Los conceptos universales del ajedrez
por Elizbar Ubilava
Capítulo I
El ajedrez es un juego conceptual. A pesar de la tremenda concreción de cada
partida, es importante descubrir que estamos realizando unas ideas determinadas
y, para realizar esas ideas y diferentes conceptos, necesitamos actuar a través
de esa concreción. Una de las preguntas fundamentales para aclarar este
pensamiento es: ¿cuál es el concepto global del ajedrez? Dicho de otra forma:
¿cuál es el mecanismo más importante que siempre funciona por encima de las
ideas, planes estratégicos, combinaciones, golpes tácticos o simples jugadas
concretas, por encima del resultado de cada partida? ¿Existe algún concepto tan
genuino y poderoso al mismo tiempo, que pudiéramos señalar como alma mater
o alfa y omega de este juego universal? Probablemente muchos dirán que
la idea principal del ajedrez es dar mate al rey enemigo. Dicho de otra forma:
vencer al adversario. Esa respuesta, a mi entender, esta bastante lejos de la
verdad, aunque, sin duda, revela una de las formas concretas de realización del
concepto global de nuestro juego.
GM Elizbar Ubilava
Más de la mitad de los encuentros, en el ámbito competitivo, terminan con
empate. Eso significa que las tablas, o sea el equilibrio dentro del tablero, es
un resultado natural y revela uno de los signos casi espirituales de este bello
juego. Equilibrio no significa, ni mucho menos, sólo tener el mismo material,
porque también existen innumerables posiciones, donde la ventaja material no
rompe las tendencias del equilibrio. La experiencia de los últimos siglos, tanto
en el plano práctico como en el teórico, y la ultima revolución tecnológica que
nos permite analizar las posiciones con ayuda de potentes ordenadores y
comprobar nuestras ideas con los filtros de los módulos de análisis, nos hacen
intuir, y también pensar, que el concepto del equilibrio es uno de los
mecanismos mas importantes de nuestro juego. Las investigaciones teóricas en
diferentes aperturas, sobre todo en los últimos tiempos, demuestran claramente
que las negras disponen de recursos más que suficientes para mantener la
igualdad, o sea el equilibrio de fuerzas, en la mayoría de los duelos teóricos.
Nadie puede romper esa tendencia evidente sin someterse a un mayor grado de
riesgo a ser castigado por el adversario por no respetar las reglas del juego.
El medio juego es una parte muy compleja para sacar conclusiones definitivas,
pero el material que existe hasta ahora, todos los análisis y comentarios que
tenemos, nos indican inequívocamente que cuando aparecen los signos de dominio
de un jugador en la partida es consecuencia de que el otro hizo algo incorrecto,
o sea cometió un error (por ignorancia, mal cálculo, evaluación equivocada de la
posición, eligió el plan erróneo...) Sin embargo, debo aclarar aquí mismo que
eso no significa que el mecanismo de dominación empiece funcionar solo cuando
existe un error. ¡La dominación es un mecanismo universal que funciona inclusive
dentro del equilibrio! Por ejemplo, en un final de alfiles de diferentes
colores, podemos mantener el equilibrio con sólo rey y alfil contra rey, alfil y
dos (o, a veces, tres) peones pasados en cadena, si se bloquean los peones en
diagonal. Este equilibrio se consigue a través de la dominación de las casillas
clave. Podíamos encontrar miles de ejemplos en los que el equilibrio se consigue
gracias a la dominación. Eso significa que la dominación no es sólo un mecanismo
que funcione en determinadas posiciones, sin que exista un error visible:
simplemente nuestros errores o equivocaciones revelan este poderosísimo imán de
forma inmediata. Pero también debemos añadir que, si un jugador administra
correctamente los recursos en el medio juego y el otro también lo hace, lo más
probable es que el equilibrio en el tablero se mantenga.
Todo lo que hemos dicho sobre la tendencia al equilibrio en las fases de
apertura y mediojuego resulta aún más evidente en la fase final de la partida.
El desequilibrio material en muchas ocasiones no lleva a la derrota del bando
desfavorecido. Por ejemplo: dos caballos limpios, sin presencia de peones, no
pueden rematar a un rey solo; existen muchas posiciones donde una pieza de
ventaja lleva sólo a tablas teóricas, por no mencionar algunos ejemplos
extraordinarios de composiciones ajedrecísticas, donde aparecen increíbles
estudios con gran ventaja material pero con resultado de empate. Esa enorme
capacidad del ajedrez para mantener la tendencia al equilibrio en todas y cada
una de las facetas de juego, a mi juicio, demuestra clarísimamente que, dentro
de la “matriz” ajedrez, uno de los mecanismos más poderosos de este juego es el
gran equilibrio: un balance, una armonía entre planes y contramedidas, entre
ataque y defensa, entre cada par de fuerzas opuestas.
