Situar el ajedrez al frente de los medios

por Manuel Azuaga Herrera
19/11/2014 – La Fundación Kasparov de Ajedrez para Iberoamérica  organizó del 25 al 28 de octubre el primer seminario de capacitación para formar profesores de ajedrez. Detrás de él y de la fundación hay un hombre que ha colaborado mucho para poner a México en el mapa del ajedrez contemporáneo. Amplia entrevista con Hiquíngari Carranza por Manuel Azuaga...

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Fundación Kasparov de Ajedrez para Iberoamérica

“Tenemos que situar el ajedrez al frente de los medios”

Entrevista con Hiquíngari Carranza, por Manuel Azuaga

La Fundación Kasparov de Ajedrez para Iberoamérica  organizó del 25 al 28 de octubre el primer Seminario de Capacitación y Certificación para formar Profesores de Ajedrez. La puesta en escena fue la mejor de las posibles. Dos equipos de ponentes internacionales, todos con un currículum de primer nivel, se dieron cita en México DF bajo la coordinación de dos piezas pesadas del tablero: Miguel Illescas, ocho veces Campeón de España y director de la revista Peón de Rey; y Leontxo García, periodista, divulgador y embajador del ajedrez y de los múltiples beneficios de su práctica frecuente.

El principal artífice de este histórico evento (un verdadero hito para el ajedrez educativo) es Hiquíngari Carranza, presidente de la Fundación Kasparov de Ajedrez para Iberoamérica. Hiquíngari es un reconocido promotor en el mundo del arte y de la cultura de su país que cuenta sus años de experiencia por éxitos de enorme transcendencia. Dirige el Centro Cultural El Juglar  de Ciudad de México y, quizás no sea casual, pero también es (por suerte para los aficionados al ajedrez)  un enamorado sin remedio del noble juego, del tablero y de sus 64 cuadrículas negras y blancas.

La noche del 26 de octubre tuve ocasión de compartir una cena en el restaurante japonés Kuru Kuru de México DF con todos los ponentes del seminario y con el equipo de organización de la Fundación Kasparov. Entre sushis, makisushis y salsas exquisitas de wasabi y genjibre, poníamos en común las experiencias vividas en las distintas sedes del congreso. A pesar de las diferentes nacionalidades de los presentes y de las pocas horas de convivencia, se respiraba un amable ambiente de amistad y camaradería. Todos sentíamos estar unidos en torno a un mismo vínculo: la magia del ajedrez.

Cuando acabó la cena llegó un momento de cierta tranquilidad. Fue entonces cuando pude hablar a solas con Hiquingari Carranza. Mientras, un grupo de chicos de unos cinco o seis años, de aspecto oriental, correteaban y reían a carcajadas gracias a algún extraño e invisible juego que no alcanzamos a comprender.

Hiquíngari Carranza

Manuel Azuaga: ¿Cuáles son los fines y los objetivos esenciales de este primer seminario que ha  organizado la Fundación Kasparov de Ajedrez para iberoamérica bajo el título “El ajedrez como herramienta pedagógica”?

Hiquíngari Carranza: Uno de los grandes fines es perfeccionar una herramienta definitiva a través de un seminario que conjuga una primera fase presencial y otra que será un curso a distancia.  Estos dos elementos conforman una plataforma educativa para formar formadores de ajedrez. Ahora estamos en una primera puesta en escena, estamos ante un plan piloto que nos ayudará a desarrollar un proyecto educativo, primero a nivel nacional, y después a nivel continental.

¿Cuál es nuestro objetivo? Formar al mayor número posible de docentes e instruirlos en el ajedrez para así poder llegar a todos los niños y jóvenes de cualquier rincón de nuestra región.  Este es nuestro principal objetivo. Es quizás un objetivo difícil, muy elevado, pero también es cierto que por algo hay que empezarlo, y con este seminario estamos haciéndolo. Hoy por hoy tenemos más de 3000 personas preinscritas y vamos a sumar por encima de los  2000 asistentes en las cuatro sedes habilitadas, quienes, de manera presencial, van a recibir, de parte de los distintos ponentes internacionales, un primer barniz.

