
Comportamiento estratégico según el género:
Una comparación de hombres y mujeres ajedrecistas expertos
Por Patrik Gränsmark
Con el enorme desarrollo de los programas de bases de datos en la última
década, el ajedrez se ha convertido en uno de los juegos o deportes más
documentados del mundo. Tener acceso a una base de datos tan rica es un sueño
para cualquier científico cuya investigación se fundamente en la estadística.
Los científicos no están interesados solo en los datos mismos, sino también el
hecho de que los ajedrecistas constituyen un grupo de gente muy interesante, sin
desdeñar que el ajedrez está asociado con la inteligencia y la pericia. Un campo
de investigación en el que se utilizan datos ajedrecísticos es la economía, en
la que se estudian conceptos como el comportamiento ante el riesgo y la
agresividad estratégica.
Cuando competimos en deportes, juegos o en la vida laboral, intentamos
aumentar nuestras probabilidades de victoria con la adopción de estrategias
adecuadas. En tenis, fútbol, póker y ajedrez (por mencionar algunos)
determinadas situaciones requieren cierto grado de agresividad. Esto mismo
también es aplicable a una situación de negociación de salarios en la que
debemos encontrar un nivel óptimo de agresividad. Si demandamos un salario
demasiado bajo, estamos indicando que nuestras habilidades no son especialmente
buenas. Por otro lado, si pedimos un salario muy por encima del salario de
mercado, indicamos que no somos muy realistas. En el tenis, por ejemplo, podemos
elegir un estilo más agresivo que conducirá a más victorias forzadas pero
también a más errores no forzados. Si es mejor adoptar una estrategia cauta como
muy pocos errores no forzados una estrategia más agresiva pero también más
arriesgada depende de la situación y en especial, de las características del
rival. Está claro que la gente difiere en su preferencia por el riesgo ya que a
alguna gente le gusta “correr riesgos” mientras que otros prefieren jugar
“seguro”. El concepto de preferencias de riesgo se ha convertido en un asunto
candente en la economía y no en último lugar porque nuestro comportamiento
frente al riesgo afecta directamente a como escogemos invertir nuestros ahorros.
¿Debemos escoger una cuenta bancaria segura con un tipo de interés bajo o
invertir en el mercado de capitales con un rendimiento esperado mayor pero con
un riesgo mayor de perder?
Uno de los temas más debatidos dentro del estudio del comportamiento frente
al riesgo es si hay diferencias sexuales en las preferencias con respecto al
riesgo. Más en concreto, la cuestión es sí los hombres asumen más riesgos que
las mujeres. Si hay diferencias en las preferencias de riesgo entre hombres y
mujeres, esto afectaría por ejemplo a los planes de ahorro para la jubilación
que implicarían distintas pensiones en el futuro para hombres y mujeres. El
consenso actual en economía es que los hombres prefieren arriesgar más que las
mujeres. Sin embargo si esas diferencias son culturales o genéticas está aún por
demostrar.
En un estudio reciente, llevado a cabo en el Instituto Sueco de
Investigaciones Sociales de la Universidad de Estocolmo, se usaron datos
ajedrecísticos para estudiar la cuestión de sí hay diferencias sexuales en el
comportamiento frente al riesgo y la agresividad estratégica. El estudio emplea
datos de ChessBase 10, con un millón y medio de partidas de ajedrez jugadas por
ajedrecistas con un Elo igual o superior a 2000. Los datos abarcan partidas
jugadas entre 1997 y 2007, en 140 países. El propósito de la investigación es
estudiar el comportamiento frente al riesgo y la agresividad entre ajedrecistas
expertos con atención especial a las potenciales diferencias de sexo. Investiga
si el comportamiento agresivo cambia dependiendo del sexo del oponente y si esos
cambios potenciales son racionales o no.
¿Por qué son relevantes los datos ajedrecísticos?
Los aspectos estratégicos implicados en el juego del ajedrez se han
convertido en una herramienta analítica establecida para la psicología
cognitiva. El proceso de encontrar la mejor jugada en una posición de ajedrez es
perfecto para estudiar los procesos de búsqueda y la resolución de problemas.
Por ejemplo, un resultado obtenido de la investigación ajedrecística es que
convertirse en un experto lleva unos diez años de intenso aprendizaje y trabajo
duro, un marco temporal que también encaja en las artes, deportes, ciencias y
profesiones.
