CUENTOS, JAQUES Y LEYENDAS
La historia reciente de España podría ser la metáfora perfecta de una partida de ajedrez
Juan Simeón Vidarte, secretario del Congreso de los Diputados durante la Segunda República, aprendió a jugar al ajedrez desde muy niño, en el casino de Llerena. Más tarde acudió a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde conoció a ilustres como Unamuno, Ortega y Juan Ramón Jiménez, entre otros. Allí organizaban torneos de ajedrez, «el único juego que se permitía», al punto que «de la Residencia salieron muy buenos jugadores». Hombre culto y letrado, Vidarte pensaba que «la primera cualidad de un político habría de ser la de saber jugar al ajedrez, porque el ajedrecista no mueve un peón sin haber medido sus últimas consecuencias».
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