Trabajando el don de la oportunidad ajedrecística
Puede que sea inmediatamente cuando nos percatamos de que algo ha pasado, al
ver que nuestro rival respira aliviado y corre a poner a salvo a sus huestes,
una vez que ejecutamos la jugada que le permite seguir disputándonos el punto.
Al bajar la vista al tablero todo aparece claro ahora, mientras que hace unos
momentos, durante todo nuestro tiempo de reflexión, ni se nos pasó por el magín.
O puede que sea al analizar la partida terminada, cuando de pronto
descubramos la continuación incisiva capaz de zanjar la lucha. Quizás la luz se
haga al acercarse por la mesa el mirón de turno que nos pregunta: "¿Acaso no
viste el mate en tres?". Las posibles respuestas pueden ir desde la ironía más o
menos fina hasta el farfulleo ininteligible sobre parentescos.
En cualquier caso, o bien juraremos que esa fue la última vez que jugamos al
ajedrez, o bien nos prometeremos que nunca más volverá a pasar.
La mayoría de quienes optan por la primera de las soluciones citadas suelen
romper su palabra al cabo de un tiempo y deciden volver a ejercitar sus neuronas
con Caissa, por fortuna para ellos. Por cierto, que no se debe confundir
Ocasión con
Fortuna.

La Fortuna. Museo de la Fundación
Lázaro Galdiano (Madrid)
Y para quienes están en la segunda tesitura, como premio a su perseverancia y
espíritu de superación, ¡tenemos algunos consejos que ofrecerles!
Después de las reglas, el movimiento de las piezas y las técnicas de finales
elementales, lo siguiente que se enseña en el ajedrez es la táctica. Es un
peldaño más difícil de subir que los anteriores, que representa un salto
cualitativo importante en las destrezas ajedrecísticas. Aprenderemos a rematar
la partida o a lograr ventaja (material o de otro tipo) por medio de escaramuzas
y luchas cuerpo a cuerpo, más o menos prolongadas. También, como no, será
necesario adiestrarse en identificar y evitar los peligros.
La capacidad táctica tiene, como todo en esta vida, un componente de
habilidad innata, pero hasta cierto punto también es posible desarrollar, afinar
y entrenar el ojo clínico de dicha especialidad. Para ello, la idea fundamental
es desarrollar la capacidad de cálculo a través de la identificación de
distintos motivos o golpes tácticos, trabajando con la graduación de la
dificultad, para reforzar la profundidad de cálculo, y la repetición de ejemplos
similares, para desarrollar la habituación. Se trata de un conocimiento
ajedrecístico que se puede transmitir fundamentalmente por medio del lenguaje
formal del propio ajedrez, es decir, con la notación de las alternativas y los
símbolos para realizar comentarios. Por ello, casi todos los productos que
tenemos dedicados específicamente a estos fines, gracias a la interfaz del
usuario multilingüe, son plenamente aprovechables por todo el mundo, sin que
existan barreras idiomáticas insalvables.
La mayor parte de las obras sobre táctica se basan en la realización de preguntas de
tipo test, que el usuario debe resolver en un tiempo estipulado.

Los aciertos (y a veces también los fallos) puntúan y el programa lleva el
cómputo de los resultados, lo que permite que el aprendiz se autoevalúe..
Por supuesto, no hay que perder de vista que la táctica no es algo que exista
desmembrado del resto del ajedrez, así que prácticamente en todas las obras
dedicadas a las 64 casillas conviven los elementos tácticos con otros
(aperturas, finales, estrategia...) Por lo tanto, me refiero aquí a las obras
especialmente orientadas hacia ese campo, pero sin duda que encontrarán
elementos tácticos en muchos otros productos ChessBase, incluyendo por ejemplo los índices
especiales de las
bases de datos o colecciones de partidas.

Gracias a ellos es muy fácil localizar los temas tácticos que se quieren
estudiar o practicar.
También
Fritz 9 dispone de funciones especiales para entrenar la agilidad en
localizar aspectos relevantes en la táctica, como jaques, piezas atacadas o
indefensas.

