Londres 1927
El difícil comienzo de las primeras Olimpiadas de Ajedrez
Por Johannes Fischer
Hoy en día las Olimpiadas de Ajedrez bianuales son siempre un festival de
ajedrez y un momento culminante en la vida ajedrecística. En las olimpiadas que
tuvieron lugar en Calvià en 2004 tomaron parte 124 equipos y 763 jugadores de
los cinco continentes; en Turín 2006 incluso hubo más. Dejando a parte pequeños
cambios, el formato ha permanecido más o menos fijo y desde que en 1959 se
disputaron en Dubrovnik las primeras olimpiadas tras la II Guerra Mundial ha
habido Olimpiadas de Ajedrez cada dos años, con un continuo incremento en el
número de participantes, a pesar de problemas ocasionales por motivos políticos.
La ruta hacia las Olimpiadas de Ajedrez: un camino
lleno de dificultades
Por otro lado, los comienzos de las Olimpiadas de
Ajedrez fueron modestos. Las olimpiadas han sido, sin embargo, un motivo de
orgullo para la FIDE. Desde que se reunieron en París el 20 de julio de 1924 los
representantes de 15 países para fundar la federación mundial de ajedrez, la Fédération Internationale des Echecs,
habían planeado organizar periódicamente un torneo de selecciones nacionales.
El congreso fundacional de la FIDE también tuvo lugar
al final de tal competición por equipos, que a su vez se celebró al mismo tiempo
que los VIII Juegos Olímpicos de Verano en París (lo que nos demuestra que la FIDE
estaba interesada en acercar el ajedrez a los "deportes auténticos",
es decir, los físicos.
Aún así, el predecesor de las futuras olimpiadas, este torneo de París de 1924,
fue todo menos un éxito. Ello fue debido en parte a la forma en que fue
organizado: en principio era un torneo individual jugado en una fase previa y
otra final, en el que los puntos conseguidos por los componentes de los equipos
se sumaban al final para ver que equipo había ganado, un método que era tanto
arbitrario como insatisfactorio.
Dos años más tarde, la FIDE realizó otro intento y organizó otro torneo de
selecciones nacionales en Budapest en 1926. Se cambió el sistema y tuvo lugar un
auténtico torneo por equipos, formados por cuatro miembros en cada ronda, pero
esta prueba también resultó ser una metedura de pata, puesto que sólo hubo
cuatro equipos en a la hora de dar la salida. Demasiado pocos para una olimpiada
y una auténtica competición.
En 1927 la FIDE osó finalmente hacer un tercer intento
y organizó en Londres otro torneo para selecciones nacionales, que luego se
convertiría en la 1ª Olimpiada de Ajedrez oficial. Porque, a pesar de algunos
problemas iniciales, Londres 1927 fue un éxito para la FIDE. Al contrario que el
año anterior en Budapest, casi todos los países miembros de la FIDE tomaron
parte en la prueba, que se disputó con 16 equipos, con Argentina como el único
no europeo.
Dinero y buenos jugadores
Desgraciadamente los tres mejores jugadores de la
época (Alekhine, Capablanca y Lasker) no participaron en esta olimpiada, lo que
significa que perdió algo de brillo. Alekhine y Capablanca estaban preparándose
para su encuentro por el Campeonato del Mundo, que debía comenzar unos meses
después en Buenos
Aires, y Lasker era un jugador demasiado individualista para tomar parte en
pruebas por equipos. De hecho, Lasker no jugó en ninguna de las siete
olimpiadas que siguieron y que se disputaron antes de su muerte, el 11 de enero
de 1941.
Pero con jugadores del estilo de Euwe, Grünfeld, Maroczy, Reti y Tarrasch hubo
una amplia nómina de destacados jóvenes y menos jóvenes grandes maestros en Londres.
Posiblemente, fueron más jugadores a Londres que los
que acudieron a
Budapest porque los organizadores pagaron los gastos de los cuatro jugadores
principales de cada equipo. Eso no significa que los organizadores anduviesen
bien de dinero. Más bien al contrario. El presupuesto era bastante restringido.
El torneo le costó a la FIDE un total de
2.000 libras esterlinas, lo que en términos aproximados equivaldría hoy en día a 115.000
euros. Así que los organizadores intentaron economizar donde pudieron, por
ejemplo, no pagando los gastos de los reservas.
Porque, como en Budapest el año anterior, la
competición fue entre equipos de cuatro que podía, si querían, llevar un reserva.
Pero al contrario de lo que sucede hoy en día, los equipos no estaban
restringidos a una alineación específica. Antes de cada ronda, los cuatro
jugadores (y el reserva) podían ordenarse como desearan, lo que tenía algunas
consecuencias curiosas. Por ejemplo, el húngaro Kornél Havasi jugó con blancas
sus ocho partidas en estas olimpiadas. Su resultado de 5,5 puntos fue bueno,
pero no descollante. Esta norma sobre la libre elección de orden se mantuvo
hasta las Olimpiadas de Ajedrez de Hamburgo en 1930, pero en todas las que
siguieron los equipos se vieron obligados a anunciar y mantener el mismo orden
de juego de sus miembros durante todo el torneo.
A la hora de la verdad sólo seis equipos aprovecharon
el lujo de poder llevar un reserva. Porque aunque la organización se hacía cargo
de los costes de los cuatro jugadores principales, cada equipo era responsable
de los gastos del reserva, lo que sin duda contribuyó al hecho de que sólo 70
jugadores tomaran parte en Londres, menos que en cualquiera de las olimpiadas
subsiguientes. Eso significó que los equipos que participaron sin reserva
tuvieron un programa muy pesado.
Las reglas de juego

