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En la revista Chess, octubre de 1941 apareció una nota acerca del fallecimiento del ajedrecista estonio Ilmar Raud; 60 años después, la misma revista, en un artículo del periodista John Saunders titulado Chess in the war, revista Chess, Vol. 75 nº 8, noviembre 2010, recuerda aquél hecho de 1941, transcribiendo el texto allí publicado. Comenzaré por detallar el estado de cosas en el que se desarrollaron los acontecimientos relativos al Torneo de las Naciones de 1939, y el posterior fallecimiento de Raud.
Para situar al lector en el debido contexto, citaremos algunas crónicas de los diarios argentinos por orden cronológico, para que se comprenda mejor el desarrollo de los acontecimientos, que fueron dramáticos.
Notable es la actividad que despliega la FADA con motivo del Torneo de las Naciones. Ha debido aumentar el número de sus empleados y ha aprobado un plan magnífico para llevar a buen término la campaña destinada a conseguir los fondos que se necesitan para que el torneo no sufra tropiezos. Entre tanto, se ha logrado la media palabra necesaria del Intendente Municipal, doctor Arturo Goyeneche, que tendrá así la misión de dar la bienvenida en nombre de la ciudad a los protagonistas del gran Congreso, que se realizará entre el 20 de julio, y el 13 de agosto próximos. [Roberto Grau, Leoplán, 1º de marzo de 1939]
Por falta de fondos no se realizará el Torneo de las Naciones. Tendrá el fracaso una repercusión muy desfavorable. El Torneo de las Naciones corre serio riesgo de fracasar. Razones de índole económica han venido a entorpecer su realización; más aún, a poner a la FADA en la afligente situación de comunicar a la FIDE y a las asociaciones, que en número de 40 se aprestaban a concurrir, la imposibilidad de que se juegue en Buenos Aires el magno torneo. En una extensa comunicación, la FADA detalla los trámites efectuados para lograr el consentimiento de la FIDE, gestión que llegó a verse coronada por el buen éxito debido al empeño puesto por lopos delegados que concurrieron al Congreso de 1937, al cual llevaron la palabra formal del entonces presidente Agustín P. Justo, en el sentido de que contaría nuestra federación con la ayuda del gobierno para su organización. Así ocurrió, en verdad, pues en el presupuesto de gastos del año anterior fue incluida una partida de $ 150.000 destinada a contribuir a sufragar una parte de los gastos, que ascienden a $ 360.000 que demandará la organización del certamen. El saldo restante de $ 210.000 debía ser logrado por la FADA. [La Prensa, 27 de abril de 1939]
La República Argentina está a punto de incurrir en un papelón internacional incalificable. Es cierto que quien hará el mal papel será la FADA, pero, en el exterior, recaerá sobre el país entero. Se volverá a decir, esta vez con razón, que seguimos siendo sauvages. (…) Si no ocurre algún acontecimiento imprevisto, esta noche a las 22 realizará una reunión extraordinaria la FADA para comunicar a 40 países del orbe que no podrá realizarse en Buenos Aires el Torneo de las Naciones, y que cancela sus invitaciones. Hasta aquí los hechos. Queremos creer que ese acontecimiento extraordinario e imprevisto se produzca antes de las 22. De lo contrario, nuestro país será el blanco de la censura, cuando no de la befa de 40 naciones. El papelón internacional sería tan lamentable que no es posible que se lo deje prosperar. [Amílcar Celaya, Noticias Gráficas, 27 de abril de 1939]
Una vez más un asunto de extraordinaria actualidad nos obliga a dedicar todo el espacio de la sección a un solo tema. El Torneo de las Naciones es el máximo acontecimiento del ajedrez argentino, y es el máximo acontecimiento también del ajedrez de todas las épocas. La FADA ha resuelto llevarlo a cabo con el auxilio de todas las fuerzas vivas del país, y sólo ha necesitado postergarlo hasta el 23 de agosto próximo, para poder cumplir el plan que esboza, en la nota que insertamos, nuestro colaborador Roberto Grau, que además de estar al frente de la campaña pro-recursos, es el director técnico del equipo que deberá representarnos en el citado torneo.
