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Esperamos hasta las 14:21 antes de llamar a la puerta; es la hora exacta a la que hemos quedado. Fernando nos recibe con sus gafas dobles, como es habitual, cubriéndole la frente. "Nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira", dice. Junto a la puerta de entrada a su apartamento hay una escultura con un montón de coches en miniatura rotos. Se trata de un homenaje a su obra de teatro "El cementerio de automóviles". Eso sólo es el preludio de su casa-museo. Hay tantas obras de arte dentro que desbordan hasta el rellano.
Arrabal pasa por ser uno de los autores de obras de teatro más importantes de Francia, pero en su país de origen le siguen recordando por un episodio en el que apareció totalmente borracho delante de las cámaras de televisión. Comenzó a beber alcohol solo cuando tenía sesenta años, con lo cual no se daba cuenta de cuánto alcohol podía aguantar. Tras el programa de televisión tuvieron que llevarlo al hospital, pero desafortunadamente, al público español únicamente le quedarán grabados en la memoria aquellos famosos quince minutos. Quizá también por eso, se siente muy a gusto en su voluntario exilio en París.
Nació el 11 de agosto de 1932 en Melilla. A Fernando Arrabal le gusta recordarle a la gente que proviene del continente africano. Con diez años, ganó un premio que se daba en España a los niños superdotados. Durante la Guerra Civil, su padre se mantuvo fiel a la República y fue condenado a muerte. Su pena fue conmutada por cadena perpetua. Tras pasar por varias cárceles, terminó en el hospitial de Burgos. Desde allí se escapó y nunca lo volvieron a encontrar. A Fernando le falta un pulmón por una operación que le hicieron porque padeció tuberculosis. Dice que la verdad es, que así respira mucho mejor.
En 1955 Arrabal se mudó a París, donde conoció a Alejandro Jodorowsky y a Roland Topor, con quienes iba a formar el grupo "Pánico" en 1962. Antes se había apuntado al Movimiento Surrealista y pasó una temporada con Breton, Dalí, Duchamp y Tzara, entre otros. Su apartamento da testimonio de todas esas variadas influencias. Una alfombra en el suelo como si fuese una lasañ. En las paredes una pintura está al lado de otra: Botero, Topor, etc.
Tengo la sensación de que hay mucho en juego. Fernando Arrabal no es de las personas más fáciles de entrevistar. Habla tal y como había pronosticado Walter Benjamin: con citas dispersas y alusiones. Y también algo de algarabía. Al final, las cosas que dice tienen sentido de alguna manera, pero siempre teniendo en cuenta las limitaciones del que escucha. Dicen que una entrevista únicamente puede ser tan buena como el que hace las preguntas. Creo que algunas de esas referencias que hacia me han superado, pero he hecho lo mejor que he podido para juntar las piezas para que salga algo razonable: controlando el caos al permitir que exista. ¿No era esa la premisa del movimiento Pánico?
Fernando Arrabal: ¿Qué tal durmió usted?
Pau Guinart: Yo, bastante mal a decir verdad. ¿Y usted?
Yo dormí bien. ¿Le puedo ofrecer un poco de vino? Permítame que abra una botella.
Veo que está usted perfectamente preparado para las visitas y las entrevistas; tiene un aspecto muy profesional todo... Varias botellas de vino y chocolate.
Me encantan las entrevistas de verdad. Me hacen mucho bien. Pienso en voz alta y me pongo a prueba; a veces incluso llego a soprenderme a mi mismo. Efectivamente es posible que haya batido el récord mundial de entrevistas, porque realmente me han hecho muchísimas.
Por cierto, su casa es muy bonita. Espaciosa, con los techos altos... Quizá decorada de manera un poco desenfrenada, eso sí.
Ser artista en parte es generar espacios de creación. Me gusta estar rodeado por el caos ordenado. Sabe, la mayoría de los artistas, especialmente aquellos que escribían obras de teatro, vivían en condiciones deplorables. Breton vivía en una portería, Becket en un apartamento chiquitito... Y así continúa la lista. Tengo una suerte tremenda con este sitio; casi ningún artista tiene un apartamento como éste. Milan Kundera vive en un apartamento de 60 metros cuadrados y mi amigo Michel Houellebecq también, aunque eso sí, vive en la planta de arriba de la torre de su esposa. No se puede mover mucho ahora y necesita protección policial cada vez que sale de casa. Está disgustado. Tengo suerte de poder moverme libremente a pesar de las cosas que he dicho.