Ahora que estamos en el ecuador del seminario, y sabiendo que siempre hay que ser muy precavidos a la hora de sacar conclusiones finales, ¿cuál sería la valoración global de la convocatoria hasta el momento?

Como bien dices, estamos aún a la mitad, pero podemos afirmar que está siendo realmente muy exitoso. Estamos viendo un público extraordinario, perceptivo, atento, absolutamente comprometido con la materia; y una pléyade de ponentes estupendos, emocionados, transmitiendo mucho conocimiento, mucha emoción…y eso es justo lo que necesitamos: motivar a toda la gente que ha confiado en este proyecto. Así que estamos muy contentos y creemos, sinceramente, que ha sido, está siendo, un éxito total.

Creo, Hiquíngari, que estamos plenamente de acuerdo en que el verdadero problema para alfabetizar masivamente a los chicos y chicas en las escuelas a través del ajedrez es la falta de profesores. Pero, ¿de cuánto tiempo podríamos hablar para ver los primeros resultados de este plan que dibujas?

Bueno, sería muy difícil hablar de tiempo. Yo empezaría diciendo que, cuando hicimos un diagnóstico mucho más  a conciencia y pensando en lo que tendríamos que hacer, no dimos cuenta que, hoy por hoy, en México, que en muchas cosas y matices  puede ser visto como un espejo del resto de América Latina,  sucedía lo siguiente. La enseñanza del ajedrez ha descansado de manera natural en dos columnas principales. Por un lado, en los ajedrecistas, algunos de los cuales, ante una crisis económica o una situación de necesidad, han decidido utilizar sus capacidades para tratar de transmitir su conocimiento a los niños. Esto, así contado, nos puede parecer muy bien, pero en la realidad puede ser una aberración, porque no todo el que sabe jugar, por muy bueno que sea, sabe enseñar. Y para que realmente el alumno se enganche, el que enseña tiene que ser un buen transmisor de conocimiento. Hay, por supuesto, excepciones muy dignas, muy loables, pero muchos han sido más bien un antídoto para que los niños quieran jugar al ajedrez.

Por otro lado, la otra gran rama en la que descansa la enseñanza ajedrecística es la de los profesores de Educación Física. Por alguna razón, el ajedrez, hace muchos años, se enmarcó en esta especialidad. Así, a los docentes se les enseñaba futbol, béisbol, basquetbol y también ajedrez. Sin embargo, la Educación Física ha desarrollado en los últimos tiempos las actividades aeróbicas o de cualquier otro tipo de compensación, pero no las ajedrecísticas. Sí hay muchos profesores que se han tomado muy en serio su papel de educadores deportivos en el área de ajedrez, y lo han hecho bien, desde luego, pero no es la mayoría.

Entonces… estamos en medio de dos situaciones que, si bien es cierto, han ayudado mucho y han formado a gente, no es lo que necesita un país que tiene 30 millones de educandos potenciales de ajedrez. Hay que hacer un trabajo titánico para llegar a todos ellos, por eso la primera pregunta fue: ¿cómo hacemos para tener una masa importante de docentes que puedan educar, enseñar y abrir la ventana maravillosa del ajedrez a millones de niños en nuestro país y en nuestro continente? Y en esas estamos.

Hablemos del ajedrez como una herramienta de transformación social. ¿Qué opinión al respecto postulas como presidente de la Fundación Kasparov de Ajedrez para Iberoamérica?

(Hiquíngari aquí frunce el ceño, respira asintiendo con la cabeza. El rostro le cambia y adopta un aire más grave, más solemne).