La FADA confía, para hacerle frente, en la reflexión de los hombres de gobierno y en la adhesión de todo el país. Pocas veces, o quizá ninguna, la federación deportiva de un país se ha visto frente a un problema tan grave como el del Torneo de las Naciones. Tres meses antes de la iniciación de la prueba, cuando más tupida era la red de compromisos de la FADA, teníamos la seguridad que inspiraba el subsidio acordado por Ley en el presupuesto de 1938. Se habían concertado viajes, y comprometieron sus recursos hasta los directores. [Roberto Grau, Leoplán, 21 de junio de 1939]
En la reunión efectuada por el consejo directivo de la Federación Británica se informó que hasta el presente no se había recibido en la entidad ninguna comunicación categórica con respecto a las disposiciones últimas que habrían sido adoptadas por la FADA en lo que se refiere a la organización del Torneo de las Naciones. Dada la incertidumbre, se resolvió telegrafiar a la FADA para solicitar el envío de informaciones precisas. El cable de la Federación Británica es para aclarar la situación, ya que la falta de decisión le ha acarreado dificultades. Ha tenido que resolver que el campeonato británico tenga lugar en Londres en setiembre, y no en Bournemouth, para que así los jugadores puedan participar en el mismo a su regreso de Buenos Aires. [La Nación, 24 de mayo de 1939]
¡Hay que seguir la partida! Alguna vez habrá que escribir la historia del desarrollo adquirido por la cultura física y los deportes en el país. Será necesario hacerlo, quizá, prontamente, como un acto de estricta justicia a todos aquellos que comenzaron a fundar clubs, organizar federaciones, torneos y campeonatos, poniendo en el esfuerzo el cariño entrañable por lo que era hijo de sus afanes. La FADA emprende la cruzada enorme de reunir, en todo el país, $ 400.000. Lo hace porque quienes dirigen la institución y actúan en todos los clubs de ajedrez saben que han de encontrar, hasta en el club más humilde de la República, el apoyo inmediato, aunque sea de la cuota que ha de reunirse con moneditas. Porque así, con moneditas, se formaron las grandes instituciones, y ese comienzo tuvieron las iniciativas más generosas y más bellas. Los grandes clubs deportivos, los menos pudientes, los pequeñísimos de los barrios o de los pueblos de la campaña, han de sentirse solidarios con nosotros en esta emergencia, para dar prueba una vez más de los propósitos que animan a quienes emprendemos la cruzada bella sin otro objetivo que el de cumplir con un ideal que tantas veces es duro y difícil, pero que siempre colma el espíritu de satisfacciones hondas.
De los 6000 clubes que hay en todo el país, a los que nos dirigimos, ni uno solo dejará de responder a nuestro pedido. Es que en todas partes se sabe que el equipo argentino salió 3º en el último mundial y puede ser el campeón aquí. Y nadie querrá dejar de ayudarnos para que luchemos por ese triunfo, porque es y fue siempre generosa la labor de todos los hombres del deporte. Nuestras dificultades habrán servido para poner en evidencia una solidaridad magnífica, que será a la vez la prueba de un espíritu que hará honor a todos los clubs. [A. De Muro, Crítica, 2 de junio de 1939]
Es una fuerza ineludible la que me impulsa a alzar mi voz a favor del Torneo de las Naciones. No quiero que esto se interprete como una forma más de las muchas en que se manifiesta la humana vanidad. No me alienta otro propósito que el de contribuir, en mi medida, a que se cumpla la palabra empeñada ante 42 países. Simple y grande es el propósito que me inspira. Tiene la sencillez de las cosas grandes, y la grandeza de las cosas sencillas. Es preciso que se realice el Torneo de las Naciones, porque no puede ser de otra manera. [Roberto Grau, Crítica, 2 de junio de 1939]
Por circunstancias que la FADA ya ha hecho conocer, fue necesario modificar la fecha de iniciación del Torneo de las Naciones. Como se recordará, éste debía efectuarse el mes próximo, pero las dificultades surgidas obligaron a la entidad a postergar su realización hasta el 23 de agosto, finalizando el 19 de setiembre. [La Nación, 4 de junio de 1939]
La FADA se ha visto ante un serio problema. Invocando razones de economía, el Gobierno Nacional resolvió suspender la entrega de los fondos correspondientes al subsidio de $ 150.000 acordado por ley de presupuesto de 1938, lo que creó una situación desesperada a la Federación. Como es natural, esta entidad no ha cejado en su empeño de conseguir los $ 120.000 que aún debe recibir, pues entiende que legalmente le corresponden. Pero fue tan imprevista la actitud oficial, que la primera medida de la FADA fue suspender el torneo para siempre. Mas los 15 días que mediaron entre la resolución del Consejo Federal y la Asamblea Extraordinaria permitieron pulsar el estado de la opinión pública y advertir que la masa anónima del país no iba a aceptar en silencio que se colocara en situación tan poco airada el prestigio nacional ante los 42 países adheridos a la prueba. El error oficial debía ser subsanado, y ante la certeza de que es posible lograr con el aporte privado gran parte de lo que el gobierno negó, la FADA decidió hacer el torneo a todo trance.