Nuestro “descubrimiento” sobre el equilibrio global de las fuerzas no sería
completo sin analizar la otra cara de la moneda. La misma experiencia, que nos
hace deducir la existencia del gran equilibrio entre todos los componentes de
nuestro juego, también nos muestra que en este juego gana quien está mejor
preparado, tiene mas talento y habilidad y entiende profundamente las exigencias
de las propias reglas de ajedrez.
Vishy Anand fue pupilo de GM Elizbar Ubilava durante muchos años
Este factor humano añade una nueva dimensión al juego, lleno de emociones,
con una tremenda competencia y lucha psicológica, con grandes aciertos e
increíbles errores, con combinaciones espectaculares y finales técnicos. Todos
esos aspectos aparecen, porque dirigimos los motines de la nave. Por eso, según
el nivel de nuestra preparación y la capacidad de penetración en las necesidades
de la posición, podemos dominar la lucha. El factor humano abre la caja de
Pandora del ajedrez con sus increíbles conceptos e inagotables recursos. Existe
un factor constante que está siempre presente cuando nos referimos a la práctica
del ajedrez. Este factor universal que siempre tiene un hueco en la praxis es el
error humano. Cuando digo que el error está siempre presente (también en los
encuentros de los grandes profesionales) es porque los análisis posteriores
detectan sistemáticamente las imprecisiones, pequeñas equivocaciones y los
errores llamativos. La presencia del error no debe decepcionar a nadie. La
naturaleza de nuestros desaciertos tiene raíces muy poderosas:
- La imperfección del ser humano. Por nuestra constitución mental,
biológica, física y psicológica padecemos errores de todo tipo. La historia de
la Humanidad demuestra que el error es nuestra sombra. Pero entonces, ¿en que
consiste la grandeza de los profesionales de ajedrez? En primer lugar, los
profesionales no cometen muchos errores, pero lo más importante es que los
grandes jugadores reaccionan de una forma impresionante cuando detectan sus
desaciertos. Yo diría que el grado de reacción ante los errores les distingue
como los grandes del tablero.
- El segundo factor que dificulta nuestra tarea es la complejidad del propio
ajedrez. Necesitamos unos conocimientos extraordinarios, hacer cálculos largos
y perfectos, evaluar constantemente y con mucha profundidad las posiciones
,casi después de cada jugada, y todo eso hay que realizarlo en un tiempo y
espacio limitados, con una gran presión subjetiva y objetiva.
- El tercer factor por el que cometemos errores radica en el alto grado de
la resistencia de nuestros oponentes.
- Cabe añadir a la lista los “factores externos”, como por ejemplo, nuestro
bienestar durante la partida. No todos los días el rendimiento de nuestro
cuerpo y mente es igual.
No siempre hay que considerar al error como algo casual o aislado, como algo
feo y despreciable, sino que debemos verlo como un componente casi inevitable de
la acción, que podemos convertir en el mayor faro hacia la verdad. A mi
entender, algunos errores, asumidos con inteligencia, señalan muy
significativamente los caminos de la perfección, aunque en último término la
perfección sea una tarea imposible.
Principalmente, nuestra imperfección es la causa de la aparición de otro
mecanismo poderoso, que funciona o debería funcionar en todas las posiciones
donde se rompe el equilibrio. Por medio de este mecanismo, las piezas o el
concepto de uno de los contrincantes empieza dominar la posición. Como hemos
dicho antes y queremos subrayar ahora, el mecanismo de dominación es universal y
también puede funcionar dentro del mecanismo del equilibrio, aunque sus formas
más claras aparecen cuando por medio de la dominación conseguimos la victoria.
El dominio tiene carácter posicional o estratégico y también se plantea a
través de las combinaciones o golpes tácticos. Los recursos de dominio son muy
amplios: las casillas clave, el centro, sólo una pieza, todo un flanco, etc. Las
combinaciones más bellas se producen porque el mecanismo de dominación empieza
funcionar.
Esa tendencia a la dominación se hace muy presente cuando examinamos la
partida con ayuda de un potente modulo informático de análisis. Esas poderosas
herramientas muestran enseguida la tremenda fuerza del mecanismo de dominación
cuando fallamos en algo. Tampoco quiero exagerar los factores de la tecnología
moderna, porque en general nuestros conceptos son correctos y es primordial
dirigir el trabajo de los ordenadores y módulos de análisis a través de nuestras
ideas. No obstante, hay que conceder que los ordenadores han ampliado nuestra
visión y la profundidad de nuestra comprensión.
Garry Kasparov en su charla sobre el tema "La alta tecnología está
cambiando el mundo" en el Congreso de PeopleSoft en septiembre de 2003
Reportaje y
vídeo de la charla de Kasparov
Todas mis reflexiones me hacen concluir que el concepto más importante del
ajedrez, su matriz más genuina es -Equilibrio + Dominio-
Por supuesto en el ajedrez caben decenas y decenas de diferentes conceptos e
ideas que necesitan otros análisis y reflexiones, pero mi intención era subrayar
el mecanismo más genuino que refleja el alma de este gran juego
-Equilibrio + Dominio-
Continuará...