Para ganar, primero debes aprender
La nueva versión 18 de ChessBase ofrece posibilidades completamente nuevas para el entrenamiento y el análisis de partidas: análisis del estilo de juego, búsqueda de temas estratégicos, acceso a 6.000 millones de partidas de Lichess, preparación del oponente tras una exploración de sus partidas en Lichess, descarga de partidas de Chess.com con API incorporada, motor de análisis en la nube y mucho más.
Con el enorme desarrollo de los programas de bases de datos en la última década, el ajedrez se ha convertido en uno de los juegos o deportes más documentados del mundo. Tener acceso a una base de datos tan rica es un sueño para cualquier científico cuya investigación se fundamente en la estadística. Los científicos no están interesados solo en los datos mismos, sino también el hecho de que los ajedrecistas constituyen un grupo de gente muy interesante, sin desdeñar que el ajedrez está asociado con la inteligencia y la pericia. Un campo de investigación en el que se utilizan datos ajedrecísticos es la economía, en la que se estudian conceptos como el comportamiento ante el riesgo y la agresividad estratégica.
Cuando competimos en deportes, juegos o en la vida laboral, intentamos aumentar nuestras probabilidades de victoria con la adopción de estrategias adecuadas. En tenis, fútbol, póker y ajedrez (por mencionar algunos) determinadas situaciones requieren cierto grado de agresividad. Esto mismo también es aplicable a una situación de negociación de salarios en la que debemos encontrar un nivel óptimo de agresividad. Si demandamos un salario demasiado bajo, estamos indicando que nuestras habilidades no son especialmente buenas. Por otro lado, si pedimos un salario muy por encima del salario de mercado, indicamos que no somos muy realistas. En el tenis, por ejemplo, podemos elegir un estilo más agresivo que conducirá a más victorias forzadas pero también a más errores no forzados. Si es mejor adoptar una estrategia cauta como muy pocos errores no forzados una estrategia más agresiva pero también más arriesgada depende de la situación y en especial, de las características del rival. Está claro que la gente difiere en su preferencia por el riesgo ya que a alguna gente le gusta “correr riesgos” mientras que otros prefieren jugar “seguro”. El concepto de preferencias de riesgo se ha convertido en un asunto candente en la economía y no en último lugar porque nuestro comportamiento frente al riesgo afecta directamente a como escogemos invertir nuestros ahorros. ¿Debemos escoger una cuenta bancaria segura con un tipo de interés bajo o invertir en el mercado de capitales con un rendimiento esperado mayor pero con un riesgo mayor de perder?
Uno de los temas más debatidos dentro del estudio del comportamiento frente al riesgo es si hay diferencias sexuales en las preferencias con respecto al riesgo. Más en concreto, la cuestión es sí los hombres asumen más riesgos que las mujeres. Si hay diferencias en las preferencias de riesgo entre hombres y mujeres, esto afectaría por ejemplo a los planes de ahorro para la jubilación que implicarían distintas pensiones en el futuro para hombres y mujeres. El consenso actual en economía es que los hombres prefieren arriesgar más que las mujeres. Sin embargo si esas diferencias son culturales o genéticas está aún por demostrar.
En un estudio reciente, llevado a cabo en el Instituto Sueco de Investigaciones Sociales de la Universidad de Estocolmo, se usaron datos ajedrecísticos para estudiar la cuestión de sí hay diferencias sexuales en el comportamiento frente al riesgo y la agresividad estratégica. El estudio emplea datos de ChessBase 10, con un millón y medio de partidas de ajedrez jugadas por ajedrecistas con un Elo igual o superior a 2000. Los datos abarcan partidas jugadas entre 1997 y 2007, en 140 países. El propósito de la investigación es estudiar el comportamiento frente al riesgo y la agresividad entre ajedrecistas expertos con atención especial a las potenciales diferencias de sexo. Investiga si el comportamiento agresivo cambia dependiendo del sexo del oponente y si esos cambios potenciales son racionales o no.
