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23 de octubre de 2006
La Federación Francesa de Ajedrez ha seguido los acontecimientos ocurridos
durante el duelo de reunificación por el título mundial entre Vladimir Kramnik y
Veselin Topalov en Elista (Rusia) con gran interés, pero también con un fuerte
sentimiento de desaprobación.
Aunque está claro que la primera reclamación presentada por Veselin Topalov fue
obviamente vergonzosa e infundada, eso nunca debería haber alterado el trascurso
de la competición tal y como luego resultó ser el caso, dejándolo al borde de un
callejón sin salida.
Por cierto, nos gustaría destacar que el desastre únicamente se pudo evitar porque Vladimir Kramnik decidió por su cuenta volver al tablero a pesar de la partida concedida a su rival, un gesto lleno de deportividad por el cual el mundo del ajedrez le debería estar muy agradecido.
Un Comité de Apelaciones, aceptado por ambos jugadores previamente, habría servido para apagar la mecha de la bomba en vez de hacerla estallar. Además, no se puede aceptar tal comité, formado por directivos de la FIDE cuya misión en primer lugar es trabajar en el desarrollo del ajedrez.
No hace falta entrar en los detalles de los acontecimientos que alteraron el desafío del Campeoanto Mundial Kramnik -Topalov porque ya los conocen de sobra los entusiastas del ajedrez, e incluso un público más amplio. El ajedrez no necesitaba este tipo de mala publicidad y ya ha habido casos en los que ninguna publicidad tuvo mejores efectos que esta publicidad basura de retretes que hemos presenciado.
Entendemos que estos desagradables acontecimientos en Elista son sintomáticos del mal funcionamiento de la FIDE. La dirección de la FIDE, durante los últimos años ha demostrado repetidamente su incapacidad para organizar adecuadamente torneos de primera calidad. Hay una larga lista de desafíos y torneos cancelados, suspendidos o deformados, siendo el más reciente ejemplo los 8 Torneos de Candidatos del actual ciclo del Campeonato Mundial, para los cuales no se han encontrado patrocinadores en el momento adecuado.
Por ejemplo, el jugador francés de primera fila, Etienne Bacrot, declinó jugar torneos, para así prepararse para su duelo de candidatos contra Gata Kamsky, que se iba a disputar en septiembre/octubre de 2006 y que ahora ha sido aplazado sine die.
Ahora que al menos
tenemos un Campeón del Mundo inequívoco, Vladimir Kramnik, una cosa queda
clarísima y aún más obvia que nunca: algo tiene que pasar antes de que la imagen
del ajedrez se destruya sin remedio.
Nuestro Presidente, Kirsan Iljumzhinov, tiene que asumir las consecuencias de
todos estos fracasos.
Ya es hora que unos profesionales se encarguen del ajedrez de elite.