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Por Dagobert Kohlmeyer
Acaba de comenzar el festival cinematográfico de Berlín. El otro día, el productor de películas ya demostró cuál es su receta secreta para mantenerse en forma a la edad de 88 años: participó en la simultánea contra Viktor Kortschnoi en Fredersdorf, logrando aguantar bastante tiempo contra el Campeón Mundial de Veteranos. He aquí una entrevista con Artur Brauner.
Sr. Brauner, ¿qué significado tiene el ajedrez para usted?
Es un juego muy interesante, con una gran variedad de posibilidades, con lo cual nunca puede llegar a ser aburrido. Para mi es el juego más inteligente del mundo.
¿Desde cuándo juega al ajedrez?
Comencé a jugar cuando tenía unos cuatro años. Mi padre me enseñó. A los cinco ya jugué simultáneas en 22 tableros. Eso sucedió en mi ciudad natal, Lódz. Gané 18 partidas, dos terminaron en tablas y perdí dos.
Artur y Wolf Brauner
El ajedrez definitivamente mejora el rendimiento de la memoria. ¿Ha experimentado lo mismo?
Creo que es cierto. Por ejemplo, puedo calcular muy rápido. ¡En mis mejores tiempos logré memorizar unos 700 números de teléfono!
¿El ajedrez le ha servido para aguantar mejor los duros tiempos de la guerra?
Sé que existen casos donde la gente ha modelado piezas con migas de pan para jugar en los campos de concentración, o también en la cárcel. Yo mismo he jugado al ajedrez durante la guerra.
Existe una maravillosa versión cinematográfica del libro de Stefan Zweig "La Novela de Ajedrez", con Curd Jürgens como protagonista. ¿Existe alguna famosa escena de ajedrez en alguna de sus películas?
No, en las películas no. Pero he jugado al ajedrez con Curd Jürgens. A decir la verdad, eso me costó un ojo de la cara.
Curd Jürgens
¿Y eso?
Jürgens debía protagonizar "Peer Gynt“ y no le daba la gana. Le comenté: "Venga, jugamos una partida de ajedrez. Si gano, tienes que aceptar el papel". Recibió un anticipo de 50.000 marcos alemanes (unos 25.000 euros). Eso era un montón de dinero en aquel entonces, a finales de los años cincuenta, principios de sesenta.
¿Cómo terminó la partida?
Gané la partida y él prometió protagonizar Peer Gynt de joven. Antes, sin embargo, tenía que rodar otra película. Resulta que sólo volvió medio año más tarde. Tenía una pinta horrorosa "gracias" a su estilo de vida. Tenía bastantes ojeras. Entonces ya no servía para el papel del joven Peer Gynt.
¿Que ocurrió luego?
Nada. Me preguntó: "¿Todavía quieres que actúe como Peer Gynt? ¡Podría haceros el viejo Gynt! Sería idóneo, con la cara que tengo". Tuve que darle la razón y no he vuelto a ver el dinero. Todo el proyecto fracasó y perdí los 50 000 marcos.
¿Aquella película es un sueño suyo?
¡Hasta hoy! Ahora, después de muchos años, por fin lo estoy realizando. El director es Istvan Szabo y mañana comeré con él. Hablaremos de cómo y cuándo producir la película.
¿Se podría imaginar llevar a la pantalla la vida de Viktor Kortschnoi?
Quizá sería interesante. No conozco muy bien la biografía del Sr. Korchnoi, pero naturalmente sé que en los años setenta se ha quedado en el oeste después de un torneo y que no ha regresado a la Unión Soviética.
El buen hombre jugó en Fredersdorf durante más de cinco horas, sin pausa. Todavía tiene muchísima energía, ¡igual que usted!
Sí, pero tiene un aspecto muy viejo y desgastado. La vida de un profesional del ajedrez tiene que ser terriblemente fatigosa.
¿El ajedrez le ayuda en los negocios?
No mucho, como se muestra en el episodio con Curd Jürgens. Para mi es un pasatiempo. En realidad solo suelo jugar una o dos veces al año. No tengo más tiempo. Pero entre Navidades y Año Nuevo suelo tomar unos días libres. Tengo dos oponentes humanos, no juego contra el ordenador.
El ajedrez mantiene la cabeza joven y ágil. No hay ningún Gran Maestro con alzheimer…
Ya me lo creo. Si uno utiliza la cabeza, las neuronas se mantienen mucho más activas. Pero solo se mantienen frescas si se trabaja continuamente y no se rinde. Siento mucha pena por aquellos que se jubilan temprano y dejan de ser activos.
¿Todavía trabaja 12 horas al día?
¡Más! Suelo trabajar entre 16 y 18 horas. Y todos los días, es decir, siete a la semana. Y tampoco voy de vacaciones.
¿Y eso, por qué?
Porque tengo miedo de que, si me voy, a la vuelta me espere una pila tan grande sobre el escritorio que sufriría una crisis nerviosa. Por eso no me voy. Quiero seguir llevando esa vida de "adicto al trabajo" y estoy muy a gusto.
Usted no solamente es productor de películas sino también es dueño de inmuebles y hoteles. ¿Le gustaría celebrar un torneo de ajedrez en alguno de sus hoteles?
Habría que pensarlo. Si el hotel está libre, con mucho gusto.
¿Sus hijos saben jugar al ajedrez?
No. Saben cómo mover las piezas, pero no juegan bien. Hay que empezar desde muy joven. Dos de mis nietos, los gemelos de Alice, también juegan un poco. Pero no son ninguna competencia para mi.
¿Cuál es la máxima de su vida?
Siempre estar en marcha, siempre seguir caminando. Si Dios quiere, seguiré trabajando también a los 100 años. Mi lema es: "No se debe terminar con el comenzar y no comenzar con el terminar".
Traducción: Nadja Woisin