Esto, sin embargo, hace el ajedrez menos imaginativo. Ya sabemos qué jugadas en ciertas variantes son malas o deficientes y del cómo podemos explotar esto. Por otra parte, en los torneos de elite vemos muchas más tablas, lo cual suena lógico considerando que juegan los mejores del mundo y en esto las diferencias de nivel son mínimas.
Por ello, se han buscado un sinfín de fórmulas para hacer más atractivo el ajedrez a las masas. El Campeonato del Mundo, por ejemplo, ya no se juega como antaño, al mejor de 24 partidas. Sino que ahora se juegan 12 partidas y si hay un empate, se juegan partidas a 25 minutos, a cinco y el Armagedon, que es una última partida en donde el blanco tiene 5 minutos y el negro 4, pero con el empate del segundo jugador, se contabiliza como triunfo. También se ha intentado limitar los empates con reglas como las de “Sofía”, en donde los jugadores no pueden empatar antes de la jugada 30 y hoy en día se hacen muchos más torneos de partidas rápidas que antes, porque esto es más “emocionante”.
Pero hay quien piensa que el ajedrez se está acabando por tanta teoría de aperturas. Y fue Fischer quien propuso el ajedrez 960 o RandomChess, que hace que las piezas no se puedan poner en la primera fila en el orden acostumbrado, sino que se define al azar. Y ya hasta hay campeón mundial de Fischer Random, que es Wesley So.
Hoy nos enteramos que Vladimir Krámnik, excampeón mundial (y ya retirado de las competencias), se le ha ocurrido que hay que “revivir” el ajedrez. Para ello se contactó con Demis Hassabis, el fundador y CEO de DeepMind, la empresa de Google que trajo AlphaZero, el programa de ajedrez que juega con redes neuronales y que es, hoy por hoy, probablemente el programa más fuerte del mundo. AlphaZero además, por ser una red neuronal, ha encontrado ideas de largo plazo que convierten sacrificios de peones, por ejemplo, en lanzaderas de ataque. Muchos grandes maestros están ahora aprendiendo de las partidas y conceptos que estamos aprendiendo de este programa.
Hay que decir que Hassabis fue un jugador junior prometedor, que decidió dedicarse a la ciencia. Krámnik habló con él y se organizó el plan para probar algunas ideas para hacer renacer el ajedrez de este letargo, usando para ello AlphaZero. Krámnik trabajó con Ulrich Paquet y Nenad Tomasev, investigadores de DeepMind, quienes modificaron AlphaZero para probar las ideas de Krámnik para tener un ajedrez más creativo.
La idea de Krámnik es quitar el enroque de las reglas del ajedrez. Esta variante da un potencial interesante para que haya más victorias por parte de algún bando pues, a partir de que el rey no puede irse a esconder con el enroque, tendrá que usar muchos tiempos para hacerlo o bien, mantenerse en el centro, asunto que sabemos del ajedrez clásico, es peligroso y los ataques al rey no enrocado son legendarios. La meta es, de acuerdo a Krámnik, reiniciar el interés e introducir a los jugadores y aficionados a la inmensa complejidad y creatividad del juego ciencia.
Se le indicó a AlphaZero que el enroque ya no era una regla válida y se empezaron los experimentos de AlphaZero jugando contra AlphaZero. Los resultados fueron mucho más allá de lo esperado, de acuerdo con el mismo Krámnik. AlphaZero empezó jugando el ajedrez sin enroque desde cero, permitiendo al programa aprender incrementalmente mediante un proceso de prueba y error, igual que el que hizo con el ajedrez clásico. Después de millones de partidas, AlphaZero se convirtió en un experto en el ajedrez sin enroque, lo que nos permitió analizar cómo juega y validar así el balance de las partidas.
Se halló que el porcentaje de triunfos/derrotas para blancas y negras es muy similar al del ajedrez clásico, sugiriendo este dato el hecho de que quitar el enroque no favorece a ningún jugador. Prevenir que el rey pueda esconderse en un lado del tablero hizo que las partidas fuesen más dinámicas y entretenidas.
Kramnik da algunos datos interesantes: Cuando AlphaZero jugó con todo el nivel en controles de tiempo largos, se tuvieron partidas muy dinámicas pero parejas. Cuando se le daba a AlphaZero una fracción del tiempo para meditar, es decir, un segundo por jugada, con cierto “ruido” inyectado en el proceso de decisión para ayudar al aprendizaje, hubo más margen para el error. Las blancas ganaron 33% de las partidas, las negras 23% y 44% de las partidas terminaron en empates.
De acuerdo con Krámnik, las ventajas de esta modalidad de ajedrez son muchas. Por ejemplo, el no poderse enrocar hace que los jugadores no puedan usar los patrones conocidos y tengan que pensar desde el principio. Para el excampeón del mundo, es imposible jugar a las tablas, porque el rey en el centro es siempre inseguro y se requeriría mucho tiempo para poder salir a una esquina del tablero. Por otra parte, un aficionado podría competir contra un jugador más avezado en la teoría de aperturas tradicional, porque aquí la falta del enroque cambia de plano muchas cosas.
Krámnik piensa que esta modalidad permitiría un incremento en el número decisivo de partidas, mucho más allá del 50%. Estima el excampeón mundial que habría una explosión de creatividad y de nuevas ideas.
La modalidad de Krámnik se ve mucho más interesante que la de Fischer Random. El hecho de que el ajedrez parece igual pero sin el enroque, es probablemente una de las variantes de ajedrez más interesantes. Habrá que ver si la idea pega y se hacen torneos de esta naturaleza. Lo que sí me queda claro es que esta modalidad podría tener mucha más aceptación que el ajedrez azaroso de Fischer.
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