Veo una torre de tableros de ajedrez ahí. ¿Qué opona de que las máquinas puedan vencer a las personas?
"La Torre de Ajedrez" y "Retrato de Fernando Arrabal" por Roland Topor ("apartamento" edición #18 invierno 2016/2017)
Me parece absolutamente normal, siempre sabíamos que eso iba a ocurrir.
¿Qué es eso del garrote vil?
Es una máquina utilizada para torturar. Sabe, es lo que se utilizaba para aplicar la pena de muerte. ¿A usted le gustaría sentarse ahí? Muchos escritores quieren. Algunos hasta me han rogado que los matase con él. ¿Está usted listo para morir? ¿Va a misa?
No, no mucho; la verdad es que sólo en Navidades.
¿Solamente una vez al año? Eso es inaceptable. Ojalá al menos le hayan bautizado; de otra manera, se quedará en el limbo durante toda la eternidad. Lo sacro es esencial para comprender la vida. El hueso sacro es el que más cerca se encuentra del ojo del culo. Lo sacro y la mierda tienen muchas cosas en común, según insistía Dalí.
Veo un montón de arte irrevente en las obras que están colgadas de las paredes. Por ejemplo, la Última Cena con Becket, Borges, Wittgenstein, Kafka, y usted haciendo de Jesucristo. Tengo una pregunta acerca de su presencia en muchos de los cuadros. ¿Es puro narcismo?
Debería usted dejar de hacerme las preguntas que ha traído y dejar de grabar.
Vale. (Apago la máquina recordadora y dejo mis notas)
¿Su nombre es Pau, verdad? Es Pablo en catalán. El apóstol Pablo era como un secretario, un burócrata. Todos los evangelios son una versión de Jesús. Debería usted usted hacer lo mismo con ésta entrevista; simplemente escriba su versión de mí. Los evangelistas tampoco corrían detrás de Jesucristo con la grabadora. (Se ríe) Pero, desde luego, Pau es un nombre débil, suena como un chiste. Debería cambiárselo.
¿Ah, sí? ¿Cuál sería su sugerencia?
A mí me gusta Jordi (Jorge, en catalán) Me encanta la conexión con el dragón; es un dragón que mata al dragón. O simplemente va con su apellido y nada más: Guinart. Es fuerte. Señor Guinart. Esto sí que realmente me encanta. Los nombres y apellidos son muy importantes. Como Arrabal. ¿Por qué no todo el mundo puede tener un apellido como el de Arrabal?
Me imagino que todos seríamos iguales entonces. ¿Está usted satisfecho con la vida que ha llevado como Arrabal?
Claro que sí. ¿Cómo no? He tenido el privilegio extraordinario de vivir. La modernidad me ha otrorgado la responsabilidad de celebrar figuras como Mandelbrot, el gran matemático a quien recientemente galardoné con el Premio Sátrapa Transcendental. Tuve en cuenta que cuando planteó su teoría de los fractales, Europa estaba empezando a deshacerse. Sin embargo, cuando los Bourbaki estudiaban la teoría Elementos de matemática, Europa se unió y fue el orígen de la reunificación de Alemania, Italia y la Unión de los Eslavos del Sur: Yugoslavia. ¿No es interesante? Los geopolíticos no lo saben, pero este tipo de teorías tienen influencia en la realidad.
¿Quiere decir que esas teorías abstractas de alguna manera se aplican al mundo real? ¿Qué tal entonces el lógico más importante desde Aristóteles: Kurt Gödel?
Es un personaje extraordinario. Sus dos teoremas de incompletitud representan el espíritu del siglo XX de muchas maneras. La humanidad incapaz de comprenderse a si misma. ¿Sabía que creía en fantasmas? Muchos de los hombres más grandiosos de la ciencia creen en ángeles, demonios y en este tipo de cosas que no son científicas en absoluto. A mí, esta necesidad de la transcedencia me parece totalmente fascinante.
¿Cree usted que con Gödel la humanidad deja de comprenderse a si misma por aplicar la razón y la lógica?
Yo utilizaría una expresión más simple: tohu-va-bohu. Lo que precedió al caos antes de que Dios lo ordenase. Es caos con el rigor matemático de la confusión.
No sé si le sigo. ¿Quiere decir algo así como la locura controlada?