Los aspectos estratégicos implicados en el juego del ajedrez se han convertido en una herramienta analítica establecida para la psicología cognitiva. El proceso de encontrar la mejor jugada en una posición de ajedrez es perfecto para estudiar los procesos de búsqueda y la resolución de problemas. Por ejemplo, un resultado obtenido de la investigación ajedrecística es que convertirse en un experto lleva unos diez años de intenso aprendizaje y trabajo duro, un marco temporal que también encaja en las artes, deportes, ciencias y profesiones.
Al comparar diferencias o grupales de las ciencias sociales, como por ejemplo diferencias sexuales o étnicas, es importante tener en cuenta que pueden subyacer diferencias en pericia o productividad. Por ejemplo, un individuo que haya pasado un año desempleado probablemente demandará un salario menor que un individuo que haya sido seleccionado desde su empleo actual. Los datos ajedrecísticos ofrecen alguna información muy útil sobre ese aspecto, a saber la puntuación Elo, que mide la fuerza de juego. La puntuación Elo puede emplearse para tener en cuenta esas diferencias de productividad. Al tener acceso a esa medida, los investigadores pueden comparar jugadores de igual fuerza de juego. Los programas de bases de datos también contienen información sobre la edad, sexo, nacionalidad y número de partidas jugadas por cada ajedrecista. Eso significa que podemos comparar jugadores de la misma edad, nacionalidad y otros factores para asegurarnos de que los resultados no están influenciados por diferencias grupales ocultas.
En algunas profesiones y deportes, la fuerza física es una ventaja y por lo tanto hombres y mujeres no pueden compararse sobre la misma base. El ajedrez no necesita fuerza física y por esta razón es más fácil comparar el rendimiento de hombres y mujeres y más aún ya que hombres y mujeres se enfrentan directamente en competiciones. Además, las reglas del ajedrez son las mismas en todo el mundo lo que permite comparar directamente los datos de distintos países. Ese lujo no es muy común en las ciencias sociales.
Una objeción que puede hacerse al estudio de ajedrecistas es que no son representativos de toda la sociedad. Este punto de crítica es probablemente válido y por esta razón los ajedrecistas expertos a menudo se comparan con personas de profesiones exigentes intelectualmente y también de puestos de alto nivel ya que ellos, lo mismo que los ajedrecistas, están asociados con la inteligencia y la pericia.
La primera cuestión a resolver es de naturaleza metodológica. ¿Cómo podemos medir el comportamiento frente al riesgo y la agresividad en ajedrez con una escala métrica? La solución se basó en el hecho de que las aperturas de ajedrez han sido clasificadas en códigos ECO. La categorización en 500 códigos ECO permite una posterior clasificación del carácter de las aperturas. A ocho ajedrecistas con puntuaciones Elo entre 2000 y 2600 se les pidió que dieran su opinión sobre el carácter de los 500 códigos ECO[1]. Con más detalle, a los ocho jueces se les instruyó para que definieran cada apertura como agresiva o sólida. A continuación, se emplearon las opiniones de los jueces para declarar cada código ECO como agresivo o sólido si al menos seis de los ocho jueces lo habían definido así. En los casos en que hubo cinco o menos votos a favor de la agresividad o la solidez, la apertura se consideraba neutral.
La figura muestra cómo razonaban los jueces al etiquetar una apertura como agresiva o sólida.
La figura muestra dos ejemplos: la Defensa Francesa y la Defensa Siciliana. Tras la primera jugada de cada bando (1.e4 y 1...e6/1…c5), es muy pronto para clasificar la apertura como sólida o agresiva. En posteriores movimientos, sin embargo, a menudo es posible escoger una jugada que conduzca a una posición sólida o agresiva. Por ejemplo, en la Defensa Francesa, las blancas pueden ampliar su espacio con 3.e5 (Variante del Avance), que será usado posteriormente para atacar o jugar la Variante del Cambio, con una posición simétrica. La Variante del Avance se considera una apertura agresiva mientras que la Variante del Cambio es una elección sólida. La Variante del Avance típicamente conlleva una debilidad permanente en d4, pero como compensación las blancas tienen más espacio. En la Variante del Cambio las blancas no tienen debilidades permanentes en la estructura de peones pero tampoco hay ninguna ventaja espacial. Las blancas tienen que confiar solo en su ventaja de jugar primero. En conjunto, la Variante del Avance es una elección más arriesgada con más altas posibilidades de perder o ganar, mientras que la Variante del Cambio es más sólida con más altas probabilidades de entablar. En el segundo ejemplo, las blancas escogen entre la Variante Alapin y el Gambito Morra frente a la Defensa Siciliana. Aquí, el Gambito Morra es una lección más arriesgada, mientras que la Alapin es más sólida.