Lugar de juego: Westminster Hall
Y fue así porque las condiciones de juego eran duras. Las olimpiadas se
disputaron entre el 18 y el 29 de julio en la Westminster Central Hall de
Londres con el formato de torneo clásico todos contra todos. Así que tenían que
disputarse 15 rondas en el tiempo récord de sólo 11 días. El tiempo de reflexión
era de 1,5 horas para las primeras 30 jugadas y luego 30 minutos por jugador
para las 10 jugadas subsiguientes. Las partidas aplazadas debían disputarse en
la tarde noche, tras la ronda o, si no era posible, a la mañana siguiente.
Teniendo en cuenta este apretado programa, la demanda de energía a los
participantes fue aún mayor.
El transcurso del torneo
Desde el comienzo, Hungría, uno de los favoritos en
estas olimpiadas, tomó el liderato al derrotar en la primera ronda a los
yugoeslavos, que también se les veía con grandes posibilidades, por 4-0. Durante
la primera mitad del torneo, los húngaros fueron construyendo su hegemonía y
llegaron a la mitad de la prueba con una sólida ventaja de 3 puntos. Pero poco
antes del final sus fuerzas comenzaron a flaquear. En la ronda
13 los húngaros sólo pudieron derrotar a la débil Finlandia por 2.5:1.5,
mientras que Dinamarca, sus perseguidores más próximos, derrotaba a Checoslovaquia
por 3,5:0,5. en la ronda 14
los magiares pedieron con los holandeses, lo que permitió a los daneses igualar
con ellos. Así que antes de la última ronda, los equipos húngaro y danés
compartían el liderato con 36,5 puntos y los de la marca tenían una mejor
puntuación particular. La victoria de Dinamarca hubiera causado sensación.
Mientras que con Geza Maroczy en el tablero principal y Nagy, A. Vajda, A. Steiner
y K. Havasi en el resto, Hungría estaba formado por maestros más o menos bien
conocidos en el panorama internacional, la selección danesa, con H. Krause, H.
Norman-Hansen, E. Andersen y K. Ruben, tenía jugadores sin registro previo en
los escenarios ajedrecísticos fuera de sus fronteras.
Clasificación final
Olimpiada de Londres 1927
(Masculina)

(Haciendo clic sobre la imagen superior se obtiene la tabla de
resultados completa)
Pero en el peldaño final o bien a los desconocidos les
fallaron los nervios o se agotaron debido a sus esfuerzos a lo largo del torneo.
Porque, al contrario que los húngaros, fueron uno de los equipos que
participaron sin reserva, de forma que cada jugador danés llevaba ya 14
agotadoras rondas a sus espaldas.
En la última ronda no pudieron hacer nada mejor que empatar 2:2 contra Bélgica,
mientras que Hungría derrotaba a España 3,5:0,5 y se aseguraba la victoria. El
tercer puesto fue para la anfitriona Inglaterra. Los Países Bajos fueron el
cuarto equipo clasificado, en cuyo primer tablero jugó el que iba a ser Campeón
del Mundo y Presidente de la FIDE Max Euwe.

El joven Max Euwe
Resultó adecuado que Euwe tomase parte en estas
primeras olimpiadas, porque durante toda su vida realizó una inconmensurable contribución
a la
FIDE, no sólo como su futuro presidente, sino también y por encima de todo tras
su victoria en el Campeonato del Mundo en 1935 y su cesión de la organización de
dicho campeonato a la federación mundial de ajedrez.

