La Bella le ganó a la Bestia
Por David Llada

Sus primeros encuentros fueron, posiblemente, los más pintorescos de
la historia reciente del ajedrez. Por un lado, Kasparov, uno de los mayores
campeones de todos los deportes, cuyo proverbial mal talante le ha valido apodos
como el de ‘El Ogro’. Por el otro, ‘La Niña’, Judith
Polgar, una jovencita pelirroja que saltó a las primeras páginas
de los diarios de todo el mundo con este apodo, tras ganar con sólo quince
años el Torneo Internacional de Madrid de 1994.
Sentados el uno frente al otro, eran diferentes como el blanco y el negro.
Sus únicos puntos en común había que buscarlos dentro del
tablero: ambos atesoran un talento fuera de lo normal, y su estilo de juego,
agresivo y colorista, es de los que hacen saltar chispas y engancha a los aficionados.
Muy a su pesar, tras esos precoces éxitos Judith pasó de ser
una niña prodigio a convertirse en un símbolo del feminismo, al
plantar cara a los hombres en un terreno, mezcla de lo intelectual y lo deportivo,
que hasta entonces se consideraba exclusivamente masculino. Consolidada ya entre
la élite, el siguiente paso que esperaban sus muchísimos admiradores
era una victoria ante el número uno. Y por fin, la bella le ganó
a la bestia.
De nada le valió a Kasparov usar la misma arma –la defensa berlinesa-
que Kramnik empleó contra él en Londres para derrotarle. Judith
refutó el planteamiento del ruso, tomó la inicitiva, atrapó
al rey negro entre el fuego cruzado, y después condujo el desenlace a
un tranquilo final claramente ventajoso. Un remate impecable para una victoria
que Judith había buscado con especial ahínco en los últimos
años, y que tiene bastante de revancha.
La partida
La mano de Dios
El Torneo de Linares de 1994 fue el escenario de un polémico incidente
entre estos dos jugadores. En la partida que les enfrentaba, Kasparov, terriblemente
apurado de tiempo, efectuó una jugada de caballo, y al darse cuenta sobre
la marcha que ese movimiento resultaba perdedor, lo volvió atrás.
Judith no reclamó porque, mientras que el jugador no llegue a soltar
la pieza, la jugada no se considera completada, aunque eso sí, Kasparov
se vio forzado a mover la pieza tocada.
Sin embargo, dos días más tarde, el vídeo de la partida
demostró que Kasparov había llegado a soltar el caballo durante
dos décimas de segundo. Según los expertos, probablemente no llegó
a ser consciente de esa fugaz ‘pérdida de contacto’, pero en
cualquier caso se consideró un gesto muy poco deportivo por parte de
Kasparov (quien a la postre, había ganado), y se bautizó a este
incidente como ‘la mano de Dios’.
El match del siglo
En 1970 se celebró en Belgrado un encuentro entre el equipo de la URSS
y una selección con los mejores jugadores del mundo, que fue llamado
‘el match del siglo’. Por aquel entonces, el dominio soviético
era aplastante, salvo por la presencia de Bobby Fischer en el equipo internacional.
La experiencia se repitió en Londres en 1984, y pese a la repercusión
de estos encuentros, la idea languideció, quizás por el aplastante
dominio de la URSS.
Ahora un banco ruso ha recuperado la tradición, pero las cosas han cambiado
mucho. El equipo ruso se enfrenta a una selección mundial repleta de
astros procedentes de las repúblicas exsovieticas, y Kasparov, Kramnik
y Karpov se enfrentan a grandes figuras como Anand, Ponomariov y Shirov, por
lo que el resultado aún es incierto. Tras cinco rondas, ‘el resto
del mundo’ domina por 25½ a 24½, aunque en las casas de apuestas
Rusia sigue siendo favorita, y se paga a 1.62.
Equipo de Rusia: Kasparov, Kramnik, Karpov, Khalifman, Svidler,
Bareev, Dreev, Grischuk, Morozevich, Motylev, Rublevsky (reserva), Zvjaginsev
(reserva)
Equipo del ‘resto del mundo’: Anand (IND), Ponomariov
(UKR), Ivanchuk (UKR), Shirov (ESP), Leko (HUN), Gelfand (ISR), Short (ING),
Polgar (HUN), Smirin (ISR), Radjabov (AZE), Akopian (ARM, reserva), Azmaiparashvili
(GEO, reserva)