13/02/2002 – La última es que un italiano de 64 años jugaba en Niza con gabardina para poder servirse de una máquina de ajedrez, con la que se ayudaba en sus partidas. Leontxo García, en su artículo de
El País nos lo cuenta. Ya habíamos advertido, con la aparición de
Pocket Fritz que alguna gente iba a sentirse tentada a jugar con asistencia, dados los avances en la microelectrónica. Una cosa es que tengamos una forma cómoda de entretenernos en un atasco o en el metro y otra que nuestro cerebro no nos dé de si más que para pedir el cambio por un microordenador. El tema es desagradable, pero incluso con él se puede pasar un buen rato. Hagan la prueba con "La Guía del Perfecto Tramposo en Ajedrez" de Antonio Gude, publicado en Editorial Tutor. Son 144 páginas para reírse y sonreírse.