Al comparar diferencias o grupales de las ciencias sociales, como por ejemplo
diferencias sexuales o étnicas, es importante tener en cuenta que pueden
subyacer diferencias en pericia o productividad. Por ejemplo, un individuo que
haya pasado un año desempleado probablemente demandará un salario menor que un
individuo que haya sido seleccionado desde su empleo actual. Los datos
ajedrecísticos ofrecen alguna información muy útil sobre ese aspecto, a saber la
puntuación Elo, que mide la fuerza de juego. La puntuación Elo puede emplearse
para tener en cuenta esas diferencias de productividad. Al tener acceso a esa
medida, los investigadores pueden comparar jugadores de igual fuerza de juego.
Los programas de bases de datos también contienen información sobre la edad,
sexo, nacionalidad y número de partidas jugadas por cada ajedrecista. Eso
significa que podemos comparar jugadores de la misma edad, nacionalidad y otros
factores para asegurarnos de que los resultados no están influenciados por
diferencias grupales ocultas.
En algunas profesiones y deportes, la fuerza física es una ventaja y por lo
tanto hombres y mujeres no pueden compararse sobre la misma base. El ajedrez no
necesita fuerza física y por esta razón es más fácil comparar el rendimiento de
hombres y mujeres y más aún ya que hombres y mujeres se enfrentan directamente
en competiciones. Además, las reglas del ajedrez son las mismas en todo el mundo
lo que permite comparar directamente los datos de distintos países. Ese lujo no
es muy común en las ciencias sociales.
Una objeción que puede hacerse al estudio de ajedrecistas es que no son
representativos de toda la sociedad. Este punto de crítica es probablemente
válido y por esta razón los ajedrecistas expertos a menudo se comparan con
personas de profesiones exigentes intelectualmente y también de puestos de alto
nivel ya que ellos, lo mismo que los ajedrecistas, están asociados con la
inteligencia y la pericia.
Medida del comportamiento frente al riesgo y la agresividad en
ajedrez
La primera cuestión a resolver es de naturaleza metodológica. ¿Cómo podemos
medir el comportamiento frente al riesgo y la agresividad en ajedrez con una
escala métrica? La solución se basó en el hecho de que las aperturas de ajedrez
han sido clasificadas en códigos ECO. La categorización en 500 códigos ECO
permite una posterior clasificación del carácter de las aperturas. A ocho
ajedrecistas con puntuaciones Elo entre 2000 y 2600 se les pidió que dieran su
opinión sobre el carácter de los 500 códigos ECO[1].
Con más detalle, a los ocho jueces se les instruyó para que definieran cada
apertura como agresiva o sólida. A continuación, se emplearon
las opiniones de los jueces para declarar cada código ECO como agresivo o sólido
si al menos seis de los ocho jueces lo habían definido así. En los casos en que
hubo cinco o menos votos a favor de la agresividad o la solidez, la apertura se
consideraba neutral.
La figura muestra cómo razonaban los jueces al etiquetar una apertura como
agresiva o sólida.

La figura muestra dos ejemplos: la Defensa Francesa y la Defensa Siciliana.
Tras la primera jugada de cada bando (1.e4 y 1...e6/1…c5), es muy pronto para
clasificar la apertura como sólida o agresiva. En posteriores movimientos, sin
embargo, a menudo es posible escoger una jugada que conduzca a una posición
sólida o agresiva. Por ejemplo, en la Defensa Francesa, las blancas pueden
ampliar su espacio con 3.e5 (Variante del Avance), que será usado posteriormente
para atacar o jugar la Variante del Cambio, con una posición simétrica. La
Variante del Avance se considera una apertura agresiva mientras que la Variante
del Cambio es una elección sólida. La Variante del Avance típicamente conlleva
una debilidad permanente en d4, pero como compensación las blancas tienen más
espacio. En la Variante del Cambio las blancas no tienen debilidades
permanentes en la estructura de peones pero tampoco hay ninguna ventaja
espacial. Las blancas tienen que confiar solo en su ventaja de jugar
primero. En conjunto, la Variante del Avance es una elección más arriesgada con
más altas posibilidades de perder o ganar, mientras que la Variante del Cambio
es más sólida con más altas probabilidades de entablar. En el segundo ejemplo,
las blancas escogen entre la Variante Alapin y el Gambito Morra frente a la
Defensa Siciliana. Aquí, el Gambito Morra es una lección más arriesgada,
mientras que la Alapin es más sólida.
