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Recientemente el excampeón mundial de ajedrez, Veselin Topálov jugó, en Bilbao (España) , contra Judit Polgar un match a la ciega, es decir, sin ver el tablero. El búlgaro ganó por la mínima diferencia, pero eso no importa. Lo relevante es el hecho de que el ajedrez a la ciega se juega escasamente, aunque claro, aún existe el torneo Amber Melody, en donde se compite en modalidades rápidas y a la ciega.
Obviamente jugar a la ciega simplemente significa que quien así mueve las piezas, dicta las jugadas a un tablero normal. El jugador no solo debe imaginar dónde están las piezas, sino que además tiene que encontrar en cada momento las jugadas adecuadas, para defenderse de un ataque del rival o para lanzar una ofensiva con la que ganar la partida.
De acuerdo a información que encontré en Internet, en 1226 ya se jugaba a la ciega, aunque el ajedrez de esa época no era exactamente como el que ahora jugamos. Philidor en 1783 jugó simultáneamente a la ciega dos partidas en Londres, y se describió en alguna publicación como "un fenómeno en la historia del hombre". Sin embargo, parece ser que esta habilidad de jugar sin ver el tablero es relativamente común entre los grandes jugadores. Aparentemente la gente de talento muestra, y no sólo en ajedrez, esta capacidad relativamente extraordinaria. Por ejemplo, Gauss, el príncipe de las matemáticas, podía resolver complejos problemas matemáticos mentalmente.
Regresando al ajedrez, el récord de partidas simultáneas a ciegas se ha roto con cierta frecuencia a través de los años. Paul Morphy jugó ocho tableros, Harry Nelson Pillsbury veintidós. Richard Reti veintinueve. Alekhine llegó a treinta y dos, y en el año 1943, Najdorf jugó 45 en San Paulo, Brasil. En 1960, un húngaro llamado Janos Flesch jugó contra 52 tableros al mismo tiempo, en una sesión de doce horas, ganando 33, perdiendo 3 y empatando el resto. En 1970 logró subir el registro a 62 juegos simultáneamente a la ciega. La pregunta obvia es ¿cómo puede realizarse semejante proeza? ¿Cómo puede un jugador llevar en la cabeza la posición de tantas piezas en tantas diversas partidas? Sin duda el tema es fascinante y De Groot como Binet hicieron estudios al respecto, en particular este último
Cabe señalar que Judit Polgar podía jugar a la ciega desde que era pequeña. Una de las fotos así lo revela, en contra de Florencio Campomanes. En la fotografía, papá Polgar le dicta a la niña las jugadas y ella aprieta el botón del reloj al dictar ella su jugada. Se presume que se trata de una partida rápida.
Recientemente vi un vídeo, en youtube en el que un chico joven no juega al ajedrez a la ciega, sino que resuelve el cubo de Rubik en un tiempo brevísimo, pero ¡sin verlo!. Creo que no será un truco y que lo está resolviendo, realmente llama mucho la atención. Para cualquiera de nosotros esta exhibición al resolver el cubo de Rubik “a la ciega” parece extremadamente sorprendente, pero sin duda es una “hazaña menor” frente a la que corresponde a jugar 62 partidas a la ciega, la cual suena tan prodigioso que indudablemente hay que reconocerlo como una “hazaña mayor”.
Sin embargo, hay que reconocer que esta clase de exhibiciones a la ciega, ya sea en ajedrez, o al resolver el cubo de Rubik, siempre son espectaculares y nos hacen pensar en la increíble capacidad del cerebro humano e incluso, jugadores como Topálov, que puede jugar a la ciega una partida sin mayores problemas, declaró en una conferencia de prensa, en México DF, el 11 de febrero del 2006, que él no estaba del todo convencido de que Najdorf hubiese podido jugar frente a 45 tableros a la ciega, aunque, sin embargo, la hazaña del argentino/polaco, está perfectamente documentada.
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