Para llevar a cabo tan atrevida iniciativa, que significa conseguir $ 360.000 por medio del aporte de todas las fuerza vivas de la Nación, se cuenta con una organización extraordinaria que muestra con qué minuciosidad había preparado la FADA la campaña para conseguir fondos. Dicha campaña está en estos momentos en su período de mayor intensidad, y es necesario que todos los ajedrecistas del país, y quienes no lo son, se conviertan en otros tantos propagandistas de la FADA y del Torneo de las Naciones. Éste deberá llevarse a cabo con el aporte de todos, y cada jugador debe ser, en su localidad, el nervio animador de las comisiones de honor que se constituyan. La FADA hará, asimismo, un censo nacional de ajedrecistas, y para facilitar la tarea ha invitado a todos los aficionados del interior a que le envíen la nómina de aficionados, buenos o malos, que actúan en la localidad en que ellos habitan, para poder transformar, de esta suerte, a cada ajedrecista en un soldado de la cruzada pro-torneo de las Naciones. La Argentina tiene un compromiso de honor, y los ajedrecistas pueden colaborar con su trabajo personal a la cristalización de este anhelo común para que la próxima disputa mundial de la Copa Hamilton Russell tenga el más grande éxito. [Roberto Grau, Leoplán, 7 de junio de 1939]
Se formó en La Plata la comisión de honor, designada por la FADA para cooperar con los trabajos de organización del Torneo de las Naciones. Fueron elegidas las siguientes autoridades: doctor Washington Ocampo, presidente; Uberto Vignart y Luis G. Herrera, vicepresidentes; Carlos Ballvé y Carlos Molteni, secretarios; José Catoggio, tesorero; Luis Betti, protesorero. Todos los presentes manifestaron su propósito de llevar a la práctica la iniciativa, para lo cual se dispondrá de lo concerniente a la propaganda que se realizará en esta ciudad. Asimismo, la FADA se ha dirigido por nota al intendente, solicitándole la contribución pecuniaria de la Municipalidad platense. Ya contribuyeron la Cía Argentina de Electricidad con $ 400, Club Gimnasia y Esgrima $ 200, Club Estudiantes $ 200, presidencia de la Cámara de Diputados $ 300, presidencia de la Cámara de Senadores $ 100, Cía de Ahorro y Capitalización $ 250, presidencia de la Universidad de La Plata $ 100, Cía de Tranvías La Nacional $ 100, Círculo de Oficiales de Mar $ 50, en total $ 1700. Se esperan otras contribuciones prometidas. [Roberto Grau, La Nación, 8 de junio y 4 de julio de 1939]
Partidas simultáneas se harán en distintos jugares. Estarán a cargo de los más destacados maestros argentinos. Se ha dispuesto que cada aficionado que desee intervenir en estas partidas, abone una modesta suma. Las primeras partidas se harán con el siguiente cronograma: hoy Carlos Guimard en el Club Estudiantil Porteño; mañana Luis Palau y Enrique Falcón en San Justo, y Luis Piazzini en Villa Ballester; el miércoles Roberto Grau en el Círculo; el día 17 Carlos Guimard en San Martín, y Roberto Grau en la confitería de Pellegrini y Cangallo; el 24, Carlos Guimard en el Club Español, y Roberto Grau en Santos Lugares; el 1º de octubre, Grau en el Club Dirección de Alumbrado; el 8, Roberto Grau en el Centro Tolosano. Asimismo, en Lobos, don Emilio Rolán proyecta un torneo con el propósito de allegar fondos a la FADA. [Roberto Grau, La Nación, 10 de junio de 1939]
Mañana quedará constituida la comisión de honor que secundará en su labor a la junta ejecutiva del Torneo de las Naciones. Presidirá esta comisión el intendente municipal, don José Camusso, y estará integrada por los presidentes de la mayor parte de las instituciones y centros locales, autoridades, gerentes de entidades bancarias, directores de las publicaciones de la ciudad, corresponsales de los diarios metropolitanos, y caracterizados vecinos. Actuará de vicepresidente 1º el jefe de la base naval, capitán de fragata Fidel Anadón[1]; vice 2º, el presidente de la Asociación de Propaganda y Fomento, don José Bañuelos; secretario, el presidente del Club Náutico, don Rufino Inda; tesorero, el gerente del Banco Nación, don José M. Fernández Lan; además, figuran 30 vocales. El Consejo Deliberante votó ya una partida para el torneo, y el Club Náutico y otras instituciones contribuirán con estimables aportes. [Roberto Grau, La Nación, 22 de junio de 1939]
Diarios La Mañana y Nueva Provincia, 24 de octubre de 1939