Una estrategia de aperturas agresivas siempre implica un nivel de riesgo más
alto, ya que lanzar un ataque en una parte del tablero implica descuidar otra.
Típicamente, en tales posiciones cada jugada tiende a ser de la máxima
importancia. El juego sólido evita muchas posibles debilidades pero a costa de
menores posibilidades de ataque. Normalmente, un desliz en una posición sólida
no perderá la partida.
Para obtener resultados viables para la cuestión investigada la medida de
riesgo y agresividad resultante de la clasificación de los jueces fue combinada
con un análisis de regresión estadística. Se emplearon técnicas estadística
rigurosas ya que era necesario tener en cuenta el hecho de que las jugadoras
tienen menor puntuación Elo en el extremo superior (solo se consideraron
ajedrecistas por encima de 2000 puntos Elo). Las mujeres de la muestra también
son considerablemente más jóvenes de media que los hombres. Como ya se
estableció, uno de los mayores activos de los datos de ChessBase es que es
posible tener en cuenta esas diferencias de sexo para instalar el efecto del
comportamiento frente al riesgo.
Resultados de la investigación
Volviendo a los resultados, desvelan algunos modelos interesantes al
demostrar que los ajedrecistas hombres escogen aperturas más agresivas que las
mujeres, en general. La diferencia entre hombres y mujeres a este respecto es de
un 2%. La implicación es que los ajedrecistas hombres, aunque de igual fuerza
(y edad), escoger jugar más, por ejemplo, la Francesa del Avance y el Gambito
Morra de la Siciliana en relación con la Variante del Cambio o la Alapin en
comparación con sus equivalentes femeninas. Además, se muestran similares
diferencias de sexo a pesar de los niveles Elo, es decir, la pauta se encuentra
tanto entre aficionados como profesionales. Sin embargo, el resultado más
asombroso es que los jugadores hombres, cuando juegan contra rivales femeninos,
escogen entorno al l% más aperturas agresivas que cuando juega en contra rivales
masculinos incluso cuando la fuerza de juego y el grado de agresividad son
los mismos para los rivales masculinos y femeninos. Es decir, los
resultados presentados aquí se ponen de manifiesto incluso después de haber
tenido en cuenta el hecho de que las mujeres en promedio juegan de forma menos
agresiva, o sea, que no se derivan de la diferencia general de los sexos en el
comportamiento frente al riesgo y la agresividad.
La primera cuestión a preguntar es por qué los jugadores hombres
escogen aperturas más agresivas contra los rivales femeninos. ¿Podría ser esa
estrategia por algún motive más eficiente al enfrentarse a un rival femenino?
Para obtener una respuesta a dicha cuestión, se llevó a cabo un análisis del
rendimiento. El resultado es que los jugadores hombres en realidad rinden sobre
un 1% peor cuando adoptan una estrategia más agresiva. Expresado de
forma distinta, es irracional escoger una apertura más agresiva
al jugar contra una rival mujer, siempre que se tengan en cuenta el resto de
características. Esto implica que los jugadores hombres que se comportan más
agresivamente contra rivales femeninos podrían mejorar su rendimiento escogiendo
aperturas menos agresivas.
Como cabía esperar el estudio también encontró que los jugadores más jóvenes
de la muestra escogen estrategias de apertura más agresivas que los jugadores
más veteranos. Eso coincide con la apreciación común de que los jugadores más
jóvenes escogen (o deberían) aperturas más activas para desarrollar sus
habilidades ajedrecísticas y optimizar su rendimiento. Un comportamiento similar
se muestra a diferentes niveles de Elo en los que los jugadores con mayor
puntuación Elo prefieren en general adoptar aperturas más sólidas. No obstante,
la diferencia de sexo en cuanto a riesgo y agresividad persiste a pesar del
nivel Elo.
