociador. Cruzó varias veces la plaza de la Casa Blanca rusa bajo el fuego de tiradores especializados. Durante una de esas incursiones, los tanques dispararon a la habitación del principal opositor, donde se suponía que debía estar Kirsan. La FIDE nunca hubiera tenido un presidente tan valiente y vigoroso si Kirsan hubiera estado en aquella habitación. Parece que Dios y las oraciones de los monjes salvaron su vida.En la siguiente ocasión, cuando resultaba claro que no podría evitarse la masacre, Kirsan junto con otro hombre valiente, el Presidente de Ingushetia Ruslan Aushev tomó en sus manos la bandera blanca, hecha con una cortina, si se dirigió al edificio en llamas. Estaban decididos a rescatar a mujeres y niños. Se trababa de los hijos de los empleados y miembros del parlamento, que habían perdido cualquier esperanza de escapar vivos de aquel matadero.
Kirsan recordó posteriormente: ‘Los tiradores disparaban desde el tejado del hotel “Ucrania”. Las balas silbaban en nuestros oídos; cualquiera de ellas podía haberme matado. Más tarde me dijeron que en la radio interceptada oyeron la orden de alguien de matar al Presidente de Kalmykia. Alguien quería asesinarlo. Ilyumzhinov era un problema para alguien. Pero una vez más un milagro lo rescató del peligro”.
Hemos recibido muchas cartas durante las últimas semanas avisándonos de un importante artículo en la revista de gran influencia The New Yorker.
Algunos nos enviaron las páginas escaneadas o incluso tratadas con el reconocimiento de caracteres. No obstante, decidimos esperar hasta que estuviera disponible en Internet, lo que sucedió hace un par de días.
Circunstancialmente, también preguntamos al presidente de la FIDE sobre el contenido de este artículo. Kirsan no lo había leído e incluso no había oído hablar de la revista. Le preguntamos si se acordaba de un norteamericano llamado Michael Specter, que lo había visitado en Kalmykia. Kirsan se rió: "Ya sabe que hay tanta gente que viene a visitarme, que no puedo llevar la cuenta".
Algunas cita breves:
Hay una sustancial e interesante sección en mitad del artículo sobre las revueltas de las gentes de Kalmykia. Cuando al final del siglo XVIII, Catalina la Grande sometió al reino budista, más de cien mil huyeron cruzando el Volga. En la década de 1930, los sovieticos establecieron a los nómadas kalmukos en granjas colectivas. Luego, en 1943, Stalin subió a toda la población en carros de bueyes y la envió a Siberia. No se les permitió volver a sus hogares hasta 1957. Michael Specter describe sus impresiones sobre la república actual, tras pasar algún tiempo allí, viajando y hablando con la gente. Hay mucho sobre la actividad ajedrecística en la república; sobre una niña de trece años con coletas que estudia a Bronstein; sobre su ayudante especial Berik Balgabaev; sobre la famosa “Ciudad del Ajedrez” en las afueras de la capital, Elista; sobre la prensa opositora; sobre los planes de Ilyumzhinov para el mundo del ajedrez. La pieza termina con una sección sobre la actual contienda electoral entre Kirsan Ilyumzhinov y Bessel Kok.
(Traducciones de Fernando M. Fernández)