El comité ejecutivo de la FADA se ha dirigido por vía aérea y por cable a las distintas federaciones, comunicándoles que la fecha de iniciación del 23 de agosto, ya comunicada, no sufrirá alteración alguna. Al mismo tiempo se les informa que ya están reservados los pasajes, y que próximamente se enviarán nuevas instrucciones con respecto a los puertos de embarque. Las adhesiones r y las contribuciones que comienzan a enviar las comisiones honorarias, los clubs y los particulares, han renovado el optimismo de la institución. Existe también la impresión de que el poder ejecutivo hará efectiva la entrega de la suma restante del subsidio. [Roberto Grau, La Nación, 24 de junio de 1939]
El 14 de julio El Gráfico publica una foto de Grau, con el siguiente epígrafe:
—Roberto Gabriel Grau, nuestro campeón de ajedrez, está trabajando arduamente para que se verifique el Torneo de las Naciones. A los efectos de reunir fondos para esa patriótica empresa, en estos días iniciará un viaje a Jujuy en avión, y luego vendrá jugando partidas simultáneas y organizando comisiones en distintos pueblos y ciudades hasta llegar a la Ciudad de Buenos Aires. Todo el producto de sus partidas pasará al fondo destinado a solventar las necesidades del gran torneo— [2] [A. Celaya, El Gráfico 1044, 14 de julio de 1939. El Ajedrez Americano 2ª nº 51]
Una extensa gira, cuya duración ha sido estimada en diez días, emprendió ayer don Roberto Grau. El propósito del viaje responde al interés existente de activar toda labor relacionada con el Torneo de las Naciones. Grau partió por la noche rumbo a Paraná: en esa ciudad se entrevistará con numerosas autoridades, y hará una exhibición de partidas simultáneas. Actuará luego en Santa Fe, donde participará de otra simultánea y coordinará con los miembros de la comisión de honor el plan a seguir a favor del torneo. El miércoles y jueves estará en Esperanza, luego irá a San Francisco, para llegar a Córdoba el sábado. Posteriormente viajará hasta Tucumán y Salta, emprendiendo el regreso en avión a Buenos Aires el 26 del actual. [La Nación, 17 de julio de 1939]
El gobierno de la Nación ha concedido a la FADA la autorización correspondiente para realizar una colecta pública en favor del Torneo de las Naciones: comenzará el 15 y finalizará el 25 de este mes. Se realizará en las principales calles de la ciudad. Un desinteresado grupo de señoritas solicitará la adhesión del público provistas de alcancías. [La Prensa, 15 de julio de 1939]
Una promisoria iniciación alcanzó la colecta popular organizada por la FADA como contribución al Torneo de las Naciones. Un grupo de señoritas recorrió varias calles céntricas de la capital, y se trasladó anteayer al estadio del Club Independiente, donde se midieron los equipos del fútbol local y Newell’s Old Boys. La colecta proseguirá hasta el 25 del actual. [La Nación, 18 de julio de 1939]
El Torneo de las Naciones se inaugura hoy en el Teatro Politeama. La más grande justa del ajedrez por equipos que se haya celebrado hasta la fecha, tendrá lugar en nuestra capital. Es un torneo de especial significado para el mundo, porque es la primera ocasión que sale de Europa para realizarse a tantos miles de millas de distancia, para llegar a un continente nuevo donde viene a dejar una semilla que asegure el futuro. El Torneo de las Naciones tiene importancia como manifestación de cultura intelectual, que resulta poco menos que innecesario destacar el interés y la resonancia mundial que despierta su realización. Pero no atrae sólo por el alto grado de progreso que su realización significa, sino también por todas aquellas altas cualidades que distinguen al juego de ajedrez. En efecto, la misma historia del certamen lo dice con toda claridad, y mejor aún la reglamentación, que no hace distingos entre aficionados y profesionales. Todos concurren a él aunque no hay pagas ni premios en efectivo de ningún orden. Se juega con todo desinterés y por el honor de representar a su país. El acto inaugural, que se realizará hoy a las 19 en el Teatro Politeama, se desarrollará en esta forma: [Roberto Grau, La Nación, 23 de agosto de 1939]
El 24 de agosto el ajedrez tenía su escenario grande. Comenzaba en el Teatro Politeama el Torneo de las Naciones, con la participación de 27 equipos de países, y 20 damas que participarían en el Campeonato Mundial Femenino Individual.