Geza Maroczy
El puntal de la selección húngara fue
Geza Maroczy,
que logró 9 puntos en sus 12 partidas, obteniendo el mejor resultado individual
del equipo. Tres años después de su medalla de oro en Londres, ganó la de plata
para los magiares en las Olimpiadas de Ajedrez de Hamburgo. El mejor jugador de
la selección danesa fue Holger Norman-Hansen, que con 12 puntos en 15 partidas
compartió el mejor resultado individual de las olimpiadas con Sir George Thomas
de Inglaterra. Pero el éxito olímpico de Norman-Hansen fue flor de un día.
Un año después, en las Olimpiadas de La Haya, sólo consiguió unos flacos 6,5 puntos
en 16 partidas.
Sir George Thomas realizó una importante contribución
al éxito de la selección inglesa. Sir George Thomas fue un fenómeno.
En aquella época estaba entre los mejores jugadores de Inglaterra e incluso
quizás era el mejor, pero tenía incluso más éxitos en bádminton y a principios
de los años 20 muchos lo consideraban el mejor jugador de bádminton del mundo.
En cualquier caso, dominó el panorama inglés y entre 1920 y 1923 ganó cuatro
veces consecutivas los Campeonatos de Toda Inglaterra. Pero sus talentos no
cesaban ahí. También era tan bueno jugando al tenis que en 1922 entró en
dieciseisavos de final en el torneo de Wimbledon.
La selección alemana no tenía cosechadores de puntos
como
Sir George Thomas y Holger Norman-Hansen. Su séptima plaza no fue precisamente
para tirar cohetes, ya que no fue tan buena como se esperaba. La
alineación alemana parecía justificar posibles prejuicios sobre cuan importante
era la jerarquía en los países de habla alemana, ya que la selección germana fue
la única que siempre apareció con la misma alineación.
En el tablero uno Tarrasch logró un respetable resultado de 8,5 sobre 15, pero
no fue tan bueno como lo había sido. Los demás jugadores alemanes lograron
marcadores decentes, pero no hubo ningún rendimiento sobresaliente. Jacques Mieses
puntuó 8 de 15, Carl Carls 9,5
sobre el mismo número de partidas, lo mismo que los 8 puntos de Heinrich Wagner.
La importancia de las Olimpiadas de Londres de 1927
Las de Londres de 1927 están consideradas con razón
las primeras olimpiadas oficiales. Después de todo, fue el primer torneo de
selecciones nacionales organizado por la FIDE que tuvo éxito. Al mismo tiempo,
se sentaron las bases de las futuras condiciones de juego, aunque habría algunos
cambios importantes.
También resultó que las competiciones anteriores
habían carecido de algún tipo de símbolo, que sí existió en Londres, donde el
benefactor del ajedrez inglés Frederick Gustavus
Hamilton-Russell donó una valiosa copa de oro que
recibiría en custodia el equipo que ganase las olimpiadas.

Y dicho trofeo aún se ofrece al equipo vencedor en cada
celebración de entrega de premios.
Al organizar con éxito su Olimpiada,
la FIDE logró mayor aceptación como federación mundial
de ajedrez, responsable de los intereses y aspiraciones de los ajedrecistas. Fue
un paso importante en la instauración de la FIDE como organización.
Un año después, en la Olimpiadas de Ajedrez de La Haya,
sin embargo, la federación mundial de ajedrez se las arregló para dispararse en
el pie una vez más. El congreso que tuvo lugar en Londres simultáneamente con
las Olimpiadas, había decidido restringir la participación en las olimpiadas a
jugadores aficionados (presumiblemente para acercarse a los juegos olímpicos
"auténticos") Pero el resultado fue decepcionante. Dicha decisión dejó a los
mejores jugadores del mundo fuera de las olimpiadas de La Haya, haciendo caer en
picado el atractivo del torneo.
Al verlo, los responsables mostraron gran perspicacia y volvieron a las
condiciones de juego de Londres, que permitían acudir tanto a profesionales como
a aficionados.
Y así, a pesar de todos los problemas, Londres 1927
sentó las bases de una de las más destacadas e importantes pruebas
ajedrecísticas del mundo: las Olimpiadas de Ajedrez.
Fuentes:
- David Hooper, Kenneth Whyld,
The Oxford Companion to Chess , Oxford University
Press 1996.
- Alexander Münninghoff, Max
Euwe: The Biography , Alkmaar: New in Chess 2001.
- Raj Tischbierek, Sternstunden
des Schachs: 30x Olympia , Sportverlag Berlin 1992.
- www.olimpbase.org
Traducción de Fernando M. Fernández

El artículo original, acompañado por 480 partidas, está disponible en el
número 112 de ChessBase Magazine