¿Y qué pasa con la fiabilidad de esos resultados? ¿Puede confiarse en ellos o
puede haber otras explicaciones ocultas detrás de los hallazgos? Desde un punto
de vista estadístico, los resultados son bastante fuertes. Está claro que los
resultados no están sesgados por diferencias de sexo en cuanto a edad,
nacionalidad o fuerza de juego. El hecho de que los jugadores en el conjunto de
datos puedan ser estudiados a lo largo del tiempo hace que los hallazgos sean
incluso más fuertes ya que permite tener en cuenta diferencias que son
constantes a lo largo del tiempo como por ejemplo las diferencias culturales y
religiosas. Como en la mayor parte de las investigaciones, puede haber
explicaciones que hayan sido pasadas por alto pero desde un punto de vista
estadístico los resultados son bastante convincentes, con altos niveles de
significancia [2].
Una última palabra
El hecho de que los jugadores hombres adopten más riesgos que sus homólogos
femeninos es consistente con descubrimientos anteriores de la investigación
económica. Gracias a la riqueza de los datos ajedrecísticos, este estudio
también presenta un resultado novedoso: que los hombres se comportan más
agresivamente aún cuando juegan contra una rival mujer. La implicación es que
las ajedrecistas mujeres no compiten en las mismas condiciones que los hombres.
Una agresividad elevada podría muy bien desincentivar a las mujeres para
competir en ajedrez. Un modelo similar podría estar presente en el mercado
laboral, como por ejemplo en una entrevista de trabajo. Si los reclutadores
hombres tratan a las solicitantes mujeres con más agresividad que a los
solicitantes hombres entonces las mujeres pueden desanimarse a la hora de
solicitar o aceptar dichos trabajos. Es interesante notar que los hombres, por
término medio, podrían ganar si redujeran su grado de agresividad contra las
mujeres ya que podrían aumentar su rendimiento en alrededor de un 1%. Un
razonamiento paralelo podría quizás aplicarse al mercado de trabajo, indicando
que los reclutadores por término medio podrían encontrar mejores empleados si
tratasen de igual forma a solicitantes hombres y mujeres (suponiendo que
fueran similares).
Debe destacarse que el objetivo del estudio no es criticar a los ajedrecistas
hombres, sino más bien informar de los hallazgos y mostrar que los datos
ajedrecísticos están contribuyendo al progreso de la investigación. Es posible y
quizás incluso probable que los ajedrecistas no sean conscientes de ese
comportamiento y que sea más bien algún tipo de comportamiento instintivo. Los
ajedrecistas altamente racionales probablemente no estarían dispuestos a pagar
un precio (en forma de menor rendimiento) para ser capaces de tratar de
forma distinta a las mujeres, si fueran conscientes de ese comportamiento. Sin
embargo esa cuestión se sale del ámbito de este estudio.
Por último, los datos ajedrecísticos también pueden emplearse par responder a
otras investigaciones.
Un proyecto en curso está estudiando las diferencias de sexo en la duración de
las partidas, medida por el número de jugadas. Algunos jugadores son más
impacientes y prefieren terminar las partidas más pronto, mientras que a otros
no les importa esperar (demasiado) pacientemente a un momento mejor. Los
resultados provisionales revelan que en realidad hay diferencias sexuales.
También hay diferencias de sexo en el rendimiento entorno al control de tiempo
de la jugada 40, lo que sugiere que en la probabilidad de terminar apurados de
tiempo también hay diferencias según el sexo[3].

Patrik Gränsmark
Borrador de trabajo en formato PDF para descargar...
Título del estudio: Strategic Behavior Across Gender – a Comparison of
Female and Male Expert Chess Players.
Publicado en: Labour Economics
(2010).
Autores: Christer Gerdes, Patrik Gränsmark
Instituto Sueco para la Investigación Social. Universidad de Estocolmo.
[1] Los
evaluadores fueron tres ajedrecistas mujeres y cinco ajedrecistas hombres. Los
dos grandes maestros
Pia Cramling y Evgenij Agrest eran los que tenían más Elo.
[2] Véase la
publicación completa de la investigación para tener acceso a más explicaciones
de los métodos estadísticos y de los análisis de sensibilidad. Puede descargar
una versión de trabajo de la investigación en el enlace que se ofrece al final
del artículo.
[3] Aunque
pueda tener un valor limitado fuera del mundo del ajedrez, también sería posible
calcular como han rendido las aperturas al tener en consideración la puntuación
Elo, la edad y otros factores de los jugadores en cuestión, así como las
variables correspondientes del rival. Además, sería inmediato calcular como han
rendido las distintas aperturas contra rivales inferiores y superiores.
Copyright
Patrik Gränsmark/ChessBase