No hay duda que en especial nuestros países han sido vulnerados o por la corrupción, o por la delincuencia organizada, o por el tráfico de narcóticos, o por una serie de flagelos que acaban finalmente con el entramado social, lastimando profundamente los valores, a la familia, y al futuro de los niños y de los jóvenes. ¿Qué necesitamos? Necesitamos una herramienta que nos permita reconstruir el entramado social. Un entramado social quebrado es el campo de cultivo más peligroso para continuar generando delincuentes. Por eso es fundamental intervenir ahí, y el ajedrez puede aportar un granito de arena muy interesante a la hora de ayudar a reconstruir un tejido social dañado. Millones y millones de niños y jóvenes están a diario en el borde del riesgo. Tenemos que actuar rápidamente con una propuesta que sea distinta, inteligente, y que nos permita, desde el aprendizaje de ellos, impactar en las familias, en sus entornos, para así poder transformar los ámbitos más cercanos. Si lo hacemos así, y nos multiplicamos por células y células repartidas por todos los lados, vamos a empezar a cambiar, definitivamente, nuestra sociedad.

Este es el importantísimo papel que debe jugar el ajedrez en la sociedad y es aquí donde tenemos que incidir, donde tenemos que poner el dedo, mover la pieza.

Otro de los aspectos que me parecen transcendentales tiene que ver con la escasa visibilidad y presencia en los medios que tenemos en el mundo del tablero. Dando por sentado que en esta nueva teoría de la comunicación, de la globalidad tecnológica, todo aquello que no es visible, no existe. ¿Qué podríamos articular como solución a este grave problema? Porque hay multitud de buenos proyectos con el ajedrez que deberían ser contados al mundo.

Así es. Antes que nada, creo que no tenemos justificación ante eso que describes. Hay tantas herramientas hoy…

Que debería ser una tarea nuestra, ¿verdad?

Exactamente. Somos nosotros mismos los que no estamos teniendo la altura de miras para darle soluciones a esta realidad. Tenemos todas las herramientas cibernéticas y tenemos un producto maravilloso como el ajedrez. Pero nos está faltando visión, tener un objetivo claro y darnos cuenta de que debemos emprender el camino, nada más, con seguridad. Porque tenemos un diamante en bruto, el ajedrez, que hay que trabajarlo, sí, pero la persona que tengamos delante de nosotros, siempre que haya convicción y humanidad, nos va a entender perfectamente, y en muchas ocasiones, va a ser nuestro mejor aliado. Debemos plantarnos en los medios de comunicación, en las instituciones públicas, en las alternativas virtuales como Facebook, Instagram, Youtube…todas las opciones son válidas. Tenemos que situar el ajedrez al frente de los medios.

Supongamos que queremos mostrarle al presidente ejecutivo de una multinacional las ventajas que le puede ofrecer vincular su imagen corporativa y su marca al ajedrez. ¿Qué argumentos nos darían la razón?

La imagen o identidad de una empresa debiera forma parte indiscutible de sus estrategias comerciales y de comunicación. En donde el objetivo principal sea proyectar las más importantes fortalezas de la compañía, transmitir confianza y profesionalismo, mostrando más competitividad y menos vulnerabilidad a los clientes, socios, autoridades y competidores. La imagen de una empresa debiera irradiar estímulos y valores que la relacionen con una identidad propia, esfuerzos más profundos, entre ellos un sagaz esmero que les vincule a conductas de mayor compromiso local, que despliegue al mismo tiempo una clara carga de responsabilidad social y civil.

Ahí el ajedrez tiene mucho que decir, porque proyecta una imagen intachable que ha sido aprovechada infinidad de veces por los grandes consorcios de la comunicación corporativa, con el objetivo de ligar la imagen de sus clientes empresariales a la imagen que proyecta el juego, aunque siempre con distintos alcances y logros. La presencia del ajedrez y de los valores que las empresas promueven rara vez son los mismos, pero la incorporación del noble juego bien puede crear una identidad a los productos, ofrecer valores y  ayudar a una multinacional, siguiendo tu pregunta, a posicionarse en el mercado de mejor manera. El ajedrez puede, sin duda, favorecer que una marca sea reconocida y recordada más fácilmente, además de ser distinguida positivamente con relación a su competencia.

