Aventuras de ajedrez en Uzbekistán
Por Ardjan Langedijk
Del 22 al 30 de septiembre, un grupo de once entusiastas del ajedrez de los Países Bajos, Alemania y los Estados Unidos viajó a Uzbekistán. El objetivo del viaje era conocer la cultura, la gente, la historia y la naturaleza del país. Pero, por supuesto, también se trataba de jugar al ajedrez, tanto entre ellos como contra los uzbekos. Yo fui el organizador y guía turístico, propietario de una agencia de viajes especializada en Asia Central. Este fue un viaje piloto.
La mayoría de las personas no piensa en Uzbekistán como un destino de vacaciones popular o interesante. Sin embargo, el turismo en este país está en auge y ya atrae a varios millones de visitantes al año. ¿Qué se puede esperar en este país? Para empezar, recordatorios de la Ruta de la Seda en las antiguas ciudades de Bujará, Samarcanda y Jiva.
En forma de mezquitas, madrasas y mausoleos bien conservados y restaurados, las tres "M" de Uzbekistán. Todo esto en un país seguro, limpio y amigable, con excelente comida. Incluso la cerveza y el vino están ampliamente disponibles en este país, predominantemente islámico, donde el gobierno separa efectivamente la religión del estado.
Pero también vinimos a jugar al ajedrez, y lo hicimos.
Primero jugamos entre nosotros en el tren desde la capital, Tashkent, hasta Bujará y en algunos hoteles, pero luego jugamos principalmente contra uzbekos.
Esta parte del viaje también fue difícil de planificar para mí. Los contactos con las federaciones locales de ajedrez —una estructura de clubes como la de los Países Bajos es desconocida— fueron realizados por el socio local, que no era jugador de ajedrez.
Había indicado la fuerza de juego de nuestro grupo, aproximadamente Elo 1600-2100, y solicitado oponentes equivalentes. ¡No se solicitó un batallón de IMs y GMs uzbekos!
El ajedrez era un deporte popular en la Unión Soviética, a la que perteneció la República de Uzbekistán hasta 1991, como en todo el vasto país. Después de la independencia y la lucha por la supervivencia de la mayoría de la población, así como la competencia de todo tipo de nuevas formas de entretenimiento, la popularidad del ajedrez disminuyó considerablemente.
Sin embargo, gracias a los recientes éxitos de los uzbekos, la reputación y popularidad del ajedrez han aumentado significativamente. Esto es particularmente evidente en el apoyo estatal y el surgimiento de escuelas y campamentos de ajedrez, especialmente para niños, en todo el país. El ajedrez también se ha incluido en el plan de estudios escolar.
Tres éxitos en el ajedrez uzbeko explican este crecimiento. En 2004, Rustam Kasimdzhanov se convirtió en campeón mundial de la FIDE. En 2022, Uzbekistán ganó la sección abierta de la Olimpiada de Ajedrez (terminaron terceros este año), y con Nodirbek Abdusattorov, el país cuenta actualmente con un jugador joven y popular de clase mundial.
Jugamos tres torneos contra otros uzbekos. El primero fue en Bujará, en un lugar único. A orillas del Lyabi Hauz, un estanque histórico rodeado de fantásticos edificios en el corazón de Bujará (ver foto de portada). ¡Es difícil estar más cerca del corazón de la antigua Ruta de la Seda, y nos permitieron jugar ajedrez allí!
El lugar también fue una grata sorpresa para mí. Con muchos turistas presentes, el torneo atrajo mucha atención. Algunos turistas incluso pensaron que los tableros estaban allí para que cualquiera los utilizara y a veces se sentaban a jugar.
Acordamos un formato: primero dos partidas rápidas y luego los participantes podían elegir su propio formato. Los jóvenes jugadores de ajedrez uzbekos, incluidos los subcampeones en los Campeonatos Mundiales Sub-10 para niños y niñas, obviamente preferían el blitz.
Los resultados no se registraron oficialmente, ya que no era el objetivo del encuentro, pero se puede decir que el grupo, compuesto principalmente por neerlandeses, perdió por un margen claro.
Después de las partidas de ajedrez, disfrutamos de una comida uzbeka conjunta en el mismo lugar hermoso e histórico.
El segundo encuentro de ajedrez tuvo lugar en la igualmente famosa ciudad de Samarcanda. En la última semana de 2023, la federación local de ajedrez había organizado los Campeonatos Mundiales de Ajedrez Rápido y Blitz, ambos ganados por Magnus Carlsen. El director de la Federación de Ajedrez de Samarcanda estaba muy orgulloso y mostró con entusiasmo sus fotos con las estrellas mundiales. Y en 2026 incluso se celebrará aquí la Olimpiada de Ajedrez.
En Samarcanda, los uzbekos nuevamente invitaron a varios jóvenes talentosos, esta vez en un agradable restaurante junto a un gran estadio de fútbol donde se estaba jugando un partido al mismo tiempo. Nuestros resultados fueron similares a los de Bujará, pero el encuentro fue nuevamente muy amigable.
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Después de un viaje al desierto, al lago Aydar y a un pueblo en las montañas de Nurata, regresamos a Tashkent, el punto de partida del viaje.
Y este fue el escenario del tercer encuentro de ajedrez con los uzbekos. Esta vez, el lugar era una especie de arena en un nuevo y espectacular parque de diversiones, nuevamente un lugar al aire libre. Esto fue posible en la noche, con temperaturas agradables de 20-25 grados, mientras que anteriormente en Bujará había llegado hasta los 30 grados.
Esta vez no nos enfrentamos a un grupo de jóvenes jugadores de ajedrez, sino a un pequeño batallón de MIs. Una vez más, esto significó que los resultados no fueron a nuestro favor, salvo algunos éxitos ocasionales, pero todo el entorno creó una noche maravillosa de ajedrez. Terminamos con una comida uzbeka, que por supuesto incluyó el plato nacional "plov". Esta vez en la nueva tradición de Ferganá. Si tienes curiosidad, acompáñanos la próxima vez y pruébalo tú mismo.
En general, fue un viaje exitoso, si lo juzgamos por las reacciones de los participantes. Vimos y aprendimos mucho sobre la famosa historia de Uzbekistán y la Ruta de la Seda. Bujará y Samarcanda son ciudades hermosas. El grupo fue amigable y servicial entre sí, lo que facilitó el trabajo del guía turístico. Una vez, durante una excursión, alguien desapareció sin ser notado y continuó por su cuenta: después de todo, son jugadores de ajedrez. Comida deliciosa, aunque los estómagos a veces se rebelaron, buenas cervezas y vinos locales y, por supuesto, mucho ajedrez, tanto entre nosotros como contra los uzbekos.
Valdrá la pena repetirlo (¡2026!), y una variante en el vecino Kazajistán no está descartada.
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