Una estrategia de aperturas agresivas siempre implica un nivel de riesgo más alto, ya que lanzar un ataque en una parte del tablero implica descuidar otra. Típicamente, en tales posiciones cada jugada tiende a ser de la máxima importancia. El juego sólido evita muchas posibles debilidades pero a costa de menores posibilidades de ataque. Normalmente, un desliz en una posición sólida no perderá la partida.
Para obtener resultados viables para la cuestión investigada la medida de riesgo y agresividad resultante de la clasificación de los jueces fue combinada con un análisis de regresión estadística. Se emplearon técnicas estadística rigurosas ya que era necesario tener en cuenta el hecho de que las jugadoras tienen menor puntuación Elo en el extremo superior (solo se consideraron ajedrecistas por encima de 2000 puntos Elo). Las mujeres de la muestra también son considerablemente más jóvenes de media que los hombres. Como ya se estableció, uno de los mayores activos de los datos de ChessBase es que es posible tener en cuenta esas diferencias de sexo para instalar el efecto del comportamiento frente al riesgo.
Volviendo a los resultados, desvelan algunos modelos interesantes al demostrar que los ajedrecistas hombres escogen aperturas más agresivas que las mujeres, en general. La diferencia entre hombres y mujeres a este respecto es de un 2%. La implicación es que los ajedrecistas hombres, aunque de igual fuerza (y edad), escoger jugar más, por ejemplo, la Francesa del Avance y el Gambito Morra de la Siciliana en relación con la Variante del Cambio o la Alapin en comparación con sus equivalentes femeninas. Además, se muestran similares diferencias de sexo a pesar de los niveles Elo, es decir, la pauta se encuentra tanto entre aficionados como profesionales. Sin embargo, el resultado más asombroso es que los jugadores hombres, cuando juegan contra rivales femeninos, escogen entorno al l% más aperturas agresivas que cuando juega en contra rivales masculinos incluso cuando la fuerza de juego y el grado de agresividad son los mismos para los rivales masculinos y femeninos. Es decir, los resultados presentados aquí se ponen de manifiesto incluso después de haber tenido en cuenta el hecho de que las mujeres en promedio juegan de forma menos agresiva, o sea, que no se derivan de la diferencia general de los sexos en el comportamiento frente al riesgo y la agresividad.
La primera cuestión a preguntar es por qué los jugadores hombres escogen aperturas más agresivas contra los rivales femeninos. ¿Podría ser esa estrategia por algún motive más eficiente al enfrentarse a un rival femenino? Para obtener una respuesta a dicha cuestión, se llevó a cabo un análisis del rendimiento. El resultado es que los jugadores hombres en realidad rinden sobre un 1% peor cuando adoptan una estrategia más agresiva. Expresado de forma distinta, es irracional escoger una apertura más agresiva al jugar contra una rival mujer, siempre que se tengan en cuenta el resto de características. Esto implica que los jugadores hombres que se comportan más agresivamente contra rivales femeninos podrían mejorar su rendimiento escogiendo aperturas menos agresivas.
Como cabía esperar el estudio también encontró que los jugadores más jóvenes de la muestra escogen estrategias de apertura más agresivas que los jugadores más veteranos. Eso coincide con la apreciación común de que los jugadores más jóvenes escogen (o deberían) aperturas más activas para desarrollar sus habilidades ajedrecísticas y optimizar su rendimiento. Un comportamiento similar se muestra a diferentes niveles de Elo en los que los jugadores con mayor puntuación Elo prefieren en general adoptar aperturas más sólidas. No obstante, la diferencia de sexo en cuanto a riesgo y agresividad persiste a pesar del nivel Elo.