No, no podemos controlar nada, ni siquiera nos podemos controlar a nosotros mismos. Pero al menos tenemos las Matemáticas para procurar comprender... En todo caso, el tohu-va-bohu siempre está más allá. Tohu es un desierto inhabitable, conmoción y agitación antes de la intervención de Dios, y bohu es la confusión en el momento de la creación. Donde no hay confusión, no hay nada. No hay por qué comprenderlo todo.
Todo eso suena muy confuso. ¿Es porque a usted le gusta difundir el caos? Perdone si le ofendo, pero no puedo dejar de ver una representación deliberadamente dionisíaca en su actuación.
No tanto de Dioniso, sino más bien de Pan. Él te hace reír pero, cuando le das la espalda, es completamente voluble. Es por eso que crea pánico y locura. Dioniso es demasiado redondo, cíclico, circular, como las estaciones del año. Pan es más confuso y por ende, más interesante. Reconcilia los contrarios con el rigor matemático de la confusión. Con el movimiento pánico hay una especie de delirio racionalizado, controlado por las Matemáticas y la lógica. Tohu-va-bohu.
¿Qué es la Patafísica?
Es lo que está más allá de la Metafísica, una ciencia de soluciones imaginarias. La ramificación de una ramificción de la literatura fantástica. Según opina el fundador, Alfred Jarry, el mundo es una exepción a la excepción, es por eso que puede haber regularidad. Por debajo de la realidad reina el caos. Eso tiene que ver con Wittgenstein amenazando a Popper con un póker en Cambridge… Básicamente intentamos darle sentido al caos.
Siempre se refiere a Cervantes como fuente de inspiraración. ¿Quién más le ha inspirado? Dalí, Valle-Inclán, Unamuno…
Si se desempolva, cualquier parte de Dalí es tremenda. Lo que comentó en 1937, 38, 39… ¡Es la repera! Su relación con el sexo, por ejemplo... Personas como Unamuno o Valle-Inclán son personajes diminutos en comparación con Dalí.
¿Y Calderón o Lorca?
Sobre Lorca, Dalí dijo exactamente lo justo. Cuando Lorca, que estaba enamorado de Dalí, estaba leyendo en voz alta su Romancero Gitano a Buñuel y a él, Buñuel, que siempre decía la verdad, comentó que el libro era horrible. Lorca se dirigió a Dalí con desesperación y le preguntó cómo no le podía gustar el libro a Buñel, si había tenido tanto éxito en España. Entonces, Dalí le respondió lo escencial, como siempre: "Este libro no es malo, pero carece de tranvías". Es como escribir un libro hoy sin Internet. ¡Siempre era tan preciso! Carece de tranvías.
Veo que está usted conectado con el presente ¿Eso es un iPhone 6?
Sí. Tengo 84 años y procuro estar a la altura de los tiempos. Sin embargo, también tomo apuntes a mano. Utilizo ambas cosas, lo analógico y lo digital.
¿Qué hay del resto de la tradición europea? ¿Qué le inspira?
En nuestra civilización, que es extraordinaria, únicamente sen han creado dos mitos: el de Fausto y el de Don Juan. El monje Tirso de Molina hizo buen trabajo con eso. El mundo de la seducción... Dalí efectivamente quería que yo sedujera a Gala. No estaba realmente interesado en el sexo, pero en mi presencia hizo algunas cosas muy sexuales.
¿Cómo qué?
Le gustaba estar rodeado de gente rara: mentalmente, sexualmente... Como Amanda Lear, a quien le pagó el viaje a Casablanca; se fue como hombre y volvió como mujer. Pero quería que yo sedujera a Gala, y sigo sin comprender por qué, porque la seducción en realidad no existe.
¿Qué quiere decir? La veo por todas partes, especialmente en la literatura
La seducción es una mentira. El monje Tirso de Molina dijo la verdad: Don Juan quiere follar con cuatro chicas y les miente para conseguirlo, pero ninguna de ellas se enamora de él. Cuando otros autores europeos lo comprenden, lo copian y lo mejoran: uno de ellos es Molière, el otro es Mozart con su ópera Don Giovanni. Pero la seducción sigue siendo una mentira y nunca es real, es una contradicción en si misma.
¿Cómo funciona la seducción para Dalí, si es que existe algo así?
