Para ganar, primero debes aprender
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No, no se trata de un golpe de mano ni de una broma de niños. Estaban todos invitados a la prestigiosa oportunidad de tener una clase con nada menos que el que fuera campeón mundial y (aún) con más puntuación en la lista Elo Garry Kasparov.
Garry Kasparov echando un vistazo a las partidas de sus pupilos
En una tradición que ya va por su cuarto año, la Fundación Kasparov de Ajedrez y su presidente Michael Khodarkovsky organizaron esta oportunidad única para los principales juveniles norteamericanos de encontrarse con y aprender del campeón. El formato de la sesión recordaba a la escuela de Botvinnik, en la que los estudiantes se sentaban con el gran maestro a ver las partidas, compartir ideas y devanarse los sesos sobre el ajedrez. Aquí cada alumno llevó cuatro partidas suyas y Kasparov las revisó delante de toda la clase. El ordenador principal se proyectaba en la pantalla principal grande que estaba enfrente y había pequeños monitores para que los chavales lo pudiesen ver de cerca. Fueron dos días completos (de diez de la mañana a cinco de la tarde) con una pausa para la comida. Y hubo mucho material del que sacar provecho.
Las partidas se comentan con los jugadores
El ambiente fue una de las claves del éxito del programa. Se me ocurren muchos periodistas, jugadores de primer nivel y otras personas relacionadas con el ajedrez que se hubieran quedado con la boca abierta y frotándose los ojos si lo hubieran visto por si mismos. Todo el mundo está acostumbrado a ver a Garry siendo examinado rigurosamente y bajo presión en una exigente partida contra un humano o una máquina o en alguna de las competiciones ajedrecísticas de primer nivel mundial. ¿Y aquí? Vestido con ropa informal y bastante relajado, sentado e intercambiando información a la misma altura que los jóvenes.
Los estudiantes disfrutaron de la interacción de tu a tu con el mejor
jugador de ajedrez de todos los tiempos
Su estilo de enseñanza es envidiable: combina su amplio conocimiento e inigualable comprensión y experiencia (¡Y memoria!) con un saludable sentido del humor y nada de ego. Y no nos equivoquemos: no todos los días se puede pasar un tiempo de tanta calidad con la leyenda de una de nuestras aficiones. Y menos de la forma tan cercana y personal como ha sido esta clase.
Entre los juveniles estaban el más joven MI de EE.UU. Ray Robson, nuestro actual medalla de oro y campeón mundial sub 12 Daniel Naroditsky y Alisa Melekhina, mejor chica sub 18, que hace poco logró un triplete de normas (WIM, WGM, e IM) en su primer cerrado. Valoraban y estaban agradecidos por estar allí.
En la fase de relajación, los chavales lo intentaron con la aeronáutica
Los chicos comparando su fuerza (física, no ajedrecística) como suelen hacer
los muchachos
Al hablar con algunos de ellos, para recopilar lo que pensaban que habían ganado con la experiencia, la respuesta más frecuente era su admiración por la rigurosa y metódica forma de Garry de abordar cada fase de la partida. Preparación de aperturas, profundo y amplio conocimiento de partidas anteriores en todas las estructuras, cálculo de tácticas y, sobre todo, una continua valoración correcta de la posición. Todos se dieron cuenta de que no importaba el talento sino que el trabajo duro debía ir a continuación para mejorar más. Quizás la mejor forma de resumirlo es en un momento durante una larga variante de análisis, cuando el campeón una vez más vio un poco más allá que sus estudiantes y uno de ellos murmuró: “¿¡Cómo ves esas cosas con tanta rapidez?!” Cuando cesaron las risas, un sonriente Kasparov dijo sencillamente: “Instinto”.
En las pausas entre sesiones, Kasparov firmó amablemente libros escritos por él que los chicos traían consigo, así como fotos que sus padres habían sacado de la clase. ¡No es extraño que todos se sintiesen enaltecidos e inspirados!
Posando con algunos de los muchachos: Andrew Ng, Alex Ostrovskiy, Alena Kats,
el campeón, Victor Shen, Warren Harper, Ray Robson