Ese mismo día, en presencia de Stalin, los ministros alemán y soviético, Joachim von Ribbentrop y Viacheslav Mólotov, firmaron el pacto que establecía una serie de cláusulas de no agresión mutua y el reparto de facto de las respectivas “zonas de interés”. En el caso de Polonia, ello implicó la partición del país de acuerdo a la línea divisoria de los ríos Narev, Vístula y San. La consecuencia inmediata desde el Tercer Reich fue, seis días después, la invasión de Polonia. Dos semanas más tarde, el 17 de septiembre de aquel año, y también conforme a la colaboración acordada entre Hitler y Stalin, los territorios orientales de Polonia fueron invadidos y anexionados por la URSS.
Llegan 100 ajedrecistas en el vapor Piriápolis. Entre ellos estaba el equipo estonio, formado por Keres, Raud, Schmidt, Friedemann y Turn. Luego de estallar la Segunda Guerra Mundial, se produjo al finalizar el certamen un desbande general de los jugadores, que decidieron acerca de sus vidas de maneras muy diferentes. Todos los integrantes del equipo estonio decidieron volver a Europa, excepto Ilmar Raud, quien, junto a otros jugadores extranjeros, fue ayudado principalmente por el Círculo de Ajedrez, Grau y De Muro. Raud participó en tres torneos, cuya secuencia fue así:
Se jugó entre el 15 de junio y el 2 de agosto de 1940. Ganó Paulin Frydman, con 11½/13, cediendo sólo tres empates. Luego siguieron Roberto Gabriel Grau y Marcos Luckis 9; Ilmar Raud 8; Miguel Czerniak, Víctor Winz y Franciszek Sulik 7; Carlos Enrique Guimard 6½; José Gerschman 5½; Guillermo Puiggrós, Luis Palau y Francisco Benko 5; Joaquín Ojeda 3; Christian De Ronde 2½.
La Nación, 28 de junio de 1940
Obtuvo el 1º lugar Gideon Ståhlberg, con 13/17, Najdorf 12½, Erich Eliskases 11½; Ludwig Engels y Paulin Frydman 11; Miguel Czerniak, Movsa Feigins y Carlos Guimard 9½; Julio Bolbochán 9; Paul Michel, Francisco Sulik y Juan Vinuesa 8; Jacobo Bolbochán 7½; Ilmar Raud 6½; etc. Durante el certamen, Pilnik gestionó jugadores para el torneo que organizaría la Sociedad Hebraica.
La Nación, 24 de marzo de 1941
Participaron 16 ajedrecistas, venciendo el polaco Paulin Frydman con 12½/15, luego quedaron Gideon Ståhlberg 12; Herman Pilnik 11½; Movsa Feigins 11; Miguel Czerniak y Francizsek Sulik 9; Juan Iliesco 8; Jacobo Bolbochán 7½; Luis Marini y Viktor Winz 6; Guillermo Puiggrós e Ilmar Raud 5½; Meir Rauch 5; José Gerschman 4½; Zelman Kleinstein 4 y Francisco Benko 3.
Noticias Gráficas, 19 de mayo de 1941
Fuente: Mega Database 2017
(Continuará)
[1] Fidel Lorenzo Anadón (1895-1981), más conocido como el almirante Anadón, fue un integrante de la marina de guerra argentina. Anadón fue el único marino en que Perón podía confiar, ya que la generalidad de esa fuerza le era adversa.
[2] Esta nota se publica en el momento en que el Gobierno anunció que no pagaría los fondos prometidos.