Dalí estaba interesado en la posibilidad de una explosión. Es una larga historia, pero merece la pena contarla: Gala y Paul Éluard vivían con Max Ernst y tenían un ménage a trois. Éluard mandó una carta a Ernst diciéndole que amaba a Gala, porque era una mujer formidable y la encarnación del espíritu ruso, pero que aún más le amaba a él. Los surrealistas, con Breton que encabezaba el grupo, no podían aguantar eso. Hasta el último momento, Gala siguió escribiendo cartas a Éluard, que tenía otras mujeres... Pero cuando le respondía solía terminar sus cartas con frases como: “Te estoy haciendo el amor" o "Te estoy penetrando". A Dalí todo eso no le importaba, porque no se sentía atraído tanto por Gala per se, sino que más bien era la situación estrafalaria que rodeaba todo aquello lo que le chiflaba. Le gustaba que se estuviera creando algo raro, algo capaz de desencadenar un huracán, pero no lo hacía. A él lo que le gustaba era masturbarse, habla de eso en su biografía real: la que escribió cuando tenía 17 años.
Cuénteme alguna de las anécdotas que usted vivió con Dalí.
Una vez fui a visitarlo con cinco mujeres encadenadas... Eran unas revolucionarias maoistas lesbianas que vinieron de Lyon para interpretar mi obra Fando y Lis. Recibí una llamada telefónica de Dalí, diciéndome que le gustaría tener una sesión cibernética de trabajo a medianoche. Cuando las cinco mujeres se enteraron, se pusieron como fieras y quisieron acompañarme. Les dije: "Bueno, pero no nos podremos presentar allí tal y cual. Habría que hacer alguna cosa un poco especial. Tenéis que ir encadenadas. ¡Voy a encadenaros!", les dije. Pero la verdad es que no es tan fácil encadenar a alguien como podría parecer a primera vista. Tuvimos que acercarnos a un bazar que había en el Ayuntamiento. Allí compramos cinco metros de cadena y el portero nos prestó unos cuantos candados.
Supongo que a Dalí realmente le encantó la idea...
¡Hombre! ¡Por supuesto! Estaba absolutamente entusiasmado. Se había alojado en el hotel de lujo Le Meurice, donde los nazis tenían su Kommandatur cuando ocuparon París. Cuando llegamos allí, antes de que siquiera le pudiera preguntar, el portero nos indicó: “Es la habitación 103”. Subimos a la habitación y Dalí estaba en éxtasis: "¡Ahí están mis cinco esclavas!", exclamó. Yo no estaba tan seguro y le avisé de que ninguna de ellas estaba a su servicio y que no iban a hacer nada que no quisiesen. Entonces una de ellas se quitó las bragas y le comentó: "¡Quiero que me des cachetes en el culo!" Me llevé una sorpresa bastante grande, pero decidí simplemente disfrutar del espectáculo de Dalí dándole con un nardo. Con lo difícil que es encontrar un nardo en París...
¿Y qué ocurrió después?
Dijo que la esclava y yo le debería acompañar a una orgia aquella misma noche. Entonces le expliqué yo que era un hombre casto y que no quería verme involucrado en aquello. Se puso todavía más entusiasmado y me asignó el papel del "mirador casto".
¿Se identifica con ese papel? Veo que usted está muy interesado en el sexo... ¿Ese cuadro con un hombre desnudo arrimándose a un pene gigante?
Es muy simple: los hombres tienen unos penes pequeños y les gustaría que fuesen tan grandes como ese. Todos desearíamos ser más grandes, en todos los sentidos.
¿Qué opina de la vida?
Tengo una suerte extraordinaria al no tener que luchar por nada, excepto por soñar.
Se acaba el tiempo. Le digo que voy a tener que hacer mucha hermenéutica para escribir algo que merezca la pena ser leído. Cito a Dalí: "Que hablen de mí incluso si lo que dicen es bueno" esperando su complicidad. Me lanza una mirada sucia, que yo interpreto como "Ni se atreva a escribir tonterías por sobre mi entrevista". Le digo que le mandaré un borrador antes de publicarlo. Pero no lo haré. Sería demasiado arriesgado.
Vale, muchas gracias por su tiempo. ¡Ha sido un placer!
Gracias a usted. El placer ha sido mío.
Espero componer algo interesante con este caos.
Más le vale, pues de otro modo tendré que azotarle en el culo.
La entrevista termina a las 15:37. El director artístico de una ópera y sus ayudantes entran en el apartamento puntualmente. Quieren proponerle hacer una adaptación de Fando y Lis. Arrabal mira condescendiente cuando estoy a punto de salir de su casa. Entonces se levanta, cruza la habitación y me da un caluroso abrazo. Levanta la vista. En sus ojos veo a un niño en su cuarto de juego: Arrabal como niño hecho a si mismo.