Ver muchos tipos de problemas, diseccionando e identificando los componentes
principales, repitiéndolos una y otra vez... Parece sencillo. Y no es muy
difícil: si se decide a poner en práctica un plan de mejora, pronto notará
progresos significativos..
La complicación estriba en poner en práctica lo aprendido. Y hacerlo en el
ambiente y las circunstancias de una partida de ajedrez. No es infrecuente que
lleguemos a resolver baterías de problemas de ajedrez con cierta soltura después
de un cierto tiempo de práctica. Ello mejorará nuestro juego, pero para avanzar
al siguiente escalón será necesario que seamos capaces de crear las
circunstancias oportunas para los golpes tácticos y, llegado el momento, que
sepamos aprovecharlo. En las partidas no tenemos quien saque un cartel en el momento crítico que
diga "blancas juegan y dan mate en tres", así que hay que encontrar la forma de
librar también ese escollo y ser capaces de identificar los momentos tácticos
cuando surgen en el momento de la verdad.
Como en casi todas las facetas del ajedrez (y de la vida), la forma de
empezar a desarrollar criterios propios es examinar el trabajo de quienes han
alcanzado la maestría. Y para ese fin, en el ámbito de la táctica contamos con un DVD,
"El
Instinto Asesino en Ajedrez", que
recoge en formato
ChessMedia más de 4 horas
de metraje en castellano, con vídeo y audio sincronizados con la acción del
tablero, durante las que el MI Guillermo Baches nos abre paso por los
vericuetos de grandes partidas de ataque y nos ayuda a identificar los
motivos principales, de forma que se desarrolle nuestro olfato, instinto, don,
reflejos o como quiera que prefiramos denominarlo.

Pero que nadie se llame a engaño:
- No es la panacea para convertirse sin esfuerzo en el terror del tablero.
- No nos va a convertir en la reencarnación de Tal.
- Sí nos va a dar una perspectiva cercana de partidas magistrales, desde un
punto de vista próximo al aficionado de a pie.
- Sí nos va a ayudar a desarrollar nuestra propia forma de pensar y decidir.
Demo en calidad reducida
Sin llegar a desarrollar esa percepción práctica de la táctica, no podremos
sacarle todo el jugo a lo aprendido en los estadios anteriores.
Junto al análisis de la práctica magistral, es importante que desarrollemos
también nuestra propia experiencia. Para ello, nuestros programas de juego son
una herramienta increíble en tres aspectos principales en relación con la
habilidad que nos ocupa:
- Disponen de asistentes para:
- Identificar las amenazas
- Explicar las jugadas
- Avisarnos cuando vamos a cometer un error
- Incluyen un modo especial "Sparring"

En él se desarrolla un juego favorable al entrenamiento táctico. El programa
juega razonablemente fuerte pero desliza intencionadamente errores tácticos,
cuando descubre que existe alguna jugada que permite al oponente obtener alguna
ventaja táctica de un modo inteligente. Son el tipo de errores que comete un
jugador humano, como los que se encuentran en los clubes de ajedrez.
Cuando activa el modo “Sparring” se puede seleccionar el grado de
dificultad táctico. Muy fácil es para jugadores de alrededor de 1400 Elo y
normalmente implica encontrar horquillas y combinaciones de dos jugadas.
Normal es para jugadores entre 1700 y 1900 y dificilísimo es un reto para
aquellos desde 1900 hasta Grandes Maestros.

También puede establecer si el programa debe avisarle de los momentos en
que hay una jugada ganadora, con una luz roja bajo el tablero (“Señalar
ganadoras”)
De otro modo el programa, en vez de avisarle, escribirá “se ha dejado
algo” en la ventana de notación, de forma que pueda después repasar la
partida y saber dónde perdió una oportunidad.
- Con ellos se pueden obtener pormenorizados análisis automáticos de nuestras partidas
(O de otras, pero es importante la autocrítica: sólo identificando nuestros
errores más habituales sabremos como ponerles remedio),
en lenguaje humano, para ayudarnos a identificar los errores propios (y ajenos)
Incluso también genera preguntas de entrenamiento sobre nuestras propias
partidas.
En definitiva, el camino para dominar los aspectos tácticos del juego resulta
grato y entretenido si se cuenta con las herramientas adecuadas para recorrerlo.
El esfuerzo que invierta en él le pagará dividendos tanto en éxito como en
disfrute. ¡Merece la pena!
¡Sepa buscar los pelos de las piezas a los que aferrarse para aprovechar la
ocasión!

Fernando M. Fernández