Podríamos incluso decir que la imagen corporativa que el ajedrez proyecta a través de sus elementos, ya sean físicos o digitales, nos dará a conocer la propia imagen corporativa de la empresa. Porque no olvidemos que el ajedrez es una actividad humana reconocida por sus grandes valores éticos y de limpia competencia, por su fortaleza y su creatividad intelectual. Detrás de los procedimientos tácticos y de la sucesión de jugadas en el tablero, preexiste un pensamiento lógico matemático muy profundo que se puede aplicar a otras muchas situaciones de la vida y, sin duda, también a la toma de decisiones de las empresas, las organizaciones sociales y gubernamentales.

Porque en el ajedrez, al igual que en la vida y en nuestras decisiones cotidianas, los únicos responsables de lo que ocurre en el tablero son los propios jugadores con sus particulares deliberaciones, por tanto no hay lugar para la suerte ni para otras circunstancias que no sean las que las reglas establecen.

Juguemos a la ciencia ficción e imaginemos por un instante una sociedad, dentro de 50 años, en la que los que nos gobiernan fueron en su tiempo chicos que crecieron entre tableros y se educaron dando jaques en la escuela. ¿En qué notaríamos las diferencias?

En primer lugar serían funcionarios con mucha más altura de miras, con planteamientos políticos más claros y precisos, con una visión más estratégica, de mayor alcance, con soluciones más inteligentes y mejor resueltas, con programas más sociales y vinculantes… Sin duda que en ese escenario que planteas el ajedrez estaría  bien presente en todas las escuelas y en todos los estratos sociales, por lo que tendríamos sociedades más equitativas y más justas; y por supuesto unos poderes públicos más lúcidos y más humanos.

Durante una partida los jugadores tienen que anticiparse a las respuestas del contrario y tener previstas, con la mayor antelación posible, las mejores líneas de juego. Esta es, en mi opinión, la verdadera política, la política de la inteligencia y no la de la traición y la mentira. Esos políticos, los que traicionan o mienten al pueblo, están muy lejos de los políticos que puede generar la práctica del ajedrez. Porque hay que significar que en el juego de los reyes, al igual que en la política verdadera, antes de cada jugada se hace necesario un período de reflexión que nos permita evaluar correctamente y preparar una estrategia. Solo de ese modo podremos resolver la partida de la mejor manera.  

El primer gran reto, formar formadores de ajedrez, recién está dando unos primeros pasos que yo diría son de gigante. Y la presencia en los medios de comunicación debería mejorar, a consecuencia de lo anterior, casi que de un modo natural. ¿Cuál sería la tercera debilidad, el tercer reto estratégico?

Profundizar en la vinculación institucional, es decir, proponer alianzas con el gobierno, con la iniciativa privada y las organizaciones no gubernamentales. Son todos ellos espacios clave para poder lograr los grandes objetivos planteados, sin el concurso de las empresas y el Estado será imposible proponer los alcances que nos hemos propuesto.

Por ello, al igual que en una partida, tenemos que cuidar  cada jugada, estas no se pueden elegir aisladamente, cada una debe ser parte de un plan o de una estrategia de actuación a más largo plazo; y durante el fragor de la batalla, al igual que hacen los jugadores, aplicaremos toda nuestra voluntad y energía para obtener el mejor de los resultados. Por eso creo que la perseverancia, la convicción de que la promoción del ajedrez significa la posibilidad de una mejor sociedad es nuestro mejor aliado.

Un buen ajedrecista tiene que ponerse en el lugar del oponente para comprender sus intenciones. Esto nos enseña a ver las cosas desde diferentes puntos de vista y nos ayuda a encontrar nuevos caminos y mejores alternativas.

