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Todos los que hemos jugado ajedrez online, alguna vez en nuestras vidas nos hemos encontrado en una situación similar a la presentada en el diagrama.
Nuestro oponente tiene al rey y a un peón inútil enfrentándose a nuestro ejército de piezas, y a pesar de eso sigue jugando, en vez de abandonar. ¿Por qué? ¿Por qué no abandona? Esta partida podría haber terminado hace veinte jugadas, ¿cierto?
Espera un segundo. ¿Será que alguna vez, en este ejemplo, el que no quiere abandonar eres tú? Debo admitir algo: muchas veces he hecho esto cuando juego partidas por Internet, y me cuesta quitarme el hábito. ¿Por qué lo sigo haciendo?
Aquí presento tres razones por las cuales no queremos abandonar en una posición completamente perdida:
Por muy obvia que suene, esta razón es tal vez la más precisa. Cuando ganamos una partida nos sentimos bien. Nos sentimos bien porque se sabe que el ajedrez es un juego altamente intelectual, respetado por mucha gente. Lamentablemente, lo contrario también es cierto: perder una partida nos hace sentir muy mal.
Probablemente podamos estar de acuerdo en que sentirse mal no es nada divertido. Por lo tanto, tratamos de evitar esta sensación durante lo más que podamos. No abandonamos, incluso cuando está claro que ya no podemos ganar. Bueno, de lo que no nos damos cuenta es que este retraso del dolor simplemente provoca que sintamos el dolor durante más tiempo.
La misma lógica se puede aplicar cuando necesitamos recibir una inyección. Lo menos doloroso sería pasar el trago amargo rápidamente, ¿cierto? ¿O acaso preferimos retrasar lo inevitable y recibir la inyección lentamente?
Odio perder | Imagen: "succo" de Pixabay
La primera ocasión en la que tenemos en frente una posición perdida pero finalmente damos vuelta el resultado cuando nuestro oponente comete un error vergonzoso, aprendemos una lección valiosa: ¡No hay que rendirse nunca!
Una experiencia así se adherirá con fuerza a nuestro cerebro, pues ganar una partida perdida es mucho más agradable que ganar después de haber tenido la certeza de que íbamos a triunfar.
Hacemos la vista gorda al hecho de que simplemente tuvimos suerte, a que nuestro oponente erró al usar su ratón o que nuestro rival es simplemente un jugador muy inferior. Hemos ganado y eso es lo que cuenta. Es así que comenzamos a repetir este comportamiento con mayor frecuencia.
Imagina que estás jugando una partida y que has perdido un caballo por un peón. Y tu oponente te está escribiendo en el chat: "¡Ríndete, perdedor!"
Creo que pocos de nosotros reaccionamos ante esto. Aunque también creo que hay muchos que sí se sienten afectados. También creo que muchos creemos que no reaccionamos cuando, en realidad, ¡sí nos sentimos afectados!
Nuestro oponente está tratando de herirnos emocionalmente. Ahora el castigo más grande contra este comportamiento sería simplemente ganar la partida, ¿cierto? Lamentablemente, si tenemos un caballo menos, esta es una difícil misión. Entonces, ¿de qué otra forma podemos vengar nuestra derrota?
Algunos simplemente dejan que su tiempo se termine. Otros tratan de responder con una ofensa similar, y la partida se mancha por la discusión. Finalmente, un reacción más moderada sería simplemente no abandonar, incluso cuando sólo nos quedan el rey y un peón inútil. "¡Sufre, oponente, sufre!"
Estas son sólo unas cuantas de las razones que evitan que abandonemos una partida de ajedrez.
¿Estás de acuerdo con las razones mencionadas, o tienes una opinión diferente? ¿Eres un jugador que abandona rápidamente, o de los que nunca abandona? Comparte tus opiniones en la sección de comentarios.
Traducción del inglés: Carlos Colodro