¿Y qué pasa con la fiabilidad de esos resultados? ¿Puede confiarse en ellos o puede haber otras explicaciones ocultas detrás de los hallazgos? Desde un punto de vista estadístico, los resultados son bastante fuertes. Está claro que los resultados no están sesgados por diferencias de sexo en cuanto a edad, nacionalidad o fuerza de juego. El hecho de que los jugadores en el conjunto de datos puedan ser estudiados a lo largo del tiempo hace que los hallazgos sean incluso más fuertes ya que permite tener en cuenta diferencias que son constantes a lo largo del tiempo como por ejemplo las diferencias culturales y religiosas. Como en la mayor parte de las investigaciones, puede haber explicaciones que hayan sido pasadas por alto pero desde un punto de vista estadístico los resultados son bastante convincentes, con altos niveles de significancia [2].
El hecho de que los jugadores hombres adopten más riesgos que sus homólogos femeninos es consistente con descubrimientos anteriores de la investigación económica. Gracias a la riqueza de los datos ajedrecísticos, este estudio también presenta un resultado novedoso: que los hombres se comportan más agresivamente aún cuando juegan contra una rival mujer. La implicación es que las ajedrecistas mujeres no compiten en las mismas condiciones que los hombres. Una agresividad elevada podría muy bien desincentivar a las mujeres para competir en ajedrez. Un modelo similar podría estar presente en el mercado laboral, como por ejemplo en una entrevista de trabajo. Si los reclutadores hombres tratan a las solicitantes mujeres con más agresividad que a los solicitantes hombres entonces las mujeres pueden desanimarse a la hora de solicitar o aceptar dichos trabajos. Es interesante notar que los hombres, por término medio, podrían ganar si redujeran su grado de agresividad contra las mujeres ya que podrían aumentar su rendimiento en alrededor de un 1%. Un razonamiento paralelo podría quizás aplicarse al mercado de trabajo, indicando que los reclutadores por término medio podrían encontrar mejores empleados si tratasen de igual forma a solicitantes hombres y mujeres (suponiendo que fueran similares).
Debe destacarse que el objetivo del estudio no es criticar a los ajedrecistas hombres, sino más bien informar de los hallazgos y mostrar que los datos ajedrecísticos están contribuyendo al progreso de la investigación. Es posible y quizás incluso probable que los ajedrecistas no sean conscientes de ese comportamiento y que sea más bien algún tipo de comportamiento instintivo. Los ajedrecistas altamente racionales probablemente no estarían dispuestos a pagar un precio (en forma de menor rendimiento) para ser capaces de tratar de forma distinta a las mujeres, si fueran conscientes de ese comportamiento. Sin embargo esa cuestión se sale del ámbito de este estudio.
Por último, los datos ajedrecísticos también pueden emplearse par responder a otras investigaciones. Un proyecto en curso está estudiando las diferencias de sexo en la duración de las partidas, medida por el número de jugadas. Algunos jugadores son más impacientes y prefieren terminar las partidas más pronto, mientras que a otros no les importa esperar (demasiado) pacientemente a un momento mejor. Los resultados provisionales revelan que en realidad hay diferencias sexuales. También hay diferencias de sexo en el rendimiento entorno al control de tiempo de la jugada 40, lo que sugiere que en la probabilidad de terminar apurados de tiempo también hay diferencias según el sexo[3].
Patrik GränsmarkBorrador de trabajo en formato PDF para descargar...
Título del estudio: Strategic Behavior Across Gender – a Comparison of Female and Male Expert Chess Players.
Publicado en: Labour Economics (2010).
Autores: Christer Gerdes, Patrik Gränsmark
Instituto Sueco para la Investigación Social. Universidad de Estocolmo.
[1] Los evaluadores fueron tres ajedrecistas mujeres y cinco ajedrecistas hombres. Los dos grandes maestros Pia Cramling y Evgenij Agrest eran los que tenían más Elo.
[2] Véase la publicación completa de la investigación para tener acceso a más explicaciones de los métodos estadísticos y de los análisis de sensibilidad. Puede descargar una versión de trabajo de la investigación en el enlace que se ofrece al final del artículo.
[3] Aunque pueda tener un valor limitado fuera del mundo del ajedrez, también sería posible calcular como han rendido las aperturas al tener en consideración la puntuación Elo, la edad y otros factores de los jugadores en cuestión, así como las variables correspondientes del rival. Además, sería inmediato calcular como han rendido las distintas aperturas contra rivales inferiores y superiores.