Sin embargo, reflexionando mejor, tenemos una importante ventaja con respecto al ajedrecista que se debate en medio de una partida: él tiene que decidir por sí mismo cómo actuar y no podrá recibir asistencia ni consejo de nadie; en nuestro caso, sin embargo, estamos siempre abiertos a escuchar sugerencias y propuestas que nos ayuden a encontrar los mejores caminos. Esta es una tarea colectiva, es un esfuerzo que requiere de muchas voluntades, la Fundación necesita fortalecerse y abrir capítulos por todos lados a lo largo y ancho del continente para que esta experiencia se multiplique y lleguemos a todos los rincones, en el propósito de alfabetizar, ajedrecísticamente hablando, a millones de niños y jóvenes de Iberoamérica.

¿Qué le debe Hiquíngari Carranza al ajedrez?

El ajedrez ha sido en mi vida mucho más que una actividad de esparcimiento como lo fue en mis primeros años, cuando era muy pequeño y comenzaba apenas a mover la piezas, pero paradójicamente esa fue sin duda la etapa en donde más absorbí del ajedrez, pues el juego fue substancia en el desarrollo de muchas de las capacidades que adquirí de niño y que me han ayudado a intentar ser mejor y a buscar objetivos más elevados, me refiero sobre todo a muchas áreas de mi vida cotidiana, familiar y laboral.

Aprendí a pensar de una manera más ordenada, lógica y más atrevida. Entendí que la solución difícilmente está en la primera mirada del problema, necesariamente tenemos que ver en primer lugar el tablero en su conjunto y después buscar la mejor jugada sin descartar ninguna pieza, cualquiera de ellas puede esconder la jugada ganadora. Exactamente así es la vida, los problemas que enfrentamos día a día no tienen una solución única, siempre tienen cientos de variantes, y el ajedrez es la mejor escuela para entender esto.

Cada posición de la partida, al igual que las decisiones en la vida, debe ser analizada con mucho cuidado antes de llegar a una conclusión, y a partir de ahí, trazar el plan de acción, y con él, las siguientes jugadas que deberás ejecutar. Las tareas cotidianas son igual que una partida de ajedrez, ellas exigen de manera permanente la resolución de situaciones concretas, en donde la mejor manera de resolverlas es agudizar el ingenio y la creatividad. Así se resuelven las grandes disyuntivas y el ajedrez te enseña los caminos para encarar la adversidad.

Esta fue mi elección y por eso cada día busco la jugada correcta, siempre basado en el ejercicio de aquel ajedrecista que aprendió a calcular las diferentes probabilidades. Sí, todo esto se lo debo al mágico universo que conforma el tablero y sus 32 piezas, pero no creas, le debo mucho más… porque, sin quererlo discriminar, se ha vuelto parte esencial de mi disco duro biológico, ese que contiene toda la información atesorada y mucho de mi bagaje de vida.

Eso es el ajedrez: un lugar, un espacio para abrevar y descubrir que dentro del caos hay una lógica contundente que no se puede entender en su totalidad, pero que te ayuda y te acompaña en la construcción de tus propias variantes.

Hquíngari Carranza, presidente de la Fundación Kasparov para Iberoamérica (izq.) junto a Manuel Azuaga, presidente de Ajedrez Social de Andalucía

Podríamos seguir horas y horas hablando de ajedrez, de los medios de comunicación y de las implicaciones sociales del juego, de la magia que el tablero esconde, pero la noche va cerrándose y toca volver al hotel. Mañana expongo la ponencia con mi equipo en el Teatro Hidalgo y hay que pulir alguna cosita,  pequeños detalles.  Nos damos la mano con agradecimiento. Observo que los chicos que antes corrían ya casi no corren, tampoco quedan restos de aquel juego desconocido (me hubiera gustado entenderlo)  y las risas se han convertido en bostezos y en un sueño profundo.

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Texto: Manuel Azuaga Herrera
Fotografías: Adriana Salazar Varón y Manuel Azuaga Herrera
Reproducción del artículo con el amable permiso del autor, Manuel Azuaga Herrera


Manuel Azuaga Herrera, licenciado en Ciencias de la Información. Socio fundador de la Asociación Ajedrez Social de Andalucía. Monitor de la Federación Andaluza de Ajedrez